Por Paul Battistón.-

La distancia en el tiempo del comienzo de la ambiciosa travesía ha tenido un recorrido que podría encajar de a tramos tanto en la correcta como en la amañada interpretación de la negación.

Un cuidadoso proceso de perfeccionamiento de exteriorización de emociones elaboradas le ha sido la herramienta útil para borrar cuando lo necesitó, lo escrito con su voz.

Líneas de oportunista libreto debieron ser borradas ante el pase a retiro de la provechosa ocasión a manos del destino tan sólo con silencios marmóreos, posturas sobreactuadas y reinterpretaciones de sus propios principios.

Su espíritu imperativo se revela en su golpe censurador a la capacidad interpretativa del intelecto ajeno, nunca capacitado para interpretar correctamente sus palabras, muchas veces aclarado con un “no me malinterpreten”.

Aún quedan correcciones por concretar a la malinterpretación vulgar, en especial esas que de sus momentos efusivos (ya casi corregidos) se dispararon con una sencillez proveedora de una interpretación básica muy clara, tal el caso de “voy a barrer a los ñoquis…” Podríamos apostar que en su nueva versión de calmada pausa le encontrara en corto tiempo una miscelánea de interpretaciones envolventes escapadas al entendimiento de los simplistas receptores atrapados en un contexto muy puntual.

El ondulante sinsentido de la confusión es su último ejercicio afilado por sus asesores venidos desde donde todo es alegría. El carnaval carioca ha llegado al sambódromo de la política local. El uso de disfraces ocultadores de identidades pérfidas pone a la luz el asesoramiento importado de las tierras de las políticas alegres. Ya no es kirchnerista, ya no es peronista, es del Frente Renovador, con el que pretende renovar el patriotismo a ser forzado a cursar los caminos de una Unión por la Patria partidista con colores escamoteados. Nada que envidiarle a las formas y colores de deformidad patriótica del peronismo y su escudo insignia de la heráldica del latrocinio.

Es el frontman, es el ejecutor del gobierno, es quien preside el gobierno que preside el país. Por carácter transitivo sencillamente presidente de facto.

Sus venturosas jugadas aprovechando resquicios que sólo pueden ser sorteados con habilidad de farsante contorsionista se resumen en golpes.

Su ya lejano y sorpresivo golpe de mágico timing paridor de su ruptura, cuando la oportunidad de espacio le permitió sacar provecho de la reprimenda de Néstor con el universo Mirtha Legrand como testigo. Ofreciendo una brillante actuación de diferenciación con el espacio abandonado.

Luego siguió el golpe de efecto del asalto a su propiedad aprovechado en un golpe de victimización para revertir lo que se pretendió un golpe de esclarecedor advertencia.

 

También un golpe directo a la emoción colectiva dado durante su abrazo a Malena con la frase agregada a la postal sin haber sido oída por nadie “llegamos enteros”

Un golpe de oportunidad (propiamente dicho), los 8 puntos que en ese instante se estimaba que su Frente Renovador podrían darle a Alberto para su condenatorio triunfo.

Su golpe de suerte biunívocamente relacionado con su golpe de oportunidad anterior. Apoyado en el acaecimiento de que la elección de la fachada recayera en Alberto y no en otro (su rápido deterioro no sólo era previsible sino dirigible también).

Su golpe al tecnicismo conciliatorio del universo mercantil con la irracionalidad doctrinaria representado en la persona de Martín Guzmán. La semilla del golpe quedaría sembrada el día que la ingenuidad de Guzmán lo alentó a alardear de su capacidad de sarasear justo al lado de la sarasa misma.

Su golpe a Wado (literalmente golpe) no requirió de ninguna habilidad especial más que saber ocupar su espacio en el momento del descuido pero un sagaz usurpador no podría disfrutar de una movida tan fácil para un logro tan importante. Debía hacer muestra aunque sea de un acting capaz de darle en su ejercicio oratorio (humillatorio) un extra de camaradería simulada.

Su golpe más difícil ¿o más fácil? El tablero ya trabajado lo convirtió en alfil con un desplazamiento directo por los vértices hacia el vértice. El silencio de Cristina salvo puntuales intervenciones aprueba el reconocimiento de un fullero profesional.

Cada golpe recubre su herramienta más satisfactoria en el trazado del recorrido (que más de una vez había sido declarado como extinto) posiblemente reinterpretada en múltiples oportunidades para sí mismo a punto tal de lograr un autoconvencimiento de resignificación. La naturalidad con que la usa así lo hace sospechar, para el resto esta herramienta se sigue llamando traición y significa traición.

El riesgo de que el Sergio presidente de facto traicione al Sergio candidato en su maquiavélica carrera hacia el Sergio presidente electo es un hecho que surge de la superposición de resignificaciones y de un superlativo esfuerzo de crear emociones para las distintas tribunas.

¿Quién querría el Sergio presidente electo que le colocara la banda? ¿El sirviente Alberto o el Sergio presidente de facto?

La autotraición está a punto de ser parida.

Share