Por Luis Alejandro Rizzi.-

Si “todo marcha de acuerdo al plan” vamos mal. Una vez más recordemos que a Milei en las elecciones del 26 de octubre sólo lo votó el 27% del padrón, lo que significa que sobre el total de la población -46 millones- sólo representa a un 20% de la sociedad.

Hugo Haime dijo el sábado en “Perfil” que: “…a seis de cada diez que siguen opinando que el rumbo país está equivocado y que vamos hacia la latinoamericanización y a cuatro de cada diez que piensan que con Milei el país finalmente despegara.” Parecen números generosos, más bien parecería que sólo tres cada diez creen que el rumbo es correcto y siete lo contrario.

Pasa que ese 27% le dio una representación irreal, que se corresponde con el 41% de los votos positivos; el 59% restante no lo votó, una vez más una minoría tendría el control, para darle valor legal a las decisiones de facto que tome Milei, mediante el uso de los DNU. El tercio que por lo menos por un lapso tendrá garantizado, lo pone a salvo de la reforma, de la no sólo inconstitucional, sino además ilegítima ley 26122, que “mal regula” el trámite de los DNU y facultades delegadas, por parte del poder legislativo.

La consultora de Guillermo Oliveto muestra que el 78% de la población vive con un ingreso máximo de $ 2.4 millones, que agrupa a la “clase media baja”, le sigue la “clase baja superior”, con un ingreso de $1,85 millones, y la “clase baja”, que apenas logra un ingreso de $ 750 mil.

Ésta es la realidad social, en la que sólo un 22% obtiene ingresos superiores a 5,2 millones. (u$s 3.545,00).

Pareciera que el gobierno de Milei sólo se dirige a ese 22%, que seguramente integra el 27% del padrón que lo votó.

Este cuadro no es responsabilidad sólo de Milei; más bien es la consecuencia de los 42 años de gobierno institucional.

Estos datos, por sí no son buenos ni malos; son como el Río de la Plata o el Océano Atlántico, no es cuestión de que nos gusten o no, están.

La cuestión, mucho más que problema, que tiene que afrontar Milei es ese 78% y en especial ese 52% cuyos ingresos están por debajo del 1,8 millón. Apenas unos miles más que el costo de la canasta básica total, $ 1,213.799,00 para octubre.

Quedó bajo sospecha el INDEC que, recurriendo a la magia, la estadística evitó mostrar que estamos en recesión. El EMAE dio para noviembre un crecimiento del 0,5, contra un 0,6 de caída en octubre. Ese crecimiento se debe a que se incorporó al índice la actividad financiera y de hoteles y restaurantes. Sin ese maquillaje la recesión sería explícita.

Si “todo marcha de acuerdo al plan”, tenemos la explicación: el gobierno sólo se ocupa de un 22% de la población, es el que califica.

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EL CONURBANO. Parece que el proceso de desindustrialización, que ya va siendo realidad, será otra cuestión para el gobierno, ya que impacta de lleno en el conurbano bonaerense. Más que en reformas laborales y fiscales, el gobierno se debería preocupar y ocupar por esa cuestión, que fatalmente tendrá impacto social.

La desocupación empezará a evidenciarse en ese conglomerado, que no es tenido en cuenta por los proyectos de inversión en energía, minería y servicios, que generaran a lo sumo entre 25 y 30 mil empleos lejos del conurbano, que acoge a un 25/30% de la población del país.

Hace un tiempo, un estudioso del tema me decía: la única solución posible es la de comenzar a promover la migración hacia los posibles nuevos polos regionales de desarrollo, pero eso tiene un costo muy alto, que este gobierno no tiene en cuenta.

El mismo error se comete con las villas de la CABA; el dinero que se gasta en “urbanizaciones” parciales, se debería destinar a la creación de nuevos barrios.

No es una tarea sencilla, porque implica diferentes contenidos en los planes de educación, políticas de salud, provisión de servicios y conectividad. Se trata de un programa con varias materias y hay que hacer todo al mismo tiempo.

Todo esto supera el magro nivel cultural de Milei y de la gente que integra el gobierno, la mayoría ex PRO, que ya fracasaron, hace apenas menos de diez años.

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EL ESPACIO AEREO DE VENEZUELA. Sorprende el llamado de IATA, pidiendo claridad y un mejor contexto en la situación del cielo venezolano.

Para que no haya dudas, Donad Trump cerró el e espacio aéreo de ese país, de donde la ingenuidad de la IATA nos debe preocupar. Daría la impresión de que sus directivos no leen los diarios ni escuchan las noticias, poniendo en evidencia una suerte de endogamia fantasiosa, como si la solución estuviera en manos de Maduro y su banda.

El retiro de las autorizaciones hecho a varias líneas aéreas carece de valor y de importancia, ya que de hecho sólo un loco podría tener interés en viajar a Venezuela. El problema lo tendrán los que quieran emigrar, que ahora serán espectadores forzosos de lo que parece el final de un régimen fatídico.

No es tiempo de reclamos, son tiempos de espera. ¿Ucrania formará parte del plan…?

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CRISTINA. Le llegó su hora final, si bien en el juicio Vialidad, una defensa jurídica podría haberle permitido lograr quizás la absolución. La defensa política la llevó a la condena, porque justo en ese terreno venía perdiendo.

En la causa “cuadernos”, insiste en su defensa política y esta vez quizás tenga razón, no tiene defensa legal posible frente a hechos que ya estarían probados, ni la remota posibilidad de que le apliquen la pena más baja posible.

La duda que nos quedará y que no conoceremos será cómo la ponderará la historia y si esta familia “Kirchner” ocupó un espacio político importante durante más de 35 años (contamos los de Santa Cruz) “por algo fue o por algo habrá sido”.

Ésa será la tarea de los historiadores y es probable que Cristina tenga “un poquito de razón”, no será ponderada por “chorra”, eso sólo será lo anecdótico.

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