Por Hugo Modesto Izurdiaga.-

No sé si recuerda que, 26 años atrás, atravesamos una complicada crisis financiera. A fines de la década del 1990, Racing se declaró en bancarrota a causa de deudas contraídas por valores cercanos a los 62 millones de dólares. Una vez que se decretó la quiebra, pasó a ser manejado por la justicia, que designó a la síndica Liliana Ripoll. La doctora, actuó con rapidez anunciando que “Racing Asociación Civil ha dejado de existir”.

Los hinchas y simpatizantes de la Academia no queremos que aquella situación vuelva a suceder. Por lo que es primordial mantener siempre una administración eficaz y responsable de los bienes de nuestra entidad.

A la mayoría de los clubes (y a nosotros también) le es necesario vender al menos un jugador cada año para equilibrar su patrimonio. Lo que no se comprende, es la actitud y el enojo del señor Milito por la venta del centrodelantero.

River Plate, al ejecutar la cláusula (que es un instrumento legal), está en todo su derecho de comprar a Maximiliano Salas.

Visto de mi parte (como racinguista), interpreto que el ingreso de 9 millones de dólares incrementa favorablemente las arcas de la institución. Durante la gestión de Víctor Blanco (2013-2024), el dirigente saneó la economía del club.

¡Esperemos que usted continúe de la misma manera!

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