Por Carlos Tórtora.-

Con la ratificación por la Cámara Nacional de Casación Penal de la condena a Cristina Kirchner en la causa Vialidad, Javier Milei se anotó un nuevo éxito político en una racha que se le está dando en los últimos días. La expresidenta apelará ante la Corte Suprema y ésta, convenientemente, no se pronunciará antes de las elecciones del año que viene, así que la sentencia no quedará firme. Ella no estará inhabilitada para ejercer cargos públicos y podrá entonces ser primera candidata a diputada nacional por Buenos Aires. Es entonces exactamente lo que desea Milei, que el peronismo lo encabece una figura desgastada al máximo y anclada por los escándalos de corrupción y su autoritarismo.

Es que el plan libertario tiene una segunda parte. Como se advierte claramente hoy y ayer, la dirigencia justicialista no salió en masa a solidarizarse con Cristina. Apenas se sintió el apoyo de La Cámpora y algunos cristinistas incondicionales. Una buena parte del peronismo, por ejemplo los seguidores de Axel Kicillof, están buscando nuevos rumbos y hasta es probable que presenten listas de candidatos por fuera del PJ. El caudal electoral de ella sería entonces menor al esperado y La Libertad Avanza podría salir primera en Buenos Aires. Esta victoria sobre Cristina podría ser entonces fundamental para la consolidación del poder presidencial.

La realidad siempre es más compleja que los planes.

El plan de Milei funciona como un relojito pero siempre puede haber una falla. Por ejemplo, no hay que descartar que la pauperización que crece en Buenos Aires, pese a la mejoría de algunos números de la economía, termine arrimando le a Cristina los votos suficientes como para ganar la elección.

Por ahora socios

Lo real es que hoy Milei y Cristina son socios. La operación de Ricardo Quintela al enfrentarla a ella por la conducción del PJ quedó frustrada y el cristinismo no perdió tiempo para retomar la iniciativa. Ante todo, la Casa Rosada tiene que diluir el riesgo de que el principal partido opositor entre en un ciclo de renovación y crecimiento y Cristina sirve para mantener al PJ prisionero de su pasado.

Una eventual derrota en las urnas del peronismo el año que viene seguramente desataría una crisis mayor y obligaría al retiro de Cristina. Pero es difícil saber en qué condiciones llegaría el PJ al 2027.

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