Por Ricardo Bustos.-

La democracia, tal como la conocemos a través de la historia, nació como una dictadura disfrazada en Atenas, Grecia, 5 siglos antes de Cristo. No podían participar en los actos de gobierno las mujeres, niños y… los esclavos, es decir que, en esa mentirosa democracia que hoy todos pregonan, había esclavos y se excluía a las mujeres y niños.

Como ejemplo, no resulta nada extraño que en Argentina, ese sistema haya funcionado a la perfección como la matriz griega. En argentina, los esclavos votan… pero son esclavos. No se respetan las ideas de una u otra ideología y se somete a quien perdió una elección como al peor enemigo y así van pasando gobiernos nuevos que odian a gobiernos viejos, pero en medio de ese odio, se van mezclando rencores, fracasos, produciendo cada vez más decadencia moral, intelectual y social en ese pueblo que emula a aquel griego de la mujer, el niño y el esclavo excluidos. La mitad de Argentina vive de lo que produce la otra mitad. Obviamente quien aporta más es quien siempre va a dominar a los que no producen pero, en nombre de la democracia ateniense disfrazada, le aplicamos algunos cambios.

Apoyamos la vagancia, corrupción, ignorancia y sometimiento con el único requisito de mirar bien el color de la boleta que vamos a introducir en la urna ¿que ya no es de madera?

En esa boleta, no figuran las mejoras prometidas en el acto político, como cloacas, gas natural, agua potable, buena energía eléctrica, seguridad, instrucción verdadera en las escuelas y por sobre todo la prédica del ejemplo con las buenas costumbres, el hablar respetuoso, sin ofender o maltratar al otro.

El fiel reflejo de la sociedad hoy es que la dirigencia política brotó del interior de las cloacas y pertenece a la misma sociedad que no sabe leer, escribir o trabajar y hace décadas vive regalada (literalmente).

En nombre de la democracia mentirosa, se «vota, estudia, trabaja y se roba» .

La corrupción es como el viento, todos lo sentimos pero no se ve. De nada sirven los PJ, LLA, socialismos en todas sus versiones, UCR, PC, PO, UCD, partidos de izquierda, derecha o centro.

El problema está en el origen allá lejos, 5 siglos antes de Cristo. Ya en esa época, vimos que el hijo de José y María tampoco pudo hacer mucho por cambiar ese maleficio.

Esta democracia está hecha a medida de los corruptos. Levantar la mano en un congreso ya es sinónimo de poder y caja propia para seguir robando en nombre de esta vieja y mentirosa democracia.

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