Por Paul Battistón.-

El Batakazo le abrió las puertas, así parece en primera instancia.

Un mes tarde llega el Massa Group al lugar que le era obvio de ocupar, lo obvio por un simple análisis de descarte. De la trilogía de poder, (si creemos generosamente que Alberto tiene alguno) es Massa quien aún no se ha quitado el embalaje de burbujas de aire.

Lo de llegar tarde es relativo y no significa una coincidencia biunívoca con un grado de oportunidad. Seguramente tarde para quienes están al frente y padecen el derrumbe monetario acelerado repentinamente y que fuera sostenido más de lo esperado por un obstáculo con forma de ministro sub nobel atascando los dientes del engranaje de nuestra máquina devaluadora.

El acto de demostraciones de confianza del particular mercado de este bizarro país ha tomado vida propia, se ha convertido en un intrincado algoritmo capaz de sostener con vida lo que ya no tiene signos vitales.

Lo que queda de la Argentina clásica trata de sostenerse en un ecosistema (a esta altura casi utópico) en medio de un contexto que lo aísla, asfixia y combate (en cada mensaje le dejan en claro que son enemigos). En este extraño contexto, es el mercado quien está creando confianza para insuflarla a quienes jamás la generarían. No hay otra explicación para que todo no se haya ido al demonio.

Lo del Massa Group como la única salida aceptable post Guzmán apoya la hipótesis del flujo inverso de confianza. ¿Por qué la más absoluta construcción política de traiciones y contradicciones es a la vista de nuestro sin sentido común la salida potable para continuar mal sin que todo empeore?

Desde el propio grupo de contradicciones renovadoras, quizás no es tarde, es justo a tiempo tras el fracaso de Batakis, sobre el cual no hay acuerdo definitivo si es del peronismo albertista o del kirchnerismo cristinista. En todo caso, un fracaso provechoso para un reposicionamiento que parecía imposible después de  transformar “el barrer los ñoquis de la Cámpora” en un side by side con la Cámpora.

También puede que sea demasiado temprano para Don Massa si la llegada a los 30 días post Guzmán fue prefijada por la redactora de libretos y constructora de escenarios. Si así fue, no es necesario forzar la imaginación para adivinar líneas futuras de fracaso en el libreto o nuevos y repentinos cambios de escenarios en la obra beneficiosos sólo para la conductora.

No se debería olvidar la velocidad y diversidad de creación de estos escenarios como el extraño escenario donde fugazmente la liviana figura presidencial fue rellenada con un madrugador primer ministro imaginario, también los escenarios de peleas o de consensos inexistentes vendidas con el rumor de reuniones y ahora una escena de endulzado desembarco cuasi presidencial (o de poder) sólo que acotado a un súper ministerio que suma carteras más livianas a su composición dando un apretado lugar a todo el Massa group pero con una conveniente y convincente forma de gabinete.

Hay una repentina coincidencia de ver un superlativo poder en la designación del nuevo ministro y paralelamente, pero en menor medida una agorera comparación con el Cavallo del débil De La Rúa.

Posiblemente sea una comparación errónea en cuanto al tamaño de los tiempos disponibles y también al reflejo que se lo compara. Massa puede llegar a ser un súper ministro, pero tras de sí no tiene en el esfumado Alberto a un De La Rúa; tiene una Cristina con la lapicera que escribe futuro (lo hace y lo seguirá intentando) y que para anularlo sólo tiene que desconectar a Alberto.

Massa no es linealidad, es vericueto y esa realidad puede deparar sorpresas y radicalizaciones como respuesta.

El superministro deberá cargar con el peronismo como escudo pero deberá tener en cuenta que eso significa tener un aliado que siempre dispondrá de 5 problemas para cada solución y Cristina lo sabe.

Pronto habrá quienes estén atentos a desentrañar un invertebrado juego de señales en pos de entender algo parecido a una crisis de misiles entre los continentes kirchnerista y no kirchnerista del gobierno (kirchnerista).

La próxima línea del libreto atrae la primera línea de micrófonos rumbo a los anuncios del mini gabinete del súper ministro lejos del escenario de la realidad de los alegatos de Luciani.

Menem, más directo en su juego de señales hacia su súper ministro, voló en el avión de Yabrán.

Cristina tiene la lapicera con la que hasta ahora ha forzado escenarios a través de las líneas en su agenda, pero nunca un escenario se le ha independizado de la misma.

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