Por Luis Américo Illuminati.-

En Medio Oriente las imágenes que se observan parecen visiones del Apocalipsis. La paz individual o general es una quimera si prevalece el odio, pero se transforma en una bendición si el odio se troca en perdón recíproco. Si bien Israel fue atacado en su propio territorio por el grupo terrorista Hamas, con el saldo sangriento de una terrible masacre de sus compatriotas y el ominoso secuestro de rehenes, la circunstancia que esgrime como excusa para rescatar a los mismos y acabar con el terrorismo, eso no le da derecho para arrasar con Gaza; que es el mismo caso -una comparación válida- si para cazar un lobo sanguinario, incendiamos todo el bosque haciendo así perecer a miles de animales inofensivos que lo habitan.

El diálogo como comunicación humana se hizo mil pedazos, no sólo en Medio Oriente sino en todo el mundo. La paradoja de Habermas sobre la comunicación y el diálogo se ha convertido en un alarido como el cuadro de Edvard Munch. Si viviera Mahatma Gandhi les diría a los bandos enfrentados: «Ojo por ojo y el mundo quedará ciego». El único camino que les queda a los irritados jefes y líderes de cada bando -Israel, Irán y demás países musulmanes en pie de guerra- si es que desean el bien de sus pueblos, es buscar un mediador, un hombre sensato, cualquiera sea su nacionalidad, preferentemente un desconocido que convoque a la cordura mediante un diálogo que cure las heridas. Ni el frío polar ni el fuego del volcán sino la actitud del Buen Samaritano. Un juglar-poeta-que esparza con su violín las notas de paz y fraternidad entre los hombres, un hombre -no un superhombre o un robot humano- que traiga un mensaje de luz y esperanza. Pues como dijo el poeta: «El día es muy corto y demasiada eterna es la noche». En fin, yo creo que el diálogo es infructuoso si la mente y el corazón marchan por caminos distintos. El pensamiento poético es un faro que ilumina al corazón que es un velero que navega en la tormenta, entre Escila y Caribdis, donde todos los barcos naufragan, salvo la embarcación de Ulises, quien le hizo poner cera de abeja en los oídos a sus marineros y él se hizo atar al palo mayor de la nave para resistir el engañador canto de las sirenas. Que estas sean las palabras que bajen del cielo en forma de palomas: Shalom Aleijem» (שלום עליכם), «Pax vobiscum», «As-salamu alaykum» (السلام عليكم) -La Paz sea con vosotros-.

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