Por Hernán Andrés Kruse.-
¿QUÉ ES UN LIBERTINO Y CÓMO ENFRENTÁRSELE?
“Las «PENSÉES», en la medida que tienen una pretensión apologética –aunque no se limiten a ello, ni mucho menos– se pueden entender mejor si se comprende “contra” quien se dirige el texto. Es obvio que el, por así llamarlo, “enemigo” (¡por favor, con muchas comillas!) son los «pirrónicos» (y sobre todos ellos Montaigne) y muy especialmente los supuestos «libertinos», aunque no se trata tanto de combatirlos como de “salvarlos”, mostrando su propia contradicción e insuficiencia que es, al cabo, la contradicción y la insuficiencia de toda la razón humana. Pero: ¿qué puede ser un «libertino»; palabra que, por cierto, hoy ya no suena para nada atroz, sino simplemente anacrónica y francamente cómica? En un sentido amplio, “libertino” es el epicúreo lector de Montaigne. Pero eso nos dice muy poco, porque Montaigne puede ser leído en claves francamente diversas e incluso contradictorias.
Debemos a Antony MacKenna, en su magnífico libro: «Entre Descartes et Gassendi. La première edition des “Pensées” de Pascal» (1993), resumen de una investigación más amplia, haber desempolvado el «DISCOURS SUR LES “PENSÉES” DE M. PASCAL» de Filleau de La Chaise (1668) escrito en colaboración con algunos íntimos amigos de Pascal, y particularmente con el duque de Roannez, donde entre otros testimonios sobre los manuscritos pascalianos se ofrece una pequeña galería de lo que se entendía en la época por “libertino”. Un tal epíteto se aplicaba por entonces a: .- “Quienes viven dedicados al «divertissement», sin ocuparse propiamente por nada en concreto. .- Quienes «se aplican a los conocimientos, a las investigaciones del intelecto [esprit] y al estudio de la naturaleza», pero lo hacen por “orgullo” y “curiosidad”. .- Quienes, como Hobbes, por ejemplo, son filósofos «pirronianos materialistas», que se limitan al puro cálculo, aunque lo hagan «en vías rectas y poco sujetas a error». .- Quienes, finalmente, siendo creyentes y filósofos, se limitan a defender la «honnêteté», pero separada de la fe”. Aunque estos últimos sean, como dice Filleau de La Chaise, «casi tan raros como los verdaderos cristianos», en realidad sin la fe les falta el principio mismo de la virtud.
Según Filleau de La Chaise, cuyo libro había sido aprobado por la familia directa de Pascal, siempre muy estricta y exigente cuando de su hermano y tío se trataba, el filósofo habría intentado contra estos “libertinos” todo un arsenal de pruebas: a.- De tipo “geométrico”, que se organizan a partir de principios incontestables como las demostraciones. b.- Basadas en “razones comunes” aunque sólo convenzan a los ya convencidos, tales como la prueba de la existencia de Dios por el orden de la naturaleza. c.- Basadas en “razones metafísicas” (o “sutiles”), aunque los humanos tengan, como bien recuerda Filleau de La Chaise, «la cabeza poco apta para los razonamientos metafísicos» y para las abstracciones en general. d.- Fundadas en “lugares comunes”, es decir, en pruebas de hecho, cuya fundamentación se halla en el “corazón” y en el autoconocimiento del hombre interior.
Habría que matizar un poco el distinto valor de las cuatro pruebas. Las primeras seguramente debieran ser analizadas alrededor de la famosa “apuesta” pascaliana, de la que luego hablaremos. La segunda y la tercera tienen muy poco valor para Pascal – que de hecho niega cualquier valor a las “razones metafísicas”. De hecho, lo que dará valor al esfuerzo pascaliano serán las pruebas basadas, precisamente, en las «raisons du coeur». Es “la dureza de su corazón”, en definitiva, lo que mueve al libertino y lo que Pascal pretende desmontar. Si Pascal es un creyente que pretende responder a la modernidad no deja, sin embargo de reconocerle una legitimidad perfectamente coherente. En definitiva sabe que: «Todos sus principios son verdaderos, de los pirronianos, de los estoicos, de los ateos, etc; pero sus conclusiones son falsas porque los principios opuestos son también verdaderos» (L 619). Es decir, el moderno, el libertino, no es un “insensato”, sino alguien que –partiendo de principios perfectamente lógicos desde una concepción mundana de la racionalidad– no entendió la peculiar forma de razonamiento propia del cristianismo, cuya base se halla en la conciliación de lo que desde fuera de la fe debería necesariamente ser considerado como contradictorio.
Pascal se toma siempre muy en serio la afirmación paulina del “escándalo de la fe” y a través de un ejercicio retórico (que en ese sentido debe a los jesuitas y a la casuística más de lo que quisiera reconocer) pretende reivindicar lo trascendental asumiendo como método la contradicción. Sólo el cristianismo es capaz de asumir la combinación de las verdades opuestas sin caer por ello en la contradicción: «… Hay, pues, un gran número de verdades de fe y de moral que parecen repugnantes y que subsisten todas en un orden admirable. La fuente de todas las herejías es la exclusión de alguna de esas verdades» (L 131). El texto pascaliano debería leerse, así, como un ejercicio de apologética, es decir, de retórica (en la medida que se pretende cuestionar mediante el razonamiento la cambiante naturaleza humana). Pascal tiene en mente una determinada concepción de lo humano (que juzga incierto y desordenado) y convierte también su texto en una cierta apuesta: no se puede recuperar al libertino para la causa de la fe usando un orden de razones estrictamente lógico, pues, al fin y al cabo, el libertinaje es inmune a ese tipo de razonamientos.
Se necesita, en cambio, una forma de expresión más digresiva. Por ello las «PENSÉES» se escriben desde una determinada estrategia; según Pascal ante el desorden del mundo el libertinaje no puede ser atacado de frente, sino de una forma lateral, indirecta. Como dice en uno de sus textos: (L 298): «El corazón tiene su orden, la inteligencia [esprit] tiene el suyo, que es por principio y demostración. El corazón tiene otro. No se prueba que se debe ser amado exponiendo ordenadamente las causas del amor; ello sería ridículo… Ese orden consiste principalmente en la digresión sobre cada punto que tiene relación con un fin para mostrarlo siempre». En tanto que ejercicio de combate contra los libertinos puede entenderse mejor por qué las «PENSÉES» deben ser, inevitablemente fragmentarias –precisamente porque deben adecuarse a un objeto que es, en él mismo, arbitrario y fragmentado”.
EL PLAN DE LA APOLOGÍA: LOS VEINTISIETE LEGAJOS
Para reconstruir el orden de las «PENSÉES» en la medida de lo posible es imprescindible acudir a la conferencia que dio el propio Pascal en Port-Royal, cuya datación va de mayo a noviembre de 1658. Parece establecido que Pascal trabajaba con una serie de veintisiete legajos o carpetas de materiales destinados a la «Apología». Aunque sea del todo imposible reestablecer el contenido de cada una de estos legajos no estará de más recoger cuál debía ser su sentido más probable, Damos, con Claude Genet, el título de cada uno de esos legajos, del propio Pascal, y resumimos de una manera tentativa y subjetiva el plan o índice de la obra:
1.- ORDEN Disponer en principio al incrédulo a aceptar la fe, porque la fe conoce al hombre y le aporta el único verdadero bien. Mostrar a continuación la verdad del cristianismo.
2.- VANIDAD El hombre incapaz de la verdad; juguete de las apariencias y de las «potencias engañadoras»: costumbre, imaginación, amor propio.
3.- MISERIA El hombre incapaz del bien; no conoce ni la virtud, ni la justicia, ni el reposo
4.- ABURRIMIENTO Apenas logra reposo, el hombre nota su dependencia y cae en el aburrimiento. Para escapar a él recorre a una vana agitación que le hace desear de nuevo el reposo y así sucesivamente.
5.- RAZÓN DE LOS EFECTOS Tres categorías de hombres: el pueblo –ingenuo; los medio capaces –puramente escépticos; los capaces –que encuentran un sentido al aparente absurdo del mundo.
6.- GRANDEZA La conciencia de su miseria hace la grandeza del hombre. Su grandeza reside, pues, en el pensamiento.
7.- CONTRADICCIONES [“Contrariétés”] Los escépticos sólo han considerado la miseria del hombre, los dogmáticos sólo su grandeza. Aspectos contradictorios cuya clave ofrece el cristianismo
8.- DISTRACCIÓN [“Divertissement”] Buscamos la felicidad en el olvido de nuestra miseria, distracción (o “divertimento”) que nos ofrece sólo una paz ilusoria.
9.- FILÓSOFOS Los epicúreos sitúan la felicidad en los placeres fáciles, simples y sencillos, pero nosotros tenemos mayores aspiraciones. Los estoicos sitúan el placer en nosotros mismos, pero olvidan nuestras debilidades. No hay en absoluto ninguna verdadera moral si no tiene en cuenta nuestra grandeza y, a la vez, nuestra bajeza.
10.- El SOBERANO BIEN El hombre tiene nostalgia de una felicidad perdida. Nuestra alma es un abismo infinito que sólo el infinito puede llenar.
11.- A. P. R. (A PORT-ROYAL) Sólo el cristianismo explica nuestra naturaleza, también es lo único que nos da el absoluto que buscamos. Alguna vez se ha sugerido que éste sería el legajo de la conferencia de Port-Royal y es el apartado más citado por los apologetas.
12.- INICIO Impotencia de la razón para probar tanto la existencia como la inexistencia de Dios. Es necesario, pues, apostar, y apostar por Dios pues la ganancia supera infinitamente al riesgo. Comencemos, pues, por “entontecernos” aparentemente al menos, cumpliendo con los gestos de la fe.
13.- SUMISIÓN Y USO DE LA RAZÓN El cristianismo supera la razón pero sin contradecirla.
14.- EXCELENCIA DE TAL MANERA DE PROBAR A DIOS Excluir la razón sería absurdo, no admitir más que la razón sería orgullo. Siendo el hombre incapaz de conocer a Dios por sus propios medios, Dios le es revelado a través de signos.
15.- TRANSICIÓN DEL CONOCIMIENTO DEL HOMBRE A DIOS El hombre, criatura finita, no guarda proporción con el infinito de la naturaleza y, por mayor motivo, tampoco con Dios. No es lo finito que capta lo infinito, sino al contrario lo infinito que se comunica con lo finito.
16.- FALSEDAD DE OTRAS RELIGIONES Sólo el cristianismo es verdadero porque da cuenta de nuestras «contradicciones» y nos ofrece pruebas históricas.
17.- HACER AMABLE LA RELIGIÓN Universalidad del cristianismo: existen “verdaderos” paganos, los que tienen conciencia de su miseria y buscan la salvación, como hay falsos “cristianos” demasiado satisfechos de sí mismos.
18.- FUNDAMENTO DE LA RELIGIÓN Y RESPUESTA A LAS OBJECIONES Las pruebas de la religión son medio claras y medio oscuras. No hay salvación sin una búsqueda humilde y perseverante. “Deus absconditus”.
19.- QUE LA LEY ERA FIGURATIVA Estrictamente, el Antiguo Testamento tiene un sentido escondido. Tras de las figuras materiales discernimos un sentido absolutamente espiritual.
20.- RABINISMO Reflexiones sobre el Talmud, el pecado original –misterio que nos ilumina– la redención…
21.- PERPETUIDAD El Antiguo Testamento anuncia el Nuevo y éste se prolonga en el desarrollo de la Iglesia que resiste a sus enemigos seculares.
22.- PRUEBAS DE MOISÉS La preparación del cristianismo debe mucho a la longevidad de los patriarcas
23 – PRUEBAS DE JESUCRISTO La divinidad de Cristo es probada por las profecías, por los milagros y todavía más por la santidad de Su persona y de Su doctrina, sólo visible a los hombres que tienen el corazón puro. Distinción entre los tres órdenes: carne, espíritu y caridad
24.- PROFECÍAS Las profecías no son sólo anteriores a la vida de Cristo, sino que constituyen un “milagro subsistente”.
25.- FIGURAS PARTICULARES Capítulo sólo esbozado. Sin duda, Pascal quería mostrar cómo algunas realidades del A. T. profetizan ciertos aspectos de la Iglesia.
26.- MORAL CRISTIANA El convertido debe odiar su propia voluntad, su amor propio, para vincularse a Dios. Debe evitar el desespero como la presunción orgullosa.
27.- CONCLUSIÓN Sólo hay conversión en la humildad. Toda gracia proviene de Dios. Conocer a Dios sin amarlo es inútil. Quienes creen sin pruebas, porque sencillamente conocen su miseria y aspiran a la salvación, tienen sin embargo una fe cierta.
Para el Cardenal Jean Daniélou (en «Le Figaro littéraire» de agosto de 1970) la argumentación que debía presentarse en la «Apología» pascaliana se despliega progresivamente en tres tiempos, se trataría así de mostrar que: 1.- La religión es razonable (legajos 1 a 7). Tras haber descrito la debilidad del hombre, Pascal muestra su grandeza. “Contradicción” que sólo explica el pecado original, de forma que el cristianismo «ha conocido bien al hombre». 2.- La religión es “amable” (legajos 8 a 11). El común de los hombres busca el «divertissement», mientras que los filósofos nos proponen el estoicismo o el epicureísmo, igualmente decepcionantes. Sólo la religión ha sido capaz de comprender la incapacidad del corazón humano para satisfacerse mediante los bienes terrenales. El hombre, en profundidad, únicamente puede ser feliz si participa de la vida de Dios. De allí que el cristianismo «promete el auténtico bien». 3.- La religión es verdadera (legajos 12 a 27). Podría parecer que la pretensión de participar en la vida de Dios sea algo increíble, imposible o absurdo. Pero ello no sólo es posible en la medida en que el hombre es un ser que tiende al infinito (legajos 12 a 14) sino que es incontestable, como lo prueban el Antiguo Testamento, los milagros y el argumento de los tres órdenes (legajos 15 a 27).
En consecuencia podría decirse que en el supuesto plan de su obra, Pascal parte de la consideración de la naturaleza humana, de sus contradicciones y de sus necesidades para llevar al escéptico a jugarse «su eternidad y su todo» en la búsqueda de la verdad. Se trataría, pues, de una obra que mantiene desde el punto de vista literario una argumentación coherente… aunque no sea posible ya reconstruirlo, ni siquiera en parte. Queda abierta la pregunta de qué hubiese sucedido en caso de haber podido llevar a cabo este proyecto de «Apología». Para algunos (como Sartre) fue una suerte que no desarrollase el libro en su intención original, pues no hubiese pasado de ser un vulgar “Catecismo” de apologética, tan previsible como otros muchos. Otros autores no han dejado de recordar que Pascal era un polemista de genio, capaz de convertir sus «PROVINCIANAS» en gran éxito de público, por lo que seguramente el libro habría sido de gran interés. Tal vez, de acuerdo a los usos literarios del momento, habrían desaparecido los fragmentos más emotivos o existenciales. En todo caso, como es obvio, no hay respuesta posible para lo que aquí se plantea, como no la hay para ninguna ucronía. El texto que tenemos no es el que hubiera podido ser, sino el que es”.
ESPÍRITU DE GEOMETRÍA Y ESPÍRITU DE FINEZA; LA APUESTA
“La defensa pascaliana de la fe parte de una distinción muy clara y radical; la que distingue entre «espíritu de geometría» (es decir: lógica, racionalismo, mundaneidad al fin al cabo) y «espíritu de fineza» (el necesario para captar las “razones del corazón”). Ambos son propia y estrictamente humanos y expresión de la gloria de Dios, pero el primero resulta, sencillamente, insuficiente para acercarse a lo que de verdad importa, es decir, a Dios. El libertino es, de una manera muy simple y clara, el que se ha quedado anclado en el primer nivel, pero no puede ser criticado por ello. De hecho, sin espíritu de geometría no habría para nada ciencia deductiva y la famosa “apuesta” pascaliana proviene de la deducción, es decir, del método científico.
Claude Genet en un estudio introductorio a las «PENSÉES» muestra, a propósito de los textos sobre el «divertissement» como la argumentación que propone Pascal sigue fielmente los pasos de la reflexión matemática, en tres tiempos. En el espíritu de geometría se parte de la observación (p.e., la agitación propia del corazón humano), se busca la causa (imposibilidad de quedarse quieto en una habitación) y se llega finalmente a la razón profunda (incapacidad de reflexionar seriamente sobre lo que nos sucede). Luego Pascal analiza lo que sucedería si se realiza lo que nos divierte y lo que sucedería, también, caso de no realizarse; de forma que la verificación de los hechos toma forma de ley. En definitiva, la lógica no es algo que un creyente pueda tirar al cesto de los papeles. La «apuesta» pascaliana constituye así un ejemplo de la utilidad del espíritu de geometría también en el ámbito de la fe. Se trata de optar entre «Infinito/Nada» (L 418). Incluso si el libertino no ha hecho ninguna experiencia espiritual (propia del “espíritu de fineza”), apostar a que Dios existe, regulando mi vida en consecuencia, significa ganarlo todo en la Eternidad. Y al revés, si Dios no existe no pierdo más que pequeños placeres mundanos, egoístas, efímeros y mediocres. A mi muerte entraré en la nada, sin más. En cambio si apuesto a que Dios no existe y resulta que me equivoco, mi pérdida sería inmensa pues me condenaría eternamente.
Aunque pueda tener algún valor apologético y convenza a los convencidos, como argumento filosófico no resulta convincente de ninguna de las maneras, porque, de hecho, la “apuesta” trata a los individuos como menores de edad –y en tal sentido es irrelevante, tanto desde el punto de vista moral (porque se sitúa al margen de la autonomía), como en una seria concepción religiosa, incompatible con cualquier “juego”. Lo significativo, en todo caso es que Pascal creía que la razón, incluso la matemática de las probabilidades, ponía de verdad al alcance del hombre religioso un argumento para confirmar y/o demostrar la fe. Pero el creyente sabe que la razón por ella sola no puede de ningún modo conducirnos a la fe, precisamente porque el hombre es “poco” razonable. El error de los incrédulos no es otro que el de no darse cuenta de las limitaciones que corroen a la razón, en ella misma, implícitamente y de forma inevitable. El hombre nace del pecado original y por eso mismo siempre será un ser imperfecto. La razón sin la fe vale de poco.
He ahí, pues, el papel del corazón, que tiene «razones que la razón no conoce» (L 423). De la misma manera que no se ama por la razón, tampoco es ella el instrumento adecuado para el conocimiento de Dios. Como dice en L 424: «Es el corazón quien siente a Dios y no la razón. He aquí lo que es la fe. Dios sensible al corazón, no a la razón». La «miseria del hombre sin Dios» se verá compensada por la «grandeza del hombre con Dios», pero para eso se necesita un «esprit de finesse» que no se opone mecánicamente al de geometría sino que lo complementa. Es el corazón y la sensibilidad, es decir, la aspiración al infinito lo que determina la grandeza humana. Haberlo entendido no es poco. En un momento de crisis de la religión “social”, regresar a la concepción pascaliana del “coeur” tal vez indica un camino…”
(*) Ramón Alcoberro: “Una introducción a las “Pensées” de Blaise Pascal”.
28/07/2025 a las 10:32 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Karina Milei, la señora del poder
Joaquín Morales Solá
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
27/7/25
A veces, en su despacho de la Casa de Gobierno, Karina Milei suele invitar con helados a sus interlocutores. La sorpresa ocurre entre esos parroquianos cuando ven que ella misma llama a la heladería desde su celular, y que es también ella quien luego sirve los helados. Sucede lo mismo cuando alguien acepta un vaso de agua; es ella quien se levanta y se lo trae. Si en esas reuniones surge la necesidad de llamar por teléfono a algún funcionario o dirigente político, ella misma lo hace desde su teléfono. Nunca la rodean secretarias ni ayudantes ni colaboradores. “Es una persona sencilla”, resume un funcionario que la frecuenta.
Solo existen dos límites para su cordialidad. Uno: lo fija claramente cuando se pone en duda su proyecto de convertir a La Libertad Avanza, el partido que fundó su hermano, en una organización nacional en condiciones de absorber a toda la derecha que existe y que podría existir si el profeta pagano propagara la nueva fe. El otro: la secretaria general de la Presidencia lo establece, no con menos claridad, cuando alguien cuestiona indirectamente el liderazgo político de su hermano o sus ideas. En momentos como estos, ella se mueve hasta físicamente como si colocara su cuerpo en defensa de Javier Milei. La relación de los hermanos Milei es lo único permanente y previsible del gobierno de Javier Milei. Los que no advierten esa alianza definitiva son abandonados en las orillas del poder.
Sucedió ya con Victoria Villarruel, la vicepresidenta de la Nación, luego de que esta llamara “jamoncito” al Presidente porque este había quedado entre los desacuerdos de la vice con Karina Milei. A la secretaria general de la Presidencia le llegó luego la información de que la vicepresidenta decía, según rumores nunca confirmados, que estaba dispuesta a asumir el poder si Milei se veía obligado a dar un paso al costado. La suposición de una traición no es nueva. Los Milei la fueron relegando a Villarruel hasta que el martes pasado, en la bizarra reunión en Córdoba de una derecha tosca, el jefe del Estado la calificó a su antigua compañera de fórmula como “bruta traidora”. Ayer redobló los ataques a la vice y la condenó al “destierro”. Fin. Se terminó esa relación, a pesar de los esfuerzos de Villarruel para guardar, al menos, las apariencias.
Por eso, resulta extraño imaginar a Santiago Caputo, el asesor todoterreno, enfrentándose con la hermanísima por cargos de legisladores en las próximas elecciones bonaerenses. El viejo consejero de Milei sabe dónde están los cables que no se pueden pisar dentro de la administración; eso es lo que puede deducirse de su fama de político perspicaz. El triángulo de hierro ya no existe, es cierto, pero resulta una consecuencia de peleas que protagonizan las segundas líneas de la hermana y el asesor. La diarquía se impuso al triángulo, como era inevitable.
Los encontronazos de las segundas líneas son, en el fondo, una pelea entre los Menem (Lule y Martín), quienes, pícaros, se pegaron como cinta adhesiva a Karina Milei, y los tuiteros y streamings mileístas que responden a Santiago Caputo; son estos los casos de Agustín Romo, diputado provincial bonaerense, y de Daniel Parisini (Gordo Dan en X), un médico pediatra que trabajó en el Hospital Garrahan y que ahora dice liderar el “brazo armado de Javier Milei”. Su vida oscila entre la curación y la guerra. Eduardo “Lule” Menem está en el presupuesto del Estado desde 1984 porque fue el eterno secretario de su tío, Eduardo Menem, con quien comparte el nombre. Y en el Senado se quedó hasta que Milei lo llevó a la Casa de Gobierno con un cargo menor, pero con misiones mayores. Los nuevos Menem metieron bajo el ala de Karina Milei al polémico Sebastián Pareja, que se cansó de trabajar para la vieja generación de los Menem; fue asesor del expresidente Carlos Menem en el Senado, hasta su muerte, y de su hermano Eduardo, cuando este era senador. Luego, Pareja se sintió cómodo con el kirchnerismo, pero más tarde prefirió el massismo. Está en el oficialismo porque nunca en su vida estuvo en otro lugar. Los santos no hacen política. Por eso, Pareja construye política con algunos de sus militantes cobrando sueldos en el PAMI o en la Anses.
La escuela política del kirchnerismo se quedó para siempre. Es verdad que Karina Milei desconoce, como desconoce la mayoría de la política y la gente común, los antecedentes de algunos punteros del arqueológico peronismo bonaerense, que se insertaron en las listas libertarias de la mano de Pareja. Algunos de esos candidatos tienen más prontuario que currículum. Es la consecuencia de querer conquistar territorios a cualquier precio; por eso, les llaman los “territoriales”. Karina Milei lo mira de otro modo. Para ella, es la causa contra la casta, como deslizó en su tuit, remedando la vieja consigna de Hipólito Yrigoyen: “La causa contra el régimen”. Su problema es que antiguas mañas y oscuros personajes se le mezclan con la causa.
El modo de seducir de los Menem es describirle a Karina Milei una Libertad Avanza decidida a colonizar territorios que eran de Pro y del radicalismo. El mayor gusto que los Milei se quieren dar es volver a ganarle a Macri en octubre en el bastión de la Capital, el lugar donde nació el liderazgo nacional del expresidente. Es probable que los Milei lo logren. Ese ambicioso proyecto explica por qué la cordial funcionaria que recibe a aliados, actuales o probables, en la Casa de Gobierno se convierte en una mujer dura e intransigente cuando se trata de aprobar las listas de candidatos que pastelea Pareja más que ella; Karina Milei es, sí, la que concede o niega la autorización final.
Muchas negociaciones por listas comunes que se creían seguras terminaron en el fracaso porque los eventuales aliados no aceptaron las condiciones que les imponían la secretaria general, los Menem y Pareja. El caso más emblemático fue el de Corrientes, porque su gobernador, el radical Gustavo Valdés, avanzó más allá de lo explicable para alcanzar una alianza con los Milei, pero le quisieron cambiar hasta el candidato a gobernador (esa provincia elegirá también el último domingo de agosto a un gobernador nuevo); el candidato a gobernador que querían cambiar, para colmo, es el hermano de Valdés. El caso contrario es el de Mendoza porque ahí los Milei alcanzaron un acuerdo electoral con el gobernador radical, Alfredo Cornejo; antes, tanto los libertarios como Cornejo llegaron a la conclusión de que si se dividían el peronismo ganaría en esa importante provincia cuyana, que es el quinto mayor distrito electoral del país.
Detrás de los Menem, está el menemismo, el kirchnerismo y el massismo, según la atávica costumbre del acomodadizo peronismo. Aunque Karina Milei protege a los vástagos de la influyente familia política riojana, nada puede explicar por qué a la hermana le va tan mal en las encuestas. Ella se dedica a la construcción de la fuerza política de su hermano, pero no intenta influir en las decisiones políticas o económicas de la administración. Los funcionarios solo saben que más les vale contar con la simpatía de ella. Karina Milei ni siquiera cultiva un perfil político alto. Alguna vez dio un reportaje que ya todos olvidaron; en algún lugar pronunció un discurso, aunque ya nadie recuerda dónde, y se movió solo institucionalmente en las redes sociales. Hasta que el miércoles estalló con un furioso tuit contra, al parecer, Santiago Caputo y su ejército de valientes soldados escribiendo en la computadora o en el celular. Quizás por ese lugar incomprensiblemente bajo de su hermana en las encuestas, el Presidente decidió mostrarse en público en los últimos tiempos junto a ella. En efecto, la hermana está ahora siempre al lado de Javier Milei cada vez que este sale de su madriguera en Olivos. El Presidente conserva buenos índices de simpatía social y supone, tal vez, que podrá trasladárselos a su hermana. No todo es extrapolable en la vida política.
Del lado de Santiago Caputo están los que militan en Las Fuerzas del Cielo; por eso, en la jerga interna les llaman los “celestiales”. Todos son tuiteros que se enojaron porque ninguno entró en las listas de candidatos bonaerenses. Ni los dueños del territorio ni los dueños del cielo merecían, en rigor, ingresar al Estado. Javier Milei decidió no incursionar personalmente en esa gresca y envió –cuándo no– a Guillermo Francos, su jefe de Gabinete, a arreglar lo que otros desarreglan. Siempre aparece Francos cuando Milei o su entorno más cercano se cansan de abrir nuevas grietas. Tampoco el Presidente se puede dar el lujo político de debilitar a su asesor Caputo.
Este tiene una influencia decisiva en el manejo de los servicios de inteligencia; conoce cómo gasta el dinero cada argentino por su relación con el director de la DGI, el polémico Andrés Vázquez; tiene ascendiente en el Ministerio de Justicia y en la agencia que combate el lavado de dinero, y colocó a importantes directivos en la petrolera YPF. Ese poder le permite al Caputo asesor ser un interlocutor mucho más seguro para los gobernadores amigos y para la oposición colaboracionista que, inclusive, Martín Menem, presidente de la Cámara de Diputados. “Martín no puede manejar la Cámara y tampoco puede cumplir con sus promesas políticas”, dice un opositor que solía frecuentarlo al Menem diputado. Tales relaciones lo llevaron a Caputo a imaginar un mileísmo más abierto a amplias alianzas con propios y ajenos, posición que comparte razonablemente con Guillermo Francos. La diferencia entre ellos consiste en que Francos no aspira a colocar gente propia en las listas de candidatos, mientras que Caputo quería convertir a sus tuiteros en legisladores bonaerenses. Con sus luces y sombras, sigue siendo inexplicable que un monotributista contratado por el Estado, como lo es el Caputo asesor, cuente con tanto poder cuando ni siquiera tiene el deber de firmar nada.
Tanto parloteo político se produce frente a una sociedad que mira con indiferencia a sus dirigentes y que, en gran parte, decidió ausentarse de las elecciones que ya se realizaron. Los problemas de la gente común están muy lejos de las candidaturas o de los tuits. La decisión del Fondo Monetario de aprobar la primera revisión del acuerdo con el gobierno de Milei –indispensable para entregarle 2000 millones de dólares– fue una noticia muy oportuna, a pesar de que el organismo no rectificó una declaración anterior en la que había subrayado que “las reservas (de dólares del Banco Central) siguen siendo críticamente bajas”. En esa misma declaración, anterior a la aprobación del jueves último, el organismo multilateral ponderó que “los fundamentos económicos han mejorado sustancialmente desde fines de 2023”; es decir, desde que Alberto Fernández y Sergio Massa dejaron de manejar la economía.
Los argentinos tocan la realidad tal como es, más allá de las cuestiones teóricas del Fondo Monetario y del exitismo del Gobierno. La actividad económica se desaceleró en el segundo trimestre del año, sostiene el economista Fausto Spotorno, aunque subraya también que el país no está en recesión. A su vez, la Fundación FIEL señaló en un informe público que la actividad industrial del país mejoró el 3 por ciento en el primer semestre del año, aunque agrega, en coincidencia con Spotorno, que en el segundo trimestre (abril, mayo y junio) la industria se contrajo 0,8 por ciento. Las pruebas de esas conclusiones de los economistas independientes pueden encontrarse en el aumento de la morosidad que registran los bancos y las tarjetas de crédito. Las actividades de la economía que mantienen su vitalidad son el campo, el petróleo y la minería. Sin embargo, también deben consignarse ciertas restricciones.
Ejemplo: las retenciones a las exportaciones del campo son ahora un problema real, más allá de quienes se oponen históricamente a esa confiscación. Un dólar atrasado, según la estimación de casi todos los economistas serios, y la baja del precio internacional de las materias primas están dejando pequeñas franjas de ganancias para los productores rurales de la zona núcleo del país. En las regiones más alejadas de la zona núcleo, las ganancias del campo no existen. Milei reconoció ese problema en su discurso de ayer en la Rural y anunció una reducción de las retenciones en varios productos agropecuarios; una de las bajas más fuertes fue la de la crucial soja, cuyo precio en Chicago se derrumbó en días recientes hasta debajo de los 400 dólares la tonelada. Si la industria tuvo una leve caída en los últimos tres meses y el campo oscila entre el equilibrio y escasas ganancias, las secuelas tienen que afectar la actividad económica. Mal momento para paralizar la administración porque muy pocos se pelean por muy poco.
28/07/2025 a las 10:34 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Milei, del Triángulo al poder bicéfalo
Eduardo van der Kooy
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
27/7/025
El último tramo del recorrido electoral (7 de septiembre Buenos Aires; 26 de octubre legislativas nacionales) está sirviendo para disolver algunas dudas políticas instaladas desde que Javier Milei sorprendió con su acceso al poder. La primera de ellas no hace más que suscribir lo que siempre aseguró el Presidente. Su hermana Karina, el Jefe, constituye el brazo derecho. En todos los planos de la vida y también en la política. Karina es Milei, se suele decir. La ecuación podría invertirse: Milei es Karina.
La novedad tiene importancia por múltiples razones. Ya no habría que observar a la cima del Gobierno como un Triángulo. Mucho más atinado sería hablar, tal vez, de un poder bicéfalo. Santiago Caputo, el joven asesor determinante en las redes sociales para empinar la figura presidencial, puede haber dejado de pertenecer a aquella imaginaria figura geométrica. Su guerra desatada contra Karina después que la hermanísima hizo solo a gusto suyo el armado político en Buenos Aires, lo colocaría en otro lugar. Habrá que ver si se trata de un repliegue temporario porque esas hostilidades libertarias proseguirán. Dependerá de los resultados que vayan arrojando las urnas.
Aquello del poder bicéfalo constituye una figura conocida en la política argentina. En el caso del experimento libertario pareciera adquirir semejanzas que podrían recordarse. El último ejemplo verdadero de aquella característica lo ofrecieron entre 2007-2010 Cristina Fernández como Presidenta y Néstor Kirchner, su marido, diputado, en un llano presunto. Hubo sin embargo entre ellos una competencia decisoria que no se observa hasta ahora entre Milei y Karina. Duró hasta el fallecimiento del ex presidente. Sobrevino entonces el poder absoluto de la dama.
Al otro caso convendría pasarlo por alto. No existió bicefalía entre Alberto Fernández y Cristina en su carácter de vicepresidenta (2019-23). La líder kirchnerista concentró desde el inicio el poder real. Aunque siempre intentó negarlo para quitarse de encima dos responsabilidades. El fracaso del gobierno que promovió. Detonante, sin dudas, de la irrupción de Milei en el paisaje nacional.
Entre el Presidente y Karina, en cambio, no parece advertirse ninguna competencia. Los campos fueron delimitados sin complejos por ellos mismos. Milei es el protagonista excluyente del liderazgo libertario y centra su atención –porque otras cosas le interesan poco– sobre la marcha de la economía y las recetas de Luis Caputo, el ministro, para conservar el equilibrio fiscal y la inflación en baja. Karina es la ingeniera de la política oficial en todas sus facetas. El armado electoral que apunta a construir un oficialismo de mejor calidad y eficacia del que emergió en 2023. La entrada y salida de funcionarios del Gobierno. “Ella (por la Secretaria General) se mueve como el periscopio de un submarino”, describe uno de los funcionarios de esa área. Un último episodio certifica la visión. La renuncia del vicecanciller Eduardo Bustamante, cuestionado a raíz de ciertas desviaciones en la política exterior.
Karina exhibió en las últimas semanas una musculatura que se le desconocía. Se internó en el bosque doctrinario de La Libertad Avanza al realizar un encaje perfecto con su hermano. Milei ha incorporado la palabra “traición” para uso habitual en el lenguaje oficialista. Dirigida, sobre todo, a la vicepresidenta Victoria Villarruel. “Bruta traidora” la calificó en la Derecha Fest, en Córdoba. La hermanísima, luego de las críticas recibidas por las patrullas digitales de Caputo junior a raíz del armado bonaerense, instauró en el universo libertario el término “lealtad”. Lo definió como una “condición” y no una “opción” para pertenecer a las huestes libertarias.
Aquella terminología (traición, lealtad) conlleva una inconfundible prosapia peronista. Con un añadido filiatorio en igual sentido: ambas remiten al concepto de verticalismo. Conducción concentrada, indiscutida, implacable. En apariencia, distante de los preceptos originales que pretendieron realizar una fusión de pensamiento entre libertarios y liberales.
¿Por qué razón debería extrañar, entonces, que la construcción de listas libertarias en Buenos Aires hayan mixturado con abundancia postulantes de raíz peronista o incluso de pasada militancia kirchnerista? El interrogante está avalado, por otro lado, con la elección que hizo Karina del dirigente Sebastián Pareja para la construcción en Buenos Aires. Habría que dilucidar quién fue por quién. La Secretaria General se zambulló en esos menesteres políticos hace dos años. Pareja es un caminante bonaerense, oriundo de Lomas de Zamora, desde que Carlos Menem llegó a la presidencia. Lo acompañó hasta el día de su muerte. Con un breve salto durante la época de Mauricio Macri. Sus puentes para desembarcar en el corazón libertario fueron Eduardo “Lule” Menem, y Martín Menem, titular de la Cámara de Diputados.
Su mano en las sombras dejó registros nítidos. No hay en las listas libertarias bonaerenses de las ocho secciones electorales ninguna candidatura para la Legislatura o los cargos municipales que carezca de algún dirigente con antecedentes peronistas. Dos frutillas sobresalen en esa torta. Leila Gianni, ex militante K, ex funcionaria de Capital Humano, se postuló en la Tercera Sección, que incluye La Matanza. Pablo Morillo, abogado, afloró a último momento como candidato de LLA en la Segunda Sección. Fue hasta fines de 2024 funcionario y defensor público de Axel Kicillof.
Pareja tuvo la astucia de acercarle soluciones expeditivas donde se hacían difíciles para Karina. Por caso, la Tercera Sección Electoral que lleva como candidata en el kirchnerismo a Verónica Magario, la vice de Kicillof. También está Mayra Mendoza, la intendenta de Quilmes, por pedido de Cristina. Pareja jugó una carta fuerte que atrajo a la Secretaria General. El comisario Maximiliano Bondarenko, ex jefe de custodia de Felipe Solá. Para hacer sobre la inseguridad uno de los ejes de campaña. Es cierto que se trata de un desconocido. Pero enseguida generó réditos: abrió una crisis de Kicillof con la Policia Bonaerense que catapultó el nombre del policía hasta entonces desconocido. Quienes lo conocen hablan de su intuición política y de representar para Pareja una nominación en el “tope de gama”. El ayudante de Karina acostumbraría a tener en política umbrales no tan pretenciosos.
Existe otra pista: el ascenso político del comisario habría coincidido con la nominación de su esposa en un cargo ejecutivo de la ANSES de Florencia Varela. ¿Será esa caja y la del PAMI el sostén del armado libertario bonaerense?
La hermanísima, probablemente, no se haya fijado tanto en eso para ocuparse de Buenos Aires. Prendió en ella el principio de la validez de la lealtad de ahora en adelante por encima de la historia acumulada de los hombres que se acercaron al mundo libertario. Una metodología que bien puede observarse de dos maneras. Como una inyección de pragmatismo para un oficialismo que necesita fortalecerse para gobernar hasta el 2027. También como un riesgo potencial: cualquiera de los candidatos podría darse vuelta en el camino por sus lábiles identidades políticas. Ese conjunto, además, podría terminar de incinerar un argumento que Milei utilizó con mucho éxito para convertirse en lo que es: la diferenciación con aquello que denomina “la casta”.
La operación bonaerense tuvo otra consecuencia. La guerra sorda entre Karina y Caputo junior salió a superficie. Con intimidaciones y amenazas, de ambos bandos, en las redes. La hermanísima advirtió que cualquier crítica es un disparo directo al Presidente. Las patrullas digitales comunicaron que tienen “a todos vigilados” y que el desquite llegará en algún momento. Constituye solo un segmento de la pelea.
Existe otro de mucha mayor densidad. Intercambio de acusaciones y negocios oscuros. Karina y Menem, Martín, están convencidos que desde las usinas de Caputo Juniors salieron los detalles de la pre-adjudicación del Banco Nación a una empresa de Seguridad de la cual el titular de la Cámara de Diputados formó parte hasta que asumió. Vale consignar que toda la operación fue divulgada en el Boletín Oficial. No importa: el manejo de la Secretaria de Inteligencia del Estado y de ARCA (ex AFIP) por parte de aquel joven asesor da pasto para las especulaciones.
Siempre existe un vuelto. La Justicia decidió interrogar a la vicejefa de la Aduana, Silvana Abalsamo. Desea saber si fue ella la que autorizó en febrero el ingreso sin requisa de una decena de valijas que vinieron en un vuelo privado de una máquina perteneciente a Leonardo Scatturice. Empresario que vive en Miami, con nexos en la SIDE. Puente para el ingreso de Milei a la órbita ultra conservadora de Donald Trump. Aquel dato fue obtenido del celular de Laura Arrieta. De profesión influencer. La Aduana, la SIDE y Arca son controlados por Caputo Junior.
Al margen de ese conflicto los libertarios enfrentan un desafío. Deberán administrarlo mientras desarrollan su campaña bonaerense con una estrategia que todavía no asoma clara. Guillermo Francos, el Jefe de Gabinete, ensayó un ordenamiento. Le propuso a Caputo Juniors que se dedique de lleno a las redes sociales, su especialidad. Los asuntos políticos quedarán en manos de Karina. Habrá que ver si esa tregua dura.
Algún cabo siempre puede quedar suelto. Karina se habría enterado de una conversación entre Caputo Juniors y Mauricio Macri. Supone que puede haber dado vuelta la idea de una convergencia en la Ciudad para octubre. Que los hermanos Milei no desean. Ruidos y más ruidos que salen de la interna del poder.
En el Gobierno no prestan debida atención a esas cosas. Federico Sturzenegger, sencillo en sus análisis, habló de la intranquilidad de los mercados. Opinó que el riesgo país que no cede sería en realidad el “riesgo kuka”. Siempre la paja en el ojo ajeno.
28/07/2025 a las 10:36 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Axel Kicillof marcha a su perdición: ¿por no ser un hijo fiel de Cristina Kirchner o por ser un clon?
Marcos Novaro
Fuente: TN
(*) Notiar.com.ar
27/7/025
En la serie Fundación un régimen extremadamente evolucionado de dominación galáctica logra resolver los problemas de su continuidad en el tiempo a través de una sofisticada combinación de ingeniería genética y aprendizaje acumulativo: los emperadores se clonan, tres de ellos conviven compartiendo experiencias pasadas y nuevos desafíos, y todo ello se sostiene en un mecanismo de acumulación y selección de memorias que controla, finalmente, no quisiera spoilear la historia a nadie, una máquina pensante, el talón de Aquiles del sistema.
Hacer algo por el estilo sería inaceptable en los sistemas democráticos. Y en los no democráticos, no es factible por restricciones técnicas. Pero muchos sueñan igual con intentarlo.
Puede que algo así haya estado dando vuelta en la cabecita loca de Cristina Kirchner en los últimos años: ¿creyó en serio alguna vez que podía funcionar con Máximo? Difícilmente. ¿Kicillof no era acaso hasta hace poco una alternativa, que seguía las pautas que ella debía desear, y de allí los resquemores históricos entre ambos retoños? Y ahora que está todo podrido con el gobernador bonaerense, ¿no está intentando la señora abrir otra opción, promover un nuevo vástago, más precisamente una, con una de sus costillas más queridas en el conurbano, con la que tal vez espera corregir los errores cometidos en los anteriores intentos? Ahí está al menos Mayra Mendoza a full anotada para iniciar el experimento.
Pero volvamos al fracaso con Kicillof. ¿A qué se debió?, ¿a que él la traicionó, se apuró a abrir su propio boliche al lanzar el MDF?
Hay quienes piensan que el problema que enfrentó el gobernador es que todo fue una farsa, porque Cristina nunca se va a jubilar, nunca pensó en serio en necesitar un reemplazo o sucesor. Y algo de esto seguro hay, porque le pasa a todos en la política argentina: nadie quiere retirarse, los expresidentes menos que menos.
Pero aun tomando en cuenta ese aspecto del problema, es llamativo que la relación entre ambos haya terminado tan mal y tan rápido. Lo que solo puede significar que no se entendieron, o se entendieron, pero al menos alguna de las partes decidió hacer oídos sordos a lo que él otro esperaba o necesitaba.
Con lo que volvemos a la cuestión de si Kicillof se apuró, se diferenció demasiado o demasiado pronto. Y en qué cosas lo hizo.
Hubo al menos dos motivos de tensión desde mucho tiempo atrás, que probablemente se agravaron en estos últimos tiempos. Primero, Kicillof se negó siempre a incorporarse a La Cámpora, entendiendo, con buen criterio, que su posibilidad de crecimiento político se reducía si lo hacía. Pero se ofreció igualmente a actuar, y varias veces lo hizo con buenos resultados, como su mascarón de proa electoral. Segundo, él siempre desempeñó el rol de pantalla “ideológicamente consecuente, pero honesta” de estructuras colusivas, corruptas, en ocasiones mafiosas, con las que nunca tampoco se metió. Y el problema fue que, al lanzar el MDF, esas dos tensiones se deben haber puesto al rojo vivo: porque este movimiento solo podía crecer a costa de otras estructuras territoriales, y La Cámpora era candidata preferida a estar entre los damnificados; y segundo, si pretendía seguir jugando con su ya clásica ambigüedad moral, el kicillofismo iba a traer más problemas al resto, en particular a quienes siempre entendieron su proyecto político adosado a un proyecto o a múltiples proyectos económicos.
Todo esto debe haber influido en empiojar la relación con Cristina, justo cuando su gravitación electoral está más amenazada por su condición de rea de la Justicia. Pero hubo sin duda otros problemas, que tienen que ver no con lo que diferencia a Kicillof de Máximo o de la señora. Sino con lo que tiene en común con ellos: su ADN político e ideológico es idéntico.
Porque en verdad el problema es que nunca Kicillof iba a poder hacer lo que debe hacer todo buen hijo, más un hijo político, con sus padres: traicionar, diferenciarse, romper, alejarse de ellos.
Por eso, aunque prometió Kicillof que iba a entonar nuevas canciones, nunca iba a poder cumplirlo: apenas se ponga a escribir la primera estrofa, se va a escuchar la voz de su madre a través de la suya, y va a estar liquidado.
Es el destino de los clones. Decepcionan a sus dueños si hacen lo que deben hacer, y también si intentan lo que no pueden hacer.
Ahora que, visto así, no es este entonces un problema exclusivo de Kicillof. En verdad es un problema estructural del entero kirchnerismo. De allí que sea por completo prisionero del destino de su jefa, no pueda sino seguir balbuceando el mantra que lo condena, “Cristina eterna”, “Nada sin Cristina”, hasta llegar a su peor versión, “Cristina libre”.
No es fácil evitar estas encerronas en la vida de los partidos. Menos lo ha sido en el caso de los nuestros, dado que no tenemos por costumbre jubilar a los jefes. Miremos sino lo que terminó pasando con Macri y sus dos hijos putativos, unos infames traidores que solo van a tener algún futuro si logran destruir no solo al padre, sino a la familia, al partido.
Pero también es cierto que el peronismo, en su momento, supo lidiar con esto. Atravesó el duelo, mal y tarde, pero lo hizo, con Perón, y se dio una mínima estructura y reglas para administrar la sucesión. Así consagró a Menem, y después destronó a Menem.
El problema con los Kirchner, beneficiarios de ese recambio, es que volvieron también en este aspecto el tiempo para atrás. Lograron que su partido desaprendiera todo lo que había aprendido, durante largo tiempo y con enormes costos. Lo hicieron sobre la inflación, también sobre el ejercicio y la finitud del liderazgo.
¿Le va a costar de nuevo al peronismo, como entre los setenta y los noventa, dos décadas de peleas espantosas y crisis descomunales sacarse de encima a los Kirchner? ¿El país se lo va a tolerar y lo va a estar esperando? Difícil. Lo único seguro es que Kicillof no tiene mucho para aportar a este respecto. Menos todavía si el final de su paso por la gobernación bonaerense es, como todo indica, uno bastante horrible, alimentado tanto desde afuera como desde dentro de sus propias filas.
Porque, convengamos, ¿quién va a poner una moneda para sostener su administración en los últimos dos años, si sale derrotado de estas legislativas? Claro que el mileísmo apuesta a su demolición. Pero los camporistas, los massistas, los intendentes y demás actores internos, ¿no buscarán acaso salvarse por la suya, alejándose lo más posible de él?
Puede que termine yéndole más o menos como a Jorge Macri. Otro aspirante fallido a suceder a su jefe, que fracasó finalmente por el imperio de la genética, más que por algún error puntual que podría haberse evitado.
28/07/2025 a las 10:38 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
La interesada confusión del déficit
Claudio Scaletta
El Destape
27/7/025
Se supone que los fracasos recientes de los gobiernos nacional populares, junto al apoyo en las urnas que recibió Javier Milei para llevar adelante un híper ajuste destructivo, habrían aportado a la construcción de un nuevo consenso político sobre el déficit presupuestario, es decir sobre el déficit interno.
Efectivamente existen algunas reglas de hierro. En macroeconomía no se puede violar indefinidamente la contabilidad nacional sin pagar las consecuencias. Existe un viejo apotegma, muy repetido por el fiscalismo, que sostiene que “el déficit fiscal no es de izquierda ni de derecha” y que lo que realmente importa es cómo se financia. Es una verdad de Perogrullo afirmar que una economía no puede mantenerse en déficit permanente y que el buen gobierno debe buscar siempre el equilibrio de las cuentas públicas. Este condicionamiento es todavía más fuerte en economías que, como la local, no tienen desarrollado su mercado de deuda en moneda propia y que, especialmente, presentan un problema estructural de restricción externa.
Sin embargo, cuando el fiscalismo habla de déficit concentra su atención solo en uno de sus componentes, el Gasto, un énfasis que lo lleva a desdeñar el segundo componente, los ingresos. Finalmente, el déficit fiscal es el resultado negativo de Gastos menos Ingresos. Si se asume que los componentes que determinan el déficit interno son dos, se pueden abordar dos estereotipos muy marcados que, como todos los estereotipos, tienen anclaje en la realidad: Los populismos de izquierda y de derecha. El fiscalismo repite, no sin razón, que el populismo de izquierda gasta desaprensivamente sin pensar en el financiamiento. Lo que nunca dice, porque nadie está obligado a declarar en su contra, es que el populismo de derecha es desaprensivo con los ingresos, que nunca duda en reducir o eliminar impuestos o en aumentar el endeudamiento público, especialmente el externo.
En jerga mileísta se es “degenerado fiscal” cuando se propone el aumento del Gasto sin proponer cuál será su financiamiento, pero también se es “degenerado fiscal” cuando se reducen o eliminan impuestos sin explicitar cuáles serán los gastos que serán recortados para financiar la baja en la recaudación. No se dice, por ejemplo, cuantos Garrahams adicionales deberán destruirse cuando se bajan retenciones o cuánto deberán bajar las jubilaciones cuando se incentiva la informalidad laboral. Y ya que se habla de retenciones, es decir de impuestos que funcionan a la vez como aranceles, cuando se anuncie alegremente la baja de retenciones al agro seguramente tampoco se explicitará quién pagará el efecto precio sobre el conjunto de la economía.
La verdad nada oculta es que el “fiscalismo de un solo lado” no persigue el necesario equilibrio de las cuentas públicas, sino la destrucción del Estado, incluso en funciones sobre las que se suponía existía un relativo consenso extendido, como salud y educación. El razonamiento de las elites locales es lineal: Estado igual impuestos. En consecuencia, menos Estado es menos impuestos. Quizá a la porción más ilustrada de las elites económicas les repugnen Milei, su estilo y su troupe, pero todos coinciden, satisfechos, orondos y sin privaciones, que el shock anti Estado era un “reseteo necesario”, algo que debía hacerse. A la vez, la teoría de Milei como el mal necesario va de la mano de la ilusión del advenimiento futuro de una derecha más civilizada, que incluso hasta podría ser encarnada por un peronismo “domado” que asuma las premisas del supuesto nuevo consenso fiscalista.
Pero no debe mirarse solo la paja en el ojo ajeno. Para llegar al actual estado de situación fue imprescindible la preexistencia de una heterodoxia boba, esa que cree que la llamada Teoría Monetaria Moderna puede aplicarse en países que no disfrutan de una moneda propia que sirva como medio de pagos internacionales o que tienen restricción externa. La que cree que en una economía periférica el déficit desaparecerá mágicamente con el crecimiento desdeñando la interacción con el déficit externo. La que afirma, contra toda evidencia histórica y al margen de los mecanismos, que el déficit fiscal no genera inflación. La que cree que considerar a la inflación como “un impuesto” que pagan los asalariados que llegan sin excedente a fin de mes es un “invento de la derecha”, la que cree que la inflación no importa si los salarios la acompañan. Y finalmente, también la que cree que todo se resuelve mágicamente expandiendo el gasto y que el criterio de eficiencia no corre cuando se gasta dinero público.
La existencia de una oposición anquilosada e intelectualmente perezosa, que sigue enfrascada en el internismo de siempre sin registrar los efectos que su conducta tuvo en 2019-23, incluso repitiendo la metodología ahora contra el gobernador de la provincia de Buenos Aires, parece ir a contramano de la necesidad imperiosa de reformular la propuesta para ofrecerle a la sociedad. Una sociedad que ya no tolera la inflación y que ya demostró que prefiere “cualquier cosa”, hasta soportar un ajuste irracional, antes que continuar con la inestabilidad macroeconómica. En consecuencia, cualquier propuesta de futuro deberá incluir disciplina en materia de equilibrio presupuestario.
La economía local necesita dos cosas esenciales, recuperar su moneda y aumentar exportaciones. Y no hay forma de recuperar la moneda sin sostener una baja inflación durante muchos años. El equilibrio presupuestario es una precondición. Sin embargo, una conclusión preliminar es que las cuentas equilibradas no son sinónimo de destrucción de gastos esenciales para cualquier sociedad que aspire a algún nivel de desarrollo, como la infraestructura, la salud, la educación y la ciencia. Así como es necesario ser cuidadosos con el Gasto, también se lo debe ser con los Ingresos. A la vez, los impuestos, que siempre reflejan relaciones de poder social en un momento dado, no pueden ser irracionales, lo que quiere decir que no pueden afectar la competitividad internacional de ningún sector económico. Por eso una recaudación eficiente, que mejore los ingresos públicos para un Estado que no descuide tareas esenciales, es un trabajo fino y muy técnico que no podrá estar ausente de cualquier propuesta de futuro. Puede que el déficit, como número, no sea de izquierda ni de derecha, pero sí lo es la forma en que se lo aborda. Llegado este punto no podrá dejarse de lado el tratamiento de la gran herencia que dejará el mileísmo, la potenciación del endeudamiento, lo que augura una inevitable reformulación de la relación con el FMI.