Por Hernán Andrés Kruse.-
El 1 de Julio se conmemoró el tricentésimo septuagésimo noveno aniversario del nacimiento de un eminente filósofo, matemático y lógico alemán. Gottfried Leibniz nació en Leipzig el 1 de julio de 1646. Con apenas 12 años conocía el latín y había comenzado a estudiar griego. Con catorce años ingresó a la Universidad de Leipzig, completando sus estudios a los veinte años. En 1666 publicó su tesis “Disertación acerca del arte combinatorio”. Pero como la universidad no le aseguró un cargo como docente en leyes, entregó su tesis a la Universidad de Altdorf obteniendo al poco tiempo su doctorado. Estando en Nuremberg, Johann Christian von Boineburg lo contrató como asistente. Tiempo después, el elector de Maguncia, Johann Philipp von Schönborn, le pidió que lo ayudara en la nueva redacción del código legal de su electorado. Finalmente, en 1669 fue designado asesor de la Corte de Apelaciones.
Tiempo después inició una larga estadía en París, lo que le permitió conocer más en profundidad la matemática y la física. Conoció a Malebranche y a Antoine Arnauld. Estudió el pensamiento de Descartes y el de Pascal. Se hizo amigo del matemático alemán Ehrenfried Walther von Tschimhaus. También conoció al matemático neerlandés Christiaan Huygens, quien por ese entonces se encontraba en París. En Londres conoció a Henry Oldenburg y a John Collins. Luego de mostrar ante la Royal Society una máquina capacitada para realizar cálculos matemáticos, lo nombró miembro externo. En 1669 el duque de Brunswick lo invitó para que visitara Hannover. Sin embargo, declinó dicha invitación. A pesar de ello en 1671 comenzó a intercambiar correspondencia con el duque. En 1675 aceptó sin mucho entusiasmo el puesto de consejero que aquél le había ofrecido. Antes de arribar a Hannover, se detuvo en La Haya donde conoció a Leeuwenhoek, quien mejoró el microscopio y descubrió los microorganismos. También discutió con Spinoza.
Leibniz sirvió a tres gobernadores de manera consecutiva de la Casa de Brunswik como historiador, consejero político y bibliotecario de la Biblioteca Ducal. Los Brunswik apoyaban a regañadientes sus escritos sobre matemática, lógica, física y filosofía. Entre 1687 y 1690 viajó por Alemania, Austria e Italia en busca de materiales de archivo que lo ayudaran a llevar a cabo la tarea encomendada por el elector Ernesto Augusto: la historia de la Casa de Brunswick (tarea que nunca concluyó). En 1712 inició una estancia de dos años en Viena donde fue nombrado consejero de la corte imperial de los Habsburgo. En 1716 comenzó a sufrir de gota lo que lo obligó a guardar cama hasta su fallecimiento ese mismo año (fuente: Wikipedia, La Enciclopedia Libre).
Buceando en Google me encontré con un ensayo de María Julia Bertolio (Universidad Nacional de Rosario-Argentina) titulado “Observaciones acerca del pensamiento ciego en Leibniz” (Tópicos-México-Número 44-2013). Analiza la teoría del conocimiento del ilustre filósofo.
Distintos tipos de conocimiento
“En un escrito de 1684 titulado Meditaciones acerca del conocimiento, la verdad y las ideas, Leibniz presenta una clasificación dicotómica y jerárquica de los conocimientos. Esta caracterización constituye un elemento primordial en la teoría del conocimiento leibniziana y se mantiene vigente a lo largo de su pensamiento maduro. Sin cambios significativos, Leibniz expone esta misma clasificación en escritos relevantes como Discurso de Metafísica (1686) y Nuevos Ensayos sobre el Conocimiento Humano (1704).
Partiendo del presupuesto de que los conceptos tienen distintos grados de composición, Leibniz establece esta jerarquía de conocimientos en función del nivel de descomposición que se alcanza respecto de un concepto. Mientras más nos acerquemos en nuestro análisis a los elementos simples que componen un concepto, más perfecto será nuestro conocimiento sobre él. Siguiendo un orden de perfección ascendente, el conocimiento, según Leibniz, puede ser oscuro o claro; el claro es, a su vez, confuso o distinto y el conocimiento distinto es inadecuado o adecuado. Asimismo, el conocimiento es simbólico o intuitivo. El conocimiento es claro cuando la noción del objeto es tal que me permite reconocerlo cuando éste se me presenta. De lo contrario, el conocimiento es oscuro. En este sentido, si poseo una noción clara de «rosa», no la confundiré con otra flor. En cambio, si mi conocimiento es oscuro (es decir, si mi noción de «rosa» es oscura) entonces no podré distinguir una rosa de otras flores. Al mismo tiempo, el conocimiento claro puede ser confuso o distinto. Un objeto es conocido de manera clara y confusa cuando puedo reconocerlo pero no puedo enumerar las notas internas que lo definen. Según Leibniz, éste es el tipo de conocimiento que nos proporcionan los sentidos; pues aunque podemos reconocer los colores, olores, sabores, por los datos que nos ofrecen los sentidos, no podemos explicar lo que contienen sus nociones compuestas.
En Nuevos Ensayos, Leibniz lo explica de la siguiente manera: “Una idea puede ser clara y confusa al mismo tiempo, y así son, en efecto, las ideas de las cualidades sensibles, que afectan a los órganos, como el color y el calor. Son claras, pues se las reconoce y discierne fácilmente unas de otras, pero no son distintas, porque no se distingue lo que contienen. De manera que no es posible definirlas: únicamente podemos conocerlas por medio de ejemplos”.
Por su parte una noción es distinta cuando puedo analizarla y señalar los conceptos que la componen. Por ejemplo, la noción de hombre es distinta ya que puedo descomponerla en los conceptos animal y racional. En otras palabras, conocemos con distinción un objeto cuando somos capaces de definirlo por sus notas o requisitos suficientes. Esta clase de definición recibe el nombre de definición nominal. Ahora bien, la noción es distinta e inadecuada si conocemos sus componentes conceptuales de manera confusa. Si los componentes conceptuales se conocen distintamente, la noción es adecuada. El conocimiento adecuado es aquel que culmina el análisis del concepto arribando a sus elementos primitivos y por tanto simples (no compuestos). Por este medio, el conocimiento adecuado brinda la definición real de una noción, la cual consiste en la enumeración de las ideas primitivas que la componen. Sin embargo Leibniz, que en este escrito se mantiene cauto respecto de la posibilidad humana de alcanzar tal grado de conocimiento, luego la rechazará al considerar que la culminación del análisis de una noción compleja excede las facultades limitadas del hombre.
Finalmente, el conocimiento es o ciego o intuitivo. El conocimiento intuitivo supone captar inmediata y simultáneamente la totalidad de la estructura conceptual de una noción. En tanto seres racionales finitos, sólo somos capaces de alcanzar este conocimiento cuando las nociones son simples mientras que sólo tenemos un conocimiento ciego e inadecuado de los conceptos compuestos. Sin embargo, Leibniz duda respecto de la posibilidad humana de captar nociones simplísimas. Por su parte, el conocimiento ciego, también denominado simbólico o supositivo, es aquel que opera con signos en reemplazo de las ideas de las cosas; esto ocurre cuando no es posible concebir intuitivamente todos los componentes conceptuales de una noción.
En Meditaciones, Leibniz explica: “Por lo general y especialmente en un análisis de mayor extensión, no vemos, sin embargo, la naturaleza total de la cosa de un modo simultáneo sino que empleamos signos en lugar de las cosas cuya explicación, al meditar, solemos omitir por razón de economía, sabiendo o creyendo que la poseemos. Así al pensar el quiliógono o polígono de mil lados iguales no siempre reparo en la naturaleza de lado, ni en la de igualdad, ni en la de millar (o sea del cubo de diez) sino que empleo en mi espíritu esas palabras (cuyo sentido se presenta a la mente por lo menos de un modo oscuro e imperfecto) en lugar de las ideas que tengo de ellas pues recuerdo poseer su significado aunque por el momento juzgo que es innecesario explicarlo. Suelo llamar a este pensamiento ciego o también simbólico: se lo utiliza no sólo en el álgebra sino también en la aritmética, y casi en todo”.
Mientras que el pensamiento intuitivo es aquel que opera con las ideas, el pensamiento ciego se caracteriza por la ausencia de las mismas y su sustitución por signos. Ahora bien, como hemos dicho, Leibniz considera que el conocimiento humano es ciego. Cuando el hombre piensa en nociones complejas no puede aprehender simultánea y distintamente todas las notas que las componen, no es capaz de considerar el significado de cada término. Por ello, en lugar de las ideas utiliza signos cuyos significados cree poseer abreviando así los pensamientos. De este modo, los signos no sólo cumplen una función subrogativa sino que además simplifican y agilizan el razonamiento humano evitando la consideración de las definiciones de cada uno de los conceptos en juego.
No obstante, pese a estas ventajas, Leibniz advierte serios riesgos en este tipo de pensamiento. En efecto, dado que el pensamiento ciego prescinde de la consideración actual de la idea de aquello en que se piensa presuponiendo que se conocen los significados de los signos utilizados, puede suceder que tales significados se conozcan confusamente, escondan una contradicción, no reemplacen a ninguna idea. De ser así, todas las inferencias realizadas en torno a tales nociones conducirían a falsas conclusiones. Pero dado que es inevitable para el hombre valerse de signos en sus razonamientos y que sólo puede aspirar a alcanzar conocimientos distintos inadecuados, resulta entonces imprescindible poder reconocer los signos confiables. En consecuencia, para garantizar el conocimiento humano, Leibniz debe establecer un criterio que le permita al hombre valerse de signos confiables y evitar el empleo de aquéllos que lo conduzcan a falsas conclusiones.
Habiendo enmarcado la noción de conocimiento ciego dentro de la clasificación leibniziana del conocimiento, en la próxima sección nos ocuparemos de la noción leibniziana de expresión con el fin de obtener los requisitos que debe cumplir un signo para constituirse en fiel mediador de nuestras ideas. Dado que esto no es suficiente para determinar los criterios que aseguran la verdad de un enunciado a continuación indagaremos los criterios de verdad aplicables a las proposiciones necesarias y contingentes”.
El valor epistémico de los signos. La noción de expresión
“Leibniz reconoce la existencia de una diversidad de signos: existen palabras, números, símbolos químicos, notas musicales, etc. Entre ellos, algunos resultan más eficaces que otros para alcanzar el conocimiento. En un escrito breve perteneciente al período de las Meditaciones, Leibniz indica que «los signos son tanto más útiles cuanto más expresan el concepto de la cosa significada en forma tal que no sólo pueda servir para la representación sino también para el razonamiento». Tal como se aprecia en esta afirmación, Leibniz vincula el valor epistémico de los signos con su capacidad expresiva. Por esta razón, examinaremos a continuación la noción de expresión a fin de esclarecer la relación existente entre la expresividad de un signo y su utilidad para el razonamiento. Los resultados de este estudio nos permitirán inferir los requisitos que debe cumplir un signo para ser confiable, resguardando al conocimiento ciego de los riesgos que acarrea el empleo de signos falaces.
Si bien la cuestión de la expresión conlleva toda una problemática que le es propia, nos limitaremos a señalar los aspectos centrales de la misma, relevantes para el estudio que nos atañe. Para ello, nos abocaremos al examen de algunas de las reflexiones que Leibniz realiza sobre el tema. A partir del análisis de sus similitudes y diferencias, intentaremos reconstruir el sentido de la noción leibniziana de expresión.
Leibniz concibe la expresión como una relación que se establece entre dos objetos a los que denominaremos «expresante» y «expresado» para evitar toda posible ambigüedad. En un texto de 1678 titulado Quid sit idea, Leibniz reflexiona sobre la expresión destacando algunas cualidades fundamentales de la misma. En primer lugar el filósofo establece que «[s]e dice que expresa una cosa aquello en que hay respectos (habitudines) que responden a los respectos de la cosa que va a expresarse». En otros términos, Leibniz afirma que un objeto expresa otro cuando las relaciones (respectos) del primero se corresponden con las relaciones del segundo.
Es evidente que detrás de esta afirmación subyace el presupuesto de que tanto lo expresante como lo expresado constan de una red de relaciones inherentes a cada uno. Sin embargo, esta conclusión parece discutible si nos atenemos a otro texto escrito por Leibniz en 1708. En el mismo, el filósofo manifiesta que «[b]asta en verdad para la expresión de un ente en otro que haya alguna ley constante de relaciones, en virtud de la cual los elementos singulares de uno puedan referirse a los elementos singulares que les correspondan en el otro». Leibniz sostiene aquí que la relación de expresión vincula los «elementos singulares» del objeto expresado con los del objeto expresante. Como puede observarse, no hay mención alguna a relaciones internas. Según esta nueva explicación tanto lo expresante como lo expresado constan de elementos, componentes, y es entre ellos que se establece la relación de expresión.
Distintas posturas se han tomado respecto de estas dos explicaciones dispares. Kulstad, por ejemplo, ha fundado su interpretación de la noción de expresión ateniéndose a reflexiones leibnizianas en sintonía con el planteo de la segunda cita. En consecuencia, ha definido la expresión leibniziana como una función uno a uno según la cual se establece una correspondencia biunívoca entre los elementos singulares de un objeto y los elementos de otro. Sin embargo, esta interpretación adolece de una seria deficiencia. Tal como lo advierte Puryear, si se postula como único requisito para la expresión la existencia de una correspondencia biunívoca entre los elementos singulares del objeto expresante y los elementos singulares del objeto expresado, entonces cualesquiera dos objetos compuestos por el mismo número de elementos se expresarían uno a otro.
Desde nuestro punto de vista, creemos que un examen más cauteloso de la cuestión muestra que las dos reflexiones sobre la expresión (la de 1678 y la de 1708) son compatibles. En coincidencia con la línea interpretativa propuesta por Swoyer y Puryear, consideramos que la caracterización que Leibniz realiza en Quid sit idea es la que mejor define la noción leibniziana de expresión. Específicamente, entendemos que la exigencia de una correspondencia entre los elementos singulares del objeto expresante y el objeto expresado es un requisito necesario pero no suficiente para establecer una relación de expresión entre dos objetos. Además de esta correspondencia, es necesario que exista una analogía entre las relaciones inherentes a ambos objetos.
Ahora bien, estas relaciones son conexiones entre elementos propios de cada objeto, es decir, entre los elementos singulares. De lo dicho se sigue que la noción leibniziana de expresión no sólo requiere la correspondencia entre los elementos singulares sino que además requiere de una correspondencia entre las relaciones que estos elementos singulares mantienen entre sí. En otras palabras, la expresión de un ente en otro supone una correspondencia estructural entre los mismos. El objeto expresado consta de una estructura conformada por sus elementos singulares y las relaciones (respectos) que se establecen entre ellos. Para que un objeto exprese otro, el objeto expresante debe entonces conservar algunas de las relaciones inherentes al objeto expresado entre sus propios elementos, los cuales, a su vez, se corresponden con los elementos del objeto expresado.
De lo dicho se infiere que la concepción leibniziana de la expresión distingue dos clases de relaciones, a saber: las relaciones que se establecen entre los elementos singulares de los objetos expresados y entre los elementos de los objetos expresantes por un lado, y las relaciones que se establecen entre estos objetos, por el otro. Las primeras configuran la estructura de los objetos; esta estructura será conectada por la segunda clase de relación, la cual constituye la relación de expresión propiamente dicha. Un objeto expresará otro cuando pueda establecerse una función, orden o correspondencia (es decir, una relación) entre las relaciones de lo expresado y las respectivas relaciones en el objeto expresante. Cabe concluir entonces que la expresión es una relación que se establece entre el objeto expresante y el objeto expresado fundada en una correspondencia estructural entre ambos.
A partir de lo expuesto es posible apreciar que la expresión no exige una semejanza sensible entre lo expresado y lo expresante. Tal como afirma Leibniz en el escrito de 1678, «no es necesario que aquello que expresa sea igual a la cosa expresada siempre que se conserve alguna analogía para los respectos». La concepción leibniziana de la expresión es más amplia que la concepción basada en la semejanza sensible; para que un objeto exprese otro el único requisito es que exista una «analogía para los respectos». Esto no significa, sin embargo, que la expresión exija un isomorfismo radical entre lo expresado y lo expresante: para que un objeto exprese otro basta con que una parte de la estructura de lo expresado encuentre su homólogo en la estructura del expresante”.
21/08/2025 a las 10:58 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
“¡Acá la que está presa soy yo!”: la durísima repuesta de Cristina a Kicillof cuando le pedía lugares en las listas
Eduardo Paladini
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
20/8/025
La conversación, por teléfono, era distante. Hasta que en un momento, ella directamente explotó: «¡Acá la que está presa soy yo! ¡La única presa del peronismo soy yo!». Fue la manera que encontró Cristina Kirchner para rechazar los insistentes pedidos de Axel Kicillof para ubicar a cuatro aliados en lugares expectantes de la lista de diputados bonaerenses para las elecciones de octubre.
El dato lo confirmó a Clarín un dirigente de trato muy cercano con la exmandataria. Del lado del gobernador, reconocieron que la charla fue «tensa» y «fría», aunque «no tanto» como cuando se definieron los nombres para los comicios provinciales del 7 de septiembre.
«La verdad que Axel no contó nada sobre una frase de ese estilo. Y tampoco se me ocurre en qué circunstancia tendría algún contexto para ser dicha», respondió un funcionario bonaerense ante la consulta de este diario. Luego ratificó que el intercambio telefónico para el cierre bonaerense del 7-S había sido «muchísimo peor».
Más allá del tono de la última conversación, el balance para el gobernador fue pobre. El pedía cuatro lugares y obtuvo dos. Tres, si se encasilla al cabeza de lista Jorge Taiana como idea suya. Pero Cristina se ocupó particularmente de castigar a aliados clave de Kicillof como los intendentes y algunos movimientos piqueteros habituados a estar en las nóminas.
CRISTINA, FRUSTRADA CANDIDATA
Antes de ser detenida por la causa Vialidad, Cristina había dicho en público que rechazaba la idea del gobernador de desdoblar la elección y luego, para imponer condiciones, anunció unilateralmente su candidatura para la Tercera Sección Electoral.
El plan quedó frustrado por la Justicia, que directamente la sacó del padrón electoral y la inhabilitó de por vida para ejercer cargos públicos. Pero no corrió el eje de la pelea.
«Cristina siempre pensó a la Provincia como el refugio para el kirchnerismo en los peores momentos y para intentar revivir desde allí. Por eso no tolera los intentos de autonomía de Axel”, sumó una fuente al tanto de la disputa.
– “¿Hay retorno en la relación?”, preguntó Clarín al mismo dirigente.
– “Hoy parece imposible. Pero bueno, esto es política”, respondió.
AXEL PRESIDENTE, MÁXIMO GOBERNADOR
Este debate territorial ya se había dado en la previa de las elecciones 2023. Máximo Kirchner intentó por entonces convencer a Kicillof de que sea el candidato presidencial del espacio y él mismo había mandado a medirse como postulante para la gobernación.
Kicillof se negó y ganó, porque obtuvo la reelección. Pero ahora, sin otro mandato posible en la Provincia, sí quiere ir por la presidencia. A los Kirchner ya no les gusta tanto la idea.
Los planes de ambos espacios dependerán mucho de los dos resultados bonaerenses. Para el gobernador, es más que fundamental lo que ocurra el 7-S. El decidió por primera vez separar el comicio local del nacional, empujado por los intendentes. Y en ellos su gran apuesta: como también renuevan los concejos deliberantes, se descuenta que moverán todo el aparato para ganar.
Como contó Clarín, distinta podría ser la actitud de los jefes comunales para octubre. Como Cristina los relegó, ya no serían tan proactivos el día de la elección.
¿Y qué dicen las encuestas para ambas contiendas? Para la pelea local hay bastante dispersión y mucha cautela en los dos espacios. Tanto en la Rosada como en el peronismo hablan de final abierto. Como si no quisieran mostrar un excesivo optimismo que después se les vuelva en contra.
Para octubre, el favorito en los sondeos es el oficialismo. Ese día se votará en todo el país y la grieta/polarización podría favorecer el avance violeta.
Más allá del resultado general, lo que quedó claro en el cierre nacional que comandó Cristina es que la expresidenta quiere un bloque duro y fiel en el Congreso: «Sobre todo en Diputados. Fijate que en la Ciudad aceptó a Itaí Hagman de cabeza, porque le quedan dos años de mandato y su reemplazante es uno de la Cámpora», ejemplificó un dirigente.
La lista bonaerense, con la que el PJ espera sumar unas 15 bancas, tiene muchos kirchneristas puros o referentes de aliados que le responden, como Sergio Massa y Juan Grabois.
21/08/2025 a las 12:18 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Confesiones escandalosas en medio de un campo minado
Carlos Pagni
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
21/8/025
La disputa electoral organiza todo lo que ocurre en la vida pública. En especial, la actividad parlamentaria. Las posiciones de cada diputado o senador en el Congreso están determinadas por el lugar en que ese legislador quedó en la oferta electoral que se definió el fin de semana pasado. La demostración más expresiva era este miércoles el alineamiento de las fuerzas políticas con representación en la Cámara de Diputados en relación con los vetos de Javier Milei.
El Gobierno mira ese campo de batalla con el optimismo del que presume una victoria. Y es muy posible que tenga razón. Pero como ocurre siempre que una fuerza oficialista se encuentra sin el desafío real de un adversario, la agresividad se vuelve endogámica. Hoy el conflicto interno de La Libertad Avanza preocupa a las figuras más sensatas de gabinete. La filtración de las escandalosas infidencias atribuidas al director de la Agencia Nacional de Discapacidad, Diego Spagnuolo, revelando un supuesto sistema de coimas que llegarían a Karina Milei y Eduardo “Lule” Menem, es el ejemplo más reciente. El principal problema de esa querella interna es que, al parecer, no se puede detener.
Las confesiones de Spagnuolo, un amigo de Javier Milei que, además, fue su abogado, salieron a la luz en el peor momento. El funcionario habla de un sistema de sobornos en la contratación de laboratorios farmacéuticos. Una novedad maldita, porque esas prácticas se llevarían a cabo en la oficina dedicada a la política de atención de discapacidades. Y la acusación salpica a Lule Menem, pariente y protector del presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem.
Justo cuando La Libertad Avanza debía defender en esa misma Cámara un veto en el que Milei intentó defender un recorte en el presupuesto para discapacidad. Este miércoles, en la Cámara que conduce el menor de los Menem se formó una mayoría de dos tercios, 172 votos, que anuló la medida del Presidente.
El enfrentamiento de Milei con el Congreso en esa materia venía con el paso cambiado. El lunes pasado, el juez federal de Campana, Adrián González Charvay, había concedido un amparo a los padres de chicos que reclamaban prestaciones que se verían afectadas si el veto de la Casa Rosada se mantenía.
En medio de la campaña electoral, la oposición a un recorte en el gasto destinado a personas con capacidades disminuidas es una bandera a la que es muy difícil renunciar. Aun cuando en esa área se acumulan irregularidades desde hace décadas. Pero más allá de lo simpático que pueda ser el rechazo al veto, la forma en que el oficialismo negoció la integración de sus listas agregó dificultades. ¿Cómo pedirle a Rodrigo De Loredo que asuma posiciones antipáticas cuando desde la Casa Rosada le negaron la primera candidatura a la diputación por Córdoba, que le había prometido el sibilino Lule Menem? De Loredo es el presidente del bloque radical. A María Eugenia Vidal y Silvia Lospennato, de Pro, tampoco se le puede reclamar solidaridad: fueron vetadas como aliadas por Karina Milei. Consecuencias de la competencia porteña de mayo, en la que Lospennato enfrentó a Manuel Adorni, con Vidal como estratega de su proselitismo.
Las decisiones electorales del comando libertario se enajenaron también la buena voluntad de algunos gobernadores que, hasta anteayer, eran aliados. Es el caso del salteño Gustavo Sáenz, quien debe soportar que la candidata de La Libertad Avanza, Emilia Orozco, junte votos insultándolo en los peores términos. La asociación con el tucumano Osvaldo Jaldo también está rota: Milei se quedó en esa provincia con los votos de su propio partido y del disidente radical Mariano Campero.
Ninguno de estos alejamientos estaba fuera de las previsiones. En cambio, la consecuencia más dolorosa de los desencuentros en el armado de listas para octubre se presentó en el seno de La Libertada Avanza: tres diputados de esa fuerza esperaron el tratamiento del veto a la emergencia de discapacidad para decir adiós. Son Marcela Pagano, de la provincia de Buenos Aires; Carlos D’Alessandro, de San Luis; y Gerardo González, de Formosa. Comandada por Pagano, esa fuga es una puñalada a su peor enemigo: Martín Menem.
Sobre esta endiablada cartografía electoral se implantaron los dichos de Spagnuolo. Un detalle: D’Alessandro arguyó que dejaban a Milei enojados por la corrupción. Pagano se refirió al mismo motivo. ¿Hay algún hilo invisible que une esta fractura de La Libertad Avanza con las expansiones del director de Discapacidad? Tarea para el hogar de quienes quieran despejar incógnitas. Las afirmaciones de Spagnuolo tenían el carácter incierto que enturbia siempre a las grabaciones obtenidas de manera clandestina.
Pero este miércoles ingresaron en la arena institucional. Fue cuando Ricardo López Murphy, que es candidato en la ciudad de Buenos Aires, preguntó desde su cuenta de X: “¿Alguien va a explicar el escándalo de coimas millonarias que reveló Diego Spagnuolo, funcionario del Gobierno nacional? ¿Dónde están Karina Milei y los Menem?”. Gregorio Dalbón presentó una denuncia penal por ese caso. Es el abogado de Cristina Kirchner, principal blanco del discurso anticorrupción de La Libertad Avanza.
En todos los ámbitos de la vida colectiva suelen ocurrir enfrentamientos irreconciliables. Son malsanos por muchos motivos. Uno de ellos es que, cuando esas peleas son automáticas, permiten que terceros en discordia saquen ventaja sin costo alguno. Si todo lo malo que le pasa a A es atribuido a B, puede aparecer otro actor, C, que ataque a B sin costo: la agresión siempre se le va a atribuir a A. Es lo que está sucediendo con la enemistad entre el Mago del Kremlin, Santiago Caputo, y Lule Menem. Por no decir entre Santiago Caputo y Karina Milei. La filtración de las supuestas grabaciones de Spagnuolo se le imputa a Caputo. Entre otras cosas, porque es quien controla la SIDE, que suele ser la usina de experimentos de ese tipo. “El Mago” paga ahora algunas ocurrencias que le escucharon hace muchos meses funcionarios de Milei. Por ejemplo, que “debemos convocar a los malos para defendernos”.
En las últimas semanas comenzó a circular, con sospechosa insistencia, la noticia de que el verdadero jefe de los servicios de Inteligencia es hoy el tenebroso Antonio “Jaime” Stiuso, convocado por Caputo. Como decía el filósofo menemista: “Blanco más jarra, leche”. Sin embargo, gente muy bien informada, asegura que Caputo no tuvo nada que ver con la ventilación de estas miserias. Tampoco Stiuso. Sería el típico caso de la intervención de un tercero que medra con la pelea entre “el Mago” y los Menem.
Más allá de cómo sea la historia verdadera de estos episodios, la divulgación de los gravísimos dichos adjudicados a Spagnuolo, tan dañinos para Karina Milei y Lule Menem, se cree impulsada por Caputo. La animadversión entre “El Mago” y Lule es acérrima y, por lo tanto, vuelve verosímil esa imputación. El “triángulo de ¿hierro?” está muy desvencijado.
Si el juego es proponer teorías conspirativas, no hay que descartar una distinta: ¿el entrañable “Pucho” Cristian Ritondo estará festejando el esmeril que desgasta al apellido Menem? Sus amigos afirman que ya tiene asegurada la presidencia de la Cámara de Diputados para el 10 de diciembre. Lo habría hablado con Milei. De ser así, ¿cuál sería el destino de Martín Menem? Alguien tan ligado a la hermana del Presidente sólo podría ser reemplazado de su cargo con una promoción hacia una posición superior. Más seguro que el ascenso de “Pucho” parece ser que el intendente de Mar del Plata, Guillermo Montenegro, reemplazaría a Patricia Bullrich en Seguridad. ¿Luis Juez iría a Defensa en lugar de Luis Petri? También se escucha con insistencia esa versión.
Todo ocurre en un campo minado. Porque, más allá de quién filtró la catarsis de Spagnuolo, en la Casa Rosada deberían estar prevenidos de nuevos desahogos. No sólo porque él menciona chats con la hermana del Presidente. El funcionario habría depositado sus tribulaciones en el oído de varios amigos. ¿Les contó que Lule Menem lo visitó apenas llegó al cargo para ofrecerle colaboradores que él se negó a aceptar? Algo de eso se sugiere en las grabaciones. ¿Hubo después una convocatoria a la presidencia de la Cámara en la que Martín Menem ofreció los servicios de la droguería Suizo Argentina, “que podría ayudar”? Sería verdad, como dice en esos audios, que visitó al Presidente y le hizo conocer esas fechorías. ¿Es también verdad que Milei se enfureció contra los Menem?
Lo que no aparece en las grabaciones, pero el funcionario habría revelado a varios interlocutores, es que después de ese domingo en Olivos habría sido invitado al despacho de Karina Milei. Allí, dicen, lo hicieron esperar un par de horas. Cuando lo recibió, la secretaria general le habría indicado: “No hables más con mi hermano. ‘Lule’ soy yo”. Bastaría con revisar el calendario para corroborar si después de esa reunión hubo cambios relevantes en la Dirección de Discapacidad. Es lo que dicen los confesores de Spagnuolo. ¿Habrá que creerles? Es probable que sí. Si no, ¿por qué renunció Spagnuolo?
Mientras la “casta” se entretiene con los audios, la Casa Rosada está inquieta por la rebelión parlamentaria. Guillermo Francos y Federico Sturzenegger se quejan, con razón, de que el mismo Congreso que otorgó facultades delegadas a los presidentes anteriores, por dos años, con derecho a prórroga, para materias extensísimas, apenas le cedió a Milei esas atribuciones por un año sin renovación en materias mucho más acotadas. Sturzenegger lo recordó en un artículo publicado en LA NACION, donde compara inclusive las ventajas que fueron dadas a Fernando De la Rúa, en una gestión de la que él mismo formó parte.
Milei y su equipo interpretan que la embestida de la oposición ampliada que se manifestó este miércoles en Diputados no está motivada sólo por la voluntad de producir acciones irreprochables para casi todo el electorado, como los beneficios a jubilados y discapacitados. Quienes no simpatizan con el Presidente lo identifican con una palabra: crueldad. Y la discusión de estas dos políticas alimenta ese discurso.
Sin embargo, Milei mira más allá. Interpreta, acaso con acierto, que sus rivales leen bien a su administración. Es decir, interpretan que su principal activo electoral es haber revertido la inercia inflacionaria. Y que ese movimiento tuvo como palanca principal la reducción del gasto. Por lo tanto, recrear el gasto público es herir al Gobierno en el corazón de su estrategia de poder.
Si esa es la intención, este miércoles la oposición tuvo una derrota autoinfligida. El radical De Loredo y Juan Manuel López, de la Coalición Cívica, propusieron anular el veto de Milei de manera parcial. Contaban con un antecedente del año 2001. Es decir, insistir con lo resuelto por el Congreso votando con dos tercios el aumento del 7,2% de la jubilación mínima y la legalización del cálculo de actualización previsional. No consiguieron el apoyo de los demás rivales del Gobierno, que prefirieron ir contra todo el veto. Cometieron un error, porque calcularon mal su propia fuerza. Esa posición intransigente no obtuvo los dos tercios, a pesar de que la UCR y la Coalición Cívica se sumó a la oposición. Milei salvó su veto por un desacierto de sus adversarios.
Cuando se observa la propuesta electoral opositora, en especial la del peronismo bonaerense, la tesis de Milei, es decir, que quieren debilitarlo minando su política fiscal, se vuelve convincente. Para candidaturas tan modestas, la única táctica posible es boicotear el programa económico. La lista de Fuerza Patria es un intento fallido por disimular el conflicto interno de esa fuerza. La primera manifestación es la candidatura de Jorge Taiana presidiendo la boleta. Como sucedió con el peronismo en otra crisis, la de las luchas facciosas que determinaron la derrota de 1983, los Kirchner y Sergio Massa aceptaron la sugerencia de Axel Kicillof: postular a un “Luder”. Es Taiana.
Massa debe estar rumiando en estas horas si su relación con el kirchnerismo no llegó a su fin. ¿Por qué? Sencillo: Juan Grabois es el segundo varón de la boleta. Grabois amenazó con separarse de esa coalición si Massa encabezaba la lista. Fue una forma de disuadir a Massa. ¿Cristina Kirchner indujo a Grabois a formular esa amenaza para vetar al exministro de Economía? Es posible que no. Pero la duda está instalada en el corazón de Massa. Estas fricciones ayudan mucho a que el PJ pierda Buenos Aires en octubre. Sobre todo, porque los intendentes dormirán la siesta: no tienen representantes en las listas.
En cambio, en la elección adelantada del 7 de septiembre, los peronistas pueden aspirar a una victoria. No por la cantidad de bancas obtenidas. No por la cantidad de secciones ganadas. Pero sí por el volumen total de votos, que es lo que define una elección, más allá de las martingalas retóricas. Esa noche Kicillof tendrá derecho a festejar. Pero no más que esa noche. El 8 de septiembre se abrirá para él una discusión costosa. Estará expuesto a la enemistad con La Cámpora y con su jefa, Cristina Kirchner.
Deberá resistir la ansiedad de los radicales, que verán reducida su presencia en la Legislatura a partir del 10 de diciembre. Algo parecido sucederá con Pro, subsumido en La Libertad Avanza. La etapa que se inaugura después de la elección provincial estará dominada por la aprobación del presupuesto y del endeudamiento provincial. “Va a ser un festín que pondría colorado al propio Osvaldo Mércuri”, comentó ayer un entendido, refiriéndose al ya fallecido y más que pragmático presidente de la Cámara de Diputados bonaerense durante el reinado duhaldista.
Kicillof tendrá demandas de todo tipo: cargos en el Banco Provincia, lugares en la Corte, representación en organismos descentralizados, más recursos para los intendentes. Además de otras prebendas, para las que alcanza con recordar a Julio “Chocolate” Rigau, el operador de cajeros automáticos. Como siempre, el adelantado en la percepción de estas urgencias es Massa.
Desde hace ya dos semanas está dialogando con todos los cabecillas de la Legislatura. Quiere definir quién será el presidente de la Cámara de Diputados, que él maneja hoy a través de Alexis Guerrera. Son las preocupaciones conservadoras de alguien que entiende de su oficio y sabe, por lo tanto, que el invierno va a ser largo.
21/08/2025 a las 12:27 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Cristina cree que el PJ pierde, bajó a Máximo y armó una lista pensando en la pelea con Kicillof
Mariano Roa
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
20/8/025
Cristina Kirchner sigue siendo la jefa y a veces lo demuestra con algo de sadismo. Armó una lista de candidatos a diputados nacionales por el peronismo bonaerense con el convencimiento de que va a ser derrotada. Por eso aceptó ubicar a Jorge Taiana al tope de la nómina y cortó de cuajo la intención de su hijo Máximo Kirchner de encabezar la boleta de Fuerza Patria.
Cuesta creerlo, pero para algunos sectores el jefe de La Cámpora quizás fue uno de los derrotados en la nómina de candidatos que dispuso la ex presidenta. «No es tan difícil de entender, vamos a perder y si Máximo lideraba la lista se prestaba a convalidar la condena a Cristina», sostuvo ante Clarín un protagonista con carné vitalicio a la cocina política de la ex presidenta. En cambio, en la previa a la definición de las listas, otros dirigentes del PJ provincial interpretaban como una especie de globo de ensayo el operativo clamor por una postulación del líder camporista.
Con Taiana, Cristina también se la cobró a Axel Kicillof. El gobernador había propuesto al ex canciller temiendo que allí pusieran a Juan Grabois o a Máximo. Al principio la ex presidenta lo rechazó. Pero todo cambió cuando se persuadió de la derrota y lo puso como cabeza. «Díganle a Kicillof que cuenta como uno de él», transmitió.
El mandatario bonaerense había pedido cuatro lugares. El que lidera la lista vale doble. Le pagaron con Taiana, el hijo de Hugo Moyano (el abogado Huguito Moyano) y el referente de la CTA Hugo Yasky.
Los que hablan con ella, aseguran que Cristina no está pensando tanto en derrotar a Javier Milei. Su preocupación es construir poder para la pelea interna con Kicillof. De ahí, el gran ganador del cierre: Grabois. Le dio el tercer puesto, otro lugar para su coequiper Fernanda Miño y la cabeza de la lista en porteña de diputados, que ocupa Itaí Hagman.
Empoderar a Grabois es mojarle la oreja a Kicillof, que busca no tener competidores en la carrera presidencial. Si fuera por los Kirchner, Grabois sería un candidato a Presidente mucho más aceptado que el gobernador, a quien siguen despreciando desde cuando le hizo el caldo al riojano Ricardo Quintela para que compita contra Cristina en el PJ. Ese sentimiento de repulsión no tendría vuelta atrás.
Cristina también premió a Sergio Massa, el enemigo number one del propio Grabois. Curioso: después de toda la parafernalia discursiva en contra del tigrense, el piquetero aceptó figurar debajo de Jimena López, una de las candidatas del ex ministro de Economía.
La ex presidenta perdió una buena parte de su escudería con los que saltaron al Movimiento Derecho al Futuro que Kicillof confeccionó con cierto éxito para batallar contra La Cámpora. El nombre del espacio, acercado por el fallido hermano de la vida de Máximo, Andrés «Cuervo» Larroque, lo plantea casi todo.
La postulación de Taiana como supuesto representante de Kicillof fue el disparador de una comunicación telefónica que el gobernador habría tenido el sábado con Cristina. No fue una charla amena, si respetuosa. El mandatario había pisado el palito cuando propuso al ex canciller como un candidato híbrido. De consenso. Nada de eso: con el ex canciller, Kicillof perdió lugares.
Cristina castigó a los intendentes. Nada para las pretensiones de varios jefes comunales que presionaron por un lugar. La Matanza, por ejemplo, no tendrá candidato propio. Es la primera vez, desde 1983, que el mayor municipio del país y cuna fundamental del peronismo se queda sin nada. Fernando Espinoza, teléfono. También hubo poco y nada para el Movimiento Evita.
El enojo del Conurbano peronista por el ninguneo de Cristina ya tuvo sus consecuencias. El jefe comunal del GBA de Esteban Echeverría, Fernando Gray, asegura que romperá con el peronismo presentándose en un frente propio, encabezando la lista para diputados nacionales. Lo secundará una dirigente de la Primera Sección electoral.
Hilando fino, en el PJ creen que podrían meter, al menos, 13 diputados nacionales, de las 35 bancas que la Provincia renueva en la elección de octubre. Cristina pelea por la supervivencia y apunta a perder la menor cantidad posible de senadores nacionales (podrían ser siete) y mantener un bloque de diputados ultra-fieles que le permita defender la centralidad de su figura para la verdadera batalla: la candidatura presidencial de 2027.
Como pasa en la campaña para la elección desdoblada de la Provincia, en Fuerza Patria todos se preparan para una campaña partida y sin brújula. Cada sector hace lo que le parece mejor, sin demasiada cohesión con los otros sectores internos. «Es el precio de la renovación. Esto va a ir cada vez peor. No es la primera vez que pasa ni será la última», analizó un intendente peronista que admite estar cansado ante la falta de liderazgo y las rencillas internas.
21/08/2025 a las 12:34 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Escenas delirantes de la paranoia de Javier Milei
Franco Lindner
Fuente: Noticias
(*) Notiar.com.ar
20/8/025
La historia la contaron hace algunos días en el streaming de Jorge Rial y, aunque ya desmentida por el Presidente, lo cierto es que sí tiene una parte de verdad. La versión, según el periodista Mauro Federico, indicaba que Javier Milei había despedido a los chefs de la Quinta de Olivos tras acusarlos de intentar envenenarlo con un ojo de bife. Cuando él lo olfateó, frunció la nariz, empezó a sospechar e hizo que otros probaran el plato antes, sin que se produjeran bajas, por suerte. Pero, no conforme con eso, el primer mandatario luego cesanteó a todos sus cocineros.
El propio Milei negó la pintoresca escena al afirmar en sus redes que carece de credibilidad porque, como algunos saben, él padece un cuadro de anosmia, es decir, no tiene olfato. El ojo de bife, entonces, no huele a nada.
Pero hay un detalle que no mencionó y es que, en efecto, como señalaba el rumor desmentido, el Presidente hace que otra persona pruebe el menú antes de empezar a comer. Como los antiguos zares rusos, que contaban con catadores para que las intrigas palaciegas no terminaran envenenándolos. ¿Quién es el catador del desconfiado Milei? Se llama Mario Suli y oficia de valet en la residencia presidencial. Su estómago es de acero y está acostumbrado a los riesgos. Entre sus funciones está, además, la de cuidar a los mastines ingleses del líder libertario, que viven enjaulados en los caniles que mandó a construir en la Quinta. A Suli lo apodan “Baron B” porque en las fiestas le gusta compartir ese champagne con los amigos.
Hay otras escenas además de la del catador arriesgando la vida por su jefe. En abril de 2024, el periodista Jonatan Viale contó que la integridad física de Milei había corrido peligro durante una gira por Europa en la que él decidió no abordar un avión que lo llevaría a Dinamarca y eligió volver antes al país. “Si iba a Dinamarca, era boleta”, contó Viale ante el asombro de sus compañeros de equipo, y finalmente reveló que su fuente -en off the record- era el propio Milei. Al día siguiente, cuando los periodistas consultaron a Manuel Adorni en su conferencia de prensa en la Casa Rosada, el vocero solo respondió: “Corre por cuenta de quien lo mencionó”.
Recordemos, además, que el líder libertario viene de hablar de un supuesto golpe de Estado y de una corrida cambiaria tras los que entrevé la mano de su vicepresidenta, Victoria Villarruel. Lo dijo en público y sin presentar ninguna prueba, luego de aquella votación en el Congreso que le puso un freno a la motosierra y dejó en suspenso los recortes en discapacidad y jubilaciones. A la vice, en su momento, Milei también la acusaba por lo bajo de estar conspirando junto con Mauricio Macri para condicionarlo a él.
Quienes no quieren a Santiago Caputo afirman que el asesor estrella utiliza ese rasgo de la personalidad presidencial en su favor y le vende teorías conspirativas sobre supuestas operaciones de sus enemigos que requieren de la pericia del joven funcionario para desarticularlas y defender al Gobierno. “Javier, de ese modo, cree que lo necesita a Caputo”, afirman esas fuentes.
La línea entre realidad e imaginación puede ser muy delgada en la mente de un mandatario que ha declarado que, en sus primeras semanas en el poder, pudo desarticular una “híper” que el anterior gobierno le había “pantado” para que estallara apenas asumiera. Hablaba de ¡15 mil por ciento! Es un número que, según el grueso de los economistas, solo existía en su cabeza.
Su amigo, el economista Juan Carlos de Pablo, acaba de admitirlo en una entrevista. “Milei es muy paranoico, el hombre es así”, dijo y se encogió de hombros, como quien señala un defectito sin importancia.
Ojalá que el Presidente sepa diferenciar entre realidad y delirio. Y que el catador Suli no se indigeste con nada.