Por Hernán Andrés Kruse.-
LA NECESIDAD DE IR A UN PUNTO DE VISTA DE NINGÚN LUGAR
A pesar de este firme rechazo al naturalismo, Nagel no considera de ninguna manera que deberíamos dejar a un lado a la ciencia; por el contrario, es un ilustrado que considera valiosa a la ciencia, y ve algo muy positivo en la metodología científica. La búsqueda de un punto de vista de ningún lugar, la búsqueda de lo verdaderamente universal, es algo que no sólo pertenece a la ciencia, ni siquiera tan sólo a la filosofía occidental, es algo que podemos decir que pertenece a la condición humana. En todo ser humano existe lo que Aristóteles llama el asombro, y Lonergan, el deseo puro de conocer;24 es un movimiento hacia algo irrestricto e incondicional.
Pero existe también para Nagel un cierto movimiento espontáneo a considerar nuestro punto de vista particular como absoluto. Existe, entonces, una tensión: por un lado, un punto de vista verdaderamente universal no puede excluir el nuestro, el que actualmente tenemos como sujetos aquí y ahora; pero, al mismo tiempo, el punto de vista de ningún lugar debería impulsarnos a trascender nuestra mera particularidad, y a su vez poder explicar por qué el mundo nos aparece como nos aparece. Análisis como los de los filósofos de la sospecha, que nos muestran lo dependientes que somos de una visión histórica o ideológica, pueden lastimar nuestro ego, pero cuando nos colocamos en el interés filosófico, los apreciamos, pues están explicándonos por qué el mundo nos aparece como nos aparece.
Quedaríamos insatisfechos si se nos dijera que lo que consideramos verdadero vale en nuestra cultura, pero no para otras. Incluso experimentaríamos este desasosiego si se nos dijera que para los extraterrestres es tonta y absurda nuestra visión de la realidad. Queremos comprender la realidad tal como es, con independencia de nuestra perspectiva particular. Y si bien sabemos que nuestra visión es limitada, tendemos a esta visión de ningún lugar como un ideal regulativo, por ello la objetividad es para Nagel un asunto de gradación. Y hay que reconocer, con Nagel, que las ciencias naturales nos han ayudado poderosamente al crecimiento cognitivo hacia la objetividad.
La ciencia nueva que surgió con Galileo y Newton permitió –por la eliminación de la finalidad en la explicación, así como por la adopción de la inteligibilidad matemática como algo fundamental en la inteligibilidad del universo–, adoptar un punto de vista en tercera persona, que ayuda fuertemente en este descentramiento-ampliación de la mirada local. Hay que reconocer, también, que en muchos casos el avance en el grado de descentramiento objetivo se ha debido a reducciones de visiones de sentido común a explicaciones científicas. Algunos ejemplos de reducciones científicas exitosas serían: el de las cualidades secundarias a cualidades primarias, por ejemplo, el sonido; el de Einstein, al eliminar la aparente inteligibilidad de un movimiento absoluto y reducirlo a la inteligibilidad de los tensores que lo describen. Sin embargo, en el caso de la consciencia no es posible hacer esto, sin perder los hechos mismos que se quieren explicar.
La posición de Nagel no debe entenderse como un rechazo a la cuantificación de las concepciones científicas, en el sentido, por ejemplo, de La crisis de las ciencias europeas de Husserl; ni siquiera debe entenderse como si señalara que el fisicalismo acerca de los estados mentales es falso; lo que Nagel afirma es que el punto de vista de las ciencias naturales tal como actualmente existe es incompleto. Una visión de ningún lugar emplea este famoso argumento: Supongamos un discurso científico completo sobre el ser humano, que valiera para la totalidad de las personas vivientes, que incluyera la totalidad de sus propiedades físicas y mentales. A pesar de que parecería ser omni-abarcante, en realidad estaría dejando fuera el que una de esas personas, Thomas Nagel (hablando en primera persona, podría incluir mi nombre o el lector el suyo) es un punto de vista desde el que se observa el mundo. Y aunque se incluyeran todos los detalles de mi biografía, el hablar en tercera persona está falseando la realidad de la primera persona que escribe esto.
Parece que no hay espacio para la primera persona en la visión del mundo tal como es, sin un centro: por tanto, no puede ser la meta que estamos buscando. Nagel tampoco pretende caer en la posición opuesta, que nos llevaría a una posición solipsista, o bien a considerar que nuestro yo es algo especial. El punto de vista mío es uno de los tantos puntos de vista desde los que el mundo es visto. Parece, pues, que estamos ante una paradoja, que expresa algo de lo sorprendente del mundo y del ser humano: “Así pues, lo que queda fuera de la concepción que carece de centro –el supuesto hecho de que soy Thomas Nagel– parece ser algo para lo cual no hay sitio en el mundo, más que algo que no puede incluirse en un tipo especial de descripción o concepción del mundo. El mundo no puede contener hechos irreductibles atinentes a la primera persona. Pero si las cosas son así, no se puede decir, después de todo, que la concepción que carece de centro deja algo fuera. Incluye todo y a todos, y no deja fuera lo que no incluye. Lo que queda fuera debe existir, y si el mundo como totalidad realmente no tiene un punto de vista particular, ¿cómo es posible que uno de sus habitantes posea la propiedad especial de ser yo? Parece que tengo en mis manos un hecho sobre el mundo o sobre Thomas Nagel que, al mismo tiempo, debe existir (pues toda descripción de la forma de ser de las cosas quedaría incompleta sin él) y no puede existir (pues ninguna descripción de la forma de ser de las cosas puede incluirlo)” (Nagel).
La realidad consiste entonces de hechos objetivos y subjetivos, y el punto de vista de ningún lugar debe incluir ambos. Claro que el problema de integrar ambos tipos de hechos es sumamente difícil, es tal vez el más difícil que enfrentamos. Tomemos por ejemplo el conocido problema de la libertad. Desde el punto de vista de la primera persona, desde la interioridad, nuestras acciones aparecen como libres y causadas por nosotros; pero si acudimos a una perspectiva objetiva en tercera persona, aparecen causadas por sucesos previos y circunstancias extrínsecas a las razones que nosotros daríamos; incluso podríamos decir que aparecen como azarosas, respecto a lo que nosotros describiríamos como lo necesario de nuestro acto libre, y con todo, aunque no son controladas por nosotros, tendrían que considerarse las determinantes del acto. La supuesta libertad no aparece por ningún lado. Por ello, para Nagel lo importante es mantener la paradoja, y buscar una integración de ambos tipos de hechos: no caer en la fácil tentación de reducir lo subjetivo a lo objetivo, como hacen una gran mayoría de filósofos analíticos, que como hemos dicho reducen lo mental (primera persona) a procesos neurológicos, estados funcionales o disposiciones conductuales; pero tampoco ir en la dirección contraria, hacia una reducción de lo objetivo a las condiciones de posibilidad de la subjetividad.
De lo que se trata es de ampliar. A la ampliación del punto de vista Nagel la llama, simplemente, realismo; y al conocimiento de la realidad, objetividad. La ciencia es un camino hacia la objetividad, pero debe ser ampliado el modo como ésta trabaja. El realismo acerca de la verdad nos lleva a pensar no solamente que hay muchas verdades que aún no conocemos, sino que incluso hay muchas otras que no son accesibles a los seres humanos. Un recurso importante para ampliar nuestro punto de vista particular es la imaginación, pero por mucho que imaginemos, nunca tendremos verdadero acceso a lo que significa ser un murciélago; aunque eso no significa que no exista dicho psiquismo, así como del supuesto de que existieran extraterrestres que no tuvieran acceso al modo de experimentar de los humanos, no se seguiría que no existimos. Pero esto es un tanto contradictorio. ¿Cómo decir que algo es real y no accesible a nosotros y, sin embargo, estamos hablando de ello?
Nagel no quiere caer en las posiciones idealistas, o en un kantismo que lo lleve a afirmar que esto vale sólo para los seres humanos, pero no de modo incondicional. Nagel sostiene que hay algo en nosotros, que nos lleva más allá de lo humano, y eso es la razón. La razón es la capacidad de movernos desde nuestras posiciones particulares hacia un punto de vista incondicionado. “El problema no es sólo la subjetividad del pensamiento, sino su capacidad para trascender la subjetividad y descubrir lo que es objetivo”. Y esta pretensión de incondicionalidad no lo es sólo respecto al conocimiento; Nagel la sostiene también respecto a los juicios sobre el valor moral. Rechaza la postura muy defendida de que dichos juicios sobre el bien y el mal carecen de una perspectiva objetiva. Y argumenta que, en la pretensión de quien hace un juicio moral, siempre se busca esta perspectiva de lo incondicional. El que hace un juicio sobre algo como injusto, no está simplemente diciendo que no le gusta, o que así le parece a él; implícitamente, está apelando a una normatividad que no puede ser otra que la de la razón”.
UN TEMPERAMENTO RELIGIOSO ATEO
“Quiero ocuparme ahora de uno de mis textos favoritos de Nagel, el ensayo primero del libro de 2010, que recopila un conjunto de sus trabajos de la década pasada, y que da el nombre a todo el libro: Secular philosophy and the religious temperament. Nagel es un pensador desconcertante. Postular la visión de ningún lugar como ideal regulativo del quehacer filosófico se podría pensar como una visión “fría” de la filosofía. Por el contrario, del mismo modo que se trataba de ampliar la visión objetivista fisicalista, la visión de ningún lugar pretende reintroducir las cuestiones sustantivas de la filosofía primera, como hacen, según Nagel, muchos de los filósofos de su tradición analítica. Se trata de recuperar la importancia que tiene lo que Nagel llama el temperamento religioso de la filosofía, la memoria activa de la totalidad.
Se reprocha a la filosofía analítica que, como movimiento, no haya hecho mucho para ser “una alternativa al consuelo religioso”. En la filosofía continental, el gran público suele encontrar más que esto. Los analíticos suelen responder, dice Nagel, que ellos están en sintonía con la gran tradición filosófica de Occidente, en la que el núcleo de metafísica, lógica, ética y epistemología, muestran que el papel de la filosofía es comprender y explicar, y no “edificar”. Sin embargo, Nagel reconoce que la crítica en cierto modo es justa, pues aunque la respuesta sea formalmente correcta, falla en reconocer el impulso hacia una “reconciliación cósmica”.
Nagel reconoce que la manera como emplea el término “temperamento religioso” puede parecer incorrecta para las personas religiosas, e inapropiada para muchos filósofos hoy en día; pero le gusta para caracterizar la idea de que la visión del mundo puede jugar cierto rol en la vida interior de las personas, papel que tradicionalmente ha sido ocupado por la religión, pero que según Nagel estuvo presente en el surgir mismo de la filosofía. El mejor ejemplo de tal temperamento —advierte— es Platón, quien no sólo se ocupó del cuidado de su alma “sino de su relación con el universo en el más profundo nivel”. Este deseo de no quedar fragmentado, de aspirar a la integración o la completitud, tiene según Nagel que ver con la religión, y las creencias religiosas son una manera de satisfacerlo.
Aunque él no lo menciona, nosotros podemos recordar el sentido de la re-ligación al que alude la palabra. Nagel quiere analizar y discutir qué queda de tal deseo si alguien considera que la respuesta religiosa “no está disponible”; o por lo menos analizar si la filosofía puede responder de otra manera. ¿Qué puede ofrecer una filosofía secular al lugar que alguna vez ocupó la religión? No se trata de un mero deseo de entender el universo, en el sentido de una curiosidad intelectual, por vasta que sea, sino de buscar cierta “armonía” con él. “Without God, it is unclear what we should aspire to harmony with. But still, the aspiration can remain, to live not merely the life of the creature one is, but in some sense to participate through it in the life of the universe as a whole. To be gripped by this desire is what I mean by the religious temperamento”.
Nagel señala que la pregunta se puede traslapar con la del sentido de la vida, pero hay una diferencia: no se trata del sentido de la vida para mí, sino del sentido del todo. El temperamento religioso es la implicación existencial de la visión de ningún lugar, en el sentido que impulso al desapego, a ir más allá, por lo menos en la búsqueda, del “interés específico en la propia salvación”: “Outrageous as it sounds, the religious temperament regards a merely human life as insufficient, as a partial blindness to or rejection of the terms of our existence. It asks for something more encompassing”.
Nagel analiza tres posiciones filosóficas seculares contemporáneas con las que no simpatiza. La primera de ellas es la de su gran rival, el naturalismo fisicalista. El reproche ya no es aquí ninguno de los tres anteriormente mencionados: ahora se añade el de la banalización del misterio (término mío). Nagel denuncia el traje nuevo del emperador en términos de una ceguera inexplicable, y de un rechazo inaceptable. Al asumirse la física y la química como la visión última de la realidad, se considera que el conocimiento sólo tiene un papel descriptivo de los hechos brutos, y que el universo es ajeno por completo a la cuestión del sentido. Y aunque en esta visión se trata de explicar la aparición del ser humano, esto no se piensa que revista mayor significatividad, o que de alguna manera modifique “the big picture”, la cual sólo tiene un interés teórico, en el sentido estrecho del término.
“The point of the resolutely secular view is that there is nothing missing from this picture. When we look beyond the human world at the universe that contains it and has somehow given rise to it, we are not looking into the abyss. There is no need to carry on about the loneliness of man in the face of the vast impersonality of the universe, no need for the courage to forge a new destiny for ourselves after the death of God. That’s just pretentious hand-wringing”. Ésta, como se nos ha dicho una y otra vez, es la posición dominante de nuestra época, es el punto de partida (punto cero) para el que Nagel quiere encontrar alternativas; lo llama ahora ateísmo sin corazón (affectless atheism) y ateísmo testarudo (hardheaded atheism), y aunque a muchos les parezca una postura “seductora”, “confortable”, e “intelectualmente irresistible”, para Nagel se trata tan sólo de una evasión. Y no es que a Nagel le parezca insostenible el ateísmo; al contrario, como mencioné, él es un ateo, e incluso dice que desearía que Dios no existiera; pero le parece insostenible que el naturalismo niegue validez a la pregunta por la relación del ser humano con el universo.
La segunda postura que analiza Nagel es la que considera que la pregunta es legítima, pero que somos incapaces de contestarla, y que el asunto de fondo es ocuparnos de nosotros mismos y de nuestro destino. Esta postura desengancha al ser humano del universo; el sentido de lo humano no tiene que ver con él, bien sea porque no hay sentido alguno del universo, o bien porque escapa a nuestras posibilidades; y lo importante es tomar en las manos nuestra incapacidad de remitirnos a un sentido cósmico. En esta segunda postura Nagel analiza dos variantes: la postura existencialista, referida sobre todo a Albert Camus, y a su obra El mito de Sísifo, en la que Camus propone desafiar lo absurdo y asumir activamente la cuestión del sentido.
La otra variante es la propuesta que Nagel llama “humanista”, que aísla al individuo del universo, y trata de llenar el vacío de la muerte de Dios poniendo a la humanidad en ese lugar. Es una trascendencia desde dentro, pues se trata de ir más allá de la mera individualidad, al asumir como sentido la tarea en la colaboración y formación de la humanidad. El individuo no importa en sí mismo sino en cuanto representante de la humanidad. Un “análogo abstracto” de esta postura lo encuentra Nagel en la filosofía moral de Kant, pues se trata no sólo de la humanidad sino del conjunto de los seres racionales, y una versión más humanista de Kant la encuentra en su admirado maestro John Rawls, en la evocación final que hace en su Teoría de la Justicia de ver el sentido en la visión sub specie aeternitatis. También encuentra este impulso de trascendencia en el filósofo utilitarista Henry Sidwick, pues él también nos anima a buscar un bien más universal.
Como vemos, Nagel valora mucho esta capacidad del ser humano de apertura a algún tipo de trascendencia, y por ello se nota el tono entusiasta con el que analiza esta postura; pero, con todo, no le parece adecuada, pues finalmente se desconecta al ser humano del universo, y con ello muestra una “ambición cósmica limitada”, que no responde cabalmente al espíritu humano: pues, como sabemos, para Nagel una vida meramente humana es insuficiente.
Una tercera postura, que busca reinsertar al ser humano en el orden natural del universo, la ofrece el naturalismo evolucionista, al que sería mejor denominar evolucionismo, ya que aquí Nagel introduce un matiz nuevo: no se trata de una postura meramente descriptiva, sino que pretende encontrar el puesto del hombre en el cosmos en términos evolutivos. Nagel acaba centrando el análisis de esta postura en Nietzsche, y la diferencia que encuentra Nagel con Darwin y con otras visiones naturalistas, es que en Nietzsche hay una conexión entre la evolución y la voluntad de poder “como el principio universal explicativo que hace del darwinismo algo más que una forma de autocomprensión”.
Nietzsche asume las raíces evolutivas cósmicas, ve al ser humano en conexión con el conjunto de la vida, especialmente la vida animal, pero se pregunta por el sentido mismo de esa evolución, o cómo podría asumirse éste. Con la idea del eterno retorno, y la del ultra-hombre, se apunta a un sentido de trascendencia sin recurrir a Dios, y aunque Nietzsche hace su planteamiento en términos individuales, Nagel considera que apunta a cierta ejemplaridad que otros podrían asumir. Se trataría de llevar adelante la evolución en la intensidad de la propia vida. Nada de esto se encuentra en la versión estándar dominante de la teoría de la evolución. La diferencia no radica tan solo en el carácter puramente descriptivo del naturalismo; es sobre todo la renuncia a toda posición teleológica lo que abre un abismo con toda posición que busca un sentido.
Darwin no pretendió propiamente esto, pues él partió de la existencia de los seres vivos, y no pretendió jamás reducirlos a lo físico. Pero el naturalismo fisicalista que pretende que lo vivo se explique también desde lo físico, aunque no tenga realmente una explicación de cómo ocurre esto, acaba disolviendo de forma ácida la cuestión del sentido de la vida humana y de la vida en general. El ensayo que comento termina en forma pesimista. Las alternativas parecerían ser una especie de vuelta a Platón y algún tipo de posición religiosa. Al ser estas decididamente rechazadas, sólo nos quedan las tres opciones contemporáneas: el ateísmo terco, el humanismo y el absurdo. Pero como la primera se desentiende de la pregunta cósmica, “y el humanismo es una respuesta demasiado limitada, un sentido del absurdo es lo único que parece quedarnos”.
(*) Francisco Galán Vélez (Universidad Iberoamericana-México): “¿Es adecuado hacer antropología filosófica desde una visión de ningún lugar?” (Metafísica y Persona. Filosofía, conocimiento y vida-Año 8-Número 16-2016).
27/08/2025 a las 4:11 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Un laberinto sin salida a la vista
Joaquín Morales Solá
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
27/8/025
Hay una diferencia sustancial entre una grabación que alude a un delito y otra que es solo una conversación sobre chismes de oficina. Por eso, el único elemento real que indicaría un presunto caso de corrupción en la compra de medicamentos para discapacitados sigue siendo el primer audio del exdirector de Agencia Nacional de Discapacidad Diego Spagnuolo. Vale la pena reiterar que se trata de un audio ilegal, porque no fue autorizado por ningún juez, y que está, además, editado. Nadie precisó hasta ahora tampoco si se trató de la grabación de una conversación en un lugar público (bar o restaurante) o si fue un mensaje enviado por WhatsApp. Las grabaciones de conversaciones entre personas −y también de las telefónicas- solo son válidas y legales cuando las autoriza un juez, aunque los magistrados, como es este caso, pueden tomar una conversación ilegal solo como presunto indicio de un delito, y buscar después las pruebas y testimonios verdaderos y ya legales.
Los últimos audios atribuidos a Spagnuolo solo consignan enojos de este con diversos funcionarios, pero en ningún caso se refiere a la posibilidad de un delito. Son cuestionamientos políticos o personales, que incluyen al propio Presidente, al que acusa de estar ausente de los conflictos internos de su gobierno. De todos modos, importantes funcionarios esperan la difusión de más audios y, lo que es peor, ignoran si su contenido será una continuidad de la eterna rumorología oficinesca y si revelarán nuevos detalles de supuestos delitos, que ya han llevado al centro de la discusión pública a Karina Milei y a su principal colaborador, Eduardo “Lule” Menem, quien desmintió cualquier involucramiento personal en la trama que presuntamente relató Spagnuolo.
Las preguntas que deben contestarse, más allá de los condicionamientos que existen, son muchas, pero las principales son tres. La primera: ¿es cierto que existió una relación corrupta entre algunos funcionarios mileístas y la droguería Suizo Argentina, como se desliza en el primer audio del exfuncionario echado por el gobierno de Javier Milei? Ese es el núcleo central de la investigación que lleva adelante el juez Sebastián Casanello. La segunda: ¿quién grabó esas conversaciones, sobre todo cuando se anticipa que todas las grabaciones que existen sucedieron durante casi un año? Spagnuolo habría sido grabado hasta hace dos meses desde mediados del año pasado. La última ¿quién entregó esos audios para que sean difundidos en medios audiovisuales de filiación claramente opositores al Presidente y cercanos a los anteriores gobiernos kirchneristas?
El Gobierno está paralizado por el desconcierto. Nunca imaginó que las muchas luchas internas concluyeran en semejante tormenta de acusaciones, verdaderas o falsas. Quién lo sabe. Un ejemplo de ese aturdimiento fue la escena que protagonizó Martín Menem el lunes en el canal LN+. Se había comprometido a ser entrevistado por el periodista Luis Majul; Menem estuvo en el canal, pero se retiró sorpresivamente poco antes del reportaje. Majul atribuyó a una “estrategia oficial” la huida del más conocido de la nueva camada de los Menem. La verdad es que Martín Menem había estado en la mañana de ese día con el periodista Antonio Laje y dejó una pobre imagen cuando intentó defender a su primo y a la secretaria general de la Presidencia. Es probable que alguien importante del Gobierno le haya dicho al presidente de la Cámara de Diputados, poco antes de mostrarse en público con Majul, que era mejor que no defendiera más a los funcionarios cuestionados. La entrevista finalmente se realizó este martes por la noche.
Como suele ocurrir casi siempre, el único funcionario que exhibe eficacia para la defensa del Gobierno, aun en los casos más difíciles, es el jefe de Gabinete, Guillermo Francos; tal vez por eso, Milei acaba de calificarlo como “el mejor jefe de Gabinete de la historia”. Aunque Francos es el funcionario político más competente de su gobierno, la hipérbole nunca es suficiente en el estilo del jefe del Estado.
El periodismo profesional y la Justicia esperan todavía varias respuestas para asegurar con certeza que existen o existieron hechos de corrupción en la administración de Milei. Pero la economía y las encuestas no tienen tanta paciencia. Las acciones de empresas argentinas registraron una importante caída el lunes en Wall Street y en la Bolsa de Buenos Aires. Y, lo que es más importante, el riesgo país aumentó hasta superar los 800 puntos básicos. La economía argentina, tanto el Gobierno como las empresas, necesitan que el riesgo país baje a menos de 400 puntos básicos para poder acceder a los mercados internacionales de crédito. Nada es casual.
Spagnuolo forma parte de una cuadrilla de amigos del Presidente sin experiencia en el manejo del Estado, verborrágicos, inoportunos y audaces. Es el precio que las sociedades pagan cuando eligen a los outsiders y es, al mismo tiempo, la consecuencia del fracaso de todo lo que pasó antes de que ellos llegaran. A su vez, la encuestadora Management & Fit dio a conocer una encuesta realizada sobre el exclusivo caso Spagnuolo. Los dos principales resultados se resumen en que la sociedad argentina tiene mayoritariamente una pésima opinión de lo que se conoció con el primer audio del exdirector de la Agencia Nacional de Discapacidad, y que también una mayoría social dice que no cambiará su voto en las elecciones legislativas. Este último dato es expresivo de que los argentinos, o mucho de ellos, le reconoce al gobierno de Milei que estabilizó la economía descarriada que dejaron el trípode Alberto Fernández-Cristina Kirchner-Sergio Massa. La encuesta consigna de igual modo que más del 50 por ciento (el 56,1 para ser preciso) sostiene que el caso repercutirá en su nivel de confianza en la gestión del Gobierno. Cuidado. Superar la decepción social es más arduo que construir la confianza pública.
Fuentes inmejorables de la Justicia señalaron que el juez Casanello se apuró esta vez porque sintió que había sido engañado el año pasado, cuando cerró rápidamente un expediente sobre licitaciones de medicamentos en esa agencia estatal para asistir a discapacitados. En aquel expediente actuó también un fiscal sin cuestionamientos, Carlos Rívolo, quien acompañó la decisión del juez. Si bien se mira la historia reciente, la relación de los laboratorios farmacéuticos y las droguerías han sido siempre conflictivas, salvo mientras gestionó la salud pública, o tuvo influencia en ella, el exministro de Salud Ginés González García, que tenía excelentes vínculos con los fabricantes de medicamentos.
Inclusive el gobierno de Mauricio Macri, quien conocía personalmente a los dueños de varios laboratorios (era −o es− amigo personal de algunos) por su historia como empresario, tuvo una crisis importante con los dueños de esos laboratorios y con las droguerías. Fue cuando ordenó que el PAMI hiciera licitaciones internacionales para los medicamentos más caros o les colocara un precio máximo a todas las drogas, a los que se podían adherir los que quisieran. Se adhirieron todos. El precio de los medicamentos para una enfermedad llegó a bajar un 82 por ciento; el promedio general de la caída de los precios que compraba el PAMI fue de entre el 30 y el 40 por ciento.
El negocio de los medicamentos significa 10.000 millones de dólares anuales en el país, pero 4000 millones son comprados por el PAMI. Aquella decisión de Macri, que la instrumentó el entonces vicejefe de Gabinete, Gustavo Lopetegui, significó un ahorro de 1000 millones de dólares. El Estado es el principal cliente de los laboratorios medicinales, nacionales o extranjeros radicados en el país, porque a las compras del PAMI deben sumársele las que hacen los hospitales públicos, la mayoría en poder de las provincias. En aquella discordia del expresidente con los laboratorios y droguerías, Macri les explicó a sus funcionarios: “En esta cuestión están el dinero y el honor. Ahorremos dinero, pero respetemos el honor de las personas y las empresas”. Por eso, se conoció poco y nada de aquella dura disputa. Las droguerías pasan más inadvertidas, pero son tan importantes como los laboratorios porque se encargan de la distribución, o de parte de ella, de la producción de los laboratorios. Una de esas droguerías, la Suizo Argentina, controlada por los hermanos Jonathan y Emmanuel Kovalivker, es la que está siendo investigada ahora por el juez Casanello.
El escándalo y su estrépito lo sorprenden al Presidente cuando atraviesa momentos complicados de la economía. Corren los diez días hábiles, que comenzaron el jueves pasado, para que vete la ley de financiamiento universitario, que significa un aumento del presupuesto para las universidades de cuatro billones de pesos a casi ocho billones. Es mucho dinero. La aprobación de ese proyecto de ley tuvo los votos necesarios en las dos cámaras del Congreso como para suponer que podrían rechazar el seguro veto presidencial. Pero rechazar el veto es una votación distinta, como lo demostró el proyecto sobre el aumento de las jubilaciones, que no tuvo los votos necesarios para anular el veto presidencial. El veto del Presidente solo puede ser rechazado con los dos tercios de los votos de cada una de las cámaras parlamentarias. Se trata de una mayoría sumamente agravada. A la vez, Milei debió subir de nuevo los encajes bancarios para sacarle pesos a los bancos y secar la plaza de dinero efectivo. Los encajes son parte de los pesos que ahorran los argentinos y que quedan inmovilizados, teóricamente en resguardo de sus auténticos dueños; no pueden ser usados por las instituciones financieras. La decisión significó una nueva escalada en la discordia del Presidente con los bancos, pero el principal problema es que tal decisión provocará un mayor estancamiento de la economía. Es un momento en el que los últimos datos económicos registran datos negativos: caída de la actividad económica y aumento de la morosidad en el pago de préstamos y tarjetas de crédito.
La difusión de los audios, cuyo autor original es un fantasma, y los percances de la economía suceden cuando faltan solo diez días para las elecciones en la crucial provincia de Buenos Aires, y menos de dos meses para las elecciones legislativas nacionales del 26 de octubre. Tanto el Presiente como Francos atribuyeron el escándalo de Spagnuolo a la inminencia electoral. Puede ser, pero la existencia política de Spagnuolo es una creación del mileísmo, no de la oposición. La única respuesta que vale la pena, a todo esto, es la que también busca el juez Casanello y consiste en saber si hubo −o si no hubo− corrupción con los medicamentos de los discapacitados. Hablar de las manos en el fuego es solo una metáfora.
27/08/2025 a las 4:23 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
La crisis por las coimas muestra a un Gobierno en repliegue y desconcertado
Eduardo van der Kooy
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
27/8/025
La crisis por las coimas presuntas en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) ha colocado al desnudo, con mayor profundidad, un problema que arrastra desde su origen el gobierno de Javier Milei. Se trata de la forma en que está articulado su poder. De la porosa estructura política que posee una administración edificada de apuro por su sorpresiva llegada a la Casa Rosada y con mutaciones incesantes. Se computaron más de 140 salidas desde diciembre de 2023 lo cual significaría un promedio de un cambio casi cada 6 días. Se trata de un relevamiento del Observatorio del Centro de Innovación de los Trabajadores (CITRA).
El último de aquellos fue, precisamente, el de Diego Spagnuolo, abogado penalista ex titular de la ANDIS, al cual se le adjudican audios en los cuales revela un sistema de coimas que recibirían Karina Milei, El Jefe, y Eduardo “Lule” Menem, su mano derecha por contratos con la droguería Suizo Argentina. La más importante de las cuatro que abastecen el mercado interno.
El Gobierno estuvo seis días en silencio, en estado de shock y sometido al escarnio público y político –un ejemplo fue el discurso de Milei en la Bolsa de Comercio de Rosario -antes de esbozar una réplica defensiva que, a esta altura, no parece haber cumplido su cometido. Hubo un tuit el domingo a la noche de “Lule” Menem en el cual calificó de falso el contenido de los audios que se atribuyen a Spagnuolo. La misma argumentación fue esbozada por Martín Menem, el titular de la Cámara de Diputados, en una entrevista. Se ausentó el lunes –luego de una dura discusión interna – a un programa de televisión al cual terminó asistiendo anoche. Como dique para contener aquella crisis ambas intervenciones –la de “Lule” solo por escrito- asomaron de enorme debilidad.
Tuvieron el sonido de la música que la sociedad argentina vino escuchando por años. ¿Cuántas veces dijo cosas similares el senador Oscar Parrilli para defender de las causas de corrupción a Cristina Fernández? ¿Cuántos audios del ex Secretario General de la Presidencia, legales o no, fueron posibles escuchar en el mismo sentido? En ellos culpaba con recurrencia de las desgracias a la oposición y a los poderes económicos. El delito siempre en otro lado. La ex presidenta cumple una condena de 6 años de prisión en San José 1111, su domicilio, por la causa Vialidad. Le aguardan todavía los cuadernos de las coimas, Los Sauces-Hotesur y el Memorándum de Entendimiento con Irán.
En esos casos, más allá de relaciones comerciales, políticas o de amistad, Cristina tuvo siempre conocimiento sobre las actividades de sus cómplices. Sobre todo, el empresario Lázaro Báez. Al menos así surgió de las investigaciones judiciales. El dilema para Milei y el equipo libertario sería que Spagnuolo, como una mayoría, llegó no hace más de tres o cuatro años al mundo de La Libertad Avanza, fue designado en un lugar, la ANDIS, ajeno a su competencia y termina orbitando en soledad después de su despido. Esa situación es la que tiene en estado de pánico al oficialismo. El ex funcionario entregó dos de sus teléfonos -¿posee otros? – al juez Sebastián Casanello y el fiscal Franco Picardi que se han movido con una saludable celeridad. Que tal vez no exhibieron en otro tiempo. Ayer ordenaron incautar el contenido de seis cámaras en un barrio privado de Tigre, donde viven directivos de la droguería.
El sistema defensivo del Presidente, en estas circunstancias, ha quedado limitado a Karina, “Lule” y Martín Menem. Es cierto que intervino en un par de ocasiones Guillermo Francos, el jefe de Gabinete. Se notó, pese a su buena voluntad, que no está empapado del tema. Atribuyó a Victoria Villarruel, la vicepresidenta, el acercamiento de Spagnuolo con Milei. Se retractó rápido. Es vox populi que la responsabilidad corrió por cuenta del José Luis Espert, el primer candidato a diputado nacional para octubre. En estas condiciones, si no se aclaran, deberá encargarse de hacer campaña en Buenos Aires. Por ahora permanece oculto.
La conducción del gobierno libertario ha bajado además algunas instrucciones que deberían cumplirse con la mayor premura. El interventor designado en la ANDIS, Alejandro Vilches, debe compilar las irregularidades que pueda descubrir en el otorgamiento de pensiones por discapacidad (que las hay) para hacerlas públicas y evitar que quede boyando en la agenda política sólo el asunto de los audios y las coimas. Tarea burocrática difícil que se mezclará con los graves errores cometidos con las ayudas dadas de baja.
En su trabajo defensivo el Gobierno afronta otra gran dificultad. Su sistema es pequeño, se sabe. Además, está resquebrajado. El armado electoral de Karina dinamitó los puentes con la mayoría de los gobernadores colaboracionistas. Habrá que estar atento, por caso, a lo que pueda suceder el domingo en la elección para gobernador en Corrientes donde la hermanísima desechó un pacto que estaba casi cocinado con el mandatario Gustavo Valdés.
La otra cuestión tiene que ver con el marginamiento de las llamadas Fuerzas del Cielo en la jerga libertaria. Son las huestes que reportan a Santiago Caputo. El joven quedó prácticamente sin lugares importantes en las listas de la Secretaria General y su maestro mayor de obra bonaerense, Sebastián Pareja. Las patrullas digitales permanecen inactivas y mudas. El Gobierno está perdiendo su batalla en el campo que suele dominar, las redes sociales.
Tampoco se rescatan señales esperanzadoras en otros ámbitos. La consultora Managment & Fit acaba de concluir un sondeo en caliente. El 73.2% considera el episodio de las presuntas coimas entre muy y algo grave. Casi el 60% lo considera creíble. Idéntico porcentajes achacaría la responsabilidad a Milei, Karina y los Menem. El 81% sostiene que el Presidente debe dar una explicación pública sobre lo acontecido. Se recoge un solo dato alentador para el oficialismo: el 82.6% asegura que no variaría su voto para las elecciones de octubre.
La cuestión radica en que el Gobierno no puede hacer el largo recorrido hasta la votación nacional (debe pasar antes por el 7 de septiembre en Buenos Aires) sin coagular esta crisis cuyo rumbo resulta incierto. La única tabla de salvación sería que Casanello y Picardi concluyan que los audios son falsos, que Karina y los Menem no tienen nada que ver y que todo formó parte de un armado de inteligencia. Lo que pregonan los libertarios involucrados. Aun así, habría que ver si semejante epílogo soñado llega antes del acto electoral.
La inacción y las pocas explicaciones afloran insostenibles tanto tiempo para el Gobierno. De nuevo los ojos se vuelven sobre el escándalo y el sistema de poder. Milei jamás podrá prescindir de Karina. Por razones emocionales y políticas. ¿Sacrificaría entonces a “Lule” Menem? No habría otra cosa a mano para ofrecer alguna respuesta política y aplacar la discusión pública que fluye en la campaña. Y repercute en la economía. Es la enorme encrucijada que ahora enfrenta el Presidente.
27/08/2025 a las 4:39 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
La ilusión libertaria que el escándalo de los medicamentos hace volar por el aire
Marcos Novaro
Fuente: TN
(*) Notiar.com.ar
27/8/025
Era cantado que el gobierno libertario iba a tener muchos problemas de corrupción, y además, dejarlos ver. Y era además cantado que donde más problemas iba a tener era en la relación con las empresas farmacéuticas. Empecemos por esto último.
El gobierno argentino hace años que gasta mucho en dos rubros complicados, obra pública y medicamentos. Complicados porque en los dos es fácil y muy redituable trampear.
Como las empresas de esas actividades son más bien pocas, al menos en los “mercados” donde el Estado es el cliente, y no están muy sometidas a controles del público o de mecanismos de transparencia, y los políticos necesitan mucha plata para hacer campaña, y además saben muy bien que esos controles son laxos, porque dependen de ellos, la norma es que haya trampa: cartelización, precios inflados, coimas, etc.
CLARO QUE NO FUE IGUAL CON TODOS LOS GOBIERNOS
En algunos, ni licitaciones se hicieron, o eran un chiste, y los medicamentos encima resultaron estar contaminados, o las obras ni se hicieron, y la trampa se perfeccionó y administró centralizadamente desde la cúspide. Pero en ningún caso, ha reinado la transparencia, convengamos.
¿Qué pasó con los libertarios? Que cortaron de cuajo la obra pública, así que esa ventanilla se cerró. Pero no cerraron, ni achicaron ni controlaron mejor la otra ventanilla, la compra de medicamentos. Así que se volvió muy rápidamente la mayor fuente de financiamiento de sus campañas y actividad política.
Porque además, mientras tanto, encontraron muy fácil pasar de ser los denunciantes de los abusos practicados por la dirigencia anterior, a beneficiarios de las redes de colusión por ella desarrolladas. Y contaron, por si les hacía falta, con una excelente doctrina para legitimar ese tránsito.
Nos referimos a la doctrina que sostiene que el Estado es siempre un mecanismo de “saqueo”: lo es cuando hace las cosas mal y también cuando hace las cosas “bien”. Porque, en verdad, no hay forma de que alguien viva de impuestos y no esté haciendo más mal que bien. De manera que solo se justifica tomar el control del Estado, u ocupar cualquier rol en él, si se lo usa para reducirlo al mínimo, lo más rápido posible.
Para lo cual, lógicamente, es más importante que los buenos, los que quieren desmontar el aparato estatal, ganen y sigan ganando elecciones, que hacer más transparentes y eficientes este o aquel gasto o actividad particular de ese aparato.
Esto último es, por un lado, irrelevante, y por otro, contraproducente. Porque, primero, en el mejor de los casos el resultado sería transitorio: serviría solo hasta que ese gasto también se elimine. Y segundo, lo que es mucho peor, puede contribuir a legitimar esas funciones estatales, es decir, a hacer más lento el proceso de su desmantelamiento. Así que, creyendo hacer el bien, se estaría haciendo un daño enorme.
Se entiende, por tanto, que los “ñoños republicanos” y sus ansias de transparencia pública sean, para el presidente, peores que los kirchneristas y sus malos hábitos al respecto. A estos, le resulta fácil combatirlos y también usarlos. Solo hay que “afanarles sus curros” y matarlos de hambre, o, como está haciendo en sus listas de candidatos, ofrecerles una vía para sobrevivir un tiempo más, hasta que se consigan algo mejor que hacer o desaparezcan.
El problema es cómo lidiar con esos otros, los que quieren un mejor Estado. Hasta ahora los ha logrado acorralar y amedrentar con la polarización. Pero está dejando de ser suficiente.
27/08/2025 a las 4:54 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
El Gobierno sigue dominado por el caso Spagnuolo: respuesta limitada y sin señal para su propio público
Eduardo Aulicino
Fuente: Infobae
(*) Notiar.com.ar
27/8/025
Las encuestas que, velozmente, comenzaron a medir reacciones sociales frente al caso Spagnuolo exponen una amplia gama de números negativos para el Gobierno y también uno que podría ser considerado al menos como un respiro por Olivos, aún bajo efectos del sacudón: una franja propia que descree de los audios del ex funcionario. Ese público fiel va más allá de la limitada reacción del oficialismo, que busca cerrar el tema como una operación de campaña. Y a pesar del cimbronazo, intenta reducirlo al uso político visible, sin entrar en la cuestión de fondo, es decir, el audio que habla de un circuito de corrupción en el área de discapacidad. Son muchas las inquietudes que alimentan tal cuidado: versiones sobre más grabaciones, otros involucrados, hasta algún video.
Resultó llamativo, insólito, el gesto presidencial de compartir en una red social el mensaje de la droguería Suizo Argentina, apuntada directamente en los audios que dispararon el caso. Está por verse si es el inicio de un giro, como fue insinuado, o un hecho fuera del plan básico definido frente a la conmoción inicial, que escaló públicamente y suma a la par las medidas motorizadas por el juez Sebastián Casanello y el fiscal Franco Picardi. Esos movimientos -y sus posibles resultados- son seguidos con atención y con recelos apenas disimulados, pero las preocupaciones se extendieron con el correr de las horas.
El costo más evidente del caso y de su repercusión -muy amplia, según coinciden sondeos que acaban de ser difundidos y analizan consultores- es que golpea en la línea central del discurso: la batalla contra la “casta”. Ese impacto inicial podría medirse antes que nada en términos de pérdida de confiabilidad. Es un rubro difícil de sostener para todas las gestiones. El índice de confianza de la Universidad Di Tella -un trabajo siempre reconocido en medios políticos y económicos- ya había señalado un retroceso en la medición de la gestión de Milei.
El síntoma más notorio del impacto en el mileísmo queda expuesto, precisamente, por la parálisis inicial y la escasa reacción posterior en este terreno. El caso Spagnuolo sigue dominando la política, empezando por el Gobierno, y sus estribaciones en otros terrenos es un interrogante. Por lo pronto, es significativa la desorientación o el silencio de los amplificadores de su discurso, con las redes sociales en primera línea.
Una encuesta que acaba de difundir la consultora Management & Fit incluye datos que le dan mayor dimensión a ese vacío de respuesta. Sobresale el registro del nivel del sacudón: muy amplio conocimiento del tema (94,5% de los consultados), alto registro sobre la gravedad del caso (73,2%) y fuerte demanda de una respuesta presidencial (81%). También anota un dato con doble lectura: casi el 60% expresa de diferente modo que lo que dice el audio es cierto, pero visto en espejo aparece un tercio que considera que no es verdad.
El Gobierno elude de diferente modo pronunciarse sobre el fondo de la cuestión: la descripción de un sistema de corrupción en la ANDIS. Y destaca lo obvio frente a una situación como ésta: las cargas desde la oposición, en campaña, algo que en el caso del kirchnerismo resulta patético. La mayor muestra fue dada por CFK. El punto es que resulta poco como estrategia frente a la magnitud de los hechos y menos, ante las versiones -muchas, originadas en las zonas oscuras de servicios- que hablan de más capítulos.
Con ese cortinado de fondo, no resulta extraño que hayan circulado desde el último fin de semana especulaciones sobre una falta de voluntad de combate en las redes sociales. Podría ser resultado directo de las limitaciones de discurso impuestas, pero no faltan señalamientos sobre el cuadro interno. Voceros del oficialismo niegan cualquier ingrediente doméstico. Es un tema especialmente sensible. Guillermo Francos se encargó incluso de desandar declaraciones que colocaban un foco sobre Victoria Villarruel.
Camino a las principales pruebas electorales que se vienen, el interrogante mayor es si esto puede afectar y, en todo caso, cuánto la intención de voto. Por supuesto, en el circuito de los consultores, nadie arriesgaría cifras terminantes. Asoma una franja que se dice dispuesta a reconsiderar su voto y no está claro cómo podría evolucionar, entre otras razones porque el caso en sí mismo está lejos de ser cerrado. Con un agregado, que es el modo en que corrió el foco político, al menos de momento, con reflejo en la campaña.
El oficialismo busca recuperar lo más rápido posible el ritmo -y sobre todo, el tono- electoral. Milei se muestra en Buenos Aires, cuando quedan por delante apenas diez días de campaña. El ruido propio tapa en parte los crujidos internos del peronismo/K, que sigue exponiendo la tensión entre Máximo Kirchner y Axel Kicillof. Eso es algo que no estaba en el cálculo hasta hace apenas una semana.
El plan básico del mileísmo combina entonces la acotada respuesta frente al vendaval de los audios y la necesidad de darle impulso final a la campaña bonaerense. Después del silencio de las primeras horas, Olivos se impuso un par de pasos de manual: mensajes medidos a cargo de su voz política, el jefe de Gabinete, seguidos por Lule y Martín Menem, y cargas para mezclar todo como parte de una ofensiva de “los de enfrente” para desestabilizar la gestión de Milei.
El Gobierno sigue con atención los pasos que se suceden en la investigación a cargo de Casanello. No es lo único, por supuesto. Se suman inquietudes en base a lo ya conocido y también versiones insistentes sobre ramificaciones. En el primer renglón, se anota la incertidumbre sobre lo que finalmente esté dispuesto a decir Spagnuolo ante la Justicia. Y la certeza sobre la existencia de más audios, no sólo por su contenido sino además por lo que indican: un “trabajo” en continuado.
Eso último nutre las especulaciones acerca de grabaciones de voz y hasta de algún video que podrían agravar el cuadro. Fuera de ese circuito, surgió la atención -y en algunos medios políticos, realimentó interés previo- sobre contratos con la misma droguería en otras áreas del Estado -Salud y Defensa, señalan-, incluido al menos uno de logística.
El tema se extiende y no lo hace en soledad. El Congreso refleja en parte casos que se suceden y exponen cruces políticos. Después de meses, volvió a escena el criptogate. No hay avances para investigar la tragedia del fentanilo. Y ahora impacta el caso Spagnuolo.