Por Carlos Tórtora.-

Ayer el gobierno impidió en Diputados que se rechazara el veto a la ley de financiamiento universitario con la misma receta que usó con el veto a la movilidad jubilatoria. Se trata de fisurar algo de los bloques opositores para conseguir algunos votos más. Con la movilidad jubilatoria, las estrellas fueron los cinco diputados de la UCR que se dieron vuelta. Ayer, la nota la dieron los diputados de los gobernadores de Catamarca y Tucumán, Raúl Jalil y Osvaldo Jaldo.

Se abren entonces varios interrogantes. Para empezar, si es posible que esta brecha que los operadores de Javier Milei están abriendo con la cooperación de dos gobernadores peronistas pueda ensancharse.

¿Estamos ante la posibilidad de un PJ libertario? Esto no está claro pero desde ya que el gobierno tiene todavía un margen para captar a peronistas del interior de provincias chicas que dependen sustancialmente del auxilio financiero del estado nacional.

La tendencia de la realidad va hoy en contra de un PJ libertario, porque la dirigencia peronista percibe claramente que la creciente pérdida de votos de Milei está en parte funcionando como un trasvasamiento de votos al justicialismo. En otras palabras, los peronistas huelen una victoria el año que viene y nadie se va de un partido que puede ganar para pasarse a otro que depende exclusivamente de la suerte de una persona.

Más cerca del estallido

Un párrafo aparte es el desesperado intento de La Libertad Avanza por penetrar en el voto peronista del segundo cordón del conurbano. Se vio claro en la movilización montada por Sebastián Pareja en el acto de Milei en Parque Lezama. Allí confluyeron docenas de micros con peronistas y algunos dirigentes de tercera línea. Pero nadie toma en serio esto y se piensa más bien que muchos punteros peronistas le están sacando plata al gobierno para no darle nada.

Otro tema a revisar es cómo repercutirá lo de ayer en el creciente malhumor social. Un triunfo de la oposición hubiera distendido los ánimos en la calle, porque quedaría demostrado que los mecanismos institucionales pueden corregir al gobierno. Pero lo de ayer demuestra lo contrario, o sea, que a la oposición no le alcanza para torcerle el brazo a Milei y éste va a entonces acelerar a fondo. Lo que podría ocurrir parece claro: aumentará la tensión social y el riesgo de situaciones cada vez más conflictivas. Las declaraciones de varios líderes de la CGT diciendo que la misma está vaciada y se va a quebrar son un indicador. Milei está rompiendo todas las estructuras pero esta actitud destructiva también se lo puede llevar puesto.

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