Por Luis Orea Campos.-

Paradójicamente, y de una manera que jamás imaginó en su enredadera mental, Milei y su armada Brancaleone de gatos e improvisados le pusieron el último clavo al cajón del kirchnerismo al facilitar con su chapucería explícita la victoria que acaba de encumbrar al principal contendiente interno de Máximo y Cristina Kirchner sepultando las aspiraciones de resurrección de los últimos sucesores del fundador del kirchnerismo.

Como ya se anticipara tempranamente desde el Informador Público en la nota ¿Nace una estrella?, del 7 de abril pasado, la trayectoria de Kiciloff marcaba claramente este resultado. Haberlo menospreciado le va a costar al aprendiz de brujo que ocupa transitoriamente el sillón de Rivadavia mucho más de lo que quizás pensó, porque contrariamente a todas sus bravatas… ¡se le creció el “enano comunista”!

Y reiteramos lo que dijimos entonces, en cuanto a que no es que Kicillof sea un gran adversario ni un político de fuste, pero en la actual indigencia peronista, hasta la luz de una vela puede convertirse en un voraz incendio si el pasto está reseco. Lo saben bien el mercado y los inversores, que ya empiezan a dudar –como pasó con Macri– que un gobierno de fanfarrones consiga mantener en caja al indomeñable movimiento justicialista.

Ahora que este político aficionado que creyó poder gobernar este país imprevisible sin concesiones ni diálogos se topó con el cura en pedo, va a empezar a bailar con la más fea y a aprender que después de los palotes que está haciendo en sala de cuatro política, viene lo más difícil, que es montar el potro embravecido de un contexto adverso en crecimiento y mantenerse en la silla para enfrentar el desafío de octubre.

Desconocer la esencia del peronismo y su poder de fuego electoral le costó a Macri perder la oportunidad de un segundo mandato. Y ahí va ahora el aprendiz por el mismo camino.

Felizmente otra consecuencia del derrape del experimento libertario en Buenos Aires será la reaparición de una tercera vía, aunque esta vez con una notoria diferencia con los anteriores intentos como es la alianza de los gobernadores, que se conformó de hecho gracias a la miopía y la sordera propias de una mentalidad típicamente adolescente de la que adolece el titular del ejecutivo, amén de su ignorancia de los gambitos de un tablero de ajedrez frente al cual se sentó sin tener las más elementales nociones del juego.

A la vista de este panorama se ve que sigue vigente aquella advertencia que repetían tanto el profeta Elías como Esopo en sus fábulas y que Milei no escuchó: “Ten cuidado con lo que deseas, porque se te puede cumplir”.

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