Por Luis Alejandro Rizzi.-

Constitución Nacional:

Artículo 53.-Sólo ella ejerce el derecho de acusar ante el Senado al presidente, vicepresidente, al jefe de gabinete de ministros, a los ministros y a los miembros de la Corte Suprema, en las causas de responsabilidad que se intenten contra ellos, por mal desempeño o por delito en el ejercicio de sus funciones; o por crímenes comunes, después de haber conocido de ellos y declarado haber lugar a la formación de causa por la mayoría de dos terceras partes de sus miembros presentes.

El martes 29, la Cámara de Diputados, en sesión especial, había decidido interpelar al jefe de gabinete de ministros, y a los ministros de Economía y de Justicia, con relación al caso $LIBRA.

Sólo concurrió el jefe de Gabinete, Señor Guillermo Francos. Los otros dos ministros pretendieron justificar su insistencia por razones de “agenda”, lo que conforma de por sí una grave falta POLÍTICA.

El art. 71 de la Constitución es muy claro: “Cada una de las Cámaras puede hacer venir a su sala a los ministros del Poder Ejecutivo para recibir las explicaciones e informes que estime convenientes. No hay agenda superior a la de la Constitución Nacional.”

Pero la cuestión esencial es que debió ser interpelado el Presidente de la República, que se reconoció como emisor del tuit del 14 de febrero, difundiendo las virtudes de la criptomoneda “LIBRA”, que todo indicaría terminó en una colosal estafa.

Es obvio que se trata de una investigación política, no judicial, ya que se trataría de un eventual supuesto “mal desempeño de la función de Presidente de la República”.

Se podría tratar de una falta política grave, no sancionable plenamente.

Poco o nada podía aportar el señor Francos o los ministros ausentes, ya que se trata de un hecho que protagonizó por Javier Milei.

Guillermo Francos, con sofistica habilidad, intentó derivar la cuestión “LIBRA” a un tema entre privados y de competencia exclusiva del Poder Judicial para investigar supuestos posibles delitos, lo que nunca se puso en duda.

Es obvio que Guillermo Francos no pudo responder a muchas preguntas, por la sencilla razón de que el emisor del tuit o “X” fue un tercero -Javier Milei-, como tampoco lo podrán hacer los demás ministros ahora citados para el próximo 14 de mayo. Es sólo barullo.

La persona sospechosa de haber incurrido en un “delito político” o “mal desempeño” fue el presidente y pudo haber tenido participación en la comisión de la falta de “mal desempleo” Karina Milei, Secretaria General de la Presidencia, que seguramente será citada como testigo por la comisión investigadora, que deberá determinar si hubo “mal desempeño” político en el ejercicio de la función.

Quedó en claro que hay varios juicios en trámite en otros países por el tema “LIBRA” y que en algunos casos podría ser demandado o imputado el propio Javier Milei.

Hasta la fecha no hay ninguna medida procesal contra Javier Milei que le impida circular libremente por el mundo.

Por último, Guillermo Francos hizo una clara enumeración de hechos de corrupción investigados por el Poder Judicial imputados a los gobiernos de Néstor Kirchner, Cristina Kirchner y Alberto Fernández. Omitió señalar el caso “LIBRA”, que también está bajo investigación judicial.

Los hechos de corrupción no se ponderan por su gravedad o monto de lo robado, sino por el hecho en sí mismo y la corrupción anterior no justicia ni excluye a la presente.

Es bueno que el Congreso retome su atribución para ponderar el buen o mal ejercicio de la función política. Que no lo haya hecho antes resalta más la decisión de comerciar a hacerlo, como lo señaló Ricardo López Murphy.

Javier Milei debería ser interpelado y en su caso citado por la Comisión Investigadora. Tiene la obligación republicana de dejar bien en claro su rol en el caos “LIBRA”, hoy sembrado de dudas razonables.

Mi idea es que fue fácilmente engatusado, lo que no dejaría de ser grave.

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