Por Luis Alejandro Rizzi.-

El presupuesto anual vigente del Senado es de $ 160.599 millones.

Al tipo de cambio oficial de $ 966, el presupuesto anual del Senado es de US$ 166.251.553. Esto significa que el costo por senador es de US$ 192.421 por mes.

En Diputados, el presupuesto vigente es de $ 189.747 millones. En dólares oficiales, US$ 196.425.466, lo que implica un costo por diputado de US$ 63.692 por MES.

Estos datos los suministró Roberto Cachanosky el 23 de agosto de 2024 y no creo que a la fecha ese cuadro se haya alterado demasiado, pero tampoco lo considero importante.

No comparto este tipo de simplificaciones; son engañosas. Si en una línea aérea tomáramos sus gastos operativos y lo dividiéramos por el número de pilotos o por el número de tripulantes de cabina, también el “costo individual” sería una suma sideral, que escandalizaría a todos, pero absolutamente irreal.

El costo de la política, en este caso el costo legislativo, no tiene con qué compararse, y sólo se lo puede evaluar según criterios políticos. Tampoco podemos medir su productividad o eficacia, porque la misma no depende de la cantidad de leyes que sancione; podría no sancionar ninguna ley en un largo período y no por ello decir que es un poder prescindible.

Lo que propondría para una próxima reforma constitucional sería ir a un sistema unicameral.

En la reforma de 1994 se dispuso que los senadores se eligen por voto directo; en la del 53, los elegían las legislaturas de cada provincia y en la Capital, por medio de un colegio electoral, es decir de modo indirecto.

Hoy senadores y diputados se eligen por voto directo de los ciudadanos -habitantes con capacidad para elegir- ,lo que establece una diferencia esencial con el régimen constitucional anterior.

La elección directa prácticamente elimina la distinción y unos y otros pasan a ser representantes directos del pueblo de las provincias y de la CABA, con lo cual, siempre en mi opinión, ya no se justificaría la diferencia entre senadores y diputados.

Tampoco se justificaría que determinadas leyes deban ingresar por la Cámara de Diputados, ya que los miembros de las dos cámaras son elegidos por voto directo del pueblo ciudadano. Desapareció la ficción de que los diputados representan exclusivamente al “pueblo”.

Por ese motivo propongo reformar el sistema legislativo y crear un sistema unicameral cuyos miembros se elegirían por el voto directo.

A cada provincia y a la CABA se le garantizaría una presencia mínima de tres diputados o legisladores que serían los actuales 72 senadores y el resto se elegiría un legislador por cada 500 mil habitantes o fracción mayor a 250 mil, lo que nos daría aproximadamente un cuerpo legislativo integrado por 162/75 legisladores.

Se bajaría sensiblemente el costo del Poder Legislativo y sería más sencillo lograr consensos.

El sistema unicameral debería ser impuesto por los constituyentes para todas las provincias, teniendo en cuenta su población, incluso fijando un mínimo para las menos pobladas. Mi idea sería de un legislador cada 90 mil habitantes y un mínimo de 20.

De este modo el “costo de la política institucional” bajaría naturalmente.

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