Por Luis Alejandro Rizzi.-
Rusia invadió Ucrania en los últimos días del mes de febrero de 2022. Unos días antes, Rusia y China habían firmado un documento político importante en el que se describía una alternativa a las democracias políticas occidentales y se legitimaban las llamadas zonas de influencia.
El 2 de septiembre hubo otra cumbre entre ambos; esta vez se agregó el presidente de Corea del Norte, Kim-Jong-un, donde China, recordando los 80 años del fin de la segunda guerra, exhibió su poderío militar, que sería inferior al de los EEUU.
Una semana después de este encuentro se produce la “invasión rusa” con drones, sin armamento bélico, sobre el cielo de Polonia, que son derribados por su sistema defensivo, con la colaboración de aviones holandeses.
Por último, desde la visita de Vladimir Putin a Donald Trump en la base militar de Alaska, Rusia incrementó sus ataques contra Ucrania, llegando a “misilar” la casa de Gobierno en Kiev.
Si algo faltaba, Israel o Netanyahu, es difícil saberlo, violaron la soberanía de Qatar, atacando un edificio donde se reunía la cúpula de Hamas que negociaba un posible acuerdo o desacuerdo con Israel.
Según se mire, lo de Israel es mas grave que lo de Polonia; sin embargo, los dos hechos son igualmente graves, porque en última instancia, el objetivo es saber cuál es la real influencia de Trump en el mundo y cuál es su límite de “paciencia” o “impaciencia”.
Putin carece de escrúpulos y es obvio que Finlandia, Estonia, Lituania, además de Ucrania, consideran territorios, no sé si propios, pero por lo menos que deben estar bajo su control, como zona de influencia de Moscú, países que, salvo Ucrania, integran la NATO.
Los países socios en la NATO son Albania, Alemania, Bélgica, Bulgaria, Canadá, Croacia, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estados Unidos, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Islandia, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Macedonia del Norte, Montenegro, Noruega, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido, República Checa, Rumanía, Suecia, Turquía.
En este paisaje ajedrecístico, Trump parece ser el rey, que tiene libertad de movimientos, pero en un radio de acción de un solo cuadro; China, la dama, con libertad de movimiento sobre todo el tablero y Putin, un alfil de China. Recordemos que el alfil se mueve en diagonal, entre diferentes, amigos, adversarios o enemigos.
Veamos, inició este juego apoderándose de Crimea y Occidente lo toleró. Unos años después, ocho, invadió Ucrania, y Occidente, incluido EEUU, sólo reaccionó en el terreno económico y con ayuda militar para facilitar más bien sólo su defensa.
Ahora, con los “drones sobre Polonia, testeó la reacción de la OTAN, pero cabe preguntarse si la reacción de Polonia fue una sobreactuación, que esconde la debilidad de la NATO, de Europa y de EEUU.
A este “alfil” ruso o Putin, sus movimientos atemorizan a las poblaciones y condicionan a sus dirigencias políticas, en tiempos en que la gente parece no estaría dispuesta a morir ni por la defensa de su propio terruño.
La vez pasada me comentaba un “experto” en Rusia que, si Putin quisiera, podría terminar la guerra en Ucrania en una semana, pero para su estrategia, sólo le interesa mantener el conflicto; de ese modo desgasta a los propios ucranianos y a Europa, que ahora, al incrementar sus presupuestos militares, restará dinero a la gente, otro modo de generar descontento.
La estrategia de China, observando el mundo y su alfil Putin, consiste en tácticas intermitentes, guerras limitadas y largas. Hasta ahora ni la Unión Europea, la OTAN y EEUU, no encontraron respuesta, o sí contemplar.
Esta reacción de “las derechas”, en dirección al aislacionismo aplicaría en la doctrina de los “idiotas útiles”. Podría llevar al lento y fatal desmembramiento de la Unión Europea y la salida de EEUU de la OTAN, en nombre del “MAGA”, de Donald Trump.
“La posdemocracia, en fin, supone un espacio incierto que responde a los retos de la sociedad digital, a la vez que es consecuencia del asedio histórico que sufre la democracia representativa y de los fracasos de ésta en la confrontación de los problemas de la ciudadanía y en la atención a sus demandas”, decía en una nota publicada en el diario El País, Manuel Alcántara Sáez, explicando este fenómeno de las nuevas democracias autocráticas
Lo último y no menos importante es el caso de Israel y Netanyahu. Éste tiene su vida política y su libertad ligada al conflicto permanente y quizás su objeto final es de ocupar Cisjordania, los territorios palestinos. Hoy lo intenta con la franja de Gaza, forzando la migración de la población palestina.
El ataque a Qatar -de eso se trata- fue un aviso que no sabemos si Trump toleró o no fue oído. En los dos supuestos quedó desdibujado.
Europa parece sitiada por el Este y el sureste y, para mal de todos sin creencias, el bienestar económico de la social democracia es insuficiente.
Esta incertidumbre impactará en el turismo, otra fuente de ingresos para la Unión Europea y para su mercado.
China observa y no creo que negocie con Trump, porque es inestable. ¿Esperará un presidente demócrata…?
Su objetivo no es la guerra, de eso se ocupa Putin, mientras China quiera.
El enigma es Kim-jong-un, ¿un cisne oscuro? Le sobra poder destructivo. ¿Lo podrá controlar Xi Jinping?
12/09/2025 a las 2:15 AM
DADA LA ACTUAL SITUACION POLITICA MUNDIAL,
VIVIR EN AMERICA LATINA SERA UN PRIVILEGIO QUE
PRONTO APRECIARAN QUIENES SE FUERON A EUROPA EN BUSCA DE UNA VIDA MEJOR.