Por Guillermo Cherashny.-

La tremenda paliza que sufrió el gobierno tiene un origen multicausal donde lleva la delantera el denominado «plan platita» en dólares, que le costó al país por lo menos 17 mil millones de la moneda americana, que fue el monto que compraron los argentinos porque su precio esta barato.

En efecto, el intento de ganar elecciones con el atraso cambiario ya fracasó con Macri, con Fernández, y esta vez se adelantaron los tiempos por una simple razón: generó caída del salario y jubilaciones y una incipiente recesión.

Ésta fue la principal causa de la derrota, porque una gran mayoría no llega a fin de mes y eso se paga electoralmente, porque este plan no tuvo el éxito de la convertibilidad ni el tibio intento de Macri, que por casualidad fue instrumentado por los mismos economistas como Luis Caputo y Federico Sturzenegger, protagonistas del 28D del 2017 junto a Marcos Peña, que en este gobierno reemplazado por Santiago Caputo, el supuesto mago de la comunicación. Pero los resultados fueron los mismos y mucho antes de tiempo.

Si bien fue la causa más importante, la economía no fue la única, porque la motosierra, que era simpática en la campaña, fue muy negativa contra sectores muy bien valorados por la sociedad, como las universidades, el hospital Garrahan y el veto a la ley que aumentaba los fondos a los discapacitados, porque la mayoría está de acuerdo en gastar menos que lo que se recauda pero los recortes se deben hacer en otros sectores de la economía.

El otro factor determinante fue la presunta corrupción en el ANDIS, que fue verosímil para la opinión pública y que generó la idea de que todos son lo mismo, todos son casta.

Ahora menudo problema tiene el gobierno, porque debería devaluar, dado que el «plan platita» en la divisa americana no da para más y esta economía no lo soporta, porque está cerca de igualar el préstamo de 20 mil millones del FMI.

Si no decide devaluar antes del 26 de octubre, aguantar 40 días de tasas altísimas de interés va a generar la recesión, no ya incipiente sino concreta, con una caída del PBI en el cuarto trimestre que dejaría un arrastre negativo para el 2026, con lo cual se repetiría la historia de los últimos años, con uno de reactivación y recesión el siguiente.

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