Por Italo Pallotti.-
Es casi una obviedad decir que en esta Argentina nuestra no puede pasar una semana que no tengamos de esos sobresaltos que, unos por alguna que otra noticia medianamente aceptable (los menos) y otros por aquellas que nos llenan de zozobra y dolor mueven la modorra, de una existencia destinada a ver, fatalmente, lo peor de la condición humana. Si nos interesa algo el quehacer nacional, esa rutina movilizadora del humor y la paciencia, no se puede menos que hacernos cargo de que estamos aquí y ahora, como siempre torturados la mayoría de las veces por la noticia más orientada al escándalo, que a lo tranquilizante. El tema del abrupto escenario planteado a partir del llamado “criptogate” el $LIBRA gate, o como se quiere llamar, vino a asestar uno de esos cimbronazos que el gobierno actual, seguramente, nunca llegó a evaluar con los efectos de calamidad que parece traer consigo. Como todo mal. Lejos de una evaluación que traiga en sí algo que no sea confusión. Un delirio. Una sensación de que el mundo, por las repercusiones sociales, parece aplastar a los protagonistas. Una reacción que por lo dinámica, sorpresiva y extraña, lleva a ensayar cuanta excusa sea posible, para tratar de acomodar el relato buscando las consecuencias menos dramáticas.
Quiero, de todos modos, y esto de ningún modo sondear, ni siquiera por asomo, alguna defensa del Presidente Milei y su equipo. Es demasiado relevante su papel institucional y político para que un ciudadano de a pie busque o rebusque alguna justificación a semejante embrollo producido por desconocimiento, desinformación, mal asesoramiento o mil argumentos, para justificarlo. Es demasiado grande el hombre y las circunstancias que lo rodean para que desde la simpleza del análisis pueda brindarle ayuda. Demasiado importante es su rol (nada menos que Presidente) para que no pueda defenderse solo. En ese mismo escenario y tratándose de alguien que ni siquiera puede, desde lo jurídico, exponer alguna defensa, quiero manifestar simplemente algunos detalles. El Presidente, quiera o no reconocerse, nos sacó de un escabroso terreno donde las condiciones de vida de los argentinos transitaban un camino institucional degradado, complejo y sin posibilidades de revertirse, sino con la aplicación de medidas contundentes. Desde la liberación de las calles del piqueterismo, verdadero parásito atentatorio de las libertades públicas, la derrota de la inflación, a niveles desde tanto tiempo desconocidos; la baja del riesgo país y del dólar, por nombrar detalles que parecían borrados de la conciencia colectiva. Quedan, es cierto, tantas cosas por corregir, desde la pobreza extrema (para un país que debería mostrar de una vez por todas sus posibilidades de riqueza, hasta la inseguridad, en todo el país, ya a niveles de cáncer social, con su mortífero socio (la droga y el narcotráfico).
Dicho eso, los generadores del pobrismo, el populismo y la demagogia que tuvo en el último gobierno su mayor expresión, junto a un desorden institucional y social a niveles de vergüenza superlativa se han subido al colectivo del ataque iracundo, furioso, descaradamente malintencionado, aprovechando el affaire de las cripto ($LIBRA); mostrando el lado más oscuro, sensacionalista y por momentos ridículo para atacar la figura de Milei, como si fuera el último y más feroz de los malvados que ha parido esta nación. Flojos de memoria y de papeles. Brutalmente insidiosos, crueles hasta el hartazgo. Amnésicos del pasado. Desde Cristina a Alberto Fernández (¡nada menos!). Desde Grabois a D’Elía. De Pedrini a Martínez. O de Lousteau a Mayans, pasando por Alicia Kirchner o Thailade. Lista enorme, si la hay. Diputados y Senadores despotricando a mansalva aprovechando una banca que una mayoría del pueblo, entre ignorantes, fanáticos y cómplices, le “regalaron” con su voto, a sabiendas, en muchos casos, que la Justicia estaba y está tras sus pasos. Lugar de privilegio, como debería ser, que ni por cerca supieron honrar; antes y ahora. La Democracia y la República, los acusan. Por eso, aquello del título: “Mírense al espejo”.
22/02/2025 a las 12:25 PM
Además de lo acertado de su análisis quiero marcar algo que casi ha sido ignorado por la «prensa seria». La sanción en el Senado del juicio en ausencia, y sobre todo, de la reiterancia y reincidencia, con aumento de las penas. Esto es esencial para terminar con la puerta giratoria, y para disminuir la criminalidad que tantas vidas inocentes se lleva. Es estruendoso el silencio de casi todos los medios, cuando debiera haber sido titular de primera plana. La cantidad de notas sobre el caso $Libra ya es obscena, y hace sospechar de intenciones no demasiado ocultas. Eso sin ignorar la irresponsabilidad de Milei en el caso.