Por Luis Alejandro Rizzi

Se estima que, en el país, la “economía negra” ronda el 40%, lo que significaría que el 60% restante, la registrada, financia a ese 40%.

Es muy injusto.

Ésta podría ser una de las causas del peso de la presión impositiva, dado que el componente fiscal, en muchos casos, explica el 40% o más del precio final de cualquier bien o servicio ofertado en el mercado “legal”.

Sin embargo y paradojalmente, la “presión fiscal” desvía a ese 40% a la marginalidad, ya que, de otro modo, muchos negocios serían inviables.

Como vemos, una vez más nos encerramos en el círculo vicioso del perro que se muerde la cola.

Sin embargo, la “economía negra” genera fuentes de trabajo y centenas de familias pueden “ganarse la vida honestamente” merced a la economía informal, que asimismo es delictiva.

Esta nota se me ocurrió a raíz de lo que parece ser una decisión correcta: la de clausurar ese “shopping-feria” que se llama “La Salada”, ubicada en Lomas de Zamora, conformada por un área de 20 hectáreas que alberga cuatro grandes ferias, las tres más importantes -hoy clausuradas-: Urkupiña, Ocean, Punta Mogote.

Se estima que entre esas tres “ferias” habría unos ocho mil locales con tres o cuatro “empleados”; por lo menos se ocuparían 25 mil personas. Los salarios varían en un promedio que va de los quince mil a veinticinco mil pesos por día.

Hay excepciones. Hace ya unos meses tuve una larga charla con un feriante boliviano que declaró ser dueño y explotador directo de una veintena de locales de diversos rubros. Me explicó cómo funcionaba “la cosa” y que necesitaba gente de confianza.

“Los encargados son familiares”, decía, “y los empleados cobran a “porcentaje”, pero nunca pierden, siempre ganan”, aclaró.

¿Cómo hacés las cuentas?, pregunté

“Por día, cerramos y nos quedamos unas dos horas, me quedo con el 65%, con eso pago “los costos” y el resto se lo reparten los dos o tres empleados. Ellos deciden la forma de la repartija”.

¿Cuáles son tus “costos”?

La mercadería y bueno el resto sabes… “se llevan un 25 o 30…”

¿La policía, la política…?

Lo decís vos.

¿Vendés marcas falsificadas?

No, todo es propio. También abastezco a varios de Flores, sabes. Ellos a veces les ponen marca, pero a su riesgo.

No entiendo.

Sí, ellos “compran las marcas” y la agregan.

¿Pagás impuestos?

Soy tributista, respondió.

¿Vendés con tarjeta?

Sólo “mercado pago”, compré unas cuentas.

Otra vez, ingenuamente dije: “no entiendo”.

Sí, uso esas cuentas y luego me entregan el dinero y se quedan con un 5%.

Les trasladás el problema a ellos.

Para eso les pago, los pueden poner cabeza abajo, no se les caerá un centavo…

Ricardo Arriazu dijo días pasados que, en este proceso que inició Milei, se destruye rápido y se tarda en construir.

Ésa es una visión “economicista” de la vida y es probable que científicamente sea correcto, pero más allá de la matemática económica está la realidad de la vida y por supuesto la política.

Es función de la política la administración del estado y el establecimiento de prioridades y el modo y la forma en que se equilibra la destrucción de lo inviable y la construcción de lo posible.

Es obvio, nunca se logrará el óptimo de Pareto, pero debe ser un objetivo, aunque parezca utópico.

Por ahora en La Salada se abordó un emporio ilegal, pero al mismo tiempo decenas de familias quedaron a la intemperie.

También es injusto, ¿no?

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