Por Alexis Di Capo.-

Claudio Belocopitt, más conocido como «el llorón» en despachos oficiales por su constante reclamo de aumento de las cuotas de las empresas de medicina privada, terminó por cansar al gobierno y a la vicepresidente, quien ya lo detesta. Cuando Néstor Kirchner en 2010 se internó por un problema cardíaco en un sanatorio de Swiss Medical y todos los días se plantificaba ante la cama de Néstor, quien se reponía como podía, le pedía aumentos de tarifas y se quejaba de que Guillermo Moreno le controlaba los costos, lo que motivó que Cristina acelerara el retiro de la clínica y se fuera a Olivos. A veinte días de ese episodio, Néstor Kirchner moría de un ataque al corazón, en el cual el empresario no tuvo nada que ver, porque la salud del corazón del ex presidente estaba muy deteriorada; pero Cristina nunca se olvidó de cómo «lloraba» aumentos de precios y ahora, como vicepresidente, escucha el mismo llanto y se cansó, y en un acto en La Plata habló de la reforma del sistema de salud. Es que en su despacho tenía un informe de la SIGEN actual donde se señala que en el gobierno de Macri las prepagas aumentaron el 330%. En el anterior gobierno, Claudio Belocopitt se desquitó de los años de kirchnerismo porque su cuñado y gerente general de Swiss, Pablo Herman, es íntimo amigo de Macri de la comisión directiva de Boca Juniors y logró la intervención de OSDE, la prepaga más importante de la mano del presidente de la superintendencia de salud el Dr. Scervino. Su objetivo era liquidar OSDE y quedarse con los afiliados pero la justicia le negó al gobierno de Macri esa intervención y Scervino fue expulsado de su cargo y fue procesado; pero Belocopitt, en relación directa con el ex presidente Macri, logró astronómicos aumentos de precios y además se posicionó en los medios de comunicación comprando la mitad de América Tv para desde ahí seguir presionando al poder no sólo por tarifas sino por bajas de impuestos de importación a los insumos médicos. Así ganó espacio en los cuatro años de Macri pero en 2017 logró otro casillero muy importante al conseguir que el auditor médico Luis Fontana asumiera la gerencia general de OSDE y desde la presidencia de la UAS, que agrupa a todas las empresas de medicina privada y por su relación íntima con Macri, logró cooptar al citado Luis Fontana, por tanto entre Swiss Medical y OSDE manejan más del 60% del mercado de las prepagas y juntos decidieron bajar el pago a los proveedores y extendieron los plazos de pago de 30 a 90 días, con lo cual lograron un negocio financiero fenomenal que el presidente Alberto Fernández conoce muy bien por su pasado en la Superintendencia de Seguros de la Nación en los noventa. El presidente señaló que las empresas de medicina prepaga están en manos de intermediarios financieros que cobran una cuota y la depositan en bancos por 90 días haciendo un negocio financiero fenomenal. Estas declaraciones del presidente se las dijo a Belocopitt en la cara y en público después una reacción extemporánea del empresario, que tuvo que conformarse con una mención de que no se estatizará la medicina privada, pero si el gobierno controla los costos y le corta el negocio financiero puede obtener el apoyo de los laboratorios y prestadores a los cuales Swiss Medical y OSDE les bajaron los precios.

Durante los dos últimos años del gobierno de Macri se dieron aumentos por encima de la inflación pero Swiss Medical y OSDE le trasladan sólo la mitad a sus prestadores y les pagan a 90 días, como informó el presidente. Y la siguen, de ahí las ganancias de ambas en detrimento de Medicus, Galeno y demás prepagas en claro acto de oligopolio.

La situación de Belocopitt es harto complicada, ya que tiene que medir las consecuencias de dura campaña desde sus medios de comunicación, porque ni Cristina ni Alberto soportarán sin hacer nada, y se viene ahora si el control de costos de la empresas de medicina como Swiss Medical y OSDE quienes denuncian pérdidas y según el mercado tienen suficientes ganancias, porque los afiliados por la pandemia usan mucho menos los servicios de las prepagas. Es bien conocida la intención de este gobierno de controlar los costos de empresas que en público aducen pérdidas y en realidad quieren maximizar sus ganancias.

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