Por Hernán Andrés Kruse.-
El 19 de mayo se cumplió el ducentésimo sexagésimo segundo aniversario del nacimiento de un emblema del idealismo alemán. En 1780 Johann Gottlieb Fichte se inscribió en la Facultad de Teología de Jena. Luego de abandonar sus estudios de teología, se mudó a Zúrich, donde decidió formar parte de la logia masónica Modestia cum Libertate, que solía ser frecuentada por el eminente Johann Wolfgang von Goethe. En 1791 viajó a Könisberg para conocer a Kant. Si bien al principio don Immanuel no se mostró demasiado entusiasmado con Fichte, luego de leer su escrito titulado “Ensayo de una crítica de toda revelación” cambió radicalmente de postura. De ahí su decisión de solicitarle a su editor que publicara el ensayo de Fichte. A partir de entonces su reputación creció geométricamente, a tal punto que la universidad de Jena lo invitó para que se hiciera cargo de una cátedra de filosofía que había quedado vacante.
Entre 1794 y 1795 dictó una serie de conferencias por demás polémicas que fueron publicadas con el título “Algunas lecciones sobre el destino del sabio”. En 1806, en el Berlín ocupado por Napoleón, escribió los “discursos a la nación alemana”, que dio origen al nacionalismo alemán. En 1910 fue creada la Universidad de Berlín. Ese mismo año fue nombrado profesor ordinario de filosofía y al año siguiente fue elegido rector. Murió en enero de 1914. Tenía tan sólo 51 años (fuente: Wikipedia, la Enciclopedia Libre).
Buceando en Google me encontré con un ensayo de Vicente Serrano (Universidad Austral de Chile) titulado “Ética y Filosofía de la historia en Fichte” (Pensamiento-2019). Expone con meridiana claridad el complejo pensamiento filosófico de don Johann.
LA FILOSOFÍA DE LA HISTORIA EN EL SISTEMA DE FICHTE
“Y en este sentido conviene recordar que, más allá de alusiones a la historia en distintos momentos, propiamente hablando solo hay dos obras en las que Fichte se ocupa de forma explícita de lo que solemos llamar una filosofía de la historia, si bien en sentido estricto solo una. Nos referimos a los “Discursos a la nación alemana” y a “Los caracteres de la edad contemporánea”, siendo esta última la que realmente es considerada de manera habitual como su filosofía de la historia, pues de manera expresa está dedicada a la misma, aunque como veremos, y tal como recoge el título de la obra, el objetivo de Fichte no es tanto proyectar una consideración especulativa sobre la historia como el de caracterizar el presente, para lo cual se sirve de una concepción acerca de la historia que ha heredado de la Ilustración alemana en la que emerge su obra.
Estos dos escritos pertenecen al periodo de Berlín, por tanto, al habitualmente llamado segundo Fichte, al Fichte más metafísico y especulativo, y a la vez los dos constituyen expresiones de lo que se suele llamar filosofía popular. Si asumiéramos que hay una ruptura entre el primer y el segundo Fichte y que la llamada filosofía popular es una filosofía menor, el hecho de que la filosofía de la historia aparezca en ese periodo y en ese formato permite comprender en parte el escaso interés que ha suscitado y la inadecuada comprensión de la misma. Al aislarla del conjunto de la obra fichteana la famosa distinción en cinco épocas que se recoge en “Los caracteres de la edad contemporánea” aparece desdibujada y endeble frente a la potente concepción hegeliana que se desarrollará apenas un tiempo después. Sólo sacándola de ese contexto resulta posible profundizar en su interpretación de forma más rica y compleja, pero sobre todo más justa y acorde con el espíritu de la filosofía de Fichte, integrándola en el conjunto de la trayectoria fichteana y restando importancia a su carácter de filosofía popular, considerando que esta última cumple una función en su pensamiento.
De este modo accedemos a ella como una pieza en el interior de lo que podemos llamar el sistema fichteano, cuya imagen inicial vino dada por la “Fundamentación” del año 1794, la que tuvo presente Hegel, pero que en realidad es reformulado una y otra vez a lo largo de los años hasta su fallecimiento en el año 1814, y sin distinguir a esos efectos la naturaleza de los escritos considerados como populares o académicos, pues lo que se considera popular no es sino una aplicación práctica y aplicada de principios abstractos contenidos en los llamados académicos. En definitiva, considerando que el sistema fichteano no está como tal encerrado en ninguna de sus obras, sino que se despliega mediante diversos escritos, que en muchos casos son lecciones o conferencias.
En este sentido creemos que sigue siendo necesario acudir al periodo de Jena, pues es a comienzos de la última década del siglo XVIII cuando Fichte alcanza lo que Henrich llama urspüngliche Einsicht, su intuición filosófica fundamental, se corresponda o no con lo que Henrich afirma, lo cual es otra cuestión que no constituye nuestro objetivo aquí. Esa idea fundamental está contenida en la expresión “sistema de la libertad”, que Fichte acuñó para referirse a su propia filosofía y tiene que ver con el primado de la razón práctica desde el que inicia su recorrido filosófico, ya incluso antes de sus lecturas kantianas. Poco importa que esta idea fundamental se reelabore a lo largo de los años y que se haga a partir de su salida de Jena con otro lenguaje, como ocurre en las sucesivas presentaciones hasta 1814. Y esa idea es también, como veremos enseguida, la que subyace a la filosofía de la historia contenida en “Los caracteres de la edad contemporánea”.
Pero antes de acudir a esa idea fundamental para analizar el papel que en ella juega la historia, parece necesaria una mínima aproximación al concepto de historia que Fiche hereda y comparte con sus contemporáneos. Y a este respecto no hay duda de que sus referentes son Kant y Herder, es decir, los principales representantes de lo que se conoce como la primera etapa de la filosofía de la historia que, en gran medida, coincide con lo que se ha dado en llamar filosofía especulativa de la historia. De Herder no hay duda que hereda la idea de un plan del universo, así como una determinada comprensión de la humanidad, que da título a la obra principal herderiana sobre la filosofía de la historia, noción repetida hasta la saciedad en los “Caracteres” y en otros escritos, especialmente en las “Lecciones sobre el destino del sabio”.
De ascendencia kantiana son, entre otras, la idea de una pragmática del saber humano y la comprensión de la historia como un ideal regulador de la razón práctica. Pero de la combinación de esos elementos surge una concepción que está lejos de ser metafísica y que se aparta de la senda mediante la que Hegel sancionará la filosofía de la historia y que es la que de hecho ha ocultado, por contaminación, la de Fichte. En efecto, los elementos procedentes de Herder y Kant germinarán de modo particular a partir de la primera formación de Fichte en la Schulpforta, en la que la figura de Lessing y su concepción de la educación del género humano le dejarán una profunda huella, previa a su conocimiento de Kant y que marcará su recepción de este y la importancia que dará a la segunda Crítica, determinando su sistema en un sentido moral. Ello explica que, a pesar de la tendencia especulativa de Fichte, su aproximación a la historia posea una dimensión práctica y ética que está muy lejos del sentido del término filosofía especulativa de la historia. Distancia que le da a Fichte, en nuestra opinión, la actualidad que hoy posee frente a la filosofía especulativa de la historia, ésta última en crisis desde hace ya décadas.
Ahora bien, regresando ya a “Los Caracteres” y a su interpretación a partir de la urspüngliche Einsicht fichteana, hay que recordar que estamos ante una obra de filosofía popular. Y aunque esto no le resta valor en el sentido que pretendía Hegel, sí marca una diferencia decisiva respecto de las presentaciones científicas, pues en la medida en que no es técnica, sino únicamente dirigida a un público culto y está restringida a un objeto específico, como lo es la consideración de un aspecto contingente y empírico como la historia, en esa medida obvia la presentación de las premisas o de los principios y carece de la pretensión de validez de las deducciones transcendentales y genéticas. A ese tipo de demostración ha dedicado la presentación científica de 1804, como señala en “Los Caracteres”, mientras que en estos escritos populares presupone los principios como ya demostrados y los aplica.
Así, ya en la lección primera de “Los Caracteres” afirma que la tarea de la filosofía es la de reducir la pluralidad a un principio explicativo último: «Ahora bien, filosófica sólo puede llamarse aquella visión de las cosas que reduce una multiplicidad dada en la experiencia a la unidad del principio uno y común». Ese principio común es de nuevo una versión del mismo principio que Fichte creyó vislumbrar en el año 1793, que le llevó a la “Doctrina de la Ciencia” del año 1794 y que obtuvo al corregir la Tatsache de Reinhold para obtener su famoso principio entendido como Tathandlung: «… Contradicha no puede ser esta afirmación por ningún otro motivo que, por el motivo del sentimiento personal del yo, cuya existencia como hecho de conciencia nosotros no negamos en modo alguno… Sólo negamos, pero esto con toda seriedad, la validez de este sentimiento allí donde se habla de la verdad y de la verdadera existencia, en la firme convicción de que sobre estas cuestiones debe decidir algo totalmente distinto de los hechos de conciencia…».
Pero ahora el objetivo de Fichte no es explicar genéticamente el principio, sino explicar el juego del principio con respecto al objeto que le ocupa, a saber, la caracterización del presente, y es esto lo que le exige obtener un principio de la totalidad del tiempo y de sus distintas épocas. La respuesta de Fichte, que sin duda tiene ecos de la tesis de Herder sobre el plan de Dios, es la de obtener la idea de unidad mediante un plan del universo que establezca las conexiones entre las distintas épocas. A su vez, el plan del universo tiene que ver con la vida humana: «el plan de la vida de la humanidad sobre la tierra es el de organizar en esta vida todas las relaciones humanas con libertad según la razón». Por tanto, de la posibilidad de una filosofía de la historia entendida como una interpretación filosófica de la totalidad del tiempo y de la evolución del mismo depende a su vez de la posibilidad de establecer un plan que organice la vida humana prácticamente y que lo haga a priori.
Estamos lejos del territorio de una descripción al estilo de la que hará Schelling en las Weltalter o Hegel en su tratamiento de la filosofía de la historia. La libertad en Fichte es la libertad kantiana, es decir, aquella de la que no hay conocimiento posible y la idea del tiempo histórico se organiza a partir de ella. Su concepción de la filosofía de la historia se inicia por tanto en el mismo lugar en el que se inicia su filosofía sin más: mediante un principio que haga posible la libertad. Tanto la presentación que ofrece en la Grundlage como en la nova methodo se corresponden con esta misma idea, aunque mediante aproximaciones metódicas y sistemáticas diferentes. De hecho, su acceso a la “Doctrina de la Ciencia” mantendrá siempre el carácter práctico, tal como fue esbozado en la reseña de Enesidemo y la corrección que hace allí del carácter teórico del primer principio de Reinhold: o es un principio práctico, en el sentido moral kantiano, o no es principio. Este es el mismo esquema que aplica a la mirada sobre la historia. O por decirlo de otro modo, la historia en Fichte se presenta como un objeto subordinado a la libertad y su aproximación a la filosofía de la historia no es entonces descriptiva sino prescriptiva y vinculada al deber, como en Kant, y no al ser ni al devenir de los hechos”.
LA DIMENSIÓN ÉTICA DE LA HISTORIA
“Pero si la historia y la filosofía de la historia son una expresión de la razón práctica, entonces la pregunta por la historia debe seguir el mismo criterio que la pregunta por la filosofía en general: ¿cómo es posible pensar la historia regida por el principio de la libertad? Sólo desde esa pregunta tiene sentido la idea del plan del universo. Conviene aquí recordar que en sus primeros esbozos Fichte había señalado que hay dos tipos de representaciones posibles, aquellas que van acompañadas del sentimiento de libertad y aquellas que van acompañadas del sentimiento de necesidad. El territorio de la historia es situado por Fichte entre las primeras y por tanto también la idea del plan del universo, como un a priori, debe considerarse como incluida en la razón práctica. Pero ese concepto de liberad no opera únicamente en el sentido de que las acciones humanas, que se acumulan en el tiempo y que constituyen esa contingencia que llamamos historia, sean producto de la libertad, sino más bien y sobre todo en el sentido de que la idea misma de la temporalidad humana se somete a una representación acompañada de libertad, que es lo que según Fichte define la filosofía y la noción de humanidad desde sus primeros escritos.
A este respecto resulta notable que la primera distinción histórica que hace Fichte en “Los Caracteres” divida la historia únicamente en dos épocas, cuya criterio de determinación depende del modo de entender la libertad. La primera época es aquella en la que la razón humana no actúa aún mediante libertad, es decir, en la que la humanidad no ha tomado conciencia de su condición humana definida por la libertad o no actúa a partir de sus representaciones acompañadas por la libertad, y la segunda aquella en la que ha tomado conciencia de la misma. Teniendo en cuenta el carácter decisivo que esa noción de libertad tiene en la génesis y el desarrollo de su pensamiento cabe interpretar esa clasificación inicial como una proyección a la historia y a la temporalidad histórica de los dos posibles modos de aproximarse a la filosofía, tan característico de su concepción de la filosofía: dogmatismo y criticismo.
A partir de esa primera división, mediante un razonamiento que expresa el tránsito de la una a la otra a través de miembros intermedios, es como obtiene Fichte las cinco épocas en las que suele resumirse su filosofía de la historia y que expresa como sigue: «1 La época del dominio incondicional de la razón por medio del instinto o época: el estado de inocencia de la especie humana […] 2. La edad de los sistemas positivos de la teoría y de la vida que exigen fe ciega y se imponen de forma incondicional […] 3 La época de la liberación directamente del imperio de la autoridad, indirectamente de la servidumbre y del instinto racional en todas sus formas: el estado de la acabada pecaminosidad. 4 La época de la ciencia racional […]: el estado de la justificación incipiente. 5 La época del arte racional […] estado de la acabada justificación y salvación».
Si consideramos esas cinco épocas desde la visión consagrada por Hegel y por su filosofía de la historia, podemos entonces afirmar que, en efecto, estamos en el caso de Fichte ante una filosofía de la historia menos rica, como afirma Gaos en la Introducción a su traducción española. Si, en cambio, comprendemos que de lo que habla Fichte ante esa primera caracterización es de la contraposición entre las dos principales opciones morales de los humanos, la que asume la libertad como principio y la que no lo asume, es decir, la vieja distinción entre dogmatismo y criticismo, entonces la comprensión de su filosofía de la historia es otra. Se trata de una aproximación literalmente crítica, muy alejada de una consideración especulativa consistente en una ontología del devenir. Frente a eso, la caracterización fichteana se muestra como una opción moral que afecta colectivamente a esa abstracción llamada humanidad considerada desde el punto de vista moral que Fichte adopta.
Pero una adecuada comprensión de “Los Caracteres” y, por tanto, de la filosofía de la historia de Fichte en relación con el conjunto de su obra, exige acudir a dos escritos coetáneos como son la “Exhortación a la vida bienaventurada” y la nueva versión que por las mismas fechas nos ofrece de las lecciones sobre el “Destino del Sabio” que había ya ofrecido en el año 1794. En el Prólogo de la Exhortación nos propone una importante clave interpretativa en ese sentido al reunir estas tres obras como resultado de su trayectoria: «Estas lecciones junto con aquellas que con el título de los Caracteres de la Edad Contemporánea acaban de aparecer en la misma editorial y junto con el Destino del Sabio… constituyen la totalidad de una doctrina popular […] y son en total el resultado de mi autoformación proseguida de forma ininterrumpida en la intuición filosófica que me fue comunicada hacer ya trece años y que no ha variado en nada durante este tiempo».
Publicadas cada una de estas tres obras con apenas unos meses de separación entre sí, habitualmente se las trata por separado como obedeciendo a problemas diferentes y como aproximaciones populares al tema de la religión, al de la historia y al viejo problema del papel del intelectual en la sociedad, al que ya se había dedicado Fichte en su obra “Sobre el destino del sabio” del año 1794. Sin negar el valor que cada uno de ellas tengan consideradas de forma aislada, esas palabras de Fichte obligan a considerarlas como una totalidad orgánica, que, a su vez, en la medida en que él mismo hace referencia a su carácter popular, hay que entender conectadas y dependientes de sus presentaciones científicas, a las que nos hemos referido genéricamente más arriba.
Una adecuada integración de los principales contenidos de las tres, evita una interpretación simple y simplista de las cinco épocas de “Los Caracteres”, más atenta a la huella hegeliana que a lo pensado por Fichte, y permite una comprensión más precisa de lo pensado por Fichte en torno a la historia y su lugar en la filosofía. El nexo fundamental para emprender esa integración nos lo ofrece la primera lección de “Los Caracteres”, al afirmar que «diversas edades pueden perfectamente en uno y el mismo tiempo cronológico entrecruzarse y correr paralelas en muchos individuos». Hay implícita en esa frase una distinción entre lo que llama tiempo cronológico y otro tiempo al que no da nombre y que podemos sin duda llamar tiempo moral. Es obvio que a Fichte no le interesa solo el tiempo cronológico, sino sobre todo el tiempo moral y que este es el marco en el que se despliega su filosofía de la historia, algo que en realidad estaba ya presente en sus escritos sobre la Revolución Francesa.
Desde esa perspectiva resulta posible considerar las cinco épocas, más allá de esa condición epocal, fundamentalmente como elementos teóricos para comprender lo que hemos llamado el tiempo moral o más bien la dimensión moral de la temporalidad, pero a la vez nos permite comprender por qué su filosofía de la historia es en realidad una caracterización del presente tal como reza el título de las conferencias: «Un cuadro filosófico de la edad contemporánea es lo que prometen estas conferencias». No casaría con el espíritu de Fichte y de su filosofía una simple especulación acerca del pasado o de una proyección hacia el futuro. El foco de sus intereses es esa aproximación al presente desde una perspectiva moral. Ahora bien, ese presente lo sitúa Fichte en la tercera época y tal posición central del presente en una división de cinco épocas no puede ser casual ni arbitraria. Obedece a una nueva versión de la síntesis quíntuple, ahora aplicada a la comprensión del presente y desde la perspectiva del papel que la historia juega en ese problema.
Es el mismo tipo de síntesis que ha venido realizando desde el año 1794 y que se expresa igualmente en los cinco puntos de vista que Fichte desarrolló también en forma de conferencia, en su conocida filosofía de la religión: la ya citada Exhortación a la vida bienaventurada. Estos los resume Fichte en la quinta conferencia de esta obra. En el primero domina lo sensible y lo que procede de los sentidos se toma sin más como verdadero. En el segundo se comprende ya que hay un orden abstracto, y ese orden se expresa como ley que es tenida como principal. El tercero es el que denomina de la moralidad superior y verdadera que no domina ya, como en el anterior sobre lo presente, sino también sobre «lo nuevo y absolutamente no presente». El cuarto es el de la religión en el que se alcanza la visión de Dios o el Ser mediante la fe. El quinto es esa misma visión alcanzada genéticamente y que contiene todos los demás en su interior”.
05/06/2025 a las 11:33 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Perdón, doctor
Eduardo Reina
Perfil
5/6/025
Perdón en nombre de una sociedad que supo aplaudirlo desde los balcones en plena pandemia y que hoy lo ve pasar con la mirada baja, mientras los políticos le dan la espalda en silencio.
Perdón porque, mientras usted salva vidas, estudia, investiga y sostiene un sistema sanitario que se cae a pedazos, quienes gobiernan lo reducen a una planilla de Excel. Porque en la Argentina los médicos son esenciales cuando hay crisis…y descartables cuando llega la clama. Aplaudimos cuando sentimos miedo, pero olvidamos cuando volvemos a respirar.
Durante la pandemia, usted se enfrentó a lo desconocido. Lo hizo sin insumos, sin descanso, muchas veces sin protección. Mientras otros hacían home office, usted iba al hospital. Mientras otros pedían delivery, usted caminaba entre camas, respiradores y diagnósticos inciertos. Se expuso. Y muchos colegas quedaron en el camino, dando la vida por salvar a un ciudadano más.
Fue entonces cuando entendimos lo esencial. Pero esa gratitud duró lo que dura una emergencia. Luego volvió el cinismo.
Hoy, los médicos vuelven a ser invisibles. Cobran sueldos indignos. Estudian y trabajan al mismo tiempo, sin tiempo. Soportan condiciones laborales precarias, hospitales desbordados y un Estado que no cuida a quienes nos cuidan.
Y lo más grave: en un mundo que desespera por médicos, la Argentina los expulsa.
La Organización Mundial de la Salud estima que, para 2030, habrá un déficit de 11 millones de trabajadores sanitarios, especialmente en países de ingresos bajos y medios. Las causas no se reducen a la pandemia: se trata de una combinación de subinversión en formación, mala distribución territorial y migraciones crecientes.
Europa, Canadá, Australia, Emiratos Árabes, Chile… todos buscan médicos activamente. Y no cualquiera: quieren profesionales formados, humanos, con experiencia en terreno. En otras palabras, quieren médicos argentinos.
Formar un médico en Argentina le cuesta al Estado una cifra millonaria. Pero esa inversión, que debería beneficiar a la sociedad, termina siendo aprovechada por otros países que los reciben con condiciones laborales dignas y respeto institucional. No es que los médicos se van porque quieren. Se van porque los empujan.
¿Qué esperamos? ¿importar médicos “baratos”? Algunos lo sugieren, como si la medicina fuera una cadena de montaje. Pero no se puede importar vocación. No se puede tercerizar la humanidad ni reemplazar el juicio clínico que solo se gana con años de guardias, aciertos, errores y sensibilidad.
La medicina no es solo ciencia: es cultura del cuidado. Y eso no se improvisa.
Bernardo Houssay, Premio Nobel de Fisiología o Medicina (1947).
Luis Federico Leloir, Premio Nobel de Química (1970).
César Milstein, Premio Nobel de Medicina (1984).
René Favaloro, pionero del bypass coronario, murió esperando una respuesta del Estado argentino.
Julio Montaner, médico argentino UBA , se fue a Canadá y fue uno líderes globales en la lucha contra el VIH/SIDA, revolucionó la salud pública en Canadá.
Marta Cohen, reconocida patóloga pediátrica, egresada de la UNLP y la UBA, hoy en el Reino Unido. En octubre de 2020 obtuvo, de parte de la Reina Isabel II, la distinción “Order of the British Empire” / Oficial de la Orden del Imperio Británico.
Y junto a ellos, miles de profesionales que sostienen hospitales públicos, investigan sin recursos, enseñan y siguen en la trinchera pese a todo.
Esta columna no intenta explicar lo que el poder no quiere comprender. Intenta, al menos, ofrecer algo que escasea: gratitud y memoria.
Y como si todo esto fuera poco, algunos legisladores decidieron burlarse abiertamente del rol médico. La diputada Lilia Lemoine llegó a afirmar que “Si no te gusta el sueldo, estudiá otra cosa”. “Los médicos no deberían tener derecho a sindicalizarse”, como si quienes se enfrentan a la muerte cada día no tuvieran derecho a defender sus condiciones laborales.
Su par, la diputada Juliana Santillán, fue aún más lejos al declarar que “hay que dejar de romantizar a los médicos, porque no son héroes”.También intentó desacreditar los reclamos del personal de salud, dando por cierto que sus salarios —de menos de $800.000 mensuales— superaban la canasta básica, en un intento burdo de deslegitimar la vocación y el sacrificio cotidiano que implica esa profesión.
Perdón, doctor, doctora, enfermeros, técnicos, asistentes, camilleros, mucamas hospitalarias.
Por cada vez que ustedes dieron todo y el país no estuvo a la altura. Por cada guardia impaga, por cada insumo que nunca llegó y salvó una vida igual, por cada aplauso vacío que hoy se convirtió en indiferencia. Gracias por no bajar los brazos.
Ojalá tengamos, como sociedad, el coraje de abrazarlos antes de que sea demasiado tarde. Porque si la Argentina sigue expulsando a sus médicos, lo próximo que perderá será la salud. Y, con ella, el futuro.
05/06/2025 a las 4:25 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
La candidatura de los senderos que se bifurcan
Carlos Pagni
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
5/6/025
La postulación de Cristina Kirchner a una banca de diputada provincial por la tercera sección electoral ha abierto un amplísimo jardín de senderos que se bifurcan en alternativas jurídicas y políticas. No es para menos. Lo que está en discusión es la jefatura del peronismo bonaerense. Es decir, la jefatura de la organización que ha sido el centro de gravedad de la vida nacional, sobre todo en los últimos 25 años.
No está en duda si la expresidenta ganará o no los comicios que ponen en riesgo esa corona. Lo que se discute es si podrá o no postularse. Y eso depende de una decisión de la Corte Suprema de Justicia. El sistema democrático está ante una encrucijada. Desde el punto de vista de los valores, es decir, de la ética, la inhabilitación de alguien tan poderoso como la señora de Kirchner sería una ratificación muy edificante del principio de igualdad ante la ley.
Desde el punto de vista del realismo político, la exclusión de un dirigente en el que se siente representado más del 20% del electorado no puede dejar de tener efectos traumáticos. Por eso la Corte está ante una decisión delicada. Debe resolver, con la ley en la mano, el destino electoral de una ciudadana que para una parte importante de la sociedad encarna grandísimos desmanejos del Estado pero que, a la vez, aparece una noche por televisión y lleva el rating a picos de 8 puntos. Y a quien por lo menos el 35% de los encuestados por la Universidad de San Andrés en estos días ve cómo la figura más nítida de la oposición. Esta es la razón por la que el caso de Cristina Kirchner debería ser una invitación a reflexionar sobre el modo en que la corrupción carcome, de mil maneras que van mucho más allá de lo moral y lo económico, la calidad de la República.
La máxima instancia judicial debe decidir si ratifica la condena del tribunal oral, ratificada por la Cámara de Casación, que impuso a la expresidenta a seis años de prisión e inhabilitación perpetua. O si atiende al pedido del procurador general, Eduardo Casal, para que la pena se duplique por el agravante de la asociación ilícita.
Se presume que, en cualquier caso, la Corte no revertirá la condena a la señora de Kirchner. Pero se ignora cómo lo hará. ¿Se limitará a aplicar el artículo 280 del Código de Procedimientos Civil y Comercial? Es la vía que tienen los jueces para rechazar un recurso de queja sin tratar su contenido. Otro camino es el que la propia Corte siguió en el caso Milagro Sala: refutar los argumentos que formuló en ese recurso Carlos Beraldi, el abogado defensor. Acaso sea la salida más probable. Una tercera posibilidad, que nadie considera, es que el alto tribunal analice todo el expediente para considerar cada una de las objeciones que plantea la expresidenta sobre el desarrollo de todo el proceso.
Nadie prevé, ni la propia señora de Kirchner, que haya una absolución. O una revisión del juicio. Ayer lo tuvo más claro, cuando vio la foto de Horacio Rosatti con los miembros de la Cámara de Casación, en un acto protocolar por la firma de un convenio con la federación de centros barriales que conduce el bergogliano padre Pepe Di Paola. Ella aspira, eso sí, a que los jueces dejen por escrito sus argumentos, para enfocar mejor sus reproches cuando se dirija a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Otra incógnita relevante es el momento en que la Corte se expida. El 19 de julio vence el plazo para la inscripción de candidaturas provinciales. Si la condena del tribunal oral y la Cámara de Casación queda ratificada antes de esa fecha, Cristina Kirchner no podrá competir. Existe una tesis según la cual la inhabilitación de la sentencia es para ejercer cargos públicos, no para postularse. En ese caso, ella podría competir, hacer campaña, aun con la limitación física de la prisión, pero tendría vedado asumir la banca. Pero en los tribunales electorales la doctrina es otra: una vez que se consolida la inhabilitación, la persona condenada queda excluida del registro electoral, porque pierde su derecho a ser elegida.
El trance de la expresidenta abre otra polémica. ¿Qué sucedería si la Corte se define después del 19 de julio? En principio, ese día ella inscribiría su candidatura y, al hacerlo, quedaría protegida por los fueros de los miembros de la Legislatura bonaerense. Sin embargo, hay expertos que se preguntan qué alcance tienen los fueros de un legislador provincial. ¿Pueden sustraer a ese legislador de los efectos de un fallo federal? ¿Regiría el artículo 64 de la Constitución Nacional, que establece que cada cámara es juez de las elecciones, derechos y títulos de sus miembros? Terreno para el debate.
No hace falta que los ministros de la Corte abran la boca para presumir que bajarán el martillo en contra de la expresidenta antes del 19 de julio. Si hubieran decidido hacerlo más tarde, algunos trámites habrían tenido una demora deliberada. El procurador no se habría expedido en una semana. Y la recusación de la señora de Kirchner contra Ricardo Lorenzetti no habría sido rechazada ayer, como sucedió. Es inverosímil que gente con gran talento político, como esos tres ministros, se pongan en condiciones de fallar para después no hacerlo. Sobre todo en una sentencia cuya materia más importante es, a estas alturas, el tiempo, la oportunidad.
Cristina Kirchner sabe que su suerte ya está casi echada. Es la razón por la cual en la entrevista con Gustavo Silvestre del lunes pasado siguió caracterizando a la Corte que debe pronunciarse sobre su caso como un tribunal al servicio de un poder de clase. La acusó de haber admitido, convalidando el DNU 70 de Javier Milei, una “reforma constitucional encubierta”. Si Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti, en especial los dos primeros, quisieran estar ofendidos con ella, ya contaban con motivos mucho más mortificantes, anclados en el juicio político que el kirchnerismo inició en la Cámara de Diputados a lo largo de 2023.
Consciente de que la Corte puede excluirla de la carrera electoral, la expresidenta precipitó el anuncio de su candidatura. Como todavía no puede formalizarla, necesita que adquiera densidad, aunque más no sea en el debate político. Sólo así la prohibición a postularse podrá ser presentada como una proscripción.
Si los hechos llegan a cumplirse de acuerdo con este derrotero, el jardín se bifurcará en relación con otra incógnita: quién reemplazará a la señora de Kirchner al frente de la lista seccional.
En otras palabras, quien está en condiciones de convertirse en depositario del caudal de votos que estarían destinados a ella. Como la trama política está en este caso muy entrelazada con un drama personal, la respuesta automática es Máximo Kirchner. Pero el enigma todavía no está resuelto. Al contrario, abre otras dudas. En la misma encuesta de la Universidad de San Andrés figura que 27% de los entrevistados creen que no hay persona alguna que encarne a la oposición. Cabe preguntar: sin la señora de Kirchner en la competencia, ¿a cuánto ascendería la abstención en la tercera sección electoral?
El cuadro judicial vuelve más significativo el resultado de esa elección. En un plano imaginario, no institucional, la tesis de la proscripción se vuelve más persuasiva cuanto mayor es la victoria. ¿Habrá una victoria? La única referencia más o menos razonable, en una materia reacia a cualquier comparación, es la elección a senadores nacionales de 2017.
La expresidenta compitió en esa ocasión en la boleta de Unidad Ciudadana. En la tercera sección electoral, para la que se postuló el lunes, obtuvo 1.503.225 sufragios. El equivalente al 43% del total. Esteban Bullrich, que era el candidato de Cambiemos, recogió 1.163.873 votos, que fueron el 34% del total. Sergio Massa, cabeza de la lista 1País, levantó 341.496 votos, es decir, el 10%. Y Florencio Randazzo, con el Frente Justicialista Cumplir, obtuvo 172.430 sufragios, el 5% del total.
La guía que ofrece este antecedente de 2017 es demasiado aproximada. ¿Aquellos votos de Massa eran kirchneristas o antikirchneristas? ¿Y los de Randazzo? De cualquier manera, es obvio que la señora de Kirchner está más lejos de ganar que de perder. ¿De quien la reemplace se puede decir lo mismo? Este escenario debe ser sometido a otro factor de incertidumbre. ¿Qué hará Axel Kicillof?
El sábado pasado lanzó su propio movimiento, Derecho al Futuro, y suscribió la adhesión de varios intendentes, algunos muy determinantes en la tercera sección electoral, como Fernando Espinoza, de La Matanza, o Jorge Ferraresi, de Avellaneda. ¿Armará Kicillof su propia lista para enfrentar a la de su antigua jefa? Sería la consecuencia lógica de sus movimientos anteriores. Sería la temeraria provocación para una derrota autoinfligida. Sobre todo, porque el propio gobernador alentó la suspensión de las primarias. Dicho de otro modo: dispuso las piezas de tal modo que, si no hay un acuerdo interno para armar una sola lista, el peronismo le deja servida la mesa a la Casa Rosada para un triunfo inesperado. ¿Se sostiene entonces la tesis de quienes atribuyen a Kicillof la planificación de una derrota peronista como único procedimiento para terminar con el liderazgo de la expresidenta? Una pregunta más: ¿quién se haría cargo de esa liquidación? ¿Kicillof o la Corte? Hay un mundo posible en el cual el gobernador y los tres magistrados compiten entre sí.
Cristina Kirchner volvió a abrir un canal de diálogo con el gobernador. Hace más de seis meses que no dialogan. Ella se queja ante los muy allegados: “Es imposible hablar con él. Está en un loop, gira y gira sobre los mismos argumentos. Parece que no puede escuchar”. Sin embargo, ella le dejó un mensaje anteayer a la mañana, a través de su secretario. Kicillof esperó nueve horas para responder.
“No fue por mala educación que tardó tanto; fue por inseguridad”: así reflexionó alguien que conoce a ambos. Si, como indicaría la lógica, los dos sectores convergen en una lista de unidad, el gobernador deberá ceder bastante. Porque su antigua madrina está pensando en nombres difíciles de menospreciar como cabeza de lista: Felipe Solá en la primera sección electoral, siempre que no sea Sergio Massa, a quien Cecilia Moreau postuló ayer para la lista de diputados nacionales; o Teresa García, actual jefa del bloque de senadores provinciales. En la cuarta, Julián Domínguez. En la quinta, Fernanda Raverta. En la sexta, la persona que proponga Federico Susbielles, el intendente de Bahía Blanca. ¿Alejandro Di Chiara, líder indiscutido de Monte Hermoso? Kicillof tendría derechos plenos sobre la octava sección, La Plata, donde la lapicera la controla su padrino, Julio Alak. Si se mira ese mapa de candidaturas queda claro que la señora de Kirchner sigue siendo, por ahora, la jefa del partido en la provincia.
La Libertad Avanza está cerrando su alianza con el Pro, en negociaciones con Cristian Ritondo, el entrañable “Pucho”, y el “Colo” Diego Santilli. A propósito de Ritondo y de Santilli: ayer la Corte resolvió seleccionar a tres conjueces para tratar el caso impositivo de Tabacalera Sarandí. Dos para cubrir las vacantes y uno para reemplazar a Rosenkrantz, que se excusó en ese expediente.
La única certeza en el oficialismo nacional es que la lista para el Congreso será encabezada por José Luis Espert. Otra curiosidad: en las últimas elecciones, las de 2023, Espert formó parte de las filas “comunistas” de Horacio Rodríguez Larreta atraído por Santilli. A propósito de la tarea a la que están consagrados Espert y tantos otros: que la disfruten todo lo que puedan, porque ayer el Presidente retuiteó un mensaje llamando a cerrar el Congreso.
El radicalismo de la provincia de Buenos Aires está a punto de sumarse a las “fuerzas del cielo”. Sobre todo por la presión de sus intendentes, que no quieren ser desafiados por candidatos de Milei. La coartada para esa coalición es que se trata de armar un frente antikirchnerista. Decir antiperonista sería de una incorrección imperdonable. Este criterio permite liberar la estrategia nacional. Para las elecciones de octubre la UCR podría dar libertad de acción a sus candidatos en las distintas jurisdicciones. Síntomas de la larga agonía del partido centenario.
Para las elecciones provinciales el dato más valioso es quién será el que levante las banderas de Milei en la tercera: Karina Milei avalaría a Sebastián Pareja; pero Santiago Caputo sueña con ubicar a uno de sus tuiteros, en la idea de que para enfrentar a Cristina Kirchner, o a su fantasma, se debe optar por una candidatura radicalizada. Sin embargo, la gran oferta, como siempre que se es oficialismo, es la obra de gobierno.
La Libertad Avanza sigue apostando a la baja de la inflación. Y a acelerar algunas decisiones administrativas que hagan juego con su retórica. Para este programa comienza a circular una versión: reprivatizar las acciones de YPF y, de paso, pagarle al fondo Burford con ese activo. Esa firma financiera, asociada a la controvertida familia Eskenazi, reclama 16.000 millones de dólares en el tribunal neoyorkino de Loretta Preska.
Para estar seguros de cobrarlos, sus abogados apuntan a la caja del Estado y a la caja de YPF, con el argumento de que son la misma cosa. Tal vez Milei les dé un argumento invalorable de forma involuntaria, cuando asista en Roma a la firma de un convenio entre la petrolera argentina y el Ente Nazionale Idrocarburi (ENI). Aplauden en Burford.
05/06/2025 a las 4:36 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
No es sólo el Garrahan: el Estado pierde cada vez más capacidades por el desguace de Milei
Noelia Barral Grigera
Fuente: CENITAL
(*) Notiar.com.ar
4/6/025
Cuando el jueves 27 de marzo un avión de Aerolíneas Argentinas se vio obligado a girar durante 53 minutos en el aire, sobre el Aeropuerto de Sauce Viejo, porque nadie respondía en la torre de control, varias luces de alarma se encendieron en simultáneo. Eran las 7:05 de la mañana y los 97 pasajeros junto con la tripulación atravesaron largos momentos de zozobra. Apenas una semana antes, los trabajadores de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) le habían advertido por nota al Gobierno de Javier Milei que sus medidas ponían en riesgo la seguridad operacional de la aviación. El Gobierno nacional nunca explicó qué pasó. Los trabajadores aseguran que ese día no había controlador aéreo en la torre a causa de los despidos masivos.
A más de dos meses de aquel episodio, situaciones similares se acumulan en distintas áreas de la Argentina. Hacen advertencias, como aquella de la ANAC, los trabajadores de Vialidad Nacional, los médicos del Hospital Garrahan, los científicos del Conicet, los técnicos del Instituto Geográfico, las familias de las personas con discapacidad y hasta los actores y actrices que además de sentir el ajuste en carne propia hablan también por lo que ven a su alrededor. En el segundo año del gobierno de Milei, la motosierra sigue operando y recae sobre áreas sensibles que, si funcionan mal o fallan, podrían terminar desencadenando tragedias.
La Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) es un caso elocuente. Creada en 2008 siguiendo lineamientos de la ONU y por impulso de los familiares de los jovencitos muertos en la tragedia del Colegio Ecos, en una ruta en Santa Fe, la ANSV se dedicó de manera exitosa a intentar bajar la siniestralidad vial en la Argentina. Antes de su aparición morían 15 personas por día en hechos viales. Aproximadamente, 5.600 muertes al año. En 2024, los fallecidos totales fueron 3.900. Mil setecientas muertes menos. Una baja superior al 30%.
Hoy, el ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, quiere fusionarla con otros organismos que tienen funciones diferentes para ahorrar dinero en salarios. Una decisión que, según denunció el exdirector de la ANSV Pablo Martínez Carignano, no sólo afectará al trabajo de la agencia sino que además puede ser potencialmente más costosa (en atención médica, judicialización y pérdida de productividad por los siniestros viales) que los sueldos que el Gobierno intenta reducir.
En seguridad vial es insoslayable, además, el estado de las rutas nacionales. Martínez Carignano detalló a Cenital que “desde diciembre de 2023, el Gobierno nacional dejó de conservar las rutas nacionales” y que por eso “aumentaron los accidentes y también las muertes”. Esto provocó el reclamo de algunos gobernadores, a quienes Milei les respondió sin más que, si quieren mejores rutas, se hagan cargo de ellas.
Mendoza fue la primera en aceptar y se hará responsable de algunos tramos de la ruta 7 y de la ruta 40. Como resultado, ahora los ciudadanos deberán pagar peajes para circular por rutas que antes eran gratuitas y financiadas con sus impuestos. “El Estado nacional elude su responsabilidad. Las provincias asumen una que no les corresponde. Lo que los une no es el interés público, sino el reparto de la recaudación. Venderán esta medida como una mejora para los usuarios, pero en realidad es una extorsión disfrazada: pagar o seguir transitando caminos rotos y peligrosos”, advierte Martínez Carignano.
ADMINISTRAR O GESTIONAR
La idea de que gestionar el Estado es sólo administrar la macroeconomía aleja al gobierno de Milei de sostener políticas estrechamente vinculadas con el bienestar de los argentinos, como la seguridad vial o aérea, o la atención médica de superlativa calidad que ofrece el Hospital Garrahan para los niños en la Argentina. El Estado pierde así capacidades para detectar potenciales peligros e intentar evitarlos. Para justificar recortes que además de crueles terminan siendo –según muestra la evidencia en la Argentina y otros países– más costosos por las consecuencias que provocan, el Gobierno apela a recetas conocidas: instalar sospechas, sugerir la presencia de “ñoquis” o trabajadores innecesarios en cada sector apuntado y hasta desmerecer los logros de cada una de las políticas encaradas por los organismos o áreas a ser eliminados, fusionados o recortados.
La pirueta discursiva, de todas maneras, no es fácil. Lo sabe el libertario Ramiro Marra que reniega del Estado presente pero a la vez avisa: “Las funciones básicas que tiene que cumplir el Estado son seguridad, justicia, educación, salud”.
Además, como detectó el director de Planificación Productiva de Fundar, Daniel Schteingart, muchos de los recortes que aplica el tándem Milei-Sturzenegger recaen sobre políticas que ayudarían a bajar la desigualdad en la Argentina. La información surge del estudio Fiscal policy, income redistribution and poverty reduction in Argentina (Cruz López del Valle y otros, publicado en 2021), que analizó qué tan progresivos son y cuánto ayudan a bajar la desigualdad los distintos componentes del gasto público. Según ese documento, la inversión en la moratoria previsional, la educación pública (primaria y secundaria) y la salud pública son políticas de mucho impacto para reducir la desigualdad.
Pero incluso desde una mirada libertaria, sin necesariamente hablar de igualdad, equidad o empatía, la decisión de no hacer ni arreglar rutas y caminos también puede afectar a la macroeconomía. Para un modelo económico que apuesta a la llegada de inversiones extranjeras no debería haber pasado de largo la advertencia de Marcelo Álvarez, CEO de la minera Barrick Gold, en el encuentro del Instituto Argentino de Finanzas (IAEF). «Con el RIGI no alcanza. La inversión en la Argentina es mucho más compleja que hacerla en Chile. Entonces, el inversor entre ir a Chile que ya tiene la infraestructura o venir a la Argentina que tiene que construir las rutas y su propia línea eléctrica, va a tomar la decisión de ir a un país donde eso ya está”, dijo Álvarez. Nadie en el Gobierno nacional pareció recoger el guante.
DESFINANCIAR Y AHOGAR
La situación de desfinanciamiento o ahogamiento que pone en crisis severa las capacidades del Estado alcanza a muchas otras áreas críticas, además de las rutas, los controladores aéreos y los pediatras. Por mencionar algunos: el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el Instituto Geográfico Nacional, la Casa de la Moneda –y el ya insólito faltante de chapas patentes–, la ANMAT, la Aduana, Trenes Argentinos o el Senasa. Para poder concretar la mayor parte de las desregulaciones, modificaciones y achicamientos en estos organismos y políticas Sturzenegger se basó en las facultades delegadas que le concedieron al Poder Ejecutivo los legisladores en la Ley Bases, además de en los contenidos del mega DNU 70/23, dictado apenas asumió Milei.
Párrafo aparte merece la situación del Conicet y el resto de las instituciones y organismos del sistema científico nacional, que hoy se encuentra paralizado. No es sólo falta de financiamiento, es además un asedio permanente y también –a un año y medio de gobierno– la falta de nombramientos o la ejecución de concursos. Con un agregado que coquetea con el desfalco: la apropiación por parte del Estado de 53 millones de dólares que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) le asignó a la Argentina para que invierta exclusivamente en desarrollo e investigación científica y que el Gobierno retiene sin dar ninguna explicación.
Algo similar sucede con los fondos del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), que entre otras fuentes se financia con un impuesto del 10% sobre cada entrada de cine; o con el Fondo de Fomento Concursable para Medios de Comunicación Audiovisual (FOMECA), que se paga con lo recaudado por impuestos y multas a los medios de comunicación audiovisual. Son fondos que el Estado recauda, pero que retiene y no aplica a las políticas específicas para las que fueron creados.
Hace más de tres meses, más de dos mil científicos argentinos denunciaron esta situación ante el BID. “¿Cuántos fondos quedan? ¿En dónde están? ¿Se han girado al país y no se han usado?”, se preguntaban entonces. Las dudas siguen abiertas porque el BID, hoy a cargo del brasileño Ilan Goldfajn (ex FMI), prometió investigar pero aún no respondió.
05/06/2025 a las 6:25 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Milei contra jubilados y discapacidad: no es «déficit cero» sino «plan platita» para los empresarios y el FMI
Sofía Hart
Prensa Obrera
5/6/025
Javier Milei amenazó con vetar las leyes recientemente aprobadas por Diputados, en caso que obtengan sanción definitiva en el Senado, alegando que comprometen el equilibrio fiscal. Sin embargo, tanto la emergencia en discapacidad como el paquete jubilatorio suponen montos ínfimos para atender muy parcialmente una situación crítica, muy inferiores a las exenciones impositivas a los capitalistas o las sumas destinadas al pago de intereses de deuda. El gobierno le impone sacrificios al pueblo para sostener la generosidad con los grandes poderes económicos y el FMI.
El miércoles 4 de junio, la Cámara de Diputados votó, por un lado, aumentar 7,2% las jubilaciones, elevar el bono a $110.000 y prorrogar por dos años la moratoria previsional. Por otra parte, obtuvo media sanción el proyecto de ley para declarar la emergencia en discapacidad hasta diciembre 2027, que incluye, entre otras cosas, regularizar los pagos y actualizar los aranceles de los prestadores de servicios. Mientras esto sucedía dentro del recinto, la Plaza Congreso era escenario de una movilización multitudinaria, donde convergieron numerosas luchas contra el ajuste gubernamental.
La respuesta del presidente frente a esta derrota parlamentaria fue tuitear «Esperemos que los senadores no apoyen esta demagogia populista pero de cualquier forma nuestro compromiso es vetar cualquier cosa que atente contra el DÉFICIT CERO». Por su parte, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, confirmó que el Ejecutivo vetará los cambios en las jubilaciones en caso que sean ratificados por el Senado, mostrando, una vez más, el encono particular de este gobierno con los adultos mayores.
Lo cierto es que, según los cálculos de la Oficina de Presupuesto del Congreso, la extensión de la moratoria y el aumento del bono implican un gasto extra de $2,6 billones. A su vez, el impacto fiscal anualizado de la emergencia en discapacidad se estima en $3,9 billones. Cifras muy alejadas de las advertencias de Martín Menem, quien le asignó un costo de U$S 12 mil millones ($14,4 billones) a dichas medidas para justificar el rechazo del oficialismo.
Ahora bien, el gobierno no dice una sola palabra del enorme impacto fiscal que representan los gastos tributarios, conformado por las rebajas impositivas destinadas a las patronales. Estos ascienden a $27.025.062,8 billones anuales (3,58% del PBI), según un informe elaborado por la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) en base datos oficiales. A eso debemos sumarle los $2 billones aproximadamente que deja de recaudar el Estado tras la reducción Bienes Personales contemplada en la Ley Bases, de la cual se benefician aquellos con mayor patrimonio.
También omiten los $10,3 billones presupuestados para el pago de servicios de la deuda, de los cuales ya se ejecutaron $3,4 billones desde que empezó el año. Como vemos, el culto al «déficit cero» por parte de Milei se nutre del padecimiento de los jubilados, de las personas con discapacidad y de los pacientes del Garrahan, mientras no hay austeridad alguna en el gasto público dedicado a engrosar los bolsillos de los capitalistas y de los acreedores. El filo de la motosierra solo se posa sobre las necesidades sociales para transferirle recursos a los poderosos.
La experiencia reciente demuestra que no podemos confiar nuestras demandas a un Congreso repleto de colaboracionistas con el gobierno. Para lograr un resultado favorable en el Senado y derrotar un eventual veto de Milei tenemos que profundizar el camino de la movilización callejera. No es tarea de las mayorías populares velar por el equilibrio fiscal a expensas de sus condiciones de vida, este debe recaer íntegramente sobre las espaldas de la clase capitalista.