Por Carlos Tórtora.-

Myriam Bregman no es una dirigente de izquierda típica. Más de una vez ha demostrado ser capaz de hacer planteos ingeniosos, que trascienden la estereotipada retórica socialista. El jueves pasado, Bregman pateó el tablero en la audiencia celebrada en la Cámara Federal Penal para tratar si se reabriría la investigación del mayor atentado terrorista de los 70, la bomba que explotó el 2 de julio del 76 en la Superintendencia de Seguridad Federal, con un saldo de 24 muertos y decenas de heridos, y cuya colocación se atribuye a Montoneros. Bregman, que fue citada en la causa junto con Liliana Mazea, no se anduvo con vueltas y sostuvo que la investigación se había encaminado anteriormente sobre nombres que al principio se acusaban y ahora no se pueden nombrar. Y remató: «¿Y el nombre saben cuál es? Patricia Bullrich».

«Último minuto», la cortó entonces el presidente de la sala de Casación, Diego Barroetaveña.

La historia de este expediente es la siguiente: el 21 de agosto de 2003, el ex agente de la Policía Federal Hugo Raúl Biazzo, con el patrocinio del ex juez federal Norberto Giletta, se presentó ante la Justicia Federal para denunciar el atentado, siendo que él había resultado herido en el mismo, estando de guardia en el edificio.

Durante el primer año, Biazzo no tuvo mayor éxito con su denuncia y el 21 de octubre del 2004 volvió a presentarse para aportar datos. Allí dio entonces el nombre de Patricia Bullrich, que fue mencionada entonces en el apartado «otros integrantes de la agrupación terrorista». A fojas 153 del expediente se menciona a la ahora senadora con su nombre de guerra, Carolina Serrano, aclarándose que era cuñada de Rodolfo Galimberti y que había residido en Francia y México.

La denuncia no prosperó ni en primera ni en segunda instancia, hasta que el 30 de septiembre del 2009 hizo su entrada en el tema Victoria Villarruel como presidente del Centro del Centro de Estudios Legales sobre el terrorismo y sus víctimas (CELTYV). Ella se presentó ante la Cámara de Casación para pedir como amicus curiae que el atentado se investigara. Su pretensión fue rechazada por Casación y también por la Corte Suprema de Justicia.

Recién en 2021 la asociación Justicia y Concordia volvió a la carga con la querella presentada por Eduardo Kalinec, un condenado por su participación en la lucha antisubversiva. Sorpresivamente, la Cámara Federal de Apelaciones, con los votos de Mariano Llorens, Pablo Bertuzzi y Leopoldo Bruglia, inició la revisión del caso, que culminó con su fallo del 19 de diciembre del 2024, por considerarlo «una grave violación de derechos humanos».

Ahora y después de la audiencia del jueves pasado, la Sala I de la Cámara Federal de Casación deberá decidir si avala o no la postura de la Cámara de Apelaciones. Uno de los jueces de Casación, Alejandro Slokar, tiene una postura ya conocida contra reabrir investigaciones contra organizaciones terroristas porque así se pronunció en el caso del secuestro y el homicidio del coronel Argentino del Valle Larraburu.

Los otros dos jueces de Casación, Carlos Mahiquez y Diego Barroetaveña, estarían más próximos a investigar.

Con final abierto

Existen entonces razonables chances de que se reabra la investigación del atentado a Seguridad Federal y que en ella se profundice el conocimiento de la eventual participación de Bullrich en el mismo. En términos políticos no es poca cosa, porque la flamante senadora no sólo es la cabeza política del ala derecha del oficialismo sino una importante pretendiente a la presidencia en el 2027.

Al reactualizar el tema, Bregman actuó con sagacidad, consciente de que podría estar detonando la fachada de orden y seguridad que exhibe el gobierno de Milei. En todo caso, la sola existencia de una duda importante acerca de si Bullrich participó en el atentado es suficiente como para cuestionar su figura, ya golpeada por su participación en otros atentados menores de Montoneros. En el caso de que prosperara la nueva investigación y que se determinara que la senadora sí participó del crimen, el gobierno quedaría muy golpeado. Pero tal vez Milei no lo lamente demasiado. Él y su hermana Karina estarían obsesionados con la idea de que, en cuanto pueda, Bullrich los traicionaría y se plantaría como candidata a presidente si antes puede acordar con el Círculo Rojo.

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