Por Carlos Tórtora.-

En su momento de mayor debilidad política, cuando está a punto de resultar condenada en la causa Vialidad, Cristina Kirchner arremetió contra la Corte Suprema de Justicia.

El kirchnerismo validó este miércoles las designaciones de los representantes de ese cuerpo para el Consejo de la Magistratura en un claro gesto desafiante al fallo de la Corte Suprema de Justicia que había anulado el nombramiento de Martín Doñate y designaba en su lugar a Luis Juez.

De este modo, la vicepresidenta embarcó al Senado en un conflicto de poderes con la Corte y subió la apuesta en su guerra contra la justicia. Las interpretaciones posibles son varias. La primera es que, ante la inminencia de la condena por Vialidad, ella quiere dejar bien en claro que la misma se debe a su enfrentamiento político con la Corte y el fuero federal y no a los episodios de corrupción investigados. En segundo lugar, ella estaría sumando antecedentes para recusar a los ministros de la Corte cuando éstos tengan que hacerse cargo de sus causas por corrupción. En ese caso, la Corte debería llamar a sus conjueces para que se avoquen a los expedientes en cuestión. Tercero, La vicepresidenta no quiere deteriorar la gestión de Sergio Massa con críticas a sus decisiones de política económica, por lo cual debe buscarse otros enemigos y los miembros del alto tribunal son el mejor blanco que tiene a mano.

El frente interno

Claro está que la batalla campal contra la justicia no moviliza a las masas del justicialismo pero sí, en cambio, sirve para consolidar el núcleo duro del kirchnerismo. Podría decirse que CFK no tiene necesidad de cohesionar sus propias filas pero hay sordos rumores en las filas del peronismo que podrían impactar en el bastión kirchnerista. Son varios los gobernadores del PJ que se preparan para anunciar que desdoblaran las elecciones locales despegándolas de las nacionales, lo que significa abandonar el barco del Frente de Todos restándole a éste los aparatos locales para la elección nacional. Este desacople de los mandatarios provinciales sería un duro golpe que Cristina está tratando de evitar, por ejemplo embarcando a los senadores del PJ en su guerra contra la Corte.

Esta última, por su parte, está en su salsa peleándose cada vez más con un gobierno saliente y con pocas posibilidades de ganar las elecciones.

Pasando a otro punto, la recusación por parte de ella a la jueza María Eugenia Capuchetti, que probablemente sea confirmada en la causa por la Cámara de Apelaciones, es un intento más por evitar que la investigación del atentado que sufriera se circunscriba a los cuatro detenidos y procesados. De algún modo, la vicepresidenta ya admite que no conseguirá que la investigación del atentado conduzca a las filas del PRO pero le está sacando todo el jugo mediático que puede.

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