Por Luis Alejandro Rizzi.-
Donald Trump salvó del colapso al gobierno de Javier Milei, ya que, sin esa ayuda, los mercados habrían aplazado su gestión político-económica.
Ese aplazo no necesariamente hubiera significado su caída por renuncia o destitución política, pero lo hubiera dejado extremadamente debilitado.
Sin embargo, el salvataje tampoco lo fortalece políticamente, ya que no lo libera de su aplazo ni de su fracaso en su propio oficio, de economista. La situación económica sigue en estado crítico y ese salvataje difícilmente se perciba, por lo menos en lo inmediato, en el bolsillo de la gente.
Será difícil que lleguen inversiones del exterior y que haya locales, ya que el país, técnicamente, continúa en default.
La deuda de los próximos años la pagaría el Tesoro de los EEUU, es decir, no la pagará el gobierno argentino sino su fiador. Esto significa que hubo un cambio de acreedor, pero la deuda continuará devengando intereses, es decir, se incrementará.
Se trata de “la deuda pública directa de la administración central es aquella asumida por la misma en calidad de deudor principal”, según la Ley de Administración Financiera 24156”.
Ese pago que asumiría el Tesoro de los EEUU tampoco significa que se mejoren las reservas del Banco Central, ya que, como dijimos, el nivel de deuda se mantiene, a la que habrá que sumarle el costo de la financiación del Tesoro de los EEUU, que obviamente no es gratuita, cualquiera sea el modo en que se instrumente.
Sea compra directa de bonos de deuda emitida en dólares en el exterior -deuda externa pública- o mediante un acuerdo de monedas “swap”, que se usaría para el pago.
Es también una obviedad que esta ayuda responde a un pacto implícito de sumisión de Milei con Trump, donde ayer en su discurso en una ONU casi vacía, dio crédito a esa suposición, que por cierto resultó empalagosa.
Este “pacto personal” compromete a la Argentina, ya que seguramente deberá cancelar el “swap” vigente con China y además dificultar intentos de inversión de capitales de ese origen, que, según el propio Milei, “no pedían nada a cambio”.
Es curioso: su síndrome de Estocolmo prefiere ser sumiso de su amo que negociar con un par en igualdad de condiciones.
Resta ver cómo funcionará el mercado cambiario a partir del 27 de octubre, porque internamente nada cambió para mejor; estamos igual que el viernes pasado.
En la Fundación del Banco Santander hubo ayer, 24 de septiembre, una reunión de Pymes, a la que asistí, en la que se analizó la situación económica y política local, por un funcionario del Banco y Carlos Pagni respectivamente. En ambos análisis predominó un sentido crítico, más bien negativo, o de incertidumbre, para ser más benévolo.
La opinión casi unánime del auditorio, unas 200 Pymes, fueron muy críticas el gobierno de Milei.
Pasa algo curioso: se analiza la gestión de Milei desde el punto de vista exclusivamente cuantitativo y matemático y los números lo favorecerían, pero no se pondera la calidad de la gestión ni la calidad de sus decisiones.
En todo caso se limita a ponderar la llamada macro y criticar la micro, lo que es un oxímoron.
Si la micro está mal, la macro no puede estar bien.
Queda un interrogante flotando en el ambiente, el fuerte apoyo de Trump, intenta favorecer al gobierno en sus posibilidades electorales el 26 de octubre, si el resultado no fuera bueno, ¿cambiará de opinión?
25/09/2025 a las 7:38 AM
EL MIÉRCOLES DE LA PRÓXIMA SEMANA EL KIRCHNERISMO PREPARA UNA MARCHA PARA QUE LA CHORRA CONDENADA Y SU BANDA DEVUELVAN LOS U$S 1.000.000.000.000 QUE SE ROBARON.
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