Por Carlos Tórtora.-

Un toque de sentido común iluminó a Javier Milei en medio de un ciclo de desvaríos que ya lleva dos semanas. Suspendió su viaje a Las Vegas para ver a Fátima Flores, algo que puede hacer sin costo alguno en la calle Corrientes. La suspensión es, por lo pronto, un indicador de que el gobierno asume la gravedad de la situación y que sus votos para el domingo están bajando por un tobogán.

La realidad es que son muchas las fuentes que hablan de un presidente deprimido y hasta ausente del quehacer diario del gobierno, algo que por otra parte nunca fue su fuerte.

La lista de hechos que tendrían semiparalizado a Milei es larga: los audios de Spagnuolo, los de Karina, el ataque sufrido en su caravana por Lomas de Zamora y algo más que no se comenta. Esto es, la extrema frialdad con que lo viene tratando la Casa Blanca desde que empezó el Karinagate. No sólo ni se habla más de la invitación a Washington sino que ningún funcionario de la administración Trump, ni siquiera de segunda línea, aparece para hacer un comentario favorable al presidente argentino mientras distintas versiones indican que el caso $LIBRA podría agravarse próximamente en los tribunales de Nueva York.

Pero lo que agrava las cosas es que la antes omnipresente Karina Milei también estaría dejando de gobernar el país y hablaría con poca gente por miedo a las grabaciones. En medio de un clima de paranoia, la Secretaria General daría pocas órdenes verbales y se rodearía de todo tipo de medidas electrónicas, pasándose el día ocupada con el seguimiento de la investigación judicial iniciada por los audios de Diego Spagnuolo.

Con Milei semiausente y Karina dedicada al escándalo que la envuelve, las miradas confluyen en Guillermo Francos, que desde que estalló el escándalo levantó su perfil y hasta criticó moderadamente a Milei. En los pasillos de la Casa Rosada se lo señala a Francos, en el caso de ser derrotada LLA, como el virtual interventor del gobierno puesto por Eduardo Eurnekian y una parte del círculo rojo que quiere que Milei reine pero no gobierne.

De más está decir lo obvio: Santiago Caputo estaría escondido para evitar que los próximos audios sean de él mismo.

En el Titanic

No hay duda de que Francos estaría en capacidad de evitar parcialmente el derrumbe de la gestión, pero todo esto en un clima de desconfianza y paranoia, con nuevos escándalos apareciendo todos los días.

El otro que simula cubrir el vacío de poder es Luis Caputo, que cada vez le consultaría menos a Milei acerca de cómo hacer para evitar que el dólar se escape y las tasas absurdas de interés provoquen un colapso. Pero el rol central de Caputo está deteriorado por el obvio fracaso de su gestión y por la aparición de flamantes negociados. Ayer se conoció que el ministro, mediante una sospechosa licitación exprés, le adjudicó a su primo Nicky dos de las áreas licitadas para la instalación de las pilas gigantes para cubrir el déficit de energía. Se trata de los proyectos para las áreas de Edenor y Edesur. Pero este negocio elevará el costo del Mega de 50 a 150 dólares y el que pagará será el usuario. Para muchos, Caputo en días más estaría tan golpeado como Karina.

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