Por Alberto Buela.-
En estos días apareció en las redes un video de Chicho Basile, un dirigente histórico del peronismo de Florencia Varela, donde les raja una flor de puteada a todo el kirchnerismo, empezando por Cristina, “la bailadora de la tobillera”.
Y el hombre tiene razón, aun cuando los modos son un tanto brutales.
No es para menos. Los kuka han llevado al peronismo a sucesivas derrotas.
El peronismo ha tenido tres banderas históricas: la soberanía política, puesto que sin soberanía no puede haber política nacional. La independencia económica, que es consecuencia de esa soberanía y la justicia social, que es la virtud del Estado. En el Proyecto Argentino agregó el nacionalismo cultural, porque no hay cultura genuina sino ancalda en el ethos de un pueblo.
¿Qué hizo el kirchnerismo? Las reemplazó, pero no por otras de carácter político, social y económico sino por cuatro ruindades.
- Engañó o, mejor, engrupió, sistemáticamente a los jóvenes, entre otras cosas, con las 30 universidades municipales creadas como comités políticos de la policía del pensamiento.
- Robó a los jubilados manteniendo el peor nivel de jubilaciones desde la restauración democrática. Llegamos a cobrar 100 dólares por mes.
- Estafó a los pobres quedándose con parte de sus pequeños subsidios por los gerentes de la pobreza (Pérsico, Grabois, Belliboni, Menéndez et alii.
- Esquilmó al Estado con negociados sólo para ellos.Ya hay una veintena de dirigentes condenados (Cristina, Boudou, López, Jaime, de Vido, etc.). Pero de hecho no pasa nada, están todos libres.
Los jóvenes se pueden recuperar, porque tienen una vida por delante. Los jubilados no, porque están ya cerca de la parca y la justicia es muy lenta. Los pobres, esos sí que están jodidos, porque la Iglesia les da consejos y cuando va uno en su nombre, como Grabois, los estafa. Y los gobiernos, en general, los dejan ser, let my be, …pobres. Y el Estado es bobo, le reclama 500 millones de dólares a Cristina, cuando en el lapso de sus gobiernos se robaron la friolera de un 10% de producto interno de la Argentina. Cuando me contó esto último Aldo Pignanelli, quien fue presidente del Banco Central, era en el 2012.
En un artículo anterior, El kirchnerismo es el Estado Profundo de Argentina, sostuvimos que estos, más o menos, 30.000 sátrapas formaron no una banda sino un cáfila, esto es, ladrones que van uno detrás de otro.
¿Cuál es la conclusión? Que esto es muy difícil de desarmar porque están enquistados en los puestos (ej. La hija de Agustín Rossi cobra $ 31 millones por mes en el Banco Ciudad) y cuando se los descubre, se reciclan en liberales progresistas.
Siempre hay alguno en todas las empresas del Estado, en todas la provincias, en todos los ministerios y en todas las secretarías.
Frente a ello el peronismo está desarmado y en estado de decrepitud. Si va a buscar apoyo en los sindicatos siempre hay un Schmid, un Plaini, un Manrique, un Palazzo. Nunca un Rucci, un Ferradás Campos, un Borda, un Ubaldini.
Si va a la Iglesia, encuentra curas sociólogos (los del tercer mundo), nunca un Benítez (el confesor de Evita), un Castellani (un género propio), un Filipo (el de la Redonda), un Sepich (el del Congreso del 49).
Y, finalmente, si va al Partido Justicialista, son todos kirchneristas.
La conclusión final, es evidente que no podemos salir de la ruina presente con aquellos que nos llevaron a ella. La falsedad y malicia de sus conductas ha sido la siguiente: “se aprovecharon de las debilidades de los otros para legitimar sus propios delitos”. Las debilidades de los jóvenes, de los jubilados, de los pobres y del Estado.
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