Por Luis Alejandro Rizzi.-

El “AMERICANEXIT”

Donald Trump con su nueva política de aranceles anunciada el “Día de la liberación” provocó algo similar al “Brexit”, pero esta vez EEUU se separó o se excluyó de la “globalización.

Es paradójico que estos dos movimientos “separatistas” fueron direccionados por partidos conservadores, cuando uno podría esperar algo similar desde las izquierdas. Fue al revés.

No le fue bien al Reino Unido con el “Brexit” y ahora un líder del partido laborista situado a la izquierda, el primer ministro Keir Starmer comienza el lento retorno a la Unión europea, comenzando por un programa de defensa europeo.

El “Americanexit” no rompe el “multilateralismo”, ni mucho menos; se divorcia y se aleja del mundo, guiado no sólo por una grave miopía geopolítica de Trump sino por una supina ignorancia e incultura.

Su postura es de un primitivismo que sorprende y expresión de la declinación casi vertical de los EEUU en su rol de potencia mundial.

Thomas Friedman escribía días pasados en una nota que reprodujo La Nación, el 2 de abril, que en un primer párrafo dice: “Fue fascinante e impresionante, pero en última instancia profundamente inquietante, una vívida confirmación de lo que me dijo en Pekín un empresario estadounidense que ha trabajado en China durante varias décadas. «Hubo una época en que la gente venía a Estados Unidos para ver el futuro», dijo. «Ahora vienen aquí»”.

Luego agregaba; “Da mucho miedo verlo de cerca. El presidente Trump se centra en los equipos en los que pueden competir los atletas transgénero estadounidenses, y China se centra en transformar sus fábricas con IA para superar a todas las nuestras. La estrategia del “Día de la Liberación” de Trump consiste en redoblar los aranceles mientras desmantela nuestras instituciones científicas nacionales y la fuerza laboral que impulsan la innovación estadounidense. La estrategia de liberación de China consiste en abrir más campus de investigación y redoblar los esfuerzos en la innovación impulsada por IA para liberarse permanentemente de los aranceles de Trump”.

Pues bien, los EEUU se aleja del futuro y al revés de la caverna de Platón, Trump cree que el mundo es sólo EEUU, que convierte ahora en una inhóspita caverna, que conforma su realidad.

Es posible que deje la OTAN y reduzca su poder militar a una escuadra de “boy scouts”.

En este globalismo sin EEUU, China aparece como líder natural, como lo fue EEUU entre los 1950 y 1970, ahora “La revolución de los directores” de James Burnham la protagonizará el capitalismo chino, tal como lo piensa Friedman.

EEUU eximió de aranceles a Rusia -Vladimir Putin-, lo que podría significar su primer gran triunfo comercial y una suerte de salvoconducto para continuar con la guerra en Ucrania o forzar un acuerdo de Paz, que sería equivalente a una rendición, no sólo de Ucrania sino de Europa.

¿Estará Trump abriendo las puertas de un tercer conflicto mundial? Por lo menos parecería que anuncia cuando menos su “neutralidad”.

Esto también muestra la estrechez cerebral de Milei, que busca angustiosamente aliarse con un cavernícola, en el sentido cabal de la palabra.

EL SENADO DIJO NO

El otro hecho de la semana, nos toca más de cerca. El senado rechazó los pliegos de Manuel García Mansilla y Ariel Lijo para ocupar el cargo de jueces de la Corte Suprema de Justicia. Obviamente, el Senado ejerció una atribución legítima.

Lo deplorable fue la reacción del Poder ejecutivo y en especial del Jefe de gabinete, que parecía una persona políticamente honrada.

El gobierno dinamitó el discurso de su representante en el Senado, un tal Pagotto, que quedó pagando, que habló de diálogo e institucionalidad y verdaderamente protagonizó un verdadero golpe político negativo, menoscabó al Senado, que en definitiva rechazó tres caprichos, de Lorenzetti, Milei y Santiago Kputo. En verdad es posible que Milei haya sido ajeno a las postulaciones y que poco o nada le importe el tema. Si así fuera, más grave sería la cosa.

MANUEL GARCÍA MANSILLA

No tiene sentido discutir la continuidad de García Mansilla como Juez de la Corte. El nombramiento en comisión tendría validez hasta que el Senado resuelva si le concede o no el Acuerdo.

En el mismo momento que el Senado rechazó el acuerdo, cesa la designación en comisión y a partir de ese momento pierde su legitimidad. Creo que incluso sería innecesaria la renuncia, porque no se puede renunciar a la función que se carece. El presidente de la Corte debería haberle ya comunicado el cese.

Otro punto, un principio moral, determinaría que García Mansilla deje el cargo a partir de la decisión del Senado de rechazar su postulación.

No da para más.

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