¡Y se armó!

Por Claudio Valdez.-

“Y se armó la discusión por culpa de una pollera”; canta un “chamamé” litoraleño argentino. Pareciera una premonición para el devenir político causado por tiempos de elecciones internas partidarias y las expectativas de las venideras “de medio tiempo”.

El impacto acusado por “la oposición” con motivo del abandono de demasiados seguidores que inclinan sus voluntades por otras alternativas electorales, hizo que sus voceros distribuyeran culpas entre propios y ajenos. Como es su arraigada costumbre, omitieron hacerse cargo de los despropósitos incurridos, las temerarias decisiones, la “mala praxis” y mala fe con que provocaron su desprestigio.

Por reiteradas experiencias sabemos de la machacona intervención mediática (ahora sobre todo en “redes sociales”) de “la Señora”, con su prepotencia, jactancia y despectiva ironía, que se transforma en “habitual silencio” cuando algo “le sale mal”: reveses económicos, políticos, electorales, e incluso judiciales. Ante esas eventualidades, reaparece días después explicando con “alambicadas y personales interpretaciones” su relato. El tiempo intermedio transcurre entre impertinentes, incomprensibles y contradictorias opiniones vertidas por sus secuaces. Habitualmente reprocha y critica a cualquier adversario (incluso de su propio espacio político) apelando a los sectores juveniles en defensa de un “exclusivo proyecto personal”, con prescindencia de cualquier resultado electoral. Ahora la jueza Servini le otorga razón como candidata por “lista única” del Partido Justicialista.

Sus reclamos y advertencias semejan a aquel quisquilloso paisano que decía: “No me pise, no me empuje, no me agarre, no me toque, y que nadie se me arrime que lo voy a pelear” (La Guampada, chamamé de Mario Millán Medina). Conducta folclórica “pintoresca” si la hay, pero inadecuada para la convivencia entre vecinos, habitantes y ciudadanos.

La acción política en La Argentina de los últimos tiempos multiplicó este tipo de conductas extraviadas, que resultaron estímulo para una virtual “contrapolítica”: imperio del guapo, del pendenciero, del más fuerte, del extorsionador… y sometimiento de los “amansados” con subsidios y prebendas. Las transgresiones y disparates incurridos se evidencian ante la comparación por simple lectura de las “Declaraciones, derechos y garantías” de la Constitución Nacional. Los significativos desvíos son la causa de decadencia y conflictos en escalada.

En la década de los 70s el odontólogo Cámpora fue apodado “el tío”, invocándose su “hermandad” con los postulados del Gral. Perón. Para mantener “la memoria” y hacer apología de aquellos tiempos de bombas, atentados, secuestros y muerte, militantes radicalizados y buscadores de prebendas conformaron una organización política juvenil en apoyo del activismo con la misión de “ganar la calle”; le llamaron “La Cámpora”.

Tras “la pollera de mamá” Cristina (responsable de casi todos los conflictos institucionales) esa militancia insiste en “movilizar” y continuar depredando con exclusividad al exánime Partido Justicialista. ¡La jueza Servini viuda de Cubría así lo garantiza!