Por Carlos Tórtora.-

El mapa del futuro Congreso muestra claramente que LLA está en Diputados al borde de conseguir los 87 necesarios para blindar los vetos del Ejecutivo. Tendrá 83 diputados propios más 10 de sus aliados. Pero obviamente está lejos de la mayoría propia para la sanción de las leyes y dependerá de los acuerdos con los gobernadores.

En el Senado, el oficialismo pasará de las 6 bancas actuales a 20 y estará entonces a sólo 5 bancas del tercio bloqueador y 17 del quórum. Obviamente, el rediseño del funcionamiento del Congreso hará que el gobierno negocie con las provincias los votos para tener mayoría propia.

En el primer día poselectoral, lo que hasta ahora nadie analizó es qué hará el Congreso en su actual composición hasta la asunción el 10 de diciembre de los nuevos legisladores.

Se trata de más de un mes en el que pueden pasar muchas cosas. Una posibilidad es que la oposición aproveche para embretar a Javier Milei antes de que tenga mayor capacidad de fuego. Desde ya que la Casa Rosada intentará que el Congreso directamente no sesione hasta fin de año.

El eje de lo pendiente de tratar es el proyecto con media sanción del Senado y una aprobación parcial de Diputados, que cambia el procedimiento para la aprobación de los DNU.

En la Cámara Baja y gracias a la colaboración con la Casa Rosada de los diputados de Elisa Carrió y de varios gobernadores, no se aprobó el artículo 3 del proyecto que dice que ambas cámaras deben en 90 días aprobar el DNU y en caso contrario este pierde vigencia. Así es que el proyecto debía volver al Senado para que éste lo ratifique o lo modifique. Pero Martín Menem logró dilatar el envío del documento al Senado hasta que estuvo seguro de que ya no se trataría antes del 26-O.

Una votación clave

Este tema no es menor. Si Milei se ve amenazado de que los DNU no se aprueben, debería negociar cada DNU con la oposición y esto no sería sencillo ni barato. De sancionar el Senado la reforma antes del 10 de diciembre, Milei quedaría complicado: si veta la ley ya con el nuevo Congreso necesitaría que le blinden el veto diputados que acaban de votar aquella. Y esto sí que sería un escándalo. Y si no puede vetar, se le achicaría y mucho la gobernabilidad.

La reforma de los DNU es tal vez vez el único tema en el que la oposición le puede hacer a Milei un daño prácticamente irreversible. Pero hay que ver si, después de la elección del gobierno, la nueva ola oficialista no terminará por doblegar la voluntad de algunos senadores.

Por lo que se ve, ésta es entonces la batalla decisiva antes del 10 de diciembre.

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