Por Carlos Tórtora.-

Ayer el intento de Luis Caputo de calmar a los mercados anunciando que el préstamo del FMI será por US$ 20.000 millones, fue enfriado por la vocera del organismo, Julie Kozack. Ésta dijo que la cifra no está definida, que el desembolso será por tramos y que todavía falta conversar. Caputo no aclaró que parte del préstamo será de libre disponibilidad y sí confirmó el avance de negociaciones con el BID y el Banco Mundial. Los mercados reaccionaron con mucha moderación, porque las dudas subsisten. La principal es la que ayer planteó Cristina Kirchner: que el gobierno destine todos los dólares de libre disponibilidad que reciba del Fondo para mantener al dólar atrasado hasta las elecciones. Es que la única meta clara que parece tener Javier Milei es evitar que una devaluación preelectoral se traduzca en una derrota electoral que lleve al gobierno a un abismo.

Todo indica que, aun cerrándose el préstamo, la tensión cambiaria y la aceleración de la inflación seguirán en los próximos meses, aun cuando la Casa Rosada consiga demorar algo la devaluación.

El correlato político de la situación económica no es menos complejo. El gobierno, ya en plena baja en las encuestas y sabiendo que volver a subir le resultará utópico, necesita los votos del PRO y de la UCR para ganar en octubre en la provincia de Buenos Aires. Pero Mauricio Macri parece dispuesto a especular al máximo, porque aliarse formalmente con un gobierno que puede derrapar sería un suicidio. El expresidente es probable que especule con esperar los resultados de la elección porteña del 18 de mayo. Si el PRO resulta tercero como dicen varias encuestas, Macri podría asumir el rol de salvador y presentarse como candidato a senador nacional por Capital. Entonces, por ejemplo, podría negociar que La Libertad Avanza lo apoye en Capital a cambio de una alianza en Buenos Aires.

De lo que Milei ya a esta altura no puede darse el lujo es de confrontar en octubre simultáneamente con el PJ y el PRO.

Muy poco para hacer campaña

Aunque el paquete que se arme con el FMI y los demás organismos consiguiera apaciguar los mercados, esto no mejoraría la caída del consumo, del empleo y de la actividad económica en casi todos los rubros. En realidad, si la inflación confirma su nueva tendencia alcista, a la Libertad Avanza casi no le quedan argumentos fuertes para hacer campaña. La llegada de inversiones que reactiven la economía sigue siendo una entelequia. Además, muchas de las 17 encuestadoras que tiene contratadas el gobierno siguen midiendo la intención de voto a Milei como si éste fuera a competir en octubre, pero está demostrado que el voto es casi imposible de transferir más que en un mínimo porcentaje. La realidad es, entonces, que los candidatos estrella que insinúan los libertarios, por ejemplo José Luis Espert y Manuel Adorni, no son precisamente ganadores.

Todo esto sin mencionar que todo indica que las esquirlas del Criptogate van a esparcirse sobre la campaña electoral.

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