Por Luis Alejandro Rizzi.-

Es evidente que Mauricio Macri no tiene vocación de liderazgo y es posible también que le preocupen algunos de los juicios en trámite, pero su rendición incondicional ante LLA deja a un segmento del electorado de la CABA encerrado en la trampa del dilema de sólo malas opciones.

Está en algunos medios y también me lo contó gente vinculada al PRO y a lo que fue JxC, que el temor era volver a salir tercero, después de LLA y el peronismo en su variopinto menú de oferta.

Manteniendo el caudal de las elecciones locales pasadas, habría logrado dos diputados, pero pienso que hubiera sido alternativa a LLA.

En la CABA el techo de LLA es el 30% y no creo que sume el caudal del PRO. Hay un segmento de ciudadanos que nos quedaremos sin oferta electoral y lo más probable es que no votemos.

María Eugenia Vidal tardíamente fija una posición opositora a LLA y de hecho, al retirarse del mercado y ratificar que votará contra los “vetos”, deja un margen de incertidumbre hasta el jueves próximo.

No sé si esta posición política opositora de LLA y de Mauricio Macri -MM- será suficiente para preservar al PRO, estimo que no.

Tampoco sé si esta “rebeldía” le permitirá recuperarse de su huida de la Provincia de Buenos Aires y de su error de no haber separado en 2019 las elecciones locales de las nacionales.

En aquel año -2019-, esa decisión de enfrentar a Macri la hubiera definido como líder, aunque hubiera perdido la reelección.

Hoy más bien luce sólo como “rebelde”. Una version de “Grabois” en ese “mejunje”, más que alianza o coalición entre LLA y un mendigante PRO.

El negocio político, por ahora, creen haberlo hecho Ritondo -Pucho o entrañable Pucho-, Santilli -el Colo- y Montenegro.

Es posible que hayan comprado buzones.

No se puede negar, Pucho tiene cordón y vereda, pero con sus cómplices, están en situación de “calle”.

Los armadores de Karina, los Menem y Pareja, tienen, además, “carpa…”

En un momento la anticasta se convierte en “banda”.

LLA violó al PRO en la Provincia de Buenos Aires y en la CABA, a pedido.

En definitiva, la del 26 de octubre va en camino de convertirse en una elección entre “mafias”, aplicando la tercera acepción de la palabra (grupo organizado que trata de defender sus intereses sin demasiados escrúpulos… ni principios).

“Lastima uno…”, una vez más, como decía Rolando Hanglin.

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