Por Hernán Andrés Kruse.-
El 28 de junio se cumplió el centésimo sexagésimo aniversario del nacimiento de un destacado médico, periodista y político socialista. Juan B. Justo nació en Buenos Aires el 28 de junio de 1865. Estudió medicina en la Universidad de Buenos Aires, recibiéndose en 1888 con diploma de honor. De regreso de un viaje por Europa, donde estudió las ideas socialistas, ingresó en el Hospital de Crónicos, donde se desempeñó como cirujano. Fue premiado con la medalla de oro por la Facultad de Medicina por sus investigaciones. Apenas tenía 23 años. Ejerció, además, la profesión de periodismo. Sus primeros trabajos los realizó en La Prensa. A comienzos de 1890 comenzó a escribir en el periódico “El Obrero”, de ideología socialista. En 1894, en compañía de Augusto Kühn y Esteban Jiménez, fundó “La Vanguardia”. En 1905, se convirtió en diario y en un relevante medio de difusión del socialismo.
Juan B. Justo militó en la Unión Cívica de la Juventud y a posteriori en la Unión cívica (1889). Durante la Revolución del Parque en 1890, se dedicó a atender a los heridos que formaban parte de las fuerzas revolucionarias. En compañía de Esteban Jiménez, Augusto Kühn e Isidoro Salomó, fundó en 1896 el Partido Socialista Argentino. Además, fundó la cooperativa El Hogar Obrero, la Biblioteca Obrera y Sociedad Luz Universidad Popular, que tenía a su cargo la propagación de las ideas socialistas. Fue el primer intelectual en traducir “El Capital” de Marx del alemán al español. Fue elegido diputado en 1912 y en 1924, senador (siempre por la Capital Federal). Como miembro de la Cámara Baja presidió la comisión investigadora de los trusts y participó de los debates que condujeron a la Reforma Universitaria. Escribió varios libros, siendo el más relevante “Teoría y práctica de la historia”. Falleció el 8 de enero de 1928, víctima de un síncope cardíaco (fuente: Wikipedia, la Enciclopedia Libre).
Buceando en Google me encontré con un ensayo de Lucas Poy (Profesor-Instituto de Investigaciones Gino Germani-UBA) titulado “Juan B. Justo y el socialismo argentino ante la Primera Guerra Mundial (1909-1915)” (Política y Cultura-Número 42-México-2014). Analiza la postura de Justo ante el estallido y el impacto de la Primera Guerra Mundial.
«A priori», y en tiempo de paz, condenamos siempre la guerra. Sabemos que el proletariado nada tiene que ganar con ella […] Producida la guerra, que los socialistas, a pesar de su poder político, no han sabido o podido evitar, las cosas cambian. En tiempo de guerra, no se siente ni se piensa como en tiempo de paz.
Juan B. Justo (mayo de 1915)
INTRODUCCIÓN
“A pesar de que tanto el impacto de la Primera Guerra Mundial entre intelectuales y organizaciones políticas de la época como las elaboraciones teóricas y políticas del socialismo argentino son temas que han atraído la atención de los historiadores, las posiciones del partido conducido por Juan B. Justo ante el estallido de aquella que los contemporáneos llamaron «la guerra del 14» no han sido aún estudiadas en detalle por la historiografía. En realidad, debido a la importancia que tuvo el conflicto bélico —junto con la revolución rusa— en la ruptura de 1917-1918 que dio lugar a la formación del Partido Socialista Internacional (PSI), antecesor del Partido Comunista (PC), el análisis de las interpretaciones desarrolladas por el Partido Socialista (PS) argentino a propósito de la guerra tendió a limitarse a breves introducciones en trabajos dedicados a estudiar el origen del comunismo argentino. Esta perspectiva implicó que se prestase mucha más atención a las posiciones tomadas por la dirección del PS a partir de 1917 que a los planteos de los años previos.
Con base en un análisis de los escritos de Juan B. Justo y de artículos editoriales de La Vanguardia del periodo inmediatamente anterior a la guerra y de los primeros años de la contienda, en este trabajo buscamos aportar un análisis que permita enriquecer nuestro conocimiento sobre las posiciones de la dirección del socialismo argentino acerca del conflicto internacional.
Nuestro objetivo es contribuir a los avances historiográficos que han permitido elaborar una visión más compleja de la interpretación programática de Justo en el marco de su relación con las posiciones de las distintas fuerzas que constituían la socialdemocracia internacional. En primer lugar, intentamos mostrar que la interpretación justiana de la guerra no se limitó a copiar líneas de análisis de los socialistas europeos —aunque sin duda incorporó elementos planteados por ellos— sino que constituyó una operación intelectual original, que debe analizarse en el contexto del peculiar y ecléctico cuerpo teórico del líder del socialismo argentino. En segundo término, nos interesa señalar que aquella interpretación fue conociendo una serie de matices y deslizamientos, desde los planteos de Teoría y práctica de la historia a fines de la década de 1900 hasta los posicionamientos de 1914-1915, que ya preparaban política e intelectualmente el terreno para la votación de ruptura de relaciones con Alemania que los parlamentarios socialistas votarían algunos años más tarde.
En la primera sección analizamos los planteos programáticos y políticos que sostenía el Partido Socialista argentino en el periodo inmediatamente anterior a la guerra: lo hacemos prestando atención a las caracterizaciones y debates que cruzaban a la Segunda Internacional, de la cual el partido argentino era una parte activa, pero también a las elaboraciones peculiares de Juan B. Justo y a las tensiones existentes al interior del PS. En la segunda parte nos enfocamos en la interpretación desarrollada por Justo en las páginas de La Vanguardia a partir del estallido del conflicto, con el objetivo de apreciar no sólo el impacto producido por la guerra mundial sobre la interpretación justiana sino también los modos en que estas transformaciones fueron procesadas para ser adaptadas al marco conceptual del principal dirigente del socialismo argentino”.
EL SOCIALISMO ARGENTINO Y LA LUCHA CONTRA EL MILITARISMO. ENTRE LA SEGUNDA INTERNACIONAL Y LAS «HIPÓTESIS DE JUSTO» (1909-1914).
BAJO EL SIGNO DE LA INTERNACIONAL
“Aunque los pronunciamientos en oposición a la guerra y al militarismo ocuparon un lugar central en las discusiones de la socialdemocracia internacional desde la segunda mitad de la década de 1900, las investigaciones más recientes pusieron de manifiesto que existían una serie de contradicciones al interior del movimiento socialista que hacen difícil caracterizar simplemente como una «traición» el posicionamiento de los principales partidos europeos en el bando de sus respectivas burguesías en el verano de 1914. Analizando en detalle las posturas de la Segunda Internacional ante el problema del militarismo y la guerra en los años inmediatamente anteriores al estallido de la conflagración, Georges Haupt señaló que había predominado una política que combinaba planteamientos genéricos sobre la necesidad de utilizar todos los medios para «evitar» el inicio de la conflagración con una completa ausencia de medidas prácticas a tomar llegado el caso de un conflicto bélico.
En efecto, el énfasis puesto en las «medidas preventivas» —caracterizadas en primer lugar por la denuncia del militarismo y los gastos en armamentos— encubría en realidad una serie de posiciones ambiguas tras las cuales germinaban todas las contradicciones que estallarían en 1914. En el congreso de Copenhague, realizado en 1910, el tema de la guerra y el militarismo se convirtió en el centro de los debates, en un contexto en el cual el armamentismo y la competencia entre las potencias se incrementaban peligrosamente en la forma de múltiples «incidentes coloniales». Si bien encontró apoyo la idea de impulsar un arbitraje internacional entre los Estados como medio para evitar la guerra, así como promover campañas por la reducción de los armamentos, surgió una polémica en torno a una propuesta presentada por el inglés Keir Hardie y el francés Édouard Vaillant que proponía la huelga general de los trabajadores de las ramas bélicas como medida eficaz para enfrentar un eventual conflicto armado. Ante el rechazo de los dirigentes alemanes, que consideraban que en el congreso de Stuttgart de 1907 ya se había zanjado la discusión y planteaban que una moción de estas características iba a provocar un incremento de la represión gubernamental contra los socialistas, se decidió, a propuesta del belga Emile Vandervelde, postergar la discusión de la moción Hardie-Vaillant hasta el siguiente congreso. La resolución sobre la guerra que finalmente fue aprobada en Copenhague ponía un fuerte énfasis en la acción de los parlamentarios socialistas, en la línea de votar en contra de los gastos militares y navales, reclamar el arbitraje y el fin de la diplomacia secreta.
En este contexto, el Partido Socialista argentino, que era un miembro reconocido y con participación en los organismos internacionales de la socialdemocracia, desarrolló una actividad que se colocaba dentro de los marcos de lo establecido por la Segunda Internacional. En un congreso realizado después de la reunión internacional de Copenhague, los socialistas argentinos aprobaron la moción Vaillant-Keir Hardie, y durante los años inmediatamente anteriores a la guerra dieron un lugar destacado, en su actividad política, a la denuncia del gasto armamentista que tenía lugar en el país. En buena medida esta actividad antimilitarista tenía lugar en el plano parlamentario, del mismo modo que sucedía en Europa: es importante recordar, en este sentido, que el proceso de debate sobre el militarismo se daba en un contexto de creciente éxito electoral del PS en la Capital Federal. Richard Walter ha señalado que una de las primeras intervenciones en la Cámara del joven diputado Mario Bravo, en julio de 1913, fue para proponer una ley de amnistía para aquellos que habían violado la ley de servicio militar obligatorio, que diera una segunda oportunidad para enrolarse sin pagar ninguna penalización.
Pero la denuncia contra los gastos militares no se limitó al campo parlamentario. A fines de 1912, la juventud del partido había comenzado a organizar actividades callejeras en contra del militarismo, con motivo de la incorporación a filas de la clase de 1892. Un artículo de La Vanguardia ponía de manifiesto, en esa ocasión, la profunda tensión —si bien todavía velada— existente al interior del partido entre el equipo redactor del periódico y una juventud que sería eventualmente el eje de reagrupamiento de la oposición internacionalista. En efecto, luego de apuntar que «la agitación de los jóvenes socialistas debe ser mirada con interés» en tanto «la guerra es un crimen y el militarismo un verdadero flagelo», el artículo se apresuraba a marcar ciertos límites que no debían superarse: “Una campaña de agitación contra el militarismo debe guardar una relación estricta con el aspecto y la importancia local del fenómeno que combate. Entre nosotros podrían parecer excesivas ciertas actitudes que hayan fácil explicación en otros países, donde el militarismo ha alcanzado proporciones de verdadera calamidad nacional […] La agitación antimilitarista exige de nosotros mucho tino y mucha discreción. En ningún asunto necesitamos, tanto como en éste, de un equilibrado espíritu de ponderación para asignar a la campaña las justas proporciones que debe revestir. La más mínima transgresión a estos principios, puede sustraernos muchas simpatías, despertar recelos y estancar nuestro desarrollo de partido político nacional”.
Cuando, en enero de 1913, las Juventudes Socialistas lanzaron una campaña por el indulto de un conscripto que había sido sancionado, desde las páginas de “La Vanguardia” volvía a observarse la mirada controladora que permitía notar un dejo de preocupación: “Hemos seguido muy de cerca el desarrollo de la agitación antimilitarista realizada como acto previo al mitin del último domingo, y debemos declarar con la mayor satisfacción que en todo momento esa campaña se ha distinguido por el sano entusiasmo, por el ardor juvenil y, sobre todo, por el criterio elevado y sereno con que han sido tratados los temas relacionados a la siempre ardua y escabrosa cuestión militar”.
El artículo destacaba que las juventudes habían diferenciado el reclamo en dos niveles, en la línea de los planteos «máximos» y «mínimos» que caracterizaban al socialismo de la época: “Han afirmado primero, como una aspiración lejana, la necesidad de suprimir el servicio militar obligatorio para establecer, en cambio, la milicia ciudadana, o la organización democrática de las fuerzas defensivas de la nación. Pero, concretando aspiraciones susceptibles de realización inmediata, las Juventudes Socialistas reclaman la reforma de la ley orgánica militar, en el sentido de abolir los consejos de guerra para ser reemplazados por la justicia civil ordinaria”.
EL LUGAR DE LA GUERRA EN LA FILOSOFÍA DE LA HISTORIA DE JUAN B. JUSTO
“Las posturas desarrolladas por el Partido Socialista argentino frente a la cuestión de la guerra —aunque deben ser contextualizadas en el marco de las elaboraciones del socialismo internacional, del cual Justo era habitual lector e interlocutor— no pueden sin embargo considerarse como un simple reflejo de las posturas surgidas en Europa ni logran ser encasilladas en la línea de alguna de las interpretaciones que enfrentaban en ese entonces a los socialistas europeos. Cuando, a fines de noviembre de 1912, la prensa socialista argentina celebraba las resoluciones del Congreso internacional realizado en Basilea —en el cual el movimiento socialista había declarado la «guerra a la guerra»—, La Vanguardia observaba con satisfacción el desenlace del congreso con un artículo que podía colocarse en la línea de oposición genérica al militarismo y la guerra que caracterizaba al movimiento socialista internacional pero incluía también elementos propios de la peculiar «versión argentina» del socialismo:
“Los trabajadores políticamente organizados de los principales países de Europa, es decir, unos diez millones de hombres inteligentes, enérgicos y conscientes, han manifestado resueltamente, por intermedio de sus representantes, el propósito inquebrantable de evitar a todo trance el abominable crimen de la guerra entre países cuya actual misión histórica no es ni puede ser otra que la de realizar y propulsar el progreso dentro de los grandes ideales humanos que agitan a los pueblos modernos. La tranquilidad y el bienestar del mundo peligrarán mucho menos cuando la paz o la guerra dependan sólo del pueblo. En los países civilizados el pueblo la considera ya como un crimen, cada vez más peligroso y difícil de consumar. Y si muestra a veces alguna indulgencia para juzgarla, es que «le parece reconocer en ella algún objetivo legítimo «, alguna finalidad civilizadora que no puede realizarse sin esfuerzos, debido «a la desigual aceleración del movimiento histórico».
En efecto, los señalamientos finales correspondían a la caracterización desarrollada por Juan B. Justo en los años previos, particularmente en su trabajo Teoría y práctica de la historia, aparecido en 1909. Ahí, Justo desarrollaba todo un análisis del proceso histórico e incluía un capítulo especial dedicado al problema de «la guerra». Las ideas ahí expuestas —reproducidas en La Vanguardia—son de fundamental importancia para comprender cómo se constituía el pensamiento del principal dirigente del socialismo argentino en los años previos a la guerra, y al mismo tiempo para comprender sobre qué bases se iba a procesar su reinterpretación una vez comenzado el conflicto bélico.
Para Justo, en las etapas primitivas de la historia de la humanidad las guerras desempeñaban un papel necesario e incluso progresivo históricamente, en tanto constituían un «riguroso proceso de selección natural». Incluso en estadios más desarrollados, «a medida que progresa la técnica y que la división del trabajo y el cambio de productos se extienden entre los hombres», las guerras conservaban un elemento progresivo, aun cuando cambiaban de carácter: éstas ya no implicaban el simple exterminio sino «la absorción o asimilación de unos grupos humanos por otros, en una relación de dependencia permanente y división del trabajo». Así es que Justo reivindicaba el papel desempeñado por las guerras que habían contribuido «a extender la división del trabajo y el comercio entre los pueblos»: tanto las conquistas de los romanos en el Mediterráneo antiguo como las de los Incas sobre otros pueblos andinos aparecían en la interpretación justiana como guerras que habían tenido «un gran factor de progreso histórico y de pacificación», en tanto abrían «el camino para otras relaciones, más altas, entre los pueblos».
En la perspectiva evolucionista de Justo, de todas maneras, el desarrollo de la sociedad y el progreso de la técnica y los intercambios convertía a las guerras en un fenómeno cada vez menos necesario, y por lo tanto tendiente a desaparecer:. “A medida que las relaciones comerciales se desarrollan, la guerra es más ruinosa para los pueblos que la sostienen, y por eso menos frecuente y prolongada […] Entre dos sociedades de avanzado desarrollo la paz está cada día más garantizada, no sólo por las relaciones comerciales que las unen, sino también por las que ligan a cada una de ellas con otros pueblos y que serían perturbadas por un conflicto […] Con la creciente solidaridad económica de los pueblos, las guerras internacionales toman cada vez más el carácter de contiendas intestinas y éstas, con el progreso histórico, tienden también a desaparecer”.
Para Justo el desarrollo de los intercambios comerciales entre las naciones, considerado un factor fundamental de progreso, hacía cada vez más difícil la posibilidad de una guerra, en tanto un eventual conflicto bélico entraba en contradicción con los intereses de la burguesía misma. El autor de Teoría y práctica de la historia iba aún más allá y consideraba que los movimientos armados y la violencia en general estaban en contradicción con el desarrollo de la sociedad: se hacían «cada vez menos necesarios para la evolución política» y constituían por lo tanto resabios de un pasado pronto a desaparecer. En la época actual, sostenía Justo, las guerras perdían cada vez más su razón de ser histórica y por lo tanto estaban condenadas a su desaparición. Eso no le impedía, de todas formas, reivindicar un tipo de guerra que a su juicio aún desempeñaba un papel positivo en la perspectiva del progreso histórico. El señalamiento agregado en el artículo sobre el congreso de Basilea ponía de manifiesto, en efecto, el único escenario en el cual los trabajadores y los socialistas podían considerar un conflicto armado como progresivo para los intereses de la sociedad: según el autor, el pueblo trabajador «no puede reconocer a la guerra sino un objetivo legítimo, el de abrir nuevas zonas del medio físico-biológico para la vida inteligente».
De esta manera, al incluirlas en su esquema dentro de las guerras que apuntaban a un desarrollo del progreso histórico, Justo consideraba que los trabajadores debían apoyar las incursiones coloniales de los países europeos, y sentaba su posición sobre la ocupación militar del territorio indígena en Argentina: “Con un esfuerzo militar que no compromete la vida ni el desarrollo de la masa del pueblo superior, esas guerras franquean a la civilización territorios inmensos. ¿Puede reprocharse a los europeos su penetración en África porque se acompaña de crueldades? Los africanos no han vivido ni viven entre sí en una paz idílica […] Crimen hubiera sido una guerra entre Chile y la Argentina por el dominio político de algunos valles de los Andes, cuya población y cultivo se harán lo mismo bajo uno u otro gobierno. ¿Pero vamos a reprocharnos el haber quitado a los caciques indios el dominio de la Pampa?”
Con este tipo de planteos Justo se colocaba en la línea de la argumentación de Eduard Bernstein, quien en el marco de la controversia revisionista había sostenido una postura favorable a la colonización europea. En un trabajo de 1900 llamado «El socialismo y la cuestión colonial», Bernstein había reivindicado las ventajas de la colonización y planteado que «si todas las demás condiciones se mantienen iguales, la cultura más elevada siempre tiene más derechos frente a la más atrasada; si es necesario tiene el derecho histórico, e incluso la responsabilidad, de subyugarla». Dos años antes de que Justo publicara su Teoría y práctica, cuando volvió a recrudecer el debate sobre la cuestión colonial —luego del retroceso electoral sufrido por el SPD en 1907 en un contexto de creciente euforia nacionalista—, Bernstein profundizó esta línea: “La humanidad aún no ha avanzado lo suficiente como para evitar el uso de la fuerza en todas las circunstancias. Cuando dos civilizaciones chocan, la menos desarrollada debe dejar paso a la más avanzada. No podemos pasar por alto esta ley de la evolución, sólo podemos humanizar su acción. Oponernos a ella implicaría postergar el progreso social”.
En suma, la filosofía de la historia de Justo —alineándose en este punto con los planteos evolucionistas de Bernstein— consideraba que si bien podía reivindicarse la utilización de la fuerza en aquellos casos en que contribuía a acelerar el camino de la civilización, el desarrollo del progreso histórico transformaba a las guerras en un fenómeno cada vez menos necesario. Para que desaparecieran por completo, de todas formas, era indispensable que «los pueblos marchen a la par por el camino de la historia»: desde su perspectiva, las guerras eran consecuencia precisamente de esas desigualdades en el progreso y en la evolución de las sociedades. ¿Cómo reaccionó la dirección del Partido Socialista argentino ante el estallido de la guerra, que ponía en cuestión todo un marco interpretativo elaborado en más de una década?”
19/08/2025 a las 11:07 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Aquella mala idea de Kirchner, poné a Francella y los dos vices que rechazó Cristina
Ignacio Zuleta
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
18/8/025
AL FINAL, TODOS MODERADOS
A medida que se acercan las elecciones retroceden los mercaderes de la polarización. Es esperable porque hacer política es construir mayorías, producto que solo se consigue mediante acuerdos. El tiempo electoral reflota la noción de que hacer política es tirar al centro. Lo entienden la dos coaliciones que se vuelven a enfrentar este año.
El peronismo tensa sus relaciones entre la ortodoxia del peronismo del interior y el extremismo personalista del peronismo del AMBA controlado por el cristinismo, pero arranca la campaña con un moderado como Jorge Taiana como cabeza de la lista de diputados nacionales en el distrito más grande de la Argentina.
El no pejotismo, para darle un rótulo al electorado que hasta 2023 se sindicó en Juntos por el Cambio, se viste de mileísmo y también convoca a conservadores -los postulantes a senador@s por CABA Patricia Bullrich y Agustín Monteverde, socio del Jockey Club- van a la cabeza de ese batallón militante. Tampoco Alejandro Fargosi es el “Che” Guevara.
Cuando se trata de construir mayorías, es suicida proponer las melodías de Hamelin que llevan a las tribus al abismo. La política es un negocio de representación, no de vanguardias iluminadas que arrastran a multitudes. Lo importante para un candidato no es saber y mostrar qué representa, sino saber a quién representa.
EL CRIMEN NO PAGA
Cuando hay que disputar el favor popular, los polarizadores ponen en pausa la centrifugadora y se entregan a las rutinas de la formalidad republicana. Se esfuerzan para adaptarse a ese corsé del que sacan ventaja con la incursión en malversaciones de la legitimidad como las candidaturas testimoniales y el nepotismo, modas de este turno.
Un gobierno que se dice antiestatista, agobia cada día con más Estado, poniendo a familiares, amigos, amantes y alquilones al amparo del presupuesto. Es el país que resiste y sobrevive a los hermanos Milei, Adorni y Benegas Lynch, a la familia Kirchner -madre, hijo, cuñada-, los primos Macri y los primos Menem.
La política ha pasado del salón Bar y Billares al Salón Familias, según la división de los boliches de antaño. Cumplir con las normas a reglamento es una avivada que se paga. En 2009 el peronismo echó mano de un adelantamiento de las elecciones y de las candidaturas testimoniales en Buenos Aires.
Fue idea de Néstor Kirchner, que se puso a la cabeza de la lista de candidatos a diputados nacionales por Buenos Aires junto a Daniel Scioli y Sergio Massa. Creyeron que el mundo era plano y que el público les iba a prorrogar el crédito de la elección del 2007.
Perdieron mal ante Francisco de Narváez, fugaz aficionado al oficio que entendió que se trata de representar y no de arrastrar, y les pasó con el chango por encima. El crimen no paga.
GUERRA DE TEMPERAMENTOS
El consenso es lo que explica que las elecciones de octubre no planteen ningún debate ideológico. Es una compulsa de las fuerzas políticas que integraron las dos coaliciones de la última década para representar a los dos electorados que hasta 2023 han mantenido su unidad.
Lo que fue Juntos por el Cambio es disputado por La Libertad Avanza, que les cede posiciones a sus dirigentes a cambio de gobernabilidad. El peronismo y sus aliados, que sacaron el 44% de los votos en el balotaje presidencial de 2023, ha resignado todos los internismos con tal de aferrarse a la representación de su electorado histórico.
Cada sector trata de sostener el voto que lo respaldó hasta ahora y hace pocos esfuerzos para quitárselos a los adversarios. Por eso la campaña necesita extremar los recursos dialécticos que alimentan la diferenciación y el uso de lemas que prometen la aniquilación del otro. Fentanilo vs. Libra.
El uso del “Nunca más” en una pancarta del mileísmo es un ejemplo claro de la estrategia. Del mismo modo, la campaña concentra la puja en los atributos personales de los dirigentes, como la “convicción”, la “transparencia” hasta el límite de lo absurdo, o la promesa de Milei de que lo van a sacar, cual Salvador Allende en La Moneda, “con los pies para adelante”.
No suele ser ése el final de un moderado. La elección del filme “Homo Argentum” como libreto de campaña es una tentación para la farándula. Aprovechar la relación con el poder ha sido la tumba fáustica de muchos. Que se cuide el actor Francella, que tiene un rol moderado como opinador en materia política, para no terminar señalado como un “simio del poder”.
Así llamó Klaus Mann al personaje de su novela Mefisto, que narra la historia de un actor que hace fama bajo el régimen totalitario de Alemania. De paso, ya hay debates en el Conicet sobre si es “Argentum “o “Argentus”: “Es Argentus – me sopla un latinista -, como en Homo Romanus, Es nominativo. Pero la película se llama Homo Argentum, como si fuera acusativo-objeto directo.” Además, Francella ya era famoso antes de Milei. ¿Para qué arriesgar tanto?
EL ERROR CON ALBERTO FERNÁNDEZ
Axel Kicillof delegó en Cristina de Kirchner la integración final de candidatos a legisladores por el peronismo del AMBA, pero ganó la batalla al proponer, con éxito, al excanciller Jorge Taiana como cabeza de la lista de diputados nacionales. Es una opción por la línea moderada entre las tres alternativas por las que transcurría el debate del cual se salió Axel al decirle a su entorno “Basta. Que decida ella”.
Taiana, como Felipe Solá, rodaron como alternativas centristas en un debate anterior. A estos dos nombres los tuvo Cristina en la mesa para encabezar en 2019 la fórmula presidencial, con ella de vice, por el PJ. En otra decisión de la que se arrepiente, se quedó con la ancha avenida del medio y optó por Alberto Fernández. Otra vez sapo.
No extraña que prosperase esta vez en Cristina la sugerencia de Taiana candidato que le acercó Axel. Un moderado evita volcar la lista al cristinismo extremo (Máximo o Mayra Mendoza), ni a la batalla por la sucesión de Axel (el pilarense Federico de Achával).
Taiana es cercano al Instituto Patria. Pero tiene un perfil de moderado y una militancia peronista, que incluye una cárcel larga bajo el régimen militar, además de su linaje, que incluye ser el hijo del médico de Juan Perón.
LA SOMBRA DEL CONVENTO
El intendente de La Plata y estratego de Axel, Julio Alak, propuso la oportunidad de un hombre como Taiana para representar al peronismo moderado. Por ese lado llegó a la mesa de decisiones que compartió Cristina el jueves con José Mayans, presidente interino del PJ, en su reclusión hogareña de San José 1111. También figuró en esas charlas el nombre del ex gobernador Felipe Solá.
Horas antes de la decisión, Taiana estuvo en La Plata junto a Alak en un acto que organizó el arzobispo Gustavo Carrara para publicitar la encíclica Fratelli Tutti. Se sentó en la primera fila junto al intendente de La Plata, la ministra Cristina Álvarez Rodríguez y el anfitrión. También estaba presente el ex arzobispo de San Isidro y ex titular de la conferencia de obispos, Oscar Ojea.
Se trataba de un panel que coordinaba la periodista Bernarda Llorente, esposa de Taiana. En el panel estaba, entre otros, la teóloga Emilce Cuda con Marcelo Figueroa -dos de las personas de más intimidad con el fallecido papa Bergoglio y con funciones en el Vaticano-. Cuda está en la Comisión Pontificia para América Latina. Fernández es un pastor evangélico que actuó como editor del Osservatore Romano.
UNA SEÑAL HACIA LA IGLESIA
Taiana visitó junto a Llorente al papa Francisco poco antes de su muerte. Quienes ven bajo el agua creen que alguna de las fuerzas del cielo pudo inspirar la decisión de Cristina -las hay de todos los sabores-. La expresidente conoce la importancia que tiene la Iglesia en momentos electorales. No consta que ese día se entrevistase con Alex.
El gobernador gana con esta decisión una segunda batalla a Cristina. La primera fue la anticipación de las elecciones provinciales. La elección de Taiana pone en la cancha un candidato que va a actuar como embrague en las elecciones de setiembre y de octubre. En esta puja perdió el sector cristinista extremo que buscó instalar como lema de campaña “Cristina libre”, un riesgo alto para su futuro judicial.
Si el peronismo pierde las elecciones en Buenos Aires, el 7 de septiembre o el 26 de octubre, sus adversarios entonarán el argumento de que el pueblo de Buenos Aires la quiere a Cristina presa, un infierno bajo techo. Evitar esa eventualidad moderó los extremos del casting de candidatos para el cierre de candidaturas del domingo.
Taiana es incuestionable en este tema. Hace algunos días participó en Brasil en una convención del PT, y expuso ahí los argumentos en favor de la inocencia de ella.
LA AVENTURA PORTEÑA DE GRABOIS
El acuerdo en torno a las listas del AMBA incluye a Juan Grabois y a Alejandra Miño, extitular de FISU -fondo de inversiones para obras de la ley de villas-. En CABA encabeza la lista del PJ el economista y actual diputado Itaí Hagman, del sector Grabois.
La decisión consagra el acuerdo con el cristinismo, pero también pone a Grabois a la cabeza de la campaña electoral en un distrito en donde registra buenas marcas de adhesión, en particular entre el electorado joven y también en los sectores más pobres, adonde el mileísmo presume de tener llegada.
Las organizaciones de la economía popular tienen arraigo en la CABA, por eso fueron auspiciadas por los gobierno de Macri y Larreta entre 2007 y 2023. Ni qué decir del rol que tiene Grabois en una demografía oculta, y que se expresa poco, que se identifica en la figura del papa Bergoglio.
En estas elecciones se probará con quién tiene más identificación ese segmento. En mayo pasado ese voto no respaldó al vocero de Milei Manuel Adorni. El peronismo cree que ese llamador que es Hagman mejora la oferta del peronismo, y pone en compromiso la confianza del oficialismo en la candidatura de Patricia Bullrich.
En 2023 el público mayoritario del distrito, identificado con Cambiemos, dejó a Patricia afuera del balotaje. Ese mismo público, que integran sectores del PRO, el radicalismo, la Coalición Cívica, el estudiantado, los gremios, médicos, etc., se retiró del voto el 18 de mayo pasado al no tener una alternativa que representara.
No fueron detrás de Adorni, pero tampoco hicieron ganar a Silvia Lospennato ni a Horacio Rodríguez Larreta: alimentaron una abstención que fue récord en el distrito. Es un electorado huérfano a diez días de iniciarse la campaña electoral.
LA UTOPÍA DEL CENTRISMO
La búsqueda del centro es una utopía -otra- de la burguesía argentina. En 2002 los gobernadores le propusieron a Eduardo Duhalde “Los 14 puntos” para la salida de la crisis con un conjunto de medidas que parece un borrador del Pacto de Mayo.
Las dos agendas siguen incumplidas, no porque expresen extremos polarizantes. Es porque con gobiernos débiles, asegurar la gobernabilidad se convierte en un objetivo más importante que los mandatos y programas.
Para ilustrar ese consenso entre agendas basta con recordar que se coincidieron en torno a una economía sin inflación, un estado más chico, con apertura al mundo, menos regulado en materia laboral y fiscal y con equilibrio macroeconómico. Ese consenso ocupó una buena parte del primer documento que firmó Cristina de Kirchner en febrero de 2024, a pocos meses de haber comenzado Milei su gestión.
En ese escrito titulado “Argentina en su tercera crisis de deuda. Cuadro de situación”, cierra sus quejas antimileístas con la propuesta de reformas en el mismo sentido de Los 14 puntos de 2012 y el Pacto de Mayo de 2024. Ella, que gobernó 16 de los últimos 22 años sin avanzar en ninguna de esas reformas, propuso desde el llano una agenda centrista.
RECORDANDO SIN IRA
Juan Carlos Romero, vocero de aquellos 14 Puntos recordó, acerca el documento x abril de 2002: «La verdad que esa idea mía de plantear algo razonable y civilizado -me dice-, la elaboramos, en el fin de semana previo a la reunión de crisis con Duhalde y gobernadores, con mi gente en Salta, incluido mi fallecido operador Angel Torres. No era un programa económico sino político».
«Lo pulimos luego del debate -sigue-, con Aníbal Fernández en la compu y yo dictando el texto final. Ahí evitamos que aparezca ese extraño economista que vaya a saber de dónde sacó Duhalde (Daniel Carbonetto, ex asesor de Alan García en Perú). Hicimos la gestión por Carlos Melconian, el eterno posible ministro. Finalmente, Duhalde eligió a Lavagna, creemos que después de cerrar con Alfonsín. Como se ve, pura política, cosa que no saben los economistas y se ve claramente en estos tiempos.»
19/08/2025 a las 11:13 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Armados provisionales y muchos heridos
Claudio Jacquelin
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
18/8/025
El cierre de las listas de candidatos para las elecciones legislativas nacionales no puede reflejar mejor la etapa de transición y aún en proceso de reconfiguración en el que se encuentra la política nacional. Un modelo por y para armar.
En los principales espacios casi todas las nóminas, y muy especialmente las de la provincia y las de la ciudad de Buenos Aires, muestran una amalgama bastante heterogénea, dominada por Javier y Karina Milei, por un lado, y por Cristina Kirchner, por el otro. El análisis macroscópico arroja esa primera imagen.
Sin embargo, una mirada más detallada muestra que lo que, en realidad, se terminó de dibujar son conglomerados con mucho de provisionalidad y precariedad, que dejaron algunos ganadores, varios perdedores y numerosos heridos, así como espacios en construcción, de consistencia y lazos frágiles.
Eso permite inferir que el resultado electoral y la composición del nuevo Congreso no necesariamente irán a tener un correlato lineal.
Como ya se ha dicho reiteradamente, lo previsible es que el oficialismo libertario pueda arrogarse en el plano nacional una victoria, mucho más si, además, logra imponerse en tres de los más grandes distritos electorales del país, como son el bonaerense, el cordobés y el porteño.
La mayoría de las encuestas indican que eso es más que probable en la dos provincias y casi seguro en la ciudad capital. Y La Libertad Avanza (LLA) es la única fuerza con representación en todo el país, por lo que tiene asegurado el predominio violeta en el mapa nacional. No tendrá competencia en una misma liga.
Sin embargo, tanto en el caso porteño como en el bonaerense y, en mucha menor medida, en Córdoba, la conformación de las listas deja abiertas suficientes incógnitas.
El excluyente predominio que aplicó como técnica de armado Karina Milei dejó heridos y postulantes de baja densidad en muchos casos, reflejo de la convicción de que lo que pesará será la marca LLA y la identificación de esa oferta con el Presidente. Todos serán Milei. Para bien y, también, para mal, si en algún lugar el artefacto no funciona.
Además, se pondrá a prueba cuánto le sumará al mileísmo la rendición deshonrosa de Pro, tanto por el perfil y la representatividad de los candidatos examarillos que llevará como por el descontento que deje esta claudicación en electores y dirigentes de Pro.
En la ciudad de Buenos Aires se verifica con singular evidencia lo que ha quedado de lo que alguna vez fue una fuerza con vocación de poder. Los postulantes que les permitieron sumar en dos puestos relegados da lugar a varias interpretaciones dentro del universo amarillo y casi ninguna es muy optimista a futuro. El hecho de que dos veces los libertarios les pusieran bolilla negra a dos nombres impulsados por Mauricio Macri agrava el panorama.
“Mauricio puso lo más propio y más fiel que tenía”, argumentó un leal al expresidente. “Mirá a lo que se ha reducido su capital que, al final, puso a uno de sus secretarios [por Fernando de Andreis) y la otra (Antonela Giampieri) es la secretaria de su otro secretario [por Darío Nieto]”, ironizó una figura de Pro.
Aunque hay otras variantes: “Mauricio puso a soldados, no quiso intentar convencer a nadie más. Pero no está mal. No tenía sentido pelear por nombres más rutilantes en un armado con más destino de ruptura que de consolidación”, señaló un diputado nacional amarillo bien considerado en el espacio y también en la Casa Rosada, que cree (o quiere) ver una estrategia en las postulaciones macristas.
La opinión de que lo que el fundador de Pro intentó en esta instancia fue lograr una sobrevida política para su espacio, para él y para los suyos, que lo llevó a aceptar el humillante trato impuesto por Karina Milei, gana espacio en una porción del partido que todavía se referencia en él.
Esas voces auguran, en consecuencia, que, en el futuro mediato, los legisladores con ADN amarillo no votarán automáticamente los proyectos ni acatarán sin debate las exigencias del Gobierno. Librepensadores de nuevos barrios chinos parlamentarios, minibloques o subbloques que preservan márgenes de independencia y negocian votos.
Ese horizonte relativiza el poder real que tendrá Milei en el Congreso aun después de una exitosa elección nacional y enciende luces de alarma entre los racionales del oficialismo y en el mundo económico.
Al mismo tiempo, la incierta fidelidad de actuales y futuros legisladores absorbidos por LLA ilusiona al flamante emprendimiento de casi media docena de gobernadores, conocido como Provincias Unidas: sus promotores pronostican que en estas elecciones serán la tercera fuerza política nacional, aun cuando todavía se trate de una casa de la cual ni siquiera hay planos definitivos y no mucho más que un nombre puesto por quienes expresan el deseo de compartir su techo. Además, el cierre de listas abrió algunas grietas.
El santafesino Maximiliano Pullaro y, en menor medida, el cordobés Martín Llaryora, de fuerte sintonía, son los principales impulsores y aspiran a aportar la cuota mayor de capital en estos comicios para terminar de consolidar el espacio. Parece bastante más despejado el camino de Pullaro, que ya acumula dos triunfos este año.
Más compleja es la situación en la provincia mediterránea, donde al cordobesismo peronista, que lleva como primer candidato al exgobernador Juan Schiaretti, le surgió una cuña complicada, con la postulación de Natalia de la Sota, esponsoreada por el incansable Sergio Massa.
El cisma peronista podría darles el triunfo a los libertarios ahí donde la imagen positiva de Milei alcanza el más alto porcentaje del país, aunque desde diciembre del año pasado muestra un sostenido descenso. Después de haber alcanzado en Córdoba un pico de aceptación de más de 70 puntos, los que siguen elogiando al libertario no llegan ahora al 60%.
El antiguo rencor que el último ministro de Economía tiene con Schiaretti y Llaryora parece haber sido un potente motor para hacer esa jugada, que el oficialismo cordobés atribuye con malicia a un no explicado acuerdo con Milei. Otros ven en esa maniobra massista una típica jugada para evitar el surgimiento de figuras que, en caso de una mala performance del Gobierno en los próximos dos años, puedan asomar como una opción electoral y le obturen a él un (improbable) camino de regreso a una nueva candidatura presidencial. Una ilusión en la que Massa nunca deja de creer y para la que se ha dedicado a acumular recursos. Aunque todo parezca decirle hoy que tiene más visos de fantasía que alguna dosis de factibilidad.
LA NO RENOVACIÓN PERONISTA
Si la precariedad y la fragilidad son atributos que caracterizan a este momento político nacional, donde eso se verifica con más intensidad es en el perokirchnerismo.
Las listas con las que armó su oferta Fuerza Patria para captar votos de los electores porteños y bonaerenses marcan la profundidad de la crisis que padece y la extrema dificultad que tiene para renovarse, así como el debilitamiento extremo de lo que ha sido la fuerza hegemónica de los últimos 20 años. Aun cuando, según las encuestas, conserve posibilidades de imponerse en la provincia de Buenos Aires, donde se concentra el 38% del padrón nacional y, por lo tanto, mantenga viva su potencialidad de daño para Milei y su proyecto económico. Otra expresión más de la provisionalidad de esta etapa que las elecciones no terminarían de despejar.
La lista bonaerense de Fuerza Patria expresa una estrategia de supervivencia antes que una construcción para recuperar poder. Tanto que el lema de la campaña sería “Usá tu voto para defenderte y ponerle freno a Milei”. A la defensiva, sin pretensión alguna de captar esos votos blandos que el peronismo ha sabido sumar para ser la mitad más uno del país.
Se entiende que su propuesta para el futuro deba esperar. Misión imposible habría sido armar una plataforma electoral con una oferta de candidatos en la que terminó por predominar el cuadrante del populismo de izquierda, con los postulantes del cristicamporismo puro más Juan Grabois y su adlátere Fernanda Miño, y los sindicalistas Sergio Palazzo y Hugo Yasky, pero en la que también se destaca el massismo.
Vale recordar que Grabois ha descalificado en público a Massa y que amagó con presentarse por afuera si este era cabeza de lista. Voces cercanas al gobernador sospechan que eso no iba a ocurrir y que se trató de una estratagema de Cristina Kirchner, mostrándolo como alguien distinto del cristicamporismo para reducirle casi a la nada la representación al kicillofismo, como ocurrió.
En tanto, Massa evitó ser candidato y, al mismo tiempo, logró casi todos los lugares pretendidos, ya que podría renovar tres de los cuatros diputados por la provincia de Buenos Aires que hoy tiene. De todas maneras, hizo una cesión conyugal. La filiación de los tres postulantes indica un triunfo del malenismo. Malena Galmarini demuestra que puede ser tan tenaz como su esposo. O más.
Así, la premisa de tener una lista única del perokirchnerismo, cueste lo cueste, se impuso a la inexpresada voluntad de intentar una lista de unidad. Es cierto que esa heterogeneidad no será ninguna extravagancia en la historia peronista. Sí una novedad, fruto de la crisis de liderazgo interna y de representación mayoritaria que lo aqueja desde que empezó el ocaso de Cristina Kirchner, sin que su figura termine de eclipsarse.
El encabezamiento por parte de un veterano como Jorge Taiana, que se remonta a los violentos años 70 y que en este siglo fue ministro de los cuatro gobiernos kirchneristas, es menos una prenda de unidad que una claudicación de casi todos.
El de Taiana fue el único nombre que sorteó todos los vetos, pero curiosamente ni Axel Kicillof ni el cristicamporismo asumen la paternidad de la postulación. Ante la insistencia de los voceros cristinistas por adjudicarle a Kicillof esa candidatura, el gobernador optó por no renegar de eso. Algo así como Taiana “no es hijo mío, pero si me lo piden, para mantener la familia unida, lo adopto”.
La integración de la lista de FP constituye, además, un dilema para sus impulsores. No saben si es mejor que tenga varios nombres desconocidos fuera del círculo de los muy informados o que haya otros tantos a los que se los conoce demasiado. Unos y otros podrían neutralizar tanto la atracción como el espanto. Una oferta solo para convencidos.
Después de las elecciones llegará la decantación. Casi nadie duda de la imposibilidad de sostener en el tiempo esta pax peronista, independientemente de los resultados electorales.
No será ese un horizonte exclusivo del panperonismo. Todas las demás fuerzas estarán sometidas a la misma dinámica. Inclusive el oficialismo.
Por lo pronto, Milei deberá renovar el gabinete, si como ha prometido las candidaturas de Patricia Bullrich y Luis Petri, así como fue la de Manuel Adorni, no terminan siendo testimoniales.
Si el mileísmo triunfara ampliamente, procurará construir una hegemonía con más aliados o subordinados para concretar las reformas de fondo que aspira y necesita, y, al mismo tiempo, construir la plataforma para buscar la reelección presidencial. Si la suerte no le fuera tan benévola, estará obligado a revisar su estrategia para transitar los dos desafiantes años que le restan de mandato.
Los que vienen seguirán siendo tiempos interesantes.
19/08/2025 a las 11:21 AM
KA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Milei necesita ganar por goleada en octubre para quitarse la sombra de Macri
Walter Schmidt
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
18/8/025
La confirmación de quiénes serán los candidatos a diputados y senadores que competirán en octubre expuso la obligación del Gobierno de triunfar de manera contundente: baja a la campaña a dos ministros, no se arriesga a ir solo y acuerda con el PRO donde más le convenía y se suma a frentes con media docena de gobernadores en vez de ir con lista propia.
Es vox populi en el mundo político y empresarial, nada que le interese a la sociedad, que la elección será ganada por Javier Milei; no hay una fuerza opositora y nacional, homogénea y con aptitudes, capaz de competir por ese sitial. La pregunta es por cuánto se impondrá, como si una goleada – o sacar más de 40 puntos- le asegurara llegar a la segunda ronda con una holgada ventaja que le permita tomar decisiones de fondo.
El ejemplo más cercano es el Cambiemos de Mauricio Macri que llegó al poder como una alternativa antikirchnerista. En 2017, en su primer desafío legislativo -al igual que el de Milei ahora-, alcanzó el 42% de los votos. Pero lo hizo frente a una Cristina Kirchner candidata, que no se había ido tan mal del poder en 2015 y conservaba altos niveles de adhesión.
En aquél entonces la alianza del macrismo con la UCR y la Coalición Cívica lograba 61 diputados, quedando con un total de 108 y se convertía en la primera minoría. Alcanzaba, además, 12 senadores pasando a un bloque de 24, solo uno por debajo del kirchnerismo. En ambas cámaras, contaba con varios bloques con los cuales negociar, como lo hizo, la aprobación de distintos proyectos.
La Libertad Avanza no será primera minoría en Diputados ni en el Senado, donde quedaría muy lejos del peronismo. Y es probable que le surja otro bloque opositor en ambas cámaras, Provincias Unidas, que responderá a los gobernadores opositores y no peronistas que decidieron armar una alternativa legislativa. A los cinco fundadores Martín Llaryora (Córdoba), Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Ignacio Torres (Chubut), Carlos Sadir (Jujuy) y Claudio Vidal (Santa Cruz), después de octubre está previsto que se sumen el sanjuanino Manuel Orrego y, si es que gana en la elección del 31 de agosto, el correntino Juan Pablo Valdés, hermano del actual mandatario radical Gustavo Valdés.
A diferencia de la estrategia que en algún momento imaginó Santiago Caputo de una centroderecha con Milei a la cabeza, el Presidente hoy lidera una coalición de menor peso específico, aunque ganadora. El estilo de su gestión dejó que se armara antes de tiempo la tercera opción de los gobernadores, que no compite con el peronismo.
En la Casa Rosada hay conciencia del desafío electoral, más complejo que el que afrontó Cambiemos. De allí que recurrieran a dos de sus ministros como Patricia Bullrich para senadora por la Ciudad-una de las dirigentes con mejor imagen debajo de Milei-, y Luis Petri en Mendoza para diputado. Aceptará a regañadientes un acuerdo en provincia con el PRO, al que denostó en la Ciudad. Y avalara que LLA se sume a un frente con gobernadores de seis provincias.
Antes de octubre, el desafío es el 7 de setiembre en la elección bonaerense. Al menos en las redes sociales, de acuerdo a un informe de Monitor Digital, los libertarios lograron nacionalizar la campaña en torno a la palabra “Milei”. Está claro que es un fenómeno más del conurbano que del interior, pero allí reside más del 70% del electorado. Implica un riesgo mayor: si vence LLA habrá derrotado al kirchnerismo en su casa; si pierde, el derrotado habrá sido Milei.
No es casual que la alianza del PRO con LLA impacte hacia dentro del macrismo en una crisis amarilla sin precedentes. La fórmula presidencial de JxC en 2023, Bullrich y Petri, primero se sumó al Gobierno y ahora se afilió a LLA. La ministra de seguridad apunta a quitarle al PRO lo único que le queda, la Ciudad. Otra carta macrista como Horacio Rodríguez Larreta fue candidato porteño por otra fuerza y, aunque no dejó el PRO, proyecta volver a dirigir la Ciudad.
Una de las pocas referentes que le quedaba a Mauricio Macri -con Cristian Ritondo y Diego Santilli pintados de violeta- era María Eugenia Vidal, hasta que rechazó el acuerdo con los libertarios y se quedó en la vereda de enfrente. Al igual que los intendentes Pablo Petrecca (Junín), Javier Martínez (Pergamino) y María José Gentile (9 de Julio).
De inmediato, se multiplicaron los dardos amigos contra la diputada. Guillermo Montenegro dijo que era funcional al kirchnerismo y Silvana Giudici la tildó de larretista, como si ser adepto a Rodríguez Larreta fuera un insulto.
La respuesta de Vidal se dará a fines de mes cuando comience a hacer campaña junto al PRO, pero en aquellas provincias donde no hubo acuerdo con los libertarios. Viajará a Chubut para apoyar la lista de otro gobernador rebelde como Ignacio Torres, y a Corrientes, donde el PRO va en el frente diseñado por el actual gobernador Gustavo Valdés, tanto para la elección provincial como para octubre. Un mes que puede ser emblemático porque cuando finalice, podría comenzar el proceso jubilatorio de algunos dirigentes y la entronización de otros, en la reconfiguración del mapa político.
19/08/2025 a las 11:25 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Milei busca un triunfo contundente ante Fuerza Patria para forzar a los gobernadores rebeldes a alinearse
Marcos Novaro
Fuente: TN
(*) Notiar.com.ar
18/8/025
Javier Milei ha demostrado ser, durante los dos primeros años de su mandato, el más peronista de los presidentes no peronistas. Y se prepara para hacer la campaña más peronista posible en estas legislativas: usando las bonaerenses como trampolín para octubre, y a Axel Kicillof para desanimar al resto del PJ.
La confección de las listas oficialistas para octubre no trajo mayores sorpresas. Encabezan Espert y Bullrich en la Provincia y la Ciudad, y también algunos otros candidatos con posibilidades de disputar las gobernaciones en 2027 al tope de las listas del resto de los distritos. Apuntando a corregir la actual anomalía de que haya un presidente sin ningún gobernador de su fuerza y 24 jefes distritales sin líderes nacionales en que referenciarse.
Tampoco fue una sorpresa la amplitud con que Karina Milei conformó las nóminas en todas las provincias, incluyendo de todo: ilustres desconocidos, exvedettes, algunos libertarios que fueron electos en 2023 y no tenían ni querían reemplazo en esta ocasión, y dirigentes provenientes de todos los demás partidos, en particular muchos experonistas, hasta ayer nomás alineados con el kirchnerismo.
En esta capacidad para quebrar lealtades preexistentes, La Libertad Avanza imita lo que 10 años atrás hizo el PRO. Pero va mucho más allá, porque penetra en territorios donde este nunca llegó. Y el terremoto que está generando, sobre todo en las periferias pobres de las grandes ciudades y en las provincias más periféricas, tal vez solo tenga punto de comparación con los realineamientos que logró el peronismo setenta años atrás, a costa de radicales y conservadores.
Esto tampoco es una sorpresa, en verdad. Porque algo de esto ya tuvimos en 2023: esa fue la primera vez desde 1983 en que un presidente no peronista formó una coalición federal y suburbana, con la que triunfó hasta en los santuarios electorales más firmes del PJ.
Milei y los libertarios se propusieron desde entonces consolidar ese vuelco de campana de nuestra sociología electoral, para que esa votación no se volviera un episodio aislado y pasajero. Y mientras construían un partido “conservador popular” en los barrios de todo el país, muy parecido a lo que casi siempre fue el peronismo territorial, desplegó una gestión de gobierno que también tuvo rasgos típicos de esa tradición. Sobre todo en su política social, con la ampliación de la asistencia social directa, a través de la Asignación Universal por Hijo (AUH); en la discrecionalidad y desprecio a los procedimientos republicanos, y en su pretensión de polarizar al mango la competencia entre el pueblo virtuoso y las elites degradadas. En todo eso, Milei es mucho más parecido a Perón que a Macri.
Siguiendo esta línea, busca ahora convertir, él también, las próximas competencias electorales en un “partido de campeonato”: en este caso entre la libertad que él representa, y los privilegios que se disfrazan detrás del “verso de la justicia social”.
Y llenó de punteros de origen peronista las listas de LLA en todo el país, en perjuicio en muchos lados de sus seguidores más fieles (los integrantes de Las Fuerzas del Cielo, entre ellos). Preferencia que ahora acompaña con un discurso que no critica para nada al peronismo, sino a la izquierda kirchnerista. Y hace foco en Axel Kicillof, un recién llegado al PJ, más que en Cristina, y mucho más que el resto de los gobernadores de ese signo. Para lo cual que el gobernador bonaerense haya desdoblado sus elecciones distritales le viene como anillo al dedo.
Porque el desdoblamiento bonaerense, además, los estrategas oficiales creen que les ofrece la oportunidad de golpear primero y definir de movida la disputa nacional: un resultado favorable al oficialismo allí el 7 de septiembre actuaría como en 2019 y en 2023 actuaron los resultados de las PASO, un trampolín para que la elección general posterior sea mucho más predecible, sino un paseo, al menos un trámite con mucha menos incertidumbre.
Imagina, y puede que acierte, que si derrota al kirchnerismo en su principal territorio, su último baluarte, lo primero que va a pasar es que los mercados se van a calmar; y lo segundo, que el resto del peronismo va a bajar los brazos, algunos gobernadores del PJ puede que ni hagan mucha campaña, y se preparen para imitar a Sáenz, Weretilneck y Poggi, que ya acordaron con Milei cooperar con sus reformas el año próximo, y ni listas presentan para octubre.
Elecciones y economía están muy estrechamente atadas en estos días. Y la incertidumbre en ambos terrenos es, en principio, muy alta. Pero el gobierno tiene la gran ventaja, como vemos, de que con ganar el 7 de septiembre en la provincia, despeja el panorama hacia adelante en ambos frentes. Y si la situación económica mejora en los siguientes 45 días, o por lo menos deja de haber constante tensión entre el dólar y las tasas de interés, seguramente conseguirá sus objetivos.
El kirchnerismo, además, no ceja en ayudarlo, así que ni siquiera van a tener que esforzarse demasiado en el Triángulo de Hierro: puede que le baste con dejarlos hacer a Máximo, a Cristina, a Magario, Grabois y compañía, los referentes super gastados y recontra devaluados de un proyecto que no tiene ya nada para ofrecer, solo balbucea que la jefa debe estar libre y no devolver la plata que se robó, y que Milei es cruel y en cualquier momento se hunde.
Se van a quedar esperando, porque la campaña se juega en varios terrenos, y en todos ellos los críticos del gobierno llevan las de perder.
Esperan que el dólar se descontrole y llegue al techo de la banda. Pero el equipo económico ha demostrado tener los recursos y reflejos necesarios para evitarlo, y que está dispuesto a pagar con un menor ritmo de recuperación para que el tipo de cambio no se escape ni la inflación repunte. La situación es complicada, porque los especuladores hacen su negocio y es lógico que lo hagan, pero hay una enorme diferencia con el Macri de 2018.
Esperan también en los cuarteles del peronismo que Cristina presa sea una prenda de unidad para ellos, y hasta hay quienes desde La Cámpora presionan a Kicillof para que la campaña bonaerense haga foco en la libertad de la jefa. Pero el tema no le interesa a nadie fuera de los círculos militantes; encima la justicia avanza con otras causas que son aún más comprometedoras que Vialidad, y llegó la hora de que la señora devuelva la plata que se robó del Estado, con lo que queda a la vista de todos lo que realmente está en el fondo de toda esta discusión, una cuestión de guita, guita que era de los ciudadanos, y que se quedaron ella y sus amigos. Que se hable de los 500 millones de dólares que tiene que devolver, de las propiedades que acumuló y los fondos que ha entregado a sus testaferros, es lo peor que le podía pasar al kirchnerismo, y está pasando justamente ahora, a la vista de todos, en el arranque de la campaña electoral.
También ellos esperan que la sociedad se canse de la agresividad de Milei, y no están tomando nota del giro con que el presidente se viene haciendo cargo de que efectivamente su virulencia saturó a la mayoría. El giro en el discurso inaugural de la campaña fue en este sentido muy elocuente: reivindicar el Nunca Más y su contenido democrático contra el autoritarismo de los populismos de izquierda, renunciar a los insultos permanentes, al menos para los que “no se los merecen”, y agarrarse del caso HLB-Fentanilo para ilustrar la colusión entre empresarios inescrupulosos y el kirchnerismo, desmintiendo que la crueldad y la afinidad con los ricos sean patrimonio suyo (y de paso desviando la atención de su propia responsabilidad en que la ANMAT no controlara antes y mejor lo que HLB-Pharma producía y vendía, incluso al propio Estado).
Son gustos que un presidente se puede dar, cuando enfrente tiene adversarios que no solo se equivocan sobre con quién compiten, sino sobre qué está sucediendo en el país. Kicillof en serio cree que Milei es un fascista. Compró la carrada de tonteras que dicen al respecto los intelectuales progresistas, y quiere entonces agitar el temor a un cuco que pocos además de él ven.
Mientras, Milei hace una campaña completamente desconcertante para ese diagnóstico. No la hace con Nicolás Márquez ni con el Gordo Dan. Sino levantando las banderas y usando las armas y hasta las consignas de Perón y de Strassera. En cualquier momento por ahí se anima, y levanta también las de Juan Salvo y se abraza con Fito Páez. Se lo van a tener muy merecido.
Porque no está claro si los argentinos nos merecemos al mileísmo. Pero lo que es seguro es que los kirchneristas sí se lo merecen.