Por Hernán Andrés Kruse.-
EL ASUNTO DE LA FILOSOFÍA CRISTIANA
“Jean-Luc Marion introduce su análisis sobre la filosofía cristiana en Le visible et le révélé con la afirmación de que los conceptos también son mortales, lo que nos sitúa en una reflexión profunda sobre la naturaleza y la duración de las ideas filosóficas. El autor plantea que los conceptos pueden llegar a morir de insignificancia o devenir aporías cuando ya no logran señalar un camino claro para el pensamiento.
La noción de “filosofía cristiana”, según Marion, podría estar sufriendo este destino en la actualidad, lo que lleva a la pregunta de si debemos abandonarla o intentar revitalizarla. Para Marion, la cuestión no es renunciar a la filosofía cristiana, sino reconsiderarla y repensarla a la luz de nuevos enfoques. Este argumento plantea una tensión interesante entre la tradición y la innovación, un dilema central en el debate contemporáneo sobre la filosofía cristiana. Este enfoque inicial de Marion está profundamente arraigado en la fenomenología, ya que invita a considerar cómo los conceptos, al igual que los fenómenos, tienen una vida propia que depende de su manifestación y de la forma en que se “donan” a la experiencia. Si un concepto deja de ser significativo, puede considerarse “muerto” en el sentido fenomenológico, porque ya no “da nada” ni ofrece una estructura comprensible para el pensamiento.
Marion profundiza en el contexto histórico de la filosofía cristiana refiriéndose al debate que tuvo lugar entre 1927 y 1931, desencadenado por las ideas de Émile Bréhier. Según Bréhier, el cristianismo ha utilizado muchas filosofías a lo largo de su historia, pero nunca ha generado una propia debido a una incompatibilidad fundamental entre la razón y el misterio de la revelación cristiana. Este argumento provocativo plantea una cuestión clave: ¿es posible una verdadera “filosofía cristiana” o la razón y la fe están irrevocablemente separadas?. Marion explora esta cuestión desde una perspectiva fenomenológica, sugiriendo que la revelación y la razón no necesariamente se excluyen mutuamente. Para el mismo autor francés, la revelación no se entiende simplemente como un conjunto de verdades a las que la razón debe someterse, sino como un fenómeno que puede manifestarse y ser acogido por la razón, pero que se manifiesta desde sí (de soi). En este sentido, la “filosofía cristiana” podría reinterpretarse como un espacio donde lo revelado se “dona” a la razón, permitiendo una interacción fructífera entre ambos.
Marion destaca que, aunque podría haberse esperado que los pensadores católicos defendieran unánimemente la legitimidad de la filosofía cristiana, la realidad fue mucho más compleja. Algunos filósofos católicos, como los de la escuela de Lovaina, argumentaron que no hay una filosofía específicamente cristiana, en el sentido de que las verdades filosóficas no dependen de la fe. En cambio, defienden un enfoque aristotélico-tomista, donde las verdades filosóficas son universales y no requieren de la revelación cristiana para ser válidas. Aquí, Marion subraya una tensión importante entre la fe y la razón, pero sugiere que no es necesario verlas como antagónicas.
Desde una perspectiva de Marion, se puede argumentar que la razón y la revelación se complementan, pues si bien la razón puede alcanzar ciertas verdades por sí sola, la revelación cristiana puede ofrecer un horizonte adicional de comprensión, permitiendo que la razón se extienda más allá de sus propios límites. Este enfoque no busca subordinar la razón a la fe, bajo la errónea comprensión de Philosophia ancilla theologiae, sino expandir la capacidad de la razón para acoger lo que de otro modo permanecería inaccesible.
Jean-Luc Marion toma la definición de “filosofía cristiana” de Gilson como punto de partida para su reflexión. Según Gilson, en la lectura de Marion, una filosofía cristiana es aquella que distingue entre la razón y la revelación, pero considera que la revelación cristiana es un “auxiliar indispensable” para la razón. Es decir, la revelación no reemplaza a la razón, pero sí le ofrece temas que la razón por sí sola no podría tratar ni sospechar, como el concepto de creación. Marion utiliza esta definición como una base para explorar cómo la revelación cristiana podría servir no solo como un tema para la filosofía, sino como una fuente de nuevas intuiciones fenomenológicas.
Desde esta perspectiva, la revelación no se impone como un dogma que la razón debe aceptar, sino que se presenta como una manifestación que la razón puede explorar. Esto tiene implicaciones significativas para la fenomenología, ya que permite que la razón filosófica acoja lo trascendente sin necesidad de subordinarse a él. La revelación, según Gilson y Marion, sugiere temas filosóficos que la razón no podría descubrir por sí sola. Estos incluyen conceptos profundamente cristianos como la creación, la eucaristía y la gracia. Marion señala que la razón, al abordar estos temas, no pierde su autonomía, sino que encuentra nuevos horizontes de reflexión. Un ejemplo claro es el uso del concepto de creación en Descartes y Leibniz, quienes abordan este tema desde una perspectiva racional, pero inspirada en la revelación.
Este enfoque fenomenológico permite que la revelación sea vista como una fuente legítima de nuevos fenómenos. Estos son fenómenos que exceden la capacidad de la razón para comprenderlos plenamente, pero que, sin embargo, se dan y, por tanto, pueden ser pensados. La fenomenología, en este sentido, ofrece una vía para abordar temas revelados de una manera filosófica sin reducirlos a meras categorías racionales. Uno de los ejemplos más significativos de la interacción entre filosofía y revelación es la “metafísica del Éxodo”, donde el concepto filosófico de actus purus essendi (acto puro de ser) se interpreta como equivalente al nombre divino “Yo soy el que soy” (Ex 3,14). Para Marion, este es un ejemplo claro de cómo la revelación puede iluminar un concepto filosófico, dándole un nuevo significado que no estaría disponible para la razón por sí sola.
Desde una perspectiva fenomenológica, este ejemplo muestra cómo lo revelado puede “donarse” a la razón de una manera que transforma su comprensión. La fenomenología de Marion se centra precisamente en este tipo de encuentros, donde lo trascendente se hace presente en la experiencia sin ser reducido a los límites de la razón. En este sentido, la “filosofía cristiana” no es simplemente una interpretación de conceptos filosóficos, sino una ampliación del horizonte fenomenológico de la conciencia. Marion señala que uno de los problemas principales de la filosofía cristiana entendida solo como hermenéutica es que la interpretación cristiana de los conceptos filosóficos puede parecer secundaria o derivada. Si la filosofía cristiana simplemente comenta o reinterpreta los resultados de la filosofía secular, entonces pierde su carácter original y creativo.
Para abordar esta crítica, Marion propone que la filosofía cristiana no debe limitarse a una hermenéutica, sino que debe convertirse en una heurística, una forma de descubrir nuevos fenómenos que no estarían disponibles sin la revelación cristiana. Aquí, Marion se aleja de la mera interpretación para sugerir que la revelación puede generar nuevos fenómenos filosóficos que transforman la comprensión de la razón.
Otra crítica importante a la filosofía cristiana como hermenéutica es su aparente arbitrariedad. Marion menciona que la revelación cristiana ofrece una interpretación particular de los fenómenos, pero esta interpretación podría no ser la única posible. Por ejemplo, la pobreza puede interpretarse como una virtud evangélica o como un fenómeno económico ligado al capitalismo, según la interpretación que se adopte. Desde una perspectiva fenomenológica, esta crítica resuena con las preocupaciones de la hermenéutica contemporánea, que enfatiza que toda interpretación es, en última instancia, una construcción.
Sin embargo, Marion sugiere que la revelación cristiana, en lugar de ser simplemente una interpretación entre muchas, ofrece algo verdaderamente nuevo que transforma la experiencia filosófica. La revelación no es solo una interpretación, sino una apertura hacia fenómenos que de otro modo permanecerían ocultos. En lo que refiere al pensamiento cristiano, Jean-Luc Marion realiza una lectura profunda y sofisticada de Blaise Pascal, integrando su pensamiento dentro del marco de la fenomenología y la teología. Para Marion, Pascal no solo es relevante por su análisis de la condición humana, sino también por su tratamiento de la fe cristiana, la angustia y la caridad, tal como también comprende Falque.
En su interpretación de Pascal, Marion se concentra en cómo éste aborda la tensión entre la razón y la fe, particularmente en su famosa apuesta y en su comprensión del “orden de la caridad”. Para Pascal, según Marion, la razón tiene un límite claro: no puede llevarnos hasta Dios, pero puede ayudarnos a reconocer la necesidad de tomar una decisión sobre la fe. Aquí es donde entra en juego la apuesta pascaliana, que Marion analiza como un acto radicalmente fenomenológico: un momento en el que el individuo se enfrenta a un fenómeno saturado, el cual excede la capacidad de la razón de comprender plenamente y, por lo tanto, demanda una respuesta que va más allá de la mera lógica. La apuesta, para Marion, no es solo una estrategia racional, sino una apertura hacia lo revelado, hacia el fenómeno de Dios que, aunque no puede ser plenamente captado por la razón, se manifiesta como algo que exige una respuesta existencial y espiritual.
Marion también recupera de Pascal el concepto del “orden de la caridad”, que Pascal contrapone a los órdenes de las grandeurs charnelles (los poderes físicos y políticos) y de los esprits (la razón y el conocimiento). En este sentido, Marion sigue la línea pascaliana al afirmar que la caridad representa un orden superior, uno que no es accesible directamente a la razón ni a los sentidos. El orden de la caridad se dona como un fenómeno que transforma completamente la manera en que el ser humano experimenta la realidad, y solo puede ser acogido desde la fe. Marion utiliza este concepto para sugerir que la revelación cristiana no solo complementa la razón, sino que la trasciende al introducir fenómenos y experiencias que, de otro modo, permanecerían invisibles para la pura racionalidad. La caridad, entonces, se convierte en un horizonte fenomenológico donde la razón y la fe pueden converger sin necesidad de entrar en conflicto.
Uno de los puntos clave de la heurística de la caridad es que introduce fenómenos completamente nuevos en la experiencia filosófica. Marion menciona ejemplos como el concepto de “persona” y el fenómeno del “rostro”, que solo pueden ser plenamente comprendidos a la luz de la revelación cristiana, aunque nunca comprendidos en totalidad. Estos fenómenos no solo amplían el horizonte de la razón, sino que transforman la forma en que comprendemos la realidad humana. En este sentido, la fenomenología de Marion se alinea con la teología, en la medida en que ambos campos exploran fenómenos que exceden la capacidad de la razón para comprenderlos completamente. Sin embargo, Marion no sugiere que estos fenómenos sean irracionales; más bien, son fenómenos que se donan a la razón de una manera que la transforma -en sintonía a su propuesta de la revelación.
El ejemplo más claro de la interacción entre la revelación y la razón en la filosofía cristiana es el fenómeno del rostro. Marion señala que el rostro de una persona solo puede ser plenamente comprendido a la luz de la caridad, ya que la caridad revela la trascendencia del otro. Sin la caridad, el rostro se reduce a un objeto más en el mundo, pero con la caridad se transforma en el “fenómeno absoluto de otro centro del mundo”. Desde una perspectiva fenomenológica, este es un ejemplo claro de un fenómeno saturado: el rostro del otro es un fenómeno que excede la capacidad de la razón para dominarlo o reducirlo a un objeto.
La revelación de la caridad permite que este fenómeno se manifieste plenamente, no como un objeto de conocimiento, sino como una presencia que transforma la comprensión de la razón. Por lo tanto, Marion asume que la filosofía cristiana es existente y tiene un papel fundamental en la filosofía actual. Aunque se enfrenta a críticas y tensiones dentro del pensamiento moderno, Marion demuestra que, a través de la fenomenología, la filosofía cristiana puede ser replanteada como una forma legítima de exploración filosófica que no solo interpreta la revelación, sino que la utiliza para descubrir nuevos fenómenos que transforman la experiencia humana. Este enfoque fenomenológico sugiere que la revelación cristiana no debe ser vista como un obstáculo para la filosofía, sino como una oportunidad para que la razón descubra nuevos horizontes de comprensión.
LA LECTURA FILOSÓFICA DE MARION
Como planteamos anteriormente, uno de los enfoques críticos más interesantes a su trabajo es el de Emmanuel Falque, quien en Phénoménologie de l’extraordinaire, afirma que las referencias de Marion a la historia de la filosofía tienen como única finalidad prescindir de ella. Según Falque, Marion parece operar en un terreno donde la tradición filosófica se descarta en favor de una aproximación novedosa que, en lugar de dialogar con el pasado, lo desecha. Esta interpretación, sin embargo, puede ser considerada como reductiva y simplista, ignorando la profundidad con la que Marion interactúa con la historia de la filosofía, no para rechazarla, sino para replantearla desde nuevas perspectivas fenomenológicas, sobre todo a partir del concepto de la donación.
Marion no solo no prescinde de la historia de la filosofía, sino que, al contrario, reconoce su importancia fundamental. Para Marion, la filosofía debe ser capaz de enfrentarse a su propio pasado de manera crítica, reelaborando sus preguntas fundamentales y explorando nuevos fenómenos que no habían sido considerados previamente. En este sentido, Marion sigue la tradición crítica de filósofos como Heidegger, quien sostenía que la filosofía no puede limitarse a una acumulación de conocimientos, sino que debe mantenerse en un constante diálogo con la esencia del ser. Marion, sin embargo, lleva esta concepción un paso más allá, introduciendo la fenomenología de la donación como una forma de ir más allá de los límites tradicionales de la filosofía.
El concepto de “donación” juega un papel central en la obra de Marion, y es aquí donde su filosofía se diferencia de la simple hermenéutica o el comentario filosófico. La donación no es un mero acto de interpretación; es la experiencia de un fenómeno que se manifiesta más allá de las estructuras tradicionales de comprensión. En este sentido, la filosofía en Marion no se limita a comentar lo que ya ha sido dicho, sino que se convierte en una heurística, un proceso de descubrimiento constante de nuevos fenómenos. Esta heurística se basa en la capacidad de la filosofía para abrirse a lo que está más allá de su propio horizonte, lo que Marion denomina “fenómenos saturados”, aquellos fenómenos que exceden la capacidad de la razón para aprehenderlos por completo, pero que, sin embargo, se donan a la experiencia -y que, tal como él señala, es la explotación de una propuesta husserliana.
Además de sus libros dedicados a la historia de la filosofía de Descartes, Jean Luc Marion aborda las propuestas filosóficas anteriores a él de manera crítica, seleccionando aspectos clave de la tradición filosófica para desarrollar su fenomenología de la donación. En Étant donné, Marion se involucra con la obra de Heidegger, en particular con el concepto de Ereignis (acontecimiento). Marion critica que Heidegger no logró radicalizar suficientemente su análisis de la donación, subordinando el Ereignis a la ontología y dejando sin explorar plenamente la donación como fenómeno autónomo. Marion destaca que Heidegger, aunque abrió la vía para una fenomenología que escapa a la mera objetivación, no fue capaz de liberarse completamente de la primacía del ser.
En esta crítica, Marion también discute cómo Heidegger reduce el fenómeno del mundo a la ontología, sin dar cabida a la fenomenalidad del don. Heidegger influyó en la crítica de Marion a la fenomenología intencional de Husserl, proponiendo que la fenomenalidad del mundo no puede reducirse a la intencionalidad de un objeto. Marion, por tanto, parte del análisis heideggeriano, pero lo lleva más allá, proponiendo una fenomenología de la donación que excede el horizonte del ser.
En el mismo texto, aparte de sus ya mencionadas historias de la filosofía cartesiana, Marion se involucra profundamente con Descartes, particularmente con su cogito y las implicaciones de la filosofía cartesiana para la fenomenología. Marion retoma y critica la dicotomía cartesiana entre res cogitans y res extensa, argumentando que esta separación, aunque útil en el contexto de la ciencia moderna, deja fuera aspectos esenciales de la fenomenalidad, como la donación. Para Marion, el cogito cartesiano está limitado por su enfoque en la certeza del pensamiento, lo que conduce a una visión restringida del ser y del mundo. En este sentido, Marion rechaza la separación cartesiana entre el sujeto y el objeto, proponiendo que el sujeto no es el centro de la fenomenalidad, sino que es el adonado, es decir, el que recibe lo dado. Esta noción del adonado es crucial en la filosofía de Marion, ya que marca una ruptura con la tradición cartesiana y kantiana, y permite una fenomenología más radical, centrada en la recepción pasiva del fenómeno y no en su constitución por parte del sujeto.
En De surcroît, Marion retoma la fenomenología de Husserl, pero la redefine de manera significativa. Mientras que Husserl establece la fenomenología a través de la intencionalidad y la constitución de los objetos por parte de la conciencia, Marion sostiene que ciertos fenómenos saturados exceden esta capacidad intencional. Husserl, según Marion, no llega a una fenomenología completa porque se limita a analizar la relación entre el sujeto y el objeto, dejando fuera fenómenos que no pueden ser constituidos, sino que se dan más allá de la capacidad del sujeto para captarlos. Así, Marion lleva la fenomenología husserliana a sus límites y más allá, proponiendo una fenomenología de la donación, donde el fenómeno se da sin estar mediado por las estructuras intencionales de la conciencia.
Levinas es otro filósofo clave en el desarrollo de la fenomenología de Marion. También en De surcroît y en Prolégomènes a la charité, Marion toma la noción de Levinas sobre la primacía de la ética sobre la ontología, en particular la idea de que la relación con el otro es más fundamental que cualquier consideración ontológica. Marion reconoce la importancia de la ética de Levinas, especialmente en su análisis del rostro como lugar de la revelación ética. Sin embargo, Marion también toma distancia de Levinas al proponer que la relación con el otro no es únicamente ética, sino que también implica una fenomenalidad saturada que excede los límites de la ética tal como la concibe Levinas. Para Marion, la revelación del otro es un fenómeno saturado, que se da más allá de la capacidad de la ética para captarlo. Así, aunque Marion retoma a Levinas, lo lleva más allá al proponer que la fenomenalidad del otro no se limita a la ética, sino que pertenece al ámbito de lo saturado, de lo que excede cualquier categorización o concepto.
Por otro lado, en Reprise du donné, Marion discute cómo Aristóteles considera la jerarquía entre las ciencias, con la física subordinada a la matemática. Marion utiliza este concepto aristotélico para aplicarlo a la relación entre la teología revelada y la filosofía. Según Marion, la teología revelada tiene prioridad sobre la filosofía en tanto que la revelación trasciende las capacidades de la razón humana. Sin embargo, Marion también critica a Aristóteles en ciertos aspectos, argumentando que la visión aristotélica del tiempo, por ejemplo, como medida del movimiento, es insuficiente para captar la experiencia temporal en toda su complejidad. Marion contrasta esta visión con la de Agustín, quien sostiene que el tiempo está más relacionado con la experiencia interior del alma que con el movimiento físico. Esta crítica a Aristóteles permite a Marion desarrollar su noción del tiempo como un fenómeno, que excede la medición objetiva y se experimenta de manera más directa en la vida del sujeto.
En su relación con Nietzsche, Marion examina la voluntad de poder y cómo Nietzsche intenta imponer el “sello del ser” al devenir. En Reprise du donné, Marion argumenta que, aunque Nietzsche busca superar la metafísica tradicional, su pensamiento sigue estando atrapado en las categorías metafísicas que intenta dejar atrás -del mismo modo que lo señala en L’idole et la distance. Nietzsche, según Marion, sigue operando dentro de un marco metafísico que busca dominar el devenir, mientras que Marion propone la fenomenología de la donación que no busca imponer ninguna estructura, sino que se deja dar desde lo dado, sin embargo, la muerte de Dios será primordial en toda su propuesta sobre el pensamiento cristiano y la teología.
Tomás de Aquino es otro filósofo central en la obra de Marion. En De surcroît y en Dieu sans l’être, Marion retoma a Tomás para discutir la relación entre la razón humana y la revelación divina. Tomás sostiene que la revelación tiene prioridad sobre la razón, ya que Dios trasciende las capacidades del conocimiento humano. Marion está de acuerdo con esta premisa, pero la lleva más allá al proponer que la revelación no puede ser tratada como una ciencia, como lo hace Tomás. Según Marion, la revelación no es algo que pueda ser conocido mediante las categorías del pensamiento humano, sino que es aquello que posibilita al fenómeno saturado. Marion utiliza a Tomás para desarrollar su crítica de la fenomenología intencional, argumentando que la revelación es un don que no puede ser constituido por el sujeto, sino que este acontece de soi, como también para cuestionar las pruebas de la existencia de Dios.
En Au lieu de soi, Marion también retoma a Agustín para desarrollar su concepción del tiempo y la subjetividad. Marion explora la idea de la distentio animi de Agustín, según la cual el tiempo no es una medida externa del movimiento, sino una experiencia interna del alma. Esta noción le permite a Marion desarrollar una fenomenología del tiempo que no se limita a la medición objetiva, sino que capta la temporalidad como un fenómeno saturado que desborda la capacidad del sujeto para medirlo o comprenderlo. Marion utiliza esta noción agustiniana para criticar la visión aristotélica del tiempo como mera medida del movimiento, argumentando que el tiempo es, en última instancia, una experiencia que se da en la vida del sujeto, más que un fenómeno físico medible.
En su obra, The Reason of the Gift, Marion retoma a Kierkegaard para explorar el concepto de la fe y la donación. Marion se apoya en la noción de Kierkegaard de la fe como un salto, para argumentar que la experiencia de la donación es similar a la experiencia de la fe: es un fenómeno que no puede ser comprendido a través de las categorías del conocimiento racional, sino que se da más allá de ellas. Al igual que la fe, la donación es un exceso que desborda las estructuras conceptuales, lo que lleva a Marion a desarrollar una fenomenología de la donación basada en la pasividad y la receptividad, en lugar de la actividad del sujeto.
En La rigueur des choses, Marion menciona a Dionisio Areopagita en su discusión sobre la teología apofática y la trascendencia divina. Dionisio es clave para la concepción de Marion sobre lo invisible, ya que sostiene que Dios trasciende cualquier conocimiento humano y solo puede ser conocido a través de la negación. Marion retoma esta idea de Dionisio para desarrollar su fenomenología de la donación, argumentando que lo que no se muestra revela más sobre lo divino que lo que es dado en la intuición. Según Marion, la donación es siempre un exceso que desborda cualquier intento de captarla, y esta idea está profundamente influenciada por la teología apofática de Dionisio, tal como presenta de excelente modo Matías Pizzi.
Dentro de la obra de Marion, las referencias a Kant son variadas, al punto de señalar que su obra es una inversión a la filosofía kantiana. Sin embargo, en Retomando lo dado, Marion retoma la crítica de Kant al principio de razón suficiente, señalando cómo Kant limita la fenomenalidad al campo de la intuición sensorial. Marion critica esta visión kantiana al proponer que la donación excede las estructuras del conocimiento racional, lo que lleva a una fenomenología que no se basa en la intuición sensorial, sino en la recepción pasiva de lo dado.
Marion también menciona a Schopenhauer en este contexto, señalando cómo Schopenhauer intenta ir más allá del principio kantiano de razón suficiente al proponer una base metafísica para la voluntad. Sin embargo, Marion critica a Schopenhauer por no llevar su análisis lo suficientemente lejos, argumentando que la voluntad, tal como la concibe Schopenhauer, sigue estando atrapada en las estructuras del ser y no puede captar plenamente la fenomenalidad del don. En esta misma obra, Marion también dialoga con la filosofía de McDowell sobre el Mito de lo dado y con la hermenéutica de Ricoeur.
Finalmente, Wittgenstein es mencionado, nuevamente, en The Reason of the Gift, donde Marion discute la fenomenalidad del mundo y cómo el lenguaje estructura la experiencia religiosa. Marion retoma a Wittgenstein, especialmente en sus Investigaciones Filosóficas, para argumentar que el lenguaje no es suficiente para captar la fenomenalidad de lo sagrado, ya que lo divino excede cualquier descripción. Marion utiliza a Wittgenstein para desarrollar su noción de lo invisible, argumentando que la donación es un fenómeno que escapa al lenguaje y a las estructuras descriptivas tradicionales”.
(*) Francisco Novoa Rojas (Universidad Católica de la Santísima Concepción-Región del Bío Bío-Chile): “El replanteamiento de la filosofía según Jean-Luc Marion” (Mutatis Mutandis: Revista Internacional de Filosofía-Volumen 11-2024).
25/08/2025 a las 9:56 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Los peores días de Javier Milei
Joaquín Morales Solá
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
24/8/025
“Están choreando”, es la frase más iridiscente de la supuesta y verborrágica catarsis que Diego Spagnuolo, exdirector de la Agencia Nacional de Discapacidad, hizo en una conversación grabada. Él asegura que le contó al Presidente los hechos de corrupción, pero este hizo que lo desmintieran. La filtración de esa conversación es ilegal, como toda conversación privada que toma estado público, salvo que la haya ordenado un juez. No es este caso. Todavía no se sabe con certeza si fue una grabación hecha por algún electrón suelto de los servicios de inteligencia, o si la realizó alguna empresa de medicamentos afectada por la presunta corrupción a favor de otra compañía, o si fue un audio de WatsApp enviado por Spagnuolo a un interesado en el negocio.
Todo hace suponer que se trató de una conversación en un lugar público (bar o restaurante) porque en la edición de la grabación fue eliminada la voz del interlocutor del exfuncionario -si es que hubo un interlocutor-, pero se oyen voces lejanas propias de las confiterías. Estamos, por lo tanto, ante una versión editada de esa grabación o audio, lo que le agrega escasa legitimidad a la ilegalidad. Spagnuolo, antiguo amigo de Milei y un visitante asiduo de la residencia de los presidentes en Olivos, disparó directamente contra la hermanísima Karina y contra el principal colaborador de esta, Eduardo “Lule” Menem, que hizo su carrera en la política como secretario privado de uno de sus tíos, el exsenador Eduardo Menem. Spagnuolo llegó a precisar en esos audios una cifra: entre 500 y 800 mil dólares mensuales que aquel dueto de funcionarios percibiría como sobornos por la compra de medicamentos que el Estado les entrega a los discapacitados. Hasta consigna el nombre de la droguería beneficiada, que es, obviamente, la misma que habría pagado las coimas. En la conversación que se conoció no se escucha a Spagnuolo nombrar a Martín Menem. La aclaración viene a cuento porque se habló de “los dos Menem” y, en verdad, el aludido es uno de ellos, no los dos. Spagnuolo fue expulsado del Gobierno después de que se negara a renunciar. Exigió que la renuncia se la pidiera su amigo, el Presidente, y ahora, ya controlado por la Justicia, analizaría, según el rumor que circula entre preocupados funcionarios, convertirse en imputado colaborador del juez y del fiscal. El exfuncionario contó en esa grabación probable que le había llevado la historia a Javier Milei y que fue en esa conversación cuando le dijo que “están choreando”. La forma de expresarse ante el Presidente, si es que se expresó ante él, muestra la confianza que había entre ellos. Es llamativo, por más ilegal que sea la difusión de esa voz cargada de acusaciones con nombres y apellidos, que el primer despedido del Gobierno haya sido quien hizo la denuncia, Spagnuolo, antes incluso de una primera y elemental investigación del caso. Ni Spagnuolo ni el Gobierno desmintieron esa grabación y tampoco la denunciaron como una fake news. Al contrario, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, dejó la investigación en manos de la Justicia y aclaró que él no pone “las manos en el fuego por ningún funcionario”, aunque aclaró que confía en Karina Milei y en “Lule” Menem. De todos modos, Francos tiene razón cuando dice que el deber de Spagnuolo como funcionario público era denunciar el delito que supuestamente conocía antes de comentarlo como si se tratara de vecinos charlatanes. Genio y figura del equilibrista Francos. Si hubiera existido una intervención de los servicios de inteligencia en el caso debieron “caminarlo” a Spagnuolo, como llaman los espías al seguimiento personal de las personas, hasta que lo encontraron en el lugar indicado y en el momento oportuno, justo cuando hablaba de las coimas eventuales. Se trataría, en todo caso, de algún espía haciendo un trabajo autónomo para alguien que nadie conoce. Santiago Caputo, que tiene sus diferencias con la señora Milei y que es en los hechos el jefe de la SIDE, no es un analfabeto político ni un suicida como para hacer semejante operación contra la única persona que nunca perderá en las varias e intensas luchas internas oficialistas. Esta persona es, precisamente, la hermana del Presidente. Para peor, el mismo día en que se conoció la grabación de Spagnuolo, la Cámara de Diputados resolvió destrabar el funcionamiento de la comisión investigadora del escándalo de la criptomoneda $Libra, que el propio Presidente difundió y pocas horas después dejó de propagar. El caso provocó importantes ganancias y muchos perdedores que apostaron tras la difusión presidencial porque el valor de la criptomoneda cayó verticalmente cuando luego Milei dejó de divulgarla. También colocó en el centro de la sospecha a su hermana, porque ella fue referida por uno de los creadores de la moneda virtual, el norteamericano Hayden Davis, como su nexo con el jefe del Estado. Una comisión investigadora parlamentaria no tiene facultades para condenar a nadie, pero puede urdir un ensordecedor ruido político. Habrá ruido y habrá escándalo. “Habrá una comisión funcionando la próxima semana y lo primero que pedirá la oposición será la indagatoria de Karina Milei”, anticipó un diputado cercano al Gobierno. Sin embargo, los problemas reales vendrán de parte de la Justicia con el caso de las supuestas confesiones de Spagnuolo. El expediente sobre esa filtración cayó en manos del juez Sebastián Casanello, quien delegó la investigación en el fiscal Franco Picardi. Mala suerte para los Milei: Picardi fue un alto funcionario de Cristina Kirchner en el Ministerio de Justicia cuando Julio Alak y el camporista Julián Álvarez estaban al frente de esa cartera. Estén de acuerdo o no con su pasado, lo cierto es que Picardi actuó hasta ahora según la obligación de cualquier fiscal. “La Justicia tiene que juntar más pruebas y testimonios, porque lo primero que harán los imputados será cuestionar la legalidad de la difusión de conversaciones privadas grabadas sin autorización de un juez”, opinó otro fiscal. ¿Hubo una conspiración de antiguos aliados? Puede ser, pero la pregunta es otra: ¿hubo o no hubo corrupción? Si hubo deshonestidad en el manejo de los medicamentos para los discapacitados, cualquier conjura posterior era -cómo no- posible.
En el Congreso lo aguardaba a Milei otra estación de su vía crucis. Solo dos diputados le salvaron el superávit al Presidente. Sus nombres no se pueden precisar porque quedaron entreverados en la confusión de una tarde de sublevaciones en Diputados. El aumento de las jubilaciones y del bono que perciben los jubilados que menos cobran, sumado el rechazo de los diputados al veto del proyecto de ley que dispuso la emergencia en discapacidad, podrían haber licuado el superávit de las cuentas públicas con el que cacarea Milei. Le rechazaron el veto sobre la discapacidad, pero los opositores perdieron por aquellos dos votos la posibilidad de anular el veto del Presidente al proyecto sobre las jubilaciones. Al día siguiente, el Senado dispuso duplicar el presupuesto universitario con una mayoría que podría anticipar el rechazo del seguro veto presidencial a ese aumento. Es la menos popular de las decisiones del Congreso, según cualquier encuesta, pero la política está demasiado interesada en los recursos universitarios. Todo sucedió en dos días ingratamente consecutivos. Entre las jubilaciones y el bono acumulaban un gasto del 0,7 por ciento del PBI y las prestaciones a los discapacitados un 0,4 por ciento. Un total del 1,1 por ciento para un superávit primario previsto del 1,3 por ciento, según el presupuesto de 2025 enviado al Congreso por el Gobierno y que nadie, ni Gobierno ni oposición, quisieron tratar nunca. Pero el proyecto sobre las jubilaciones quedó definitivamente vetado por Milei. A su vez, la iniciativa del Congreso duplicaría el presupuesto universitario, que pasaría de 4000 millones de pesos a más de 8000 millones. Los discapacitados y el hospital Garrahan no pueden esperar, aunque el Gobierno debió terminar rápidamente la auditoría que dispuso sobre la cantidad de discapacitados reales que hay en el país. La auditoría es necesaria porque durante los gobiernos del matrimonio Kirchner esas pensiones aumentaron en un 1217 por ciento, según el sitio Chequeado. Los Kirchner recibieron una administración con 78.585 pensiones por invalidez y la entregaron con 1.034.000 personas beneficiadas. No hubo en esos doce años de Néstor y Cristina Kirchner una monumental catástrofe ni una guerra larga y destructiva. Milei dio de baja el año pasado a 110.000 pensiones truchas. Pero nadie termina la auditoría. La anomalía es inhumanamente injusta con los discapacitados que realmente necesitan de la asistencia del Estado porque el manejo político de esos recursos les resta el apoyo indispensable.
¿Qué pasará con Milei después de sus días más difíciles desde que es presidente? Nada que cambie dramáticamente en lo inmediato el paisaje político, según los mejores analistas de opinión pública. El resultado en la provincia de Buenos Aires está discutido, aunque la posibilidad más señalada por los encuestadores es la de una derrota del Presidente en ese distrito. Un mes y medio después ocurrirán las elecciones nacionales para elegir diputados y senadores nacionales. Ningún encuestador pronostica para entonces, en cambio, una derrota del oficialismo, pero la marcha de la economía y la evolución de los escándalos por supuesta corrupción podrían modificar el porcentaje del triunfo. Una victoria del 40 por ciento o más sería importante para el oficialismo; con menos de eso, no cambiaría demasiado la relación de fuerzas en el Congreso. La ventaja del Presidente es que no tiene adversarios nacionales con los que perder. El peronismo está incapacitado para emprender una renovación, aunque el cristinismo y La Cámpora, que fue la cantera política de Cristina Kirchner, se están agotando irremediablemente. Existen aisladas insurrecciones, pero ninguna tiene el tamaño necesario como para construir un proyecto nacional de renovación justicialista. La lideresa peronista está presa por corrupción y todavía la esperan dos juicios orales también por hechos corruptos: el de los cuadernos y el de lavado de dinero en Hotesur y Los Sauces. La senadora cristinista Anabel Fernández Sagasti anunció el jueves en una solemne reunión del cuerpo que integra el voto del interbloque “Unión por la Plata”, dijo en lugar de pronunciar su nombre verdadero, que es Unión por la Patria. Las palabras, conscientes o inconscientes, revelan al final cómo fue todo.
¿Qué posición tendrá la Unión Cívica Radical en las próximas elecciones legislativas? Silencio. Nadie sabe nada. El radicalismo desapareció, aunque es la organización política con la más grande estructura partidaria nacional y tiene (¿o tenía?) 134 años de vida. Ahora se transformó en una cofradía de partidos provinciales, donde algunos gobernadores eligieron el acuerdo electoral con el mileísmo, como Alfredo Cornejo en Mendoza, y otros rechazaron las leoninas imposiciones de Karina Milei, como Gustavo Valdés en Corrientes. Lejos de ellos, muchos intendentes de la provincia de Buenos Aires decidieron acompañar la boleta de la Coalición Cívica de Elisa Carrió. El radicalismo tiene su organización más importante en Córdoba, pero la hermana del Presidente quiso que su líder actual, Rodrigo de Loredo, figurara tercero en una eventual lista con La Libertad Avanza. “No a cualquier precio”, rechazó De Loredo, que había hecho notables esfuerzos para aliarse con el mileísmo. El radicalismo ni siquiera forma parte de la discusión pública. “El Pro tiene muchos problemas internos, disidencias y deserciones, pero está en la discusión pública”, reconoce una de las caras más conocidas del radicalismo. Es cierto: a Milei le tocó la mala hora, pero frente a él están solo la desintegración y la ruina.
25/08/2025 a las 9:58 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Una piña al mentón del gobierno libertario
Eduardo van der Kooy
Fuente: clarín
(*) Notiar.com.ar
24/8/025
Javier Milei estaría deseando que las elecciones legislativas fueran ya mismo. El último domingo de octubre queda demasiado lejos. Las razones están a la vista: la campaña parece haber envalentonado a la oposición en el Congreso, el Gobierno ha extraviado el control de la agenda pública, la gestión se debilita, el oficialismo libertario se deshilacha envuelto por escándalos y peleas internas.
El Presidente y su ministro de Economía, Luis Caputo, habían imaginado otro horizonte. Con la estabilidad y la baja inflacionaria el recorrido final podía asemejarse a un paseo. El mantenimiento de aquellos objetivos está teniendo un alto costo. El apretón monetario que no pueden aflojar impacta en la producción y el consumo. El indicador de Confianza Empresarial (supermercados y mayoristas) del mes de julio del Indec asemeja a un termómetro: el 78,3% opina que el último trimestre será similar al actual. Chato. Tampoco adoptaron en la Casa Rosada previsiones sobre una característica que ha marcado el año y medio de esta administración: la falta de habilidad para adoptar decisiones y luego llevarlas a la práctica.
Esa dificultad, tal vez, tenga relación con el perfil del liderazgo de Milei. Lo ejerce de manera indelegable desde el punto de vista político y público. Disfruta con ese papel. Exuda autoridad. Ocupa el espacio vacío que en ese aspecto han dejado Cristina Fernández y Mauricio Macri. Se trata de un rasgo, según las encuestas, muy valorado por sus votantes. Tal fortaleza, en cambio, parece desvanecerse en el manejo que exige el seguimiento de la gestión cotidiana. La excepción a la norma sería el área económica.
Aquel desfase podría explicar el declive político que ha mostrado el Gobierno en estos meses del 2025. Se disimula, de verdad, por la orfandad opositora. Después de la victoria en la Ciudad en mayo, que le permitió devorar al PRO, se terminaron las fiestas libertarias. El Congreso se convirtió de a poco en un padecimiento.
Resulta difícil explicar ese panorama únicamente desde la vereda de la oposición. Primero habría que fijarse en la crisis del sistema libertario que nunca termina de coagular. En la sesión en la cual fue tumbado en Diputados por una mayoría aplastante (172 votos) el veto a la emergencia por discapacidad y sostenido (por 2 votos de diferencia) el rechazo del aumento a los jubilados se produjo otro desgajamiento del bloque oficialista matizado con hierbas.
Desertaron Marcela Pagano, Carlos D’Alessandro y Gerardo González junto a la ya huida Lourdes Arrieta. Los cuatro votaron contra el veto a la discapacidad. El puntano D’Alessandro, dejado afuera de las listas de La Libertad Avanza en su provincia, se encargó de plantar un presente. “Todos los hechos de corrupción llevan el apellido Menem”, declaró.
Tampoco la torpe ingeniería libertaria consiguió contener a históricos aliados. Oscar Zago, el ex jefe del bloque libertario, y su compañero Eduardo Falcone, votaron contra el veto. Lo mismo hicieron los diputados del peronista Osvaldo Jaldo, de Tucumán y los que responden a Gustavo Saénz, de Tucumán, Alberto Weretilneck de Rio Negro y Carlos Rovira, el patrón de Misiones. Los dos últimos, sin embargo, fueron elásticos: viraron para que fuera rechazado el aumento a los jubilados.
Un hilo de argumentos parecido a todos aquellos también movió las piezas en Córdoba. El jefe del bloque radical, Rodrigo De Loredo, quedó eyectado de la competencia electoral por la muesca que hace tiempo le hizo Karina. Terminó votando junto a nueve correligionarios en contra de los dos vetos: discapacidad y jubilados. El dirigente se ha sentido menoscabado por algunos nombres elegidos que tienen destino seguro de Congreso. El segundo lugar fue ocupado por Laura Soldano, influencer espiritual y tarotista.
Aquella pintura no solo descubre desmanejos en la negociación política. También la perseverancia de contrariar cualquier lógica política. Un gobierno que posee aún buenas perspectivas electorales continúa padeciendo una sangría. El poder suele atraer, nunca espantar. Podrá decirse que una situación parecida vivió en su época Carlos Menem cuando se le abrió el célebre Grupo de los 8 en Diputados. Además de poseer objetivamente una espalda política distinta esa escisión se produjo por diferencias ideológicas y políticas. En el caso de los libertarios siempre las cuitas resultan determinantes.
El ejemplo de Pagano amplifica ese problema y se añade a la ausencia de Milei para dirimir conflictos. La diputada había sido indicada por el Presidente en su momento para presidir la Comisión de Juicio Político. Karina y Martín Menem se opusieron. El cargo quedó vacante. El primer mandatario nunca laudó. Ahora la diputada le recomendó que se aleje de “la lacra” que lo rodea.
Un vacío similar ocurrió con el tema de la emergencia por discapacidad. El gobierno resolvió resistir hasta un límite que sonó incomprensible. Tanto que la reacción de última hora imitó el manotazo de ahogado. Horas antes que Diputados votó contra el veto el portavoz Manuel Adorni comunicó que se estaba analizando “una compensación” para las personas afectadas. La maniobra, demasiado improvisada, no surtió efecto.
Ese conflicto llegó envenenado. En la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) se estaba realizando una auditoría sobre las pensiones que se otorgan y su crecimiento exponencial. En 2003 había alrededor de 80 mil. En la actualidad se otorgan 1.225.000. Con ciertas características: cuantitativamente el mayor número se registra en el Conurbano; proporcionalmente la tabla la encabezan las provincias del Norte.
Su titular fue hasta el jueves Diego Spagnuolo. En algún momento ofició como abogado personal de Milei. Un contertulio frecuente en la residencia de Olivos. Figuran 40 ingresos suyos. En los últimos días se filtraron audios donde el ex funcionario habló de contratos preferentes del organismo con alguna droguería de fuerte presencia en el NOA-NEA. Se trata de la Suizo Argentina. Ligadas de acuerdo a la versión a Karina y los Menem. Se mencionaron presuntas coimas para la “hermanísima” del orden del 3%.
El Presidente sabe que la corrupción (o las sospechas) está ocupando los primeros cuatro lugares de las demandas populares. Junto a los salarios, el empleo y la inseguridad. Cesanteó a Spagnuolo –que se negó a renunciar– con un apuro que quedó estampado en la hora del tuit que emitió Adorni. La medianoche del miércoles. No fue suficiente. La consultora digital Ad Hoc computó que el escándalo tuvo un pico de 243 mil menciones con elevada negatividad para Karina.
De nuevo el Gobierno, con la prescindencia pública de Milei sobre el tema, pareció a la deriva. No pudo explicar si los dichos de Spagnuolo –en un audio cuyo origen se ignora- eran veraces o falsos. Tampoco si había sido cierto que el funcionario echado le advirtió al Presidente sobre las irregularidades que ocurrían en la ANDIS. Simplemente el mandatario decidió sacarse de encima a quien era su amigo. Sin brindar ni una explicación sobre el escándalo. Potenciado por investigaciones, allanamientos (a cargo del juez Sebastián Casanello) y el hallazgo de sobres con US$ 266.000 en el auto de uno de los dueños de la droguería de la discordia. Peligrosas similitudes con el pasado cercano.
El episodio penetró como una bomba de profundidad en el Gobierno. ¿Es cierto que la revelación del escándalo fue disparada por Santiago Caputo por su batalla contra Karina y los Menem? ¿Es verdad que ocurrió como revancha al armado electoral en el cual el joven asesor de redes sociales y sus Fuerzas del Cielo resultaron marginados? ¿O lo ojos de El Jefe se habrían desviado hacia Capital Humano? Hace tiempo que su química con Sandra Petovello se enturbió. ¿Es verdad también que se cruzan amenazas furiosas entre los bandos libertarios? Varios diputados escucharon cosas horribles durante la sesión y en los pasillos de aquella jornada donde se volteó el veto por discapacidad. El interrogante más temido por el mundo libertario sería otro. ¿Entregó Spagnuolo a la Justicia los teléfonos donde figuran todas las grabaciones? ¿También sus chats con Karina? ¿O se guardó el original?
El Presidente recurrió a un atajo para salir del fango. Quizá no fue el más afortunado. Colocó un interventor en la ANDIS (Alejandro Vilches) que reportará a Mario Lugones, el ministro de Salud. En esa dependencia se cocina otra crisis a fuego lento. Es por la contaminación con fentanilo de medicamentos que directa o indirectamente habría causado el fallecimiento de un centenar de enfermos. Sobre una prueba de 20 casos el 60% permitió esa conclusión.
El dueño del laboratorio responsable (HLB Pharma) Ariel García Furfaro y su grupo fueron detenidos. Sus vínculos con el kirchnerismo son inconfundibles. Pero aquella contaminación habría sucedido entre noviembre de 2024 y enero de este año. En plena gestión libertaria. Para ejercer algún control de daño, Lugones echó a una alta funcionaria de la Administración de Medicamentos, Alimentos y Tecnología (ANMAT) y a la titular del Instituto Nacional de Medicamentos (INAME). Poco para intentar subsanar la historia de una tragedia.
La saga de desventuras oficiales no concluyó con ese capítulo. Una mayoría en Diputados (138 votos) reactivó el funcionamiento de la Comisión que investiga el caso $LIBRA. Un desaguisado que, en comparación con los recientes, al decir de Carlos Ruckauf, sería solo un signo del zodíaco. En el Senado se plasmó como en ningún otro lado la soledad libertaria. Se voltearon cinco decretos del ministro Adolfo Sturzenegger. Se aprobó el financiamiento universitario y la asistencia al Hospital Garrahan. En el mejor comportamiento los libertarios cosecharon apenas 10 votos.
La realidad política ha cambiado drásticamente. De modo repentino. Nadie sabe si tendrá alguna traducción electoral. Pero hay un gobierno que ha sentido cada golpe hasta el alma.
25/08/2025 a las 10:08 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Un león atrapado en la casta
Roberto García
Fuente: Perfil
(*) Notiar.com.ar
24/8/025
Nadie pensó hace un año y medio, al depositar el voto a favor de Javier Milei, que en tan poco tiempo su favorito aparecería enlodado por temas de corrupción. Ni el mismo candidato, ni siquiera la oposición. Aterrizaba en la Casa Rosada por dos razones: para dar vuelta como una media la insolvente y anémica economía, también para pasarle un trapo de lavandina a una tradición de diversos cohechos en el país, monumentales en la administración de los Kirchner simbolizados con un señor con una ametralladora que tiraba seis millones de dólares por encima de una pared. Y una presidenta hoy presa por fortunas incalculables.
En la tarea económica, Milei lucha contra una dadivosa Argentina a la que le place gastar más de lo que gana, tropieza en su empeño y se levanta, se equivoca, tal vez corrija después de los comicios; en cambio, falla, padece y se involucra, con la depravada red de adjudicaciones, subsidios y licitaciones que han colaborado en todas las campañas electorales para sostener negocios que vulneran la memoria, se remontan al siglo pasado, y han resistido cualquier temporal en el país, como la última casa de los tres chanchitos. Es genético, un cine continuado de picardías dinerarias, la estafeta que se pasan los corredores en las carreras pedestres: constituye un ítem de cualquier gobierno.
Hasta merece un capítulo en el último film del cuestionado Guillermo Francella sobre la naturaleza del argentino que, por otra parte, tampoco es distinta a los oriundos de otras tierras. En este caso involucra a las poderosas droguerías (ya vienen con el antecedente del triple crimen en tiempos en que Aníbal Fernández era ministro del Interior) y, curiosamente, zafan de la pesquisa los laboratorios que han sido históricamente acusados por promover golpes de Estado (voltear a Arturo Illia) u operar en la política interna contra Fernando de la Rúa. Entre otras felonías. Los descendientes de estas fortunas extravagantes suelen tener las mismas conductas, unos contratan una europea pista famosa como Le Mans y competir con amigos en Porsche 911 y otros directamente coleccionan todos los vehículos emanados de esa marca. Claro, cada uno hace lo que quiere con su plata. Si es bien habida.
Difícil de investigar las gigantescas y tradicionales mordidas: no es sencillo seguir la trazabilidad de la coima (salvo, quizás, en la cuestión de los Seguros que afecta en la Justicia al expresidente Alberto Fernández, hoy reaparecido y solazado por las investigaciones al gobierno actual: un afortunado, quedó del lado de los laboratorios inmunes. Se anota en las denuncias, como el regocijo de Cristina, soslayando que las prácticas hoy observadas en la Justicia datan de distintos gobiernos al actual. Incluyendo también a los tiempos de ella, o los de Mauricio Macri, ya que su vice Gabriela Michetti debe haber conocido más que nadie los recorridos en el área de Discapacidad, justamente el metro cuadrado de Salud que le resta el sueño a Milei por culpa del letrado propio que puso en el cargo, un lenguaraz Diego Spagnuolo, quien de confiable pasó a ser un estigma. Aterrado, ese funcionario que el mismo Milei echó en la semana y al que allanaron hoy debe estar encerrado esperando una notificación al juzgado para confirmar o no la gravedad de las declaraciones que han trascendido.
Si es dificultosa la investigación, en la Justicia, unos magistrados funcionan con nafta común y otros con especial: el platense Ernesto Kreplaj tardó demasiado tal vez para perforar el caso del fentanilo –uno de los escándalos más grandes del rubro, solo comparable a otro ocurrido en la India, no solo por la cantidad de muertos (alrededor de cien), sino porque es impreciso saber cuántos más hubo–, mientras el calificado habitualmente como lerdo filo-k, Sebastián Casanello, alias la tortuga, superó en récords a Usain Bolt para destripar el affaire de un íntimo del mandatario, Diego Spagnuolo, al que un confidente le grabó confesiones de intocables allegados a la Casa Rosada (la hermana Karina, Lule Menem y otros) que pretendían aumentar en un 3% la cometa del 8% que tradicionalmente pagaba la droguería más importante del país (La Suizo Argentina, 30% del mercado) como antecedente para el resto del rubro. Más veloz que Casanello ha sido el fiscal Franco Piccardi, al que su señoría le delegó la investigación. Dicen también que es pro-Cristina. Robustece la teoría de una operación partidaria la presentación ante los tribunales de las sabrosas confesiones grabadas de Spagnuolo por parte del todoterreno abogado de la viuda de Kirchner, Gregorio Dalbón. Una teoría. Podrá beneficiarse la oposición, pero la causa del infidente letrado que escuchaba óperas con Milei en Olivos –ya sin celulares, allanado, con prohibición de salir del país– también se le atribuye al entorno de la Casa Rosada, ya que se nutrió por la misma garganta profunda que estaba en contrariedad con la hermana del mandatario, a la que acusa de “chorra” y, favorece al bando del asesor monotributista Santiago Caputo en una inmiseriecordiosa pugna con ella y la familia Menem que la acompaña. O protege a quienes fueron generosos en otra época y se niegan a oblar porcentajes más altos de soborno.
Para Milei fue un shock la velocidad de acontecimientos tenebrosos (debe sumarse el caso de la criptomeda $Libra que también lo asedió durante varias noches de insomnio), se advirtió en su último discurso en Rosario, el viernes: nervioso, inmerso en una explicación técnica sobre la suba de tasas cuando había pasado todo el día enfrentando las derivaciones de lo que dijo su exabogado Spagnuolo, al que reemplaza en el mismo servicio jurídico su socio Francisco Onetto. Presente en la Rosada ese día, con Lule Menem y Santiago Caputo, dos que pelean –con más certezas que dudas– en una porfía sangrienta y sin límites alrededor del Presidente. No debe haber sido un bálsamo ese encuentro, cargado ya por la participación sombría de otros responsables de los servicios de inteligencia, intoxicando a cada protagonista. Sea porque no controlan nada y porque pelean entre ellos para controlarlo todo.
Demasiada convulsión. Hoy seguramente no se escuchará Puccini en Olivos. Poco clima para la ópera cuando todavía el Gobierno no emitió declaraciones y se desconoce cuándo comparece Spagnuolo, menos se sabe lo que dicen sus capturados celulares –un instrumento ahora vital para la Justicia– y una pregunta sin respuesta: la droguería imputada tiene como clientes a diversas provincias, en exclusividad, con los cual muchos gobernadores se encuentran preocupados como Milei aunque en ningún contrato aparecerá una coima. También, como es obvio, la misma droguería no atiende solo a una rama de Salud como los discapacitados, se ocupa de servir al PAMI, a Desarrollo Social. Pastillas para dormir recetadas para sí mismo por el ministro Mario Lugones. Nadie sabe más que el de los negocios en Salud, vasta experiencia en el sector privado. Igual, desde mañana tiene la palabra un abogado que no supo contenerse y más de uno tiembla.
Debe señalarse otro adicional inquietante en la política sanitaria: la provisión de servicios, los compromisos ya asumidos con la empresa, la cuestión logística, el control de frío que exige la entrega de los medicamentos. La vida continúa gracias a ese transporte y entrega, esté sucio o no. Un problemón mientras se trata de pasar el tormentón judicial y político que, la oposición, sostiene que será un diluvio. Aunque ni a ellos debe convenirles un reguero de esa magnitud. Por el momento, expectativa por Spagnuolo y sus dichos, la búsqueda del infidente que grabó la conversación explosiva y la hizo circular, también el afán de legisladores por convertir el episodio en un caso de gravedad institucional aprovechando la pésima performance oficialista en el Congreso nacional, donde le votan en contra como si esos fallos fueran productos industriales. Tratan de ir a fondo, no solo para reformatear a un Milei que creía ganada la pelea económica y, con absoluta responsabilidad, no supo, no pudo o no quiso despegarse de los hábitos de una casta que por alguna razón puede ser milenaria. Justo a sesenta días de las elecciones.
25/08/2025 a las 10:10 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Si el escándalo estallaba antes, ¿Mauricio Macri hubiera escuchado las advertencias de María Eugenia Vidal?
Marcos Novaro
Fuente: TN
(*) Notiar.com.ar
24/8/025
Se repite una vez más la historia de líderes populistas que caen en su propia trampa cuando promueven acusaciones de corrupción contra las “viejas elites” que ellos vienen a reemplazar, prometen desarmar esos curros eliminando regulaciones e intervenciones del Estado, pero a la vez desestiman y desprecian los controles institucionales sobre lo que va a seguir haciendo ese Estado, porque asumen que el ejercicio del poder debe darles impunidad para hacer cualquier tipo de negocios con las “nuevas elites”.
“Nuevas elites” que no son más que viejos nombres y lealtades recicladas en muchos casos. Como sucede, en el gobierno libertario, con los primos Menem, los capos de los laboratorios que le venden al Estado, y toda la burocracia opaca que se mueve en el medio.
Los primos Menem tienen justamente un papel protagónico en este entuerto con Diego Spagnuolo y la Agencia de Discapacidad, de un lado rechazando aumentos del gasto en la materia para “sostener el equilibrio de las cuentas públicas”, del otro presuntamente ligados al desvío de parte de esos fondos para financiar la campaña, o a “la Corona”, no deja de ser aleccionador: Javier Milei debería haber sabido que tarde o temprano esto le iba a pasar, porque tenía que conocer los bueyes con los que araba, y porque lo mismo le había pasado al tío Carlos Saúl en los 90′, a Silvio Berlusconi en Italia, a Salinas de Gortari en México, a Collor de Melo en Brasil y a muchos otros integrantes de esta familia de populistas antiestatistas a la que él pertenece.
No es exactamente la misma esa corrupción que la que promueven los populismos estatistas, para los cuales, como vimos con los Kirchner, los empresarios no son más que gestores e intermediarios de negocios que el Estado crea y controla.
Pero es igual una corrupción intolerable para los ciudadanos de a pie. Más todavía cuando se la practica, como es nuestro caso, en medio de procesos de ajuste en los que se les niega dinero público a amplios sectores sociales que lo necesitan, mientras una parte sustancial del mismo se sigue filtrando, como casi siempre, a los bolsillos de los políticos y sus amigos.
Incluso, este tipo de curros de ocasión suele ser más propenso a generar escándalos, y, por tanto, a imponer altos costos a los gobiernos, porque en el estatismo los participantes en los negociados y el trato entre ellos tienden a ser muy estables, así que las chances de filtraciones y de arrepentimientos son relativamente bajas, mientras que en la corrupción de populismos de derecha la inestabilidad, el apuro por hacer grandes negocios lo más rápido posible, y, por tanto, la desprolijidad y las filtraciones suelen ser la pauta, no la excepción.
Es lo que explica que mientras en los 90′ había escándalos todos los días, en los 2000 fueron mucho más raros, y recién años después se empezó a desnudar la trama bien armada y custodiada del saqueo al fisco.
Todo esto también debería haberlo sabido Milei. Sin embargo, miró para otro lado, o porque se confió, igual que Menem en su momento, en que con tal de que bajara la inflación la sociedad iba a ignorar sus “desprolijidades”, o porque en serio se creyó que una vez que se empezara a achicar el Estado, la corrupción iba a disminuir sola, por arte de magia y nada de eso le iba a traer problemas.
Como sea, quien también debió haber advertido que esto inevitablemente sucedería, y que el escándalo de Libra era solo un anticipo de lo que iba a pasar con un grupo gobernante tan desprolijo, oportunista y antirrepublicano como éste, fue Mauricio Macri.
No es que no se lo advirtieron: el comportamiento opaco y la propensión a abusar del poder del Presidente y su círculo íntimo fueron, desde el principio, dos de los temas que más preocuparon a la cúpula del PRO, que más críticas generaron en los informes que la Fundación Pensar, a cargo de María Eugenia Vidal, vino realizando sobre la gestión, y que más se discutieron cuando llegó la hora de firmar o no un acuerdo con LLA. Macri ignoró todas las advertencias.
¿Hubiera sido distinto si el escándalo de Spagnuolo y los fondos de Discapacidad saltaba antes de que se presentaran las alianzas, a principios de este mes?
Tal vez el resultado final hubiera sido el mismo. Pero seguro Macri no se habría podido negar a escuchar las advertencias sobre lo que cada día que pasa se torna más evidente, y el actual escándalo ilumina de forma directa: su acuerdo no puede terminar bien.
O conduce a la extinción de su partido y la evaporación de sus banderas republicanas, porque los dirigentes que provienen del macrismo van a correr cada vez más con el peligro de terminar como María Julia, o concluye en conflictos abiertos entre los “aliados” ante este tipo de escándalos, en que se desnuda que el abuso de poder y el manejo opaco del dinero por parte de los Milei y su gente no es un error, ni una desviación: están en su naturaleza.