Por Carlos Tórtora.-

Si algo caracteriza a la situación actual de Juntos por el Cambio es un profundo desorden, sobre todo en la bancada de diputados. El rechazo al presupuesto presentado por el Ejecutivo alcanzó a disimular las diferencias apenas por unos días pero no fue suficiente. Estrenando su cargo de presidente del Comité Nacional de la UCR, Gerardo Morales disparó contra sus compañeros de ruta criticando el rechazo del presupuesto. El jujeño marcha hacia convertirse en el primer negociador con la Casa Rosada y compite en este rol con Horacio Rodríguez Larreta, conectado sobre todo a Sergio Massa. La rivalidad entre Morales y Larreta por el control de JxC tiende a restarle espacio a Patricia Bullrich, que apunta a sumar a Javier Milei a la coalición. La salida de Bullrich hablando de una posible coincidencia con Sergio Berni provocó a su vez reacciones adversas por parte de María Eugenia Vidal y varios larretistas. En este panorama de múltiples conflictos, también aparece un comienzo de cortocircuito entre Vidal, con ambiciones presidenciales propias, y Larreta, que se considera el candidato natural. Larreta avanzó en las últimas semanas construyendo su brazo radical, Evolución, bajo la batuta de Martín Lousteau. Para completar este cuadro para nada tranquilizador, los intendentes bonaerenses del PRO -o casi todos ellos- hacen causa común con el Frente de Todos para promover que quede sin efecto la ley que prohíbe la reelección indefinida de los intendentes bonaerenses. Vidal salió por su parte a defender su ley y se produjo este nuevo conflicto.

En síntesis, la incipiente polarización entre Morales y Larreta está lejos de ordenar la interna de JxC y cada grupo está jugando sus cartas con bastante independencia de las cúpulas del PRO y la UCR.

El Fondo destapó una olla

A esta compleja realidad se le sumó el impacto que produce que el Fondo Monetario Internacional publicó como su Evaluación Ex Post (EPE, por sus siglas en inglés) del megacrédito que en 2018 le dio a la Argentina con algunas críticas fuertes al programa económico de Macri y otras más sutiles. En su conjunto, consideraron que no fue «suficientemente robusto» el conjunto de políticas adoptadas para los objetivos propuestos.

El informe, gestionado bajo la actual presidencia de la búlgara Georgieva Kristalina, viene a poner en blanco sobre negro los cuestionamientos internos a la política diseñada para la Argentina por su antecesora, la francesa Christine Lagarde, que fue determinante para la permanencia de Nicolás Dujovne al frente del Ministerio de Economía, aun cuando ya estaba claro que el programa había fracasado.

Tan evidente fue el fracaso, que luego de la salida de Lagarde también fueron desplazados los dos máximos responsables del caso argentino, el mexicano-argentino Alejandro Werner, director del Departamento del Hemisferio Occidental, y el italiano Roberto Cardarelli, jefe de la misión argentina.

A la vez, admite que el programa no alcanzó a frenar la fuga de capitales y que, por tal motivo fue necesario volver a instaurar un control de capitales o cepo, lo que sugiere que el organismo reconoce que parte del crédito de 44.000 millones de dólares se destinó a financiar la salida masiva de inversiones especulativas.

«El programa no cumplió con los objetivos de restaurar la confianza en la viabilidad fiscal y externa y, al mismo tiempo, propiciar el crecimiento económico del país», dijo el directorio ejecutivo del Fondo en un comunicado.

El documento abre el camino para que la negociación de la deuda prosiga bajo el paraguas de condenar a Lagarde y Mauricio Macri por el último endeudamiento argentino. Si el gobierno arremete contra Macri, incluso penalmente, ¿saldrá masivamente el PRO a defenderlo? ¿Y que hará la UCR? El documento en cuestión marca un antes y un después en la renegociación y mete a JxC en un difícil tembladeral.

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