Por Carlos Tórtora.-

Hoy están citados en la Casa Rosada 15 gobernadores para una reunión con Javier Milei que tendrá un tema central: la búsqueda de consenso para que el Congreso sancione las reformas laboral y tributaria que el gobierno intentará que se traten en extraordinarias, o sea antes de fin de año.

No sé trata sólo de los temas más importantes de la agenda oficialista sino de exigencias que formularía la administración Trump. Y esto es todo un tema, ya que Donald Trump acaba de remarcar que el triunfo electoral de LLA en realidad fue obra suya.

El proyecto de reforma laboral que se trataría es el de la diputada santafesina y karinista Romina Diez y, a partir del 10 de diciembre, habrá un total de 93 diputados libertarios pero que no son todos de LLA. Una decena son del PRO y la UCR. Es decir que le faltarían al gobierno, para alcanzar la mayoría de 129, unos 36 diputados.

En el mapa del futuro Congreso, el oficialismo sólo puede asegurarse esos votos contando con el apoyo de unos cuantos gobernadores que movilicen sus diputados.

Una operación sorpresa

Se trata de entonces de una negociación especial, porque Guillermo Francos y Lisandro Catalán deberán conseguir que varios gobernadores se enfrenten con la CGT, que ya anticipó su oposición a la reforma laboral.

Por su trascendencia más que por su contenido, la reforma laboral se parece a la ofensiva de Raúl Alfonsín ni bien asumió la presidencia, que consistió en la ley Mucci. En aquella ocasión la UCR estuvo a punto de lograr su objetivo. Finalmente, por el voto en contra del senador neuquino Elías Sapag, el proyecto no fue ley.

Hoy la CGT actual parece más débil que la de los tiempos de Alfonsín. La semana que viene el congreso cegetista debería elegir una nueva conducción. Y es obvio que la derrota de Fuerza Patria el domingo pasado fortalece por ahora al ala dialoguista que dirige Gerardo Martínez. Se debilitan, en cambio, los más críticos Héctor Daer, Juan Carlos Schmidt y Abel Furlan.

Las circunstancias están bien elegidas por Milei, porque el peronismo está ingresando rápidamente en una interna salvaje donde ni el cristinismo, ni mucho menos el axelismo, estarán en condiciones de operar con éxito sus estrategias legislativas. Y además habría varios gobernadores peronistas deseosos de arreglar con la Casa Rosada los términos de la reforma laboral, si esta vez las contraprestaciones se cumplen.

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