Por Carlos Tórtora.-

Carlos Grosso, ex intendente porteño que ahora asesora a Mauricio Macri, es autor de una ingeniosa medida para tratar de paliar uno de los principales problemas que hoy se le presentan al gobierno: el tener que hacerse cargo de gestiones sumamente cuestionables, cuando no directamente de probables ilícitos. En este contexto, muchos funcionarios deben afrontar situaciones bastante conflictivas. La “solución Grosso” consistiría en no aceptarles la renuncia a los funcionarios kirchneristas por lo menos hasta el 31 de diciembre. De ese modo, al tener que completar el ejercicio anual, los funcionarios K se verán obligados a informar sobre todo lo actuado en el año, debiendo así intentar prolijar sus manejos, lo que no sería fácil. La maniobra propuesta por Grosso sería la explicación por la cual cientos de funcionarios cristinistas permanecen en sus puestos, ante el estupor de la opinión pública.

Lo que se viene

Un factor que juega en esto es que el kirchnerismo se preparó durante largos meses para un cómodo triunfo de Daniel Scioli, por lo cual la cantidad de desprolijidades cometidas recientemente es enorme. En algunos lugares, como por ejemplo La Plata, se espera con expectativa la auditoría que exhibiría el nuevo intendente del PRO, Julio Garro. El documento comprometería seriamente a la gestión del saliente Julio Bruera.

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