Por Carlos Tórtora.-

El creciente descenso de Javier Milei en las encuestas se debe mayoritariamente al rechazo al interminable ajuste en ejecución. Salvo que haya un rebote rápido de la economía, lo que no se vislumbra, el malhumor social con el gobierno se consolidaría. Pensando entonces en la estrategia electoral para el año que viene, a Milei le resultará muy difícil motivar a los votantes desde el discurso económico.

Poco a poco, la realidad va empujando al líder libertario a refugiarse en un recurso antiguo pero eficaz: capitalizar el sentimiento antiperonista ofreciéndole a la gente un frente electoral para evitar que el justicialismo gane las elecciones legislativas y avance hacia su retorno a la Casa Rosada.

En el 2019, un Mauricio Macri agotado y fracasado pudo no obstante conseguir el 41% de los votos porque ese porcentaje de la sociedad vota a ciegas contra el retorno peronista.

Ahora, el miedo de una gran masa de la población a la vuelta del peronismo sería el factor aglutinante del voto oficialista.

Ella polariza

En este contexto, el libertario polariza con entusiasmo con Cristina Kirchner. Ella no sólo ejerce el liderazgo más fuerte en el PJ, sino que carga con la pesada mochila de su condena por administración fraudulenta en la causa Vialidad, que será ratificada por la Cámara Nacional de Casación el 13 del mes que viene. Cristina evoca entonces los peores fantasmas del peronismo y la Casa Rosada apuesta a que, si es candidata a primera diputada nacional por Buenos Aires, la resistencia a su figura por parte de sectores medios le asegure la victoria a La Libertad Avanza.

Se trata, como suele ocurrir con Milei, de una apuesta de alto riesgo. Sobre todo porque se juega en un terreno donde el antiperonismo de la clase media no es tan hegemónico como por ejemplo en la Capital.

El electorado del segundo cordón del conurbano, cada vez más empobrecido por el actual ajuste, ratificaría su voto al peronismo y está la incógnita de si se peronizará una parte importante de los votantes del primer cordón.

La clave del triunfo de Milei en el 2023 fue que planteaba un esquema aparentemente superador de la dialéctica peronismo-antiperonismo. Ahora esa magia se agotó y La Libertad Avanza se reformula como la cabeza de un gran frente antiperonista que apenas disimula algo hablando contra la casta en general. El alineamiento disciplinado del PRO con el gobierno y la crisis de la UCR con sus radicales violetas indican que ambas fuerzas tienen a doblegarse.

Pragmático a fin de cuentas, Milei, ante su fracaso económico, está optando entonces por recrear la confrontación central de la política argentina.

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