Por Luis Alejandro Rizzi.-

En estos tiempos de “contrademocracia” y descenso cultural de la mayoría de las sociedades, se han ido perdiendo dos cualidades propias del género humano, la capacidad de pensar y de tener sentido crítico.

Ya se ha comenzado a sustituir el pensamiento por la IA, sin pensar que sus contenidos son suministrados por el mismo género humano, según sus propias ideas e intenciones.

Ya sabemos que todo proceso electoral es interferido con la finalidad de orientar el voto. Es una forma de fraude moderno o de nueva esclavitud.

El medio son las redes sociales y esa presunción que ha generado que todos los contenidos de las redes son “verdades”. En esa falacia se sustenta la “filosofía” de los “trolls” que, en la mitología escandinava, eran seres malignos que, “en foros de internet y redes sociales, usuarios que publican mensajes provocativos, ofensivos o fuera de lugar con el fin de molestar, llamar la atención o boicotear la conversación”, según la RAE.

Pasa que en la gente impacta el nihilismo por un lado y el conocimiento tecnológico por el otro, que se ha convertido en una suerte de religión loca.

Hasta hace algunos tiempos las religiones constituían el refugio de lo desconocido, del poder del “milagro” mediante la plegaria y el consuelo de un más allá vital.

Hoy las religiones están en franco retroceso; “la fe” ya es insuficiente, porque su base es la creencia asertiva y hoy prima lo asertórico, que es una suerte de relativismo valioso porque exige pensar y tener sentido crítico.

Al mismo tiempo algunas religiones, como está pasando con el judaísmo y el musulmanismo, se han desviado hacia sesgos como el “ismo” y el fundamentalismo. El cristianismo, otro “ismo”, sin embargo, se fue abriendo hacia la tolerancia y a una mayor comprensión de las debilidades humanas.

Sin embargo, en casi todas las religiones, la mujer, vinculada con la sexualidad, es una “molestia” y en sus jerarquías domina casi exclusivamente le endogamia masculina.

Sin perjuicio de ello, tenemos “religiones” constituidas en torno a “iglesias”, que son instituciones comerciales con un notable marketing para explotar la dimensión religiosa de ese segmento social de la gente desesperanzada, que se conforma con los menos favorecidos del sistema político social, “la pobreza”.

Así llegamos al “odio”, que es el opuesto del “amor”; es ese deseo que siempre está escondido en eso que Freud llamaba el “ELLO”, cuya finalidad es el deseo del “mal” para los otros. Es más fácil cultivar el mal que el bien, porque éste genera envidia, y el mal, un modo de placer, que no es más que una forma del sadismo.

En nuestra sociedad el tráfico del “odio” parece generar buenas rentas.

En ese sentido, Milei y su LLA están muy lejos de la hipocresía. Pregonan que “no odiamos lo suficiente” y sus campañas son negativas, prometen destrucción, menosprecian el sentido de la empatía y hacen virtud del egoísmo.

En definitiva, hacen culto a la justicia agonal, la del más fuerte.

Hay otro modo silencioso de promover el odio, que se sustenta en comentarios tendenciosos sobre hechos. Sería un modo de “desviación o abuso periodístico”.

El domingo 24, mientras esperaba el programa de “Los García”, padre e hijo, sintonicé TN; serían las 20.40, y realmente me sorprendió el modo en que estaban presentando y describiendo el conflicto entre ATEPSA, gremio que agrupa a los controladores de vuelo, con EANA, la empresa del estado que presta esos servicios de tránsito aéreo.

La secretaria general de ATEPSA es Paola Barrita, hija de José Barrita, “el abuelo”, ya fallecido, legendaria figura de la barra brava de Boca Juniors, cuyas andanzas se describieron con lujo de detalle para descalificar a su hija.

No sólo eso. Luego, para descalificar la medida de fuerza, se hizo mención a los “buenos salarios” que percibe el personal de EANA, en paro parcial de actividades, según un cronograma anunciado con debida anticipación.

Luego se los refirió como “dueños del transporte aéreo”, vinculándolos con el resto del gremialismo aeronáutico.

Finalmente se mostraban las colas de los pasajeros afectados, algunos de los cuales, con toda lógica, expresaban su bronca por las demoras y cancelaciones que algunas empresas de transporte aéreo no supieron o no quisieron disminuir los perjuicios generados por la medida de fuerza gremial.

En ese sentido, la más ágil pareció ser Jet Smart.

El objetivo querido o no querido de la nota fue el de fomentar el odio de los pasajeros hacia el gremio ATEPSA, en este caso.

En la nota no se hizo referencia a la dirigencia de EANA de los últimos años y a la actual, que tiene la responsabilidad de resolver el conflicto que se extiende al gobierno, por ser el dueño de EANA, en proyecto de privatización.

El odio, como la basura, son negocios muy rentables.

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