Por Luis Alejandro Rizzi.-

Enuncio el viejo principio de coherencia o no contradicción, como se dice vulgarmente, para justificar su conducta, “Milei es así”, también “Al Capone, fue así” o “Hitler”, no es argumento válido para justificar o explicar extravagancias, chabacanería y menos groserías.

La cuestión, problema de problemas, como explicaba Carlos Floria, es que “los Milei son dos” y son copartícipes de una misma neurosis, de los mismos complejos y de creerse “outsiders” de un sistema al que ingresaron voluntariamente por una puerta legítima, el voto.

En todo caso fueron “outsiders”, ya no lo son.

Viene a cuento esta introducción porque muchos piensan, no tanto en el resultado del domingo 26 sino en el Milei del lunes 27, “debe ser otro Milei” nos dicen.

Insisto, hay dos Milei en uno mismo, en un mismo envase, sería una especie de dios Jano, pero que sus dos caras miran para el mismo lado.

Una característica del “complejo” es expresión de una personalidad insegura y por tanto desconfiada.

Ese síntoma, de complejidad de inferioridad y superioridad a la vez, une a los hermanos Milei, uno -Javier- desde el agravio, el griterío, y su fundamentalismo bárbaro y providencial. Karina, desde su gestualización, que sustituye su silencio y su ascendencia sobre su hermano, que la llama en masculino “El jefe”, dato que debemos tener en cuenta. Su presencia ante su hermano es inmanente, supera el cargo de secretaria.

Resumiendo, confían mutuamente en ellos, sólo en ellos, y políticamente constituyen una “divina dualidad” que no admite terceros y que es guiada o inspirada por factores divinos y fatales.

Parecen personajes de Shakespeare, porque como tales, son geniales.

El 26, el 27 y el 28 de octubre, hasta el 10 de diciembre de 2027, los “Milei serán así; no tienen posibilidad de cambio” en sus formas de ser.

En esta “forma de ser” dependerá su continuidad en el período de gobierno, más allá del mejor resultado que logren el domingo próximo, porque lo verán como un triunfo propio y, si el resultado es malo, menos del 33% de votos totales, la culpa será de otros que serán desterrados del gobierno.

Todo hace presumir que, en las tres hipótesis posibles, ganar, empatar o perder, se exacerben los vicios de los hermanos Milei y ellos mismos se conviertan en las brujas de su destino, como suele ocurrir en toda tragedia.

Los Milei viven su gestión como una “peripecia” de la que pretenden emerger como “héroes”, es decir encontrarle a la tragedia un final feliz.

En política es difícil, pero no imposible.

Ganar o perder, o conforma un empate, con “dos tres tercios” es una simple peripecia para los Milei. Un tercio de dos sería 66% de votos positivos a favor y en contra con una mínima diferencia, y un tercio de abstención.

Los “Milei” seguirán cultivando la obsecuencia, como lo demostró “el entrañable Pucho” Ritondo en la reunión con Bennet y como se ofrece el “Colorado” Santilli a los pies del dúo.

Los posibles ministros extrapartidarios tendrán el límite del servilismo y de las miserabilidades.

Más de eso no se puede esperar y menos podría ser.

Los Milei no son gente sana.

Nos queda al final el tema del “mago del Kremlin” como lo llama Carlos Pagni.

En realidad, Santiago Caputo es más un mago del birlibirloque, porque si la reunión del martes negro en Washington salió mal, habría que ponderar a los Bennet, los Scatturice y el propio Santiago, en qué tinieblas de la política se mueven.

Sólo Miguel Ángel Pichetto supo dar en esa reunión con el “influencer Bennet”, un Benny Hill, una .

lección de dignidad política

Los que conocen la trama trumpiana dicen que a Trump sólo se llega por medio de su entorno familiar o “los Macri”; a Milei no lo conoce, visto en la perspectiva de Trump.

Para Trump vale la gente de negocios, a Milei y los argentinos los ve como una “obra de caridad”.

Los negocios, en todo caso, están en Brasil. Lula parece haberlo entendido.

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