Por Guillermo Cherashny.-

La semana pasada el gobierno anunció la segmentación tarifaria y ayer el ministro de economía decretó el congelamiento de vacantes en la administración central y en empresas públicas, después del recorte de gasto del mes de julio que programó Raúl Rigo cuando aún era secretario de hacienda de Martín Guzmán y, aunque Batakis lo desplazó, el ajuste siguió en marcha y, junto al esquema tarifario y vacantes congeladas, el déficit fiscal, que apuntaba al 3,5 o 4% del PBI, ahora se estima que estaría en el 3%. Pero Sergio Massa, el ministro de economía, se compromete a cumplir con la pauta que se acordó con el FMI del 2,5%.

Se estima que Economía debe ahorrar entre 400.000 y 600.000 millones pesos y cumplir con la exigencia de acumular reservas por 6.000 millones de dólares. El mercado evalúa que es difícil que se cumpla con la pauta del FMI, aunque las medidas de ajuste hasta ahora tienden a esa meta y, si bien mostró señales contundentes, el mercado espera que el próximo viaje del ministro a Washington aclare esas dudas con el staff del FMI.

Es indudable que Massa pasó de los anuncios a los hechos pero todavía falta más ajuste en las cuentas públicas. Está claro que el Fondo, se llegue o no a esa meta, aprobará las cuentas del tercer trimestre porque no quiere generar una crisis en América Latina. Pero para recuperar la confianza es fundamental acercarse al 2,5% del PBI. Hasta ahora, desde la firma del acuerdo, el gobierno aumentó el gasto en los primeros seis meses y recién en el séptimo se produjo la baja en los cinco meses que restan, que en esa época del año suelen aumentar por lo que la tarea es complicada pero la designación de Gabriel Rubinstein asegura que se va a llegar lo más cerca posible de lo comprometido con el FMI.

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