Por Carlos Tórtora.-

Carta del Dr. Rubén Rubio al Informador Público:

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Respuesta del Dr. Tórtora:

Dr. Alberto Rubén Rubio:

Respondo a su carta empezando por puntualizar que en la nota periodística en cuestión no se le imputa a Diego Adolfo Marynberg delito alguno. Basándonos en fuentes propias y en lo publicado por distintos medios, sostuvimos que aquél podría ser objeto de investigaciones relacionadas con Alex Saab y distintas operatorias, entre ellas las realizadas con la compra de bonos venezolanos. Usted mismo reconoce que “Adar Capital y Diego Marynberg no son objeto de ninguna investigación sobre la que tengamos conocimiento”. O sea que podría existir alguna investigación de la que no estén anoticiados.

La investigación periodística no siempre puede alcanzar una rigurosidad casi científica, porque ello implicaría disponer de recursos casi ilimitados. Muchas veces debe consignarse lo que resulte probable o verosímil de acuerdo a los elementos que están a disposición. Todo esto actuando con ética profesional. La jurisprudencia, por su parte, ha evolucionado en este mismo sentido siendo de aplicación generalizada la doctrina de la real malicia. Es decir, para que exista un ilícito por parte del periodista, es necesario que se pruebe que el mismo estaba en conocimiento de la falsedad de los hechos en cuestión y que, pese a ello, decidió publicarlos. Usted me explica que distintos medios se hicieron eco de una campaña extorsiva en contra de Marynberg y que posteriormente se los habría obligado, por la vía judicial, a retirar las notas publicadas. Sin embargo, cuando se busca a Marynberg en la web, se pueden encontrar al menos media docena de menciones referidas a los hechos que usted niega que existieron. Además, no surge de sus expresiones que ustedes hayan realizado denuncia alguna por la extorsión sufrida.

Comprenderá usted que si cediéramos ante la intimación de todos los que se sienten afectados por alguna nota, con el argumento de que los hechos referidos jamás existieron, la función periodística se reduciría a publicar sólo aquellas cuestiones que no tienen contradictor alguno. Es decir que el periodismo se convertiría en un ejercicio de adulación sistemática, sin ninguna capacidad crítica ni independencia de criterio.

Entiendo que mi obligación profesional es publicar su carta, dando lugar a las aclaraciones que usted formula como la versión oficial de Marynberg sobre los hechos, sin que le corresponda a este medio decidir acerca de qué es lo que se aproxima más a la verdad, la nota publicada o las aclaraciones que usted formula. Esto quiere decir que no es mi intención en lo más mínimo autocensurarme para evitar supuestas acciones legales. En este sentido, rechazo su intimación y creo haber cumplido con mi obligación de informar publicando su carta con la versión de los hechos desde el ángulo de ustedes.

Lo saludo atentamente,

Dr. Carlos Tórtora

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