Por Guillermo Cherashny.-

Fuentes cercanas a Cristina señalan que ella piensa que Milei va a chocar y que puede armar una coalición muy amplia, como hizo en 2019, con el Frente de Todos. Pero los contrastes son evidentes. Hoy ella está mucho más débil que en el 2018, porque está presa y no controla el peronismo bonaerense, que se lo disputa Axel Kicillof, y hay muchos menos gobernadores peronistas en el país, y no responden a su liderazgo.

Por tanto, políticamente la situación es muy distinta al 2018, y dentro de la misma política la sociedad le valora al gobierno el orden social, todo lo contrario al 2019/2023, cuando la 9 de julio estaba cortada todos los días y había piquetes por todos lados.

En ese tema hubo una saludable corrección y la produjo Mayra Mendoza, muy cercana a Cristina y Máximo, quien impuso el orden en el estacionamiento en Quilmes contra «los trapitos» liderados por Juan Grabois, a quien le cuestionó no sólo su integración al futuro frente en construcción, sino que dudó que Grabois acepte la conducción de Cristina, sino que más bien él se cree el conductor del movimiento nacional, con su partido Frente Grande.

Lo concreto es que, si la sociedad valora el orden en las calles, los trapitos, vendedores ambulantes, cuidacoches y todo tipo de vándalos violentos que responden a Grabois no deberían tener lugar en la nueva coalición. Ahí hay un problema, porque Cristina lo valora como dirigente social y piensa que por afuera le puede restar votos y, como diría Milei, si te gusta el durazno, aguantate la pelusa.

En el plan económico parecería que Wall Street nuevamente no quiere financiar a Toto Caputo, quien declaró que hay que terminar con la dependencia de Wall Street. No se sabe si es porque no lo financia más o bien porque quiere armar un mercado de capitales propios. Pueden ser las dos cosas pero la situación actual es muy distinta. Hoy hay superávit fiscal y sólo falta financiamiento para pagar la deuda externa y al FMI, y no hay duda que el próximo 9 de enero Caputo pagará el vencimiento de 4200 millones de dólares. Pero le está costando conseguir una parte por los 560 puntos básicos que tiene el país, aunque el ministro tiene varias alternativas para cumplir.

Una nueva coalición debe aceptar que el superávit fiscal es imprescindible para hacer una propuesta seria y competitiva. Muy distinto sería aceptar el superávit fiscal pero obtenido de otra forma. El problema es que Cristina y Kicillof creen que puede haber déficit fiscal y cubrirlo con emisión, y con esas ideas es imposible ganar una elección y menos en segunda vuelta, cuestión que ya fue superada por las izquierdas en Chile, Uruguay, Brasil y Perú pero no entra en la cabeza de Cristina o Kicillof, lo que los emparenta con Maduro, que de paso se niegan a condenarlo porque todavía sostienen un antinorteamericanismo militante y así es imposible ganar una elección presidencial, aunque Milei choque, cosa que hasta ahora está lejos de producirse con Trump de presidente.

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