Por Hernán Andrés Kruse.-
“Pasemos ahora al análisis de la última propiedad de la expresión presentada en el texto Quid sit idea. Leibniz afirma allí que «lo que todas estas expresiones tienen en común es que sólo por la contemplación de los respectos de aquello que expresa podemos llegar al conocimiento de propiedades que corresponden a la cosa que va a expresarse». De este modo, el filósofo postula que la expresión posibilita la inferencia de conocimientos sobre el objeto expresado a partir del análisis de las relaciones inherentes al objeto expresante. En otros términos, la correspondencia estructural entre el objeto expresante y el objeto expresado instaura «una relación constante y reglada entre lo que se puede decir de la una y de la otra». El orden o función que se establece entre las relaciones internas de lo expresado y de lo expresante produce un orden o función entre las verdades que pueden inferirse sobre estas relaciones. La correspondencia entre las estructuras tiene como correlato la correspondencia entre las verdades que pueden enunciarse sobre ellas. Como resultado, la expresión permite razonar acerca de lo expresado a partir del objeto expresante. El expresante se constituye así en una nueva fuente de conocimiento: podemos alcanzar conocimientos verdaderos no sólo por medio del estudio del objeto de conocimiento sino también mediante el examen del objeto expresante.
Ilustremos lo que hemos dicho con un ejemplo. Tomemos el caso de un mapa (objeto expresante) que expresa un territorio determinado (objeto expresado). A las ciudades del territorio, que podríamos considerar como los elementos singulares del objeto expresado, les corresponden un conjunto de puntos en el mapa (elementos singulares del objeto expresante). Por su parte, las relaciones de distancia que se establecen entre las ciudades son representadas a escala en el mapa por relaciones de distancia entre los puntos. De esta manera, el mapa expresa el territorio ya que las relaciones inherentes al territorio (relaciones de distancia entre las ciudades) son análogas a las relaciones que configuran el mapa (relaciones de distancia entre los puntos). A partir del análisis de las relaciones de distancia entre los puntos del mapa, podemos inferir conocimientos acerca de las relaciones de distancia entre las ciudades del territorio estudiado. Ahora bien, es evidente que mientras más fielmente el expresante homologue la estructura del objeto expresado, mayor será su potencial de inferencia. Siguiendo con el ejemplo del mapa, un mapa físico-político brindará más información sobre el territorio que un mapa político. Al mismo tiempo, cuanto mayor sea el potencial de inferencia de un expresante, mayor será su utilidad para el razonamiento. En este sentido, es posible afirmar que el potencial de inferencia de un signo determina su valor epistémico: un signo será tanto más útil para el razonamiento cuanto más conocimiento aporte acerca del objeto expresado, es decir, un signo es más eficaz cuando es más expresivo. Y, vale recordarlo, un signo incrementa su expresividad al incrementar la estructura homologada.
A modo de síntesis: Leibniz considera que todo nuestro conocimiento es ciego, es decir, se encuentra mediado por signos. Sin embargo advierte que este modo de conocer no es seguro ya que corremos el riesgo de utilizar signos que encubren conceptos confusos o contradictorios lo cual conduce a razonamientos falsos. Por este motivo, es imprescindible conocer las condiciones que debe cumplir el signo para que pueda ser empleado para razonar y nos conduzca a conclusiones verdaderas. Tal ha sido el propósito de este apartado: determinar las cualidades que le otorgan confiabilidad a un signo y establecer un criterio para distinguir signos epistémicamente válidos de aquellos que conducen a conocimientos falaces. Para lograr este objetivo, examinamos la noción leibniziana de expresión a partir de la cual el filósofo parece estimar el valor epistémico de los signos. Como resultado de dicho análisis concluimos que un signo es un sustituto seguro del objeto que nos disponemos a estudiar si su estructura interna se corresponde con la estructura del objeto en cuestión, es decir, si el signo expresa ese objeto. Esto se debe a que, como hemos señalado, la correspondencia estructural que instaura la relación de expresión posibilita la inferencia de conocimientos verdaderos acerca del objeto expresado a partir del objeto que lo expresa. En este sentido, es posible afirmar que la expresividad de los signos garantiza la validez del conocimiento ciego.
Ahora bien, podría ocurrir que aunque el signo exprese a su objeto el error provenga del objeto expresado el cual nunca es un objeto del mundo externo. Como es bien sabido, las mónadas leibnizianas no interactúan con el mundo externo, motivo por el cual la relación expresiva se establece entre los signos y las ideas internas del sujeto. De modo que para asegurar la validez del pensamiento ciego, además de signos expresivos, son necesarias ideas verdaderas. Sin embargo este no es más que un falso problema. Si bien Leibniz sostiene que las ideas verdaderas son aquellas que expresan lo posible (es decir, lo no contradictorio) mientras que una idea falsa es aquella que es autocontradictoria, hablando rigurosamente, no existen ideas falsas. Leibniz define las ideas como disposiciones innatas para expresar la esencia de las cosas, o lo que es lo mismo, lo posible; de modo que, en sentido estricto, todas nuestras ideas son verdaderas mientras que aquellas que llamamos falsas son en realidad pseudo ideas. Para ser más exactos, lo que Leibniz describe como ideas falsas no son sino signos que remiten a conceptos contradictorios y por ende no expresan idea alguna. Por lo tanto, no existe riesgo de que nuestras ideas sean falsas. Siempre que un signo exprese una idea expresa una verdadera idea, esto es, expresa un posible. De lo dicho se infiere que un signo expresa una idea cuando su estructura interna no involucra contradicción alguna (es decir, cuando entre sus conceptos internos no hay relaciones de contradicción). En consecuencia, comprobada la no contradicción de la estructura conceptual del signo queda garantizada la expresividad del mismo. Sin embargo, esto no es suficiente para asegurar nuestro conocimiento. Diferenciar signos que expresan ideas de signos que encubren nociones contradictorias sólo nos permite conocer aquello que es pensable (lo posible) pero no nos ofrece un criterio para discriminar proposiciones verdaderas de proposiciones falsas. La sección siguiente se ocupará de esta cuestión.
Criterios de verdad, certeza metafísica y certeza moral
“El estudio que hemos llevado a cabo en las páginas precedentes permitió establecer que un signo es epistémicamente confiable si expresa una idea, esto es, si expresa algo posible, lo cual se comprueba mediante un análisis del signo en sus elementos más simples que deberá mostrar la ausencia de contradicción interna entre estos. Sin embargo, esta conclusión dista mucho de agotar la cuestión acerca de los criterios de verdad necesarios para asegurar la validez de nuestros razonamientos mediados por signos. Razonar implica definir, caracterizar, realizar hipótesis, deducir, inducir, es decir, supone establecer relaciones entre los conceptos. En consecuencia, no basta con distinguir los signos expresivos, resulta aún necesario determinar el modo en que debemos conectar un concepto con otro para obtener un conocimiento verdadero. Es preciso indagar en torno a la cuestión de la verdad proposicional y su criterio (particularmente, en lo que respecta a las proposiciones de experiencias las cuales plantean no pocas paradojas en el marco de la monadología leibniziana donde las mónadas están cerradas sin influir ni recibir influencias del exterior contando sólo con sus ideas, las cuales se muestran por medio de signos, a veces falaces). En un contexto tal, pareciera imposible poder resguardar al hombre de vivir en una ficción permanente. Por eso, en esta sección analizaremos cómo el ser racional finito, de naturaleza representativa, distingue los conocimientos verdaderos de los falsos en el marco de un pensamiento ciego.
Una proposición es una estructura conceptual que pone en relación un concepto que cumple la función de sujeto y un concepto que cumple la función de predicado. Leibniz sostiene que la verdad en el ámbito de las proposiciones consiste en la inclusión de la noción de predicado en la noción de sujeto. En un texto escrito en los años de las “Meditaciones”, Leibniz postula su noción de verdad como inhesión del siguiente modo: “Verdadera es una afirmación cuyo predicado está incluido en el sujeto, y así en toda proposición verdadera afirmativa, necesaria o contingente, universal o singular, la noción del predicado de algún modo está contenida en la noción del sujeto; de manera que quien comprendiese perfectamente ambas nociones del modo como las comprende Dios vería con ello claramente que el predicado está incluido en el sujeto”.
Toda proposición verdadera constituye una proposición analítica en la cual el concepto del predicado despliega todo o parte del contenido de la noción del sujeto. El análisis de la noción del sujeto permitirá constatar si la noción del predicado está incluida en él o no, demostrando así, respectivamente, la verdad o falsedad de una proposición. De ello se infiere que una proposición será verdadera si puede ser reducida a una proposición idéntica. La reductibilidad a idénticos se constituye de este modo en el criterio de verdad proposicional. Podríamos decir entonces que para alcanzar un conocimiento verdadero no sólo se requieren conceptos posibles sino que además se requiere que nuestras proposiciones desplieguen en el predicado todo o parte de lo contenido en la noción de sujeto. Esto supone, en primer lugar, analizar los signos que expresan la noción del predicado y la noción del sujeto y verificar que no envuelven contradicción y, en segundo lugar, constatar que la noción del predicado pertenece al sistema de conceptos que configuran la estructura de la noción del sujeto. Sin embargo, cuando los conceptos son demasiado complejos, es imposible culminar el análisis (recuérdese lo que hemos dicho respecto del conocimiento adecuado). Caso paradigmático es el de los conceptos de individuos los cuales están infinitamente compuestos.
De lo dicho se infiere que el hombre puede valerse del criterio de reductibilidad a idénticos en el campo de los enunciados necesarios. Las verdades necesarias son aquellas cuyo opuesto es imposible ya que implica contradicción. En esto consiste su necesidad, necesidad que Leibniz califica de metafísica, geométrica o absoluta. Tiene necesidad metafísica aquella proposición que es necesaria por sí misma, independientemente del mundo que Dios haya escogido crear. La conexión entre la noción de predicado y la noción de sujeto es absolutamente necesaria de modo tal que negar el predicado conduciría a una contradicción (tal como ocurre en la proposición: «El triángulo no posee tres ángulos»). En este sentido, Leibniz afirma que las verdades necesarias se encuentran regidas por el principio de contradicción según el cual es falso lo que encierra contradicción y verdadero lo que se opone a lo falso. Estas verdades, dada la facilidad e infalibilidad de su comprobación, suscitan en el hombre una certeza metafísica: su verdad, una vez demostrada, es incuestionable. De esta manera, el conocimiento de lo necesario es para el hombre absolutamente confiable: su comprobación es fácil de llevar a cabo y los resultados que arroja son determinantes e infalibles. Sin embargo, la cuestión se vuelve más compleja en el ámbito del conocimiento empírico.
Los enunciados empíricos, contingentes, aquellos enunciados que expresan lo que existe, no pueden ser analizados hasta arribar a los últimos elementos puesto que implican una resolución infinita. Según el filósofo, lo que existe, lo que forma parte del mundo actualizado, existe contingentemente y no necesariamente: Dios podría haber creado otro mundo diferente de éste, de allí el carácter contingente de estas proposiciones de hecho. La verdad o falsedad de una proposición acerca de una existencia depende del mundo que Dios ha elegido crear. Pese a esta diferencia con las proposiciones necesarias, al igual que éstas, las proposiciones contingentes son verdaderas si la noción de sujeto está incluida en la noción de predicado. Sin embargo, este tipo de enunciados no pueden ser analizados hasta arribar a los últimos elementos ya que estas proposiciones implican una resolución infinita. Mientras que las proposiciones necesarias son «finitamente idénticas», haciendo posible su análisis y por ende la demostración a priori de su verdad, las proposiciones contingentes no pueden ser demostradas a priori puesto que, debido a la complejidad que les es propia, resulta imposible culminar el análisis de sus términos. Esto significa que las proposiciones contingentes no pueden ser reducidas a identidad por el entendimiento limitado del hombre dado que no es posible mostrar mediante el análisis la inclusión del concepto del predicado en el concepto del sujeto.
En la verdad contingente, si bien el predicado está incluido en el sujeto, sin embargo, aunque se continúe indefinidamente el análisis de ambos términos, nunca se llega a la demostración o identidad, y solamente Dios, que de una vez abarca el infinito, puede ver claramente de qué manera está incluido el uno en el otro y comprender a priori la razón perfecta de la contingencia, suplida en las criaturas por la experiencia a posteriori.
Pues bien, aunque en las verdades contingentes la noción del predicado está incluida en la noción del sujeto, sería necesario un análisis infinito para demostrar la inclusión: las verdades contingentes resultan por eso idénticas virtualmente. Sólo el entendimiento infinito de Dios puede conocer a priori las verdades contingentes. Por su parte, el hombre, incapaz de comprobar la inclusión, suple su imperfección natural mediante el conocimiento a posteriori. Ante la imposibilidad de demostrar la verdad mediante análisis, el hombre recurre a los datos proporcionados por los sentidos, a sus percepciones, para alcanzar conocimientos fácticos verdaderos. Sin embargo, apelar a la evidencia empírica no es un camino seguro porque las percepciones pueden conducirnos a error. Frente a esto, Leibniz enumera algunos criterios que le permiten al hombre interpretar sus percepciones de manera adecuada y así posibilitar una praxis humana exitosa. Pero antes de avanzar sobre este tema, resulta necesario examinar el concepto de percepción ya que, en el marco de una ontología como la leibniziana en la que el sujeto no tiene contacto alguno con el mundo externo, este concepto adquiere un significado particular alejándose del sentido tradicional del término.
Como es sabido, las mónadas leibnizianas tienen una naturaleza representativa, constituyen «un espejo viviente o dotado de acción interna, representativo del universo, según su punto de vista». Tal como hemos señalado, las mónadas expresan la naturaleza y esencia de las cosas en virtud de sus ideas. Concebidas como disposiciones, las ideas difieren de las ideas pensadas a las cuales Leibniz propone denominar nociones o conceptos. El paso de la idea a la noción se opera en virtud de la percepción; percibir es, en este contexto, actualizar una idea. Sin embargo, además de aludir a la acción que actualiza las ideas; el término percepción es utilizado por Leibniz en otro sentido distinto, a saber: como la idea actualizada por dicha acción. En esta última acepción, percepción es sinónimo de noción, concepto, fenómeno. Ahora bien, tal como ocurre con los signos, puede suceder que las percepciones no actualicen idea alguna. En este caso, bastaría analizarlas para corroborar si encierran contradicción o no. Sin embargo, esto no es posible debido a la complejidad propia de las percepciones y al conocimiento confuso que tenemos de ellas. Pero aun cuando el hombre pudiese llevar a cabo semejante análisis, esto sólo demostraría que lo expresado es algo posible. Sin embargo, las percepciones, en tanto percepciones sensibles, se caracterizan por pretender ser expresiones de lo que existe, es decir, pretenden corresponderse con la realidad extramental. De manera que para que puedan alcanzarse conocimientos empíricos a partir de las percepciones, el hombre debe poder diferenciar una percepción real de una ficticia.
En 1684, bajo el título Sobre el modo de distinguir los fenómenos reales de los imaginarios, Leibniz analiza el problema de la realidad de nuestras percepciones y propone una serie de criterios para determinar el grado de evidencia de las mismas. El filósofo comienza el texto estableciendo la existencia de primeras verdades contingentes, verdades inmediatas que no requieren de prueba alguna puesto que son evidentes por sí mismas. “Juzgo, por lo pronto, que existe sin prueba, por simple percepción, o sea, por experiencia, aquello de que soy consciente en mí, a saber: primero, yo que pienso una variedad de cosas, después, los diversos fenómenos mismos o sea las apariciones que existen en mi mente. En efecto, estos dos aspectos pueden ser objeto de comprobación porque la mente los percibe inmediatamente sin intermediario alguno y es tan cierto que en mi mente existe la representación de la montaña de oro o del centauro cuando los sueño, como yo, que sueño, existo”.
Leibniz asegura así la realidad de nuestras percepciones, es decir, de las nociones que se nos aparecen (mediadas por signos) cuando percibimos. Sin embargo, eso no significa que lo que percibimos se corresponda con lo que sucede en el mundo exterior. Propone entonces una serie de «indicios» que nos permitirán conocer qué fenómenos son reales. Estos criterios o indicios son de dos clases: los primeros se refieren al fenómeno mismo, los segundos a la relación del fenómeno con los fenómenos precedentes. Con respecto a los indicios del primer tipo, Leibniz dirá que consideraremos real una percepción si es vívida, múltiple y congruente. Una percepción es vívida cuando experimentamos sus cualidades con intensidad, múltiple cuando percibimos diversas cualidades o partes del fenómeno y congruente cuando el fenómeno es internamente consistente. “[S]erá vívido si ciertas cualidades como la luz, el color, la temperatura aparecen suficientemente intensas. Será múltiple si sus cualidades son variadas y aptas para realizar muchos experimentos y nuevas observaciones […] El fenómeno será congruente cuando esté compuesto de numerosos fenómenos, de los que se pueda dar razón por la relación que guardan los unos con los otros, o por alguna hipótesis común bastante simple”.
Los criterios del segundo tipo tienen que ver con la relación que guarda el fenómeno en cuestión con el resto de los fenómenos percibidos. Leibniz sostiene que una percepción es confiable cuando es coherente con las percepciones que la precedieron, «sea que el fenómeno actual conserve la misma relación con los fenómenos precedentes, sea que éstos den razón de él, sea que todos los fenómenos sean congruentes con una misma hipótesis, como si se tratara de una razón común». El quinto criterio alude a la posibilidad de integrar el fenómeno al conjunto de sucesos de la vida. La evidencia de un fenómeno se incrementa además si cuenta con la aceptación intersubjetiva, es decir, «cuando muchas otras personas afirman que lo mismo es también congruente con sus propios fenómenos». Por último, Leibniz señala la posibilidad de predicción exitosa de fenómenos futuros como el último indicio de la realidad de una percepción: que el fenómeno en cuestión nos permita predecir con éxito fenómenos futuros incrementa en gran medida su evidencia. Leibniz considera que este indicio es tan confiable que incluso basta por sí mismo. Sin embargo, en contraposición a la certeza metafísica que caracteriza a las verdades necesarias, todas estas «señales» sólo ofrecen un mayor o menor grado de certeza moral pero no son demostrativas. Nada impide que todas nuestras percepciones sean en verdad un «sueño bien organizado». Mientras que las proposiciones necesarias pueden ser demostradas con absoluto rigor, el conocimiento fáctico nunca es seguro y el hombre sólo puede aspirar a un alto grado de probabilidad respecto de las proposiciones contingentes. En este sentido, nuestros conocimientos empíricos, siempre son conocimientos supuestos”.
(*) María Julia Bertolio (Universidad Nacional de Rosario-Argentina) titulado “Observaciones acerca del pensamiento ciego en Leibniz” (Tópicos-México-Número 44-2013).
22/08/2025 a las 10:45 AM
Bastante cierto que los conocimientos empíricos son «conocimientos supuestos». A mayor abundamiento, los conocimientos científicos siempre son «conocimientos provisorios» (quedan superados cuando resultan refutados). Bien propuesto por el Dr. Kruse, rememorar también a Leibniz.
22/08/2025 a las 3:09 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Subsuelos de política y negocios, en la cima
Claudio Jacquelin
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
22/8/025
Los subsuelos de la política y de los negocios cada tanto ascienden a la superficie para aturdirnos con la capacidad de impacto de sus gases más fétidos. Y suelen hacerlo con más velocidad y frecuencia que el florecimiento de la actividad económica, que el Gobierno suele pronosticar. En los últimos cinco días lograron contaminarlo todo.
Nada ha sido más elocuente al respecto que el episodio que terminó con la expulsión del ahora extitular de la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis), Diego Spagnuolo, amigo y abogado de Javier Milei, tras la difusión de audios tomados aparentemente de forma clandestina. En ellos, de comprobarse su autoría, Spagnuolo involucra en hechos de corrupción a la propia hermana presidencial Karina Milei y a su íntimo colaborador Eduardo “Lule” Menem con la compra de medicamentos. También, a una de las dos más grandes droguerías del país.
No solo lo que se escucha en esas grabaciones es material suficiente para un escándalo mayúsculo, con el agravante de que se trata de negociaciones en un área dedicada a atender situaciones de enorme vulnerabilidad y cuyos destinatarios vienen padeciendo recortes en las prestaciones recibidas. Esa situación motivó, justamente, protestas públicas y la sanción de una ley que el Poder Ejecutivo vetó y con la que Diputados insistió este miércoles, contra el veto presidencial. Nada parece casual.
La primera resolución de la Casa Rosada adoptada tras divulgarse esos audios no parece menos polémica, casi calcada de la forma en la que había respondido tras conocerse el caso $LIBRA, en el que también aparecía complicada la secretaria general de la Presidencia.
En lugar de anunciar una investigación para deslindar responsabilidades del Gobierno, en general, y, en particular de Karina Milei y de su asistente tras el involucramiento en prácticas reñidas con la ética y la ley, se resolvió echar a quien decía haber denunciado esos hechos ante el Presidente, luego de que se negara a presentar la renuncia.
Nada, por otra parte, que calmara la alta tensión que se registra en la cima del poder mileísta. Menos, después de que el jefe de Gabinete, el siempre prudente Guillermo Francos, dijera que no ponía las manos en el fuego por ningún funcionario. Aunque luego aclaró: “Por supuesto que creo en la inocencia de Karina Milei y de Lule Menem, pero son temas que tiene que investigar la Justicia”. Fin, diría el vocero Adorni.
Lo curioso (o sugestivo) es que la expulsión responde a un episodio que en la Casa Rosada y en el entorno de Menem dicen, para minimizarlo, que data de hace varios meses, del que ya tenían conocimiento y que las acusaciones habían sido descartadas. “Fue una operación destinada a hacerla estallar con un mecanismo de relojería en el momento que más impacto y daño podría causar”, afirman en el mileísmo. Precisamente, daba esa oportunidad el tratamiento del veto presidencial a la ley que dispuso el aumento a las prestaciones para personas con discapacidad.
Nada merece descartarse a priori. Sobre todo, ante la simultaneidad del anuncio en esa misma sesión de la Cámara baja de la creación de un nuevo bloque integrado por cuatro diputados de origen libertario, entre los cuales se cuentan algunos que tendrían relaciones muy estrechas con presuntos integrantes del mundo del espionaje. Ese minibloque se sumó a los que rechazaron el veto.
Esta hipótesis, a la que se suma el supuesto vínculo de Spagnuolo con la vicepresidenta Victoria Villarruel, convertida en la enemiga íntima, es avalada por un sector del Gobierno y busca alejar sospechas instaladas de inmediato sobre Santiago Caputo, cuyo desacuerdo con acciones de la hermana presidencial y de sus colaboradores no son secreto para nadie. Así como no lo es el control que él ejerce sobre la inteligencia del Estado y sus vínculos con otros sectores del espionaje. No ayudó que gente que se referencia en el gurú sonriera ante la desgracia de sus rivales internos. Todo suma, junto a recientes traspiés políticos y económicos, para avivar desconfianzas internas. Más escenas del inframundo.
PREGUNTAS SIN RESPUESTA OFICIAL
No obstante, de ser los hechos como dice el Gobierno que fueron, las preguntas inevitables y cuyas respuestas la Casa Rosada aún no ha dado acabadamente son porqué se mantuvo tanto tiempo en el cargo a Spagnuolo, que ya había protagonizado situaciones polémicas en público, y se lo desplazó sólo ahora. Tampoco se ha explicitado qué investigaciones realizaron para aclarar lo que decía el ahora expulsado.
Como en el caso $LIBRA, las sombras mandan y el hilo se cortó por lo más delgado. Esta vez quien tuvo que dejar su función fue el extitular de la Andis. Tres semanas después de que estallara la criptoestafa debió renunciar a su cargo de asesor ante la Comisión Nacional de Valores Sergio Morales, quien antes había estado en el área a cargo de la hermana presidencial. Morales tenía vínculos con el creador de $LIBRA, Hayden Mark Davis, y habría sido uno de los que lo acercó al entorno de Milei.
Cuando ocurrió lo que se conoció como el Criptogate, el Presidente había dicho que iba a levantar muros para que no fuera tan fácil llegar a él y quedar tan expuesto.
Nunca se supo qué medidas se adoptaron posteriormente al respecto, pero si, como dicen ahora en el oficialismo, el caso Spagnuolo es de vieja data, no parece haber habido mucha eficacia para tomar acciones tendientes a evitar vínculos tóxicos y escándalos. Salvo que la persona que debiera adoptar esas medidas no estuviera capacitada o no tuviera interés en hacerlo. Dudas que las repeticiones agudizan. Más cuando sigue la rémora para registrar visitas a la Rosada y a Olivos que deberían figurar en el Registro de Audiencias de Interés, establecido por ley.
El reemplazo de Spagnuolo en la Andis, por otra parte, no ha apagado las polémicas. El designado para suplantarlo es Alejandro Vilches, un sanitarista con paso previo por la obra social de las Fuerzas Armadas, virtualmente en quiebra, que se desempeñaba como secretario de Gestión Sanitaria y que tuvo su momento de fama con controvertidas declaraciones en las que justificaba que los residentes del Garrahan percibieran bajos sueldos. Entendible si la estrategia consistiera en llenar la calle de elefantes para que un elefante llame menos la atención.
Sin embargo, no por reciente y estridente, el affaire Spagnuolo ha sido el único hecho que volvió a elevar las tensiones y las preocupaciones en la cima del Gobierno.
A los sobresaltos en materia financiera, que este jueves fueron objeto de un nuevo parche dispuesto por el equipo de Luis Caputo para contener la astronómica suba de tasas de interés, y un estancamiento de la actividad económica, con caída en algunas ramas, que se registra desde hace ya casi un mes, se le sumó una sucesión de hechos políticos que aportaron más ruidos.
PROBLEMAS POLÍTICOS
El cierre de las listas para las próximas elecciones legislativas dejó muchos heridos. Aunque eso no solo pasa en el mileísmo, que se presenta como la fuerza triunfante para octubre, es en el Gobierno donde tuvo un impacto más negativo.
Se constató este miércoles en Diputados, donde desertaron de sostener el veto presidencial a la emergencia en discapacidad legisladores de Pro, el radicalismo y, también, peronistas que responden a gobernadores hasta hace muy poco amigables con el Gobierno. Y si no hubiera sido por voracidad del perokirchnerismo, lo mismo podría haber ocurrido con el veto a la ley que aumentaba los haberes jubilatorios. Las negras también se equivocan. Y mucho.
Otro golpe recibió este jueves el¡”obie’no en el Senado con el rechazo a cinco decretos, que afectan el programa desregulador y de achique del Estado. Habrá que ver si esta vez opera el principio de revelación, con el que Milei ha buscado transferir a sus rivales el costo de decisiones contrarias a su proyecto. Hace tiempo que las usinas oficiales han dejado de mencionar esa máxima, como si ya no confiaran tanto en su efectividad. El alto nivel de imagen que sigue conservando en las encuestas el Presidente indicaría que las facturas todavía no le llegan masivamente.
Además, la ausencia de renovación del perokirchnerismo, con su oferta electoral hiperendogámica, destinada a postergar una fractura que asoma inevitable, así como la extrema fragmentación que muestran los sectores de centro, le permitirían así al Gobierno avanzar hacia las elecciones nacionales con comodidad. Aunque el mileísmo se suele complicar con daños autoinfligidos y con medidas con consecuencias no deseadas, destinadas a mantener contenida la inflación y el precio del dólar como imán para los votantes.
Sin embargo, ha debido forzar situaciones para mantener controladas esas variables y todo parece indicar que el año se le está haciendo demasiado largo.
El adelantamiento de las elecciones porteñas de mayo, que le permitió derrotar y someter a su gusto al macrismo, también obligó al Gobierno a postergar retoques a su programa para evitar efectos negativos en pleno proceso electoral. Hoy estaría pagando el costo en la actividad y el consumo, además, de obligarlo a seguir con un ajuste que le valió el enojo de posibles aliados, como ciertos gobernadores. Una combinación complicada, aunque los economistas, que cada vez emiten más señales de alerta, incluidos muchos cercanos al oficialismo, consideran que no afectará la performance electoral del mileísmo. Ceteris paribus. Si la película sigue como está hoy.
IMÁGENES DE LA DEGRADACIÓN
Pero esto es la Argentina y el grado de descomposición que se registra en casi todos los ámbitos no parece encontrar su piso. La imágenes de una violencia primitiva que se vieron antenoche en la cancha de Independiente, a pesar de que la televisación oficial procuró no mostrar, son un ejemplo de la degradación.
Un drama que también se esparce por el continente, a juzgar por el comportamiento de los desaforados hinchas de la Universidad de Chile. Fueron ellos lo que iniciaron los desmanes y dejaron en evidencia que no se habían adoptado medidas de seguridad apropiadas para prevenirlos ni para reprimirlos. Los linchamientos a los que luego fueron sometidos por energúmenos de la parcialidad local espantan hasta a los menos sensibles.
El posterior intercambio de acusaciones entre la confrontativa ministra Patricia Bullrich y el cuestionado gobierno de Axel Kicillof no soluciona ni da respuesta al horror que estos hechos generan, ni a los serios episodios de inseguridad que no dejan de agravarse en la provincia de Buenos Aires.
Las acusaciones por supuestas fallas en el operativo de seguridad por parte de la policía bonaerense lanzadas por la funcionaria nacional chocaron contra la réplica esgrimida desde La Plata sobre la responsabilidad de la Conmebol y del club local, que preside el exaliado electoral de Bullrich Néstor Grindetti, quien tiene como vicepresidente a quien fuera hasta principios de año un alto funcionario del Ministerio de Seguridad bonaerense. Disputas estériles.
Las polémicas entre funcionarios y dirigentes tienen cada vez menos rating. Las mediciones muestran que lo que la sociedad demanda son soluciones. La recurrente emergencia en la superficie de efluvios cloacales de la política y los negocios difícilmente invite a muchos electores a salir a votar y a revertir la profunda tendencia abstencionista que viene registrándose este año.
Todavía puede haber sorpresas. Más si los subsuelos siguen apareciendo en la cima.
22/08/2025 a las 3:22 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Sin ella no se puede y sin los otros tampoco
Roberto García
Fuente: Perfil
(*) Notiar.com.ar
22/8/025
Difícil predecir el trapicheo que ejerció Cristina de Kirchner para armar la hilera de aspirantes a Diputados en la Provincia de Buenos Aires en las elecciones de octubre. Se salió del molde habitual de la historia kirchnerista, de sus propias costumbres inclusive, y produjo una lista de su puño y letra que para muchos es una desfiguración del peronismo con derivaciones imprevisibles. Hasta negativas. Vaya uno a saber. Primero, se entregó a un coro que ella solía despreciar: los sindicalistas. Debe pensar que son los únicos en exigir, con marchas y actos, la demanda por una “Cristina Libre” (lema que, por el momento, no parece prioritario para nadie). Segundo, bloqueó cualquier alternativa de representación a quienes corporizan al partido en el distrito más importante del país: los intendentes. Una falta de respeto a una “corpo”, a los aborrecidos “barones del conurbano” que siempre le garantizaron el triunfo en el templo bonaerense. Y, por si no alcanzara ese desprecio, al gobernador propio, a su elegido, Axel Kicillof, le atendió apenas el teléfono para incorporar apenas a uno de sus cercanos en la nómina. Es como si le pusiera fecha de defunción con su hijo Máximo y La Cámpora al sueño de la Presidencia en el 2027.
Quienes conocen las entretelas de La Plata sostienen que la esposa de Kicillof ya le había anticipado a su marido sobre las represalias de Cristina. Ni olvido ni perdón.
Si en el Parlamento, el sindicalismo casi no tiene representantes —inclusive por obra y gracia de un kirchnerismo que siempre lo margino por caracterizarlo de “derecha”—, a partir de la próxima elección de octubre se intentara corregir ese vacío gracias a la viuda de Nestor. Desde su prisión de seis ambientes en la calle San José, en la lista de candidatos de la provincia de Buenos Aires introdujo más de media docena de figuras vinculadas al gremialismo, sea Huguito Moyano, el menor de la familia de Camioneros doctorado en Derecho Laboral, también el ex gordo y ex radical Sergio Palazzo de una Asociación Bancaria que la patronal siempre le concede lo que pide —salvo no echar gente—, casi sin necesidad de discutir. Otro incorporado es Hugo Yasky (CTA) de presencia perpetua y, al menos, inscribieron dos delegados de la poderosa organización de los encargados de edificios que (los ex ministros, Raquel Kelly Olmos y Nicolás Trotta), que preside Víctor Santamaría, hombre que desplegó intereses en rubros diversos, de los medios de comunicación a la política, incluyendo el deporte. Ninguna de estas organizaciones sindicales se encuentra en situación de ruina o decadencia, son más bien prósperos y constituyen un sector sin nombre dentro de la tradicional conducción de la CGT, la misma que debe elegir en poco tiempo a un nuevo líder en lugar del tradicional triunvirato que la caracterizaba (Héctor Daer & Cia, junto a gremios de envergadura como Luz y Fuerza, Comercio, Construcción y UPCN). Extraña jugada de Cristina a favor de estos elementos de su cercanía, sobre todo porque solía brotarle un sarpullido cualquier vecindad con un dirigente del movimiento obrero. Cambia, todo cambia.
Ponen plata, es cierto, colaboran en la campaña y controlan el proceso de votación, a veces hasta llevan gente. No es nuevo el dato. Tampoco es la primera vez que se acercan con dinero a los Kirchner: cuando llego a la Presidencia Néstor, previamente el abuelo Hugo Moyano había invertido en la candidatura del sureño. Luego, ya en la Casa Rosada, en un giro típico, Néstor no cumplió con algún compromiso establecido y el jefe camionero debió apelar al lanzamiento de varios paros para que nombraran en la secretaria de Transporte, como segundo, a un hombre de su confianza. Hubo arrugue de barrera en el Presidente, como en el futbol, y ambos después establecieron una razonable amistad, creció el gremio gracias a concesiones estatales y a costa de otros sindicatos (recordar la consigna: todo lo que toca tierra debe tener ruedas). Es decir que la lista de Cristina se abona en esa experiencia crematística, pero tropieza con las expectativas del otro sector de la CGT que no fue convocado, ni advertido, mucho menos agraciado. Ella instalo una grieta dentro de la central obrera, el bando no favorecido con las candidaturas quizás acompañe o, de repente, imagine que puede ser más conveniente recluirse y negociar con Javier Milei antes que apoyar a esos compañeros de la CGT que no suelen ser compañeros. Como el vocacional legislador de la Cruz, Juan Grabois, quien ha ocupado instalaciones en la central obrera y ahora Cristina le concedió dos lugares en las listas. Mismo tratamiento que a Kicillof, una desproporción obvia. Pero muchos sostienen que debe valorarse el servicio de Grabois: dijo que haría rancho aparte si Sergio Massa iba de candidato, estaba para dividir. A Massa lo afectó la discriminación, opto por apartarse y dejo a su cuñado como delegado, este sin prejuicios de compartir letrero con Grabois al que amenazaba cagar a trompadas. También al dilecto del Vaticano se le mojo la pólvora. Todo sea por la Patria. Ciertos mal pensados del peronismo afirman que fue Cristina quien le sugirió a Grabois impulsar esa proscripción a Massa. Al menos lo recibió en prisión.
Peor escenario, con la lista, atraviesa el mundo indignado de los intendentes: Cristina no llamo ni al que volcó en la provincia los votos a su marido y a ella misma, Julio Pereyra (Florencio Varela) en el inicio del kirchnerismo, tampoco coloco en la nomina de postulantes a la Cámara Baja a ningún representante de La Matanza, corazón o guarida de los soldados de Cristina. Nunca ocurrió un desdén semejante. También ese voto de los “barones” no parece escriturado en octubre, el rencor genera obsesiones impredecibles. Aunque en septiembre, en los comicios provinciales, los intendentes harán un esfuerzo de organización y militancia para preservarse en los cargos. Como al mes siguiente no los van a invitar siquiera a cantar la marcha en la elección de Diputados, quizá se vuelva complicada su colaboración con la lista. Más o menos desencantados que Kicillof. Para colmo, ella aconseja y participa a La Cámpora en algunos feudos o le recomienda a Mayra Mendoza que vaya como Diputada y no regrese a la Intendencia de Quilmes, dejándole el sillón a la dama que le fue a arrojar mierda a la casa de José Luis Espert: entiende que la devota Mendoza puede adquirir resonancia que hoy no tiene para presentarse como gobernadora en el 2027 en la Provincia. Misteriosa estrategia de la presidiaria de Monserrat, inquieta por cuidar el futuro de algunos y desairar a otros, cuando sin ella no se puede y sin los otros tampoco.
22/08/2025 a las 3:33 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
La era del conflicto de poderes permanente
Ignacio Miri
Fuente: clarín
(*) Notiar.com.ar
22/8/025
La Argentina tiene una historia institucional con rupturas, quiebres, tensiones y regresiones de todos los colores, pero lo que está ocurriendo en los últimos meses tiene pocos antecedentes: un conflicto a cielo abierto y con actualizaciones diarias entre el Poder Ejecutivo y el Congreso en el que más temprano que tarde quedará enredada también la Justicia, el tercer poder de la República.
No hay manera de saber hoy cómo terminará esta payada, pero sí se puede hacer un diagnóstico sobre lo que está ocurriendo hoy.
Javier Milei comanda un gobierno con varias capas de debilidad superpuestas. La Libertad Avanza tiene muy pocos diputados y senadores propios, no tiene gobernadores y los pocos intendentes mileístas son los que dieron el salto luego de la llegada del Presidente a la Casa Rosada. En su mandato, Milei no nombró jueces ni fiscales. Su fortaleza, se sabe, descansa en su capacidad de comunicar y de señalar problemas que ningún otro político había identificado con tanta claridad. Para decirlo más claramente, Milei tiene menos resortes institucionales que cualquiera de sus rivales importantes pero tiene más votos y más apoyo popular que ellos.
En el primer tramo de su mandato, Milei fue capaz de transmitir a los mercados, el sistema político y a la sociedad argentina que estaba decidido a hacer cualquier cosa con tal de reducir el déficit fiscal porque esa restricción, junto al freno de la emisión monetaria, eran la receta para bajar la inflación. Como el ritmo del aumento de precios efectivamente se hizo más lento, el poder del Presidente creció.
En los últimos meses, esa situación se modificó en dos aspectos fundamentales. Los mercados consideran que el precio del dólar no puede seguir tan bajo porque eso fogonea las importaciones y el gasto de los argentinos en turismo en el extranjero y genera una situación muy adversa para las empresas exportadoras, lo cual en principio tiende a volver a los dólares más escasos. El orden de esa enumeración puede cambiarse, según cada economista estime mejor, pero el problema está.
Los políticos, por su lado, detectaron que la campaña, y más precisamente el modo en que el oficialismo armó su estrategia electoral, abría una falla en el Congreso. Hoy hay muchos más diputados y senadores enojados con Milei que están dispuestos a enfrentarlo porque no tienen mucho que perder o porque de ese modo consolidan su discurso para la campaña en sus provincias.
Esos dos mundos, el de los operadores financieros y el de los políticos no oficialistas, consideró a su vez que buena parte de sus propias dudas y convicciones existían también en la sociedad. Este último aspecto de la cuestión no se puede corroborar todavía -de eso se encargarán las elecciones que quedan en el calendario de este año- pero sí se puede comprobar que los mercados y la oposición apuntan todo su arsenal de señales al Gobierno.
Los bancos ya advirtieron que ya no creen lo que dice el Gobierno y que para ordenarlos hace falta el premio de la tasa o el castigo de la regulación y el Congreso dejó claro que buscará voltear todos los decretos que pueda y a defender sus leyes de los vetos presidenciales. Es un desafío que el Gobierno deberá administrar en un año en el que -según dice el Presidente a quienes lo visitan- no habrá muchas buenas noticias económicas que dar.
22/08/2025 a las 4:04 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Resultado incierto en la Guerra Fría entre Cristina y Milei
Daniel Bi8lotta
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
22/8/025
La necesidad de garantizar un orden cerrado a las directivas emanadas del líder es el rasgo compartido por las listas de Fuerza Patria y La Libertad Avanza para las elecciones del 26 de octubre. Un balance bastante lógico tras la intervención directa de Cristina y Javier Milei en el proceso de selección de quienes las integran. Pero que también revela que se priorizará apelar al voto fidelizado en lugar de satisfacer la expectativa con la política de mayorías ciudadanas cada vez más amplias: prestarle atención a sus demandas urgentes.
Ninguno de los postulantes parece responder por su perfil a esa pretensión casi utópica. El predominio de la confrontación ideológica que amenaza también con afectar al Presidente en esta campaña bastaría por sí solo para justificar el nivel de ausentismo que se aguarda. Un clima de época que recrea el opaco esplendor de la Guerra Fría. Cada lado especula con el tamaño de la tragedia que se abatirá sobre el otro sin instrumental adecuado para traducir en información eficaz los precarios indicios de los que se dispone.
Cristina rehuyó a ese tipo de combate propuesto por Milei con la consigna “kirchnerismo nunca más”. A eso se le atribuye que haya convertido a Jorge Taiana en primer candidato a diputado nacional en la provincia de Buenos Aires y haberse rehusado a que Máximo ocupe ese lugar. El brutal pragmatismo de la expresidenta no habría tenido contemplación ni con su propio hijo. Bajo ese criterio general, habría desoído el módico operativo clamor de La Cámpora para que su jefe sea el primero de la lista.
Parece demasiado ecuánime para ser cierto. Pero le sirve de consuelo a los intendentes del conurbano. En contra de su presunción inicial con el desdoblamiento, fueron excluidos de las listas del 26 de octubre. Tal vez porque Cristina descontó que concentrará su esfuerzo solamente en la elección del 7 de septiembre. Algo de sentido común: la Boleta Única de Papel (BUP) reducirá la incidencia de su aparato político en las elecciones nacionales. Aun así, los intendentes admiten nítidas diferencias entre la oficialización de candidatos del 17 de agosto en comparación con la del 9 de Julio. Hasta el aparentemente más damnificado en esas dos instancias, Axel Kicillof, habría expresado cierta satisfacción con el de la semana pasada. “Aunque pidió cuatro diputados y le reconoció dos porque Cristina le computó a Taiana como propio y con doble valor por ser el primero, no lo vivió con la zozobra del 9 de julio”. El día que se recuerda por la prórroga concedida por la Junta Electoral para superar dos interrupciones al suministro de energía eléctrica en la ciudad de La Plata.
Las taxativas decisiones adoptadas por Cristina habrían hecho recapacitar al gobernador sobre las bondades de que las cuestiones urticantes queden en manos de un jefe político. El desdoblamiento electoral habría sido la forma que halló Kicillof para manifestar el desacuerdo con que Cristina tenga ese rol. El desconcierto de los aliados del gobernador es comprensible. La expresidenta criticó esa medida con igual énfasis que las candidaturas testimoniales. No hay dudas de que los intendentes que aprovechen esa opción obtendrán el 7 de septiembre más votos que Taiana el 26 de octubre. Pero también hay pocas de que si Fuerza Patria se impone con holgura en la primera elección, los intendentes se verían compelidos a contribuir con un resultado positivo en la segunda. Demostraría que la unidad es algo más que una apariencia y haría dejar a un lado el hecho que Cristina solo haya reservado lugar en las listas a sus fieles. Una curiosa simetría con la lista de Milei que lidera José Luis Espert, donde prevalece la búsqueda de un acatamiento vertical y sin reparos a las instrucciones de la Casa Rosada. Casos como los de Karen Reichardt y Sergio “Tronco” Fagioli darían privilegio esa idea a la de mejorar la calidad de la representación legislativa de La Libertad Avanza que esbozó el triángulo de hierro mientras la armonía perduró entre sus vértices: Javier Milei, su hermana Karina y Santiago Caputo.
Un cisma provocado entre el ala política del gobierno, encarnada por el asesor presidencial, y la electoral, a cargo de Karina Milei. Y con la premisa de evitar que Caputo proyecte en las listas de candidatos el poder acumulado dentro del gobierno. El momento en el que las palabras y las cosas que las designan comienzan a desentenderse… Un homenaje póstumo, e inédito, del derechista movimiento anarco libertario vernáculo al pensador de izquierda Michel Foucault.
Las derrotas legislativas del oficialismo no serían otra cosa que la repercusión en el Congreso de un conflicto cuyos alcances son imprecisos. Sobre todo luego de la renuncia de Claudio Spagnuolo, el amigo de Milei a cargo del área de Discapacidad que habría revelado supuestas situaciones turbias que vincularía a “Lule” Menem y Karina Milei con algunos laboratorios.
Versiones que también circulan sobre eventuales derivaciones de la investigación por el fentanilo adulterado y que pondrían en riesgo la estabilidad de Mario Lugones en el ministerio de Salud. Por ahora, solo un manejo de conjeturas promovidas por habladurías variopintas. Como las que alude a la tensión entre Caputo y Rodrigo Lugones por el control de la SIDE. Lugones hallaría resistencia en Sergio Neiffert para influir en ese organismo a través de Diego Kravetz.
Neiffert llegó por Caputo a la titularidad de la SIDE, a donde Kravetz fue designado por recomendación de Lugones. Kravetz desmiente, y con razón, haber sido parte del gobierno porteño cuando la División Hurtos y Delitos de la Policía Metropolitana fraguó la detención de Francisco Hauque. El empresario de criptomonedas que le reclama seis millones de dólares a Elías Piccirillo, detenido como presunto autor intelectual de la maniobra contra Hauque. Fuentes policiales, judiciales y del espionaje coinciden, sin embargo, en confirmar la preocupación de Kravetz por la causa donde la jueza federal María Eugenia Capuchetti investiga ese hecho. Parece demasiado pronto si la acusación de Milei al kirchnerismo de secuestrar al Congreso efectuada en el Consejo de las Américas bastará para aventar las sospechas de supuestas irregularidades. Algunos de sus aliados bonaerenses no contribuyen a disiparlas.
Las autoridades de Pinamar guardan silencio sobre el aparente acuerdo entre Daniel Mautone y Victorio Gualtieri que expresaría el Plan de Desarrollo Urbano elaborado por el municipio. En especial en Montecarlo., su localidad más antigua y con cinco kilómetros cuadrados de superficie libre. Mautone y Gualtieri son los propietarios de la mayoría de la tierra en Montecarlo. Mautone explota el bingo de Pinamar. Gualtieri es un constructor vinculado históricamente a la obra pública.
El intendente Martín Yeza creó en 2021 un registro de propietarios en Montecarlo que por el decreto 1428 quedó a cargo del secretario de Turismo, Juan Ibarguren. Ibarguren habría notificado cuatro meses después a la AFIP que sumaba a sus actividades a de constructor y remodelador de edificios. Luego de ganar por un voto las elecciones de 2023, Ibarguren sucedió a Yeza como intendente y dispuso trasladar el registro de propietarios al Departamento Ejecutivo. Es decir, al intendente.
El plan de Desarrollo urbano se completa con un Código de Ordenamiento que determina el uso del suelo y con eso su valor en el mercado. Ricardo Riddik está a cargo de esas dos iniciativas. Es el secretario de Planeamiento de Ibarguren. Pero antes lo fue del intendente Pablo Bruera en La Plata. Su hermano, Mariano Bruera, y otros funcionarios fueron condenados por pedir sobornos a cambio de gestionar excepciones al Código de Ordenamiento.
Guillermo Andreau se negó a pagar y efectuó la denuncia judicial que derivó en esas condenas. Aunque Andreau lo sindicó como quien le indicó con quién debía acordar la excepción y pese a avalar varias con su firma, Riddick resultó absuelto. Yeza e Ibarguren estarían distanciados por el rumbo de los proyectos vinculados a Montecarlo. Una tensión que no interfiere en que los dos reconozcan en Cristian Ritondo a su jefe político. Ni en que ambos hayan contribuido a sellar una alianza en Pinamar con La Libertad Avanza.