Por Luis Alejandro Rizzi.-

Milei atribuye parte de sus desventuras al clima electoral, pero no advierte que es precisamente él quien enturbia las condiciones climáticas para el 26 de octubre.

Ahora suma, a sus propios errores en la política económica, las calidades de algunos candidatos, que ponen en duda la calidad moral del gobierno.

Hace años, el Chacho Jaroslavsky me decía que lo peor para un político no es la imputación sino la zopenca.

Es cierto, no hay imputaciones concretas, ni contra Milei “Javo” ni “el jefe”, no hay imputaciones concretas contra Espert, no hay imputaciones concretas por el “operativo siete mil millones de dólares”, no hay imputaciones concretas sobre la fuga de información previa a los anuncios de Scott Bessent, hay imputaciones concretas por el caso “LIBRA”, pero hay sospechas creíbles.

Es el propio gobierno el que se convierte en elemento perturbador. Además, le falta convicción en el desmentido de las “sospechas”, lo que fortalece aquello de que “por algo será”.

El dólar subió, los bonos bajan y el riesgo país parecería que encontró en los 1220 puntos su lugar en Wall Street, todos también datos perturbadores, pero muy concretos.

“El gobierno no sabe cómo”: ésta es la cuestión y parecería que el gobierno de Trump estaría buscando el modo de moderar la ayuda prometida. Ya tiene la formal oposición del partido demócrata, que salió en defensa, no ya de los carpinteros y plomeros, sino de todos los contribuyentes norteamericanos.

Lo que está a la vista es cómo seguirá con su gobierno Milei a partir del 26 de octubre, a lo sumo con un 33/37 de votos.

La Corte de una buena vez deberá pronunciarse sobre la constitucionalidad de la ley 26122 que regula el trámite de los DNU en el congreso y declarar su inconstitucionalidad.

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