Por Augusto Piazza.-
Un par de años atrás, en uno de los Congresos de la Asociación Toxicológica Argentina realizados en Nuestra Patagonia (al menos lo que queda sin ser del mismo propietario), un investigador argentino exponiendo sobre su investigación sobre glifosato recibió varias refutaciones de los profesionales presentes, reconoció públicamente que existen sustancias químicas más tóxicas que el glifosato, pero dijo públicamente que eligió dicho producto, por ser como el tero. Explicación confusa que luego aclaró diciendo que “todos prestan atención cuando el tero grita”, en otras palabras, “hablar del glifosato” lo coloca en el candelero.
Las expectativas de su charla, anunciada como magistral, cayeron por el suelo como su credibilidad pero su honestidad llamó poderosamente la atención. Claro está con el tiempo este investigador siguió imitando al tero, honestidad cero, hasta llegar a la gran pantalla como asesor de unos de los candidatos a presidente, quien continua como diputado.
A partir de las retenciones, un grupo de desconocidos en el ambiente salió a la palestra con golpes bajos, fotos y estadísticas personales, casi nulo rigor científico versus investigadores con todas las letras pero sin difusión.
Días atrás, llama poderosamente la atención las posiciones encontradas de uno de los organismos internacionales sobre la probabilidad de su efecto cancerígeno, en contra de otros organismos que forman parte, también, de la Organización Mundial de la Salud. Claramente tienen diferentes criterios para analizar los mismos trabajos.
Criterio, o sentido común, ése es uno de los temas de conversación con los alumnos, la capacidad de observación, el análisis crítico y sin posición tomada. Hace 30 años que se usa el glifosato en Argentina, hace un poco menos que tenemos empresas que formulan glifosato y unas pocas sintetizan, unas doscientas marcas comerciales. Entonces, ¿dónde están los cientos de muertos, los aumentos del 300% en casos de cáncer, las malformaciones y cientos relatos más? Si fuera así, hoy después de 30 años, no tendríamos gente en el campo. Existiría una emergencia nacional con respecto a los trabajadores y usuarios de glifosato, además de grandes importaciones de alimentos dado que los campos están abandonados porque los que no se murieron, son enfermos terminales en los hospitales.
Irónicamente, mi abuelo diría “los muertos que vos matás, gozan de buena salud”. Nadie niega la toxicidad de toda sustancia química; tampoco desconocemos la relación dosis-exposición, ni somos tan necios de pensar que todo el mundo hace bien las cosas, pero llegar a asustar y crear enfrentamientos entre vecinos eso es grave. Prometer juicios millonarios a una sola compañía, firmar documentos donde un abogado certifica que su enfermedad es producida por que vive cerca del campo deja ser cómico para convertirse en trágico, trágico porque el supuestamente afectado pero enfermo realmente sigue esperando esa fortuna sin recurrir a la ayuda médica que necesita.
Doña Rosa, la escribana, el oculista, el biólogo, el profesor de matemática, el director de cine conocen más que los especialistas médicos toxicólogos y médicos oncólogos, incluso más que los profesionales en ciencias ambientales.
A vuelo de pájaro, irónicamente, si todas las enfermedades graves surgen solamente en la proximidad a la zona de trabajo agropecuario, que suerte vivir en la ciudad totalmente alejados de los campos de soja y sin ninguna enfermedad, tal vez ni necesitemos hospitales o centros de salud.
Si el tiempo y el espacio lo permiten, profundizando los temas se podrá entender qué función positiva para la comunidad tiene el grito del tero y qué intereses mueven a quienes lo imitan.
29/05/2016 a las 5:22 PM
En la Zona de Arrecifes, Pergamino, Salto, Rojas Junín; hace años que no se ve un solo tero o una sola lechuza. ¿Puede usted explicar esa ausencia de especies, sin afectar a las empresas que le pagan esta nota?.
Usted sabe y miente.
HAT
29/05/2016 a las 5:34 PM
SI USTED VIVE EN LA ZONA NORTE DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES, Y HA OBSERVADO EN LOS ÚLTIMOS AÑOS ALGÚN TERO O LECHUZA, POR FAVOR INFORMELÓ AQUÍ. YO VIVO Y TRABAJO EN EL CAMPO Y HACE MUCHOS AÑOS QUE NO VEO UNO SOLO.
¡COLABORE DICIENDO LA VERDAD DE LO QUE VE!
29/05/2016 a las 5:56 PM
HAT, por qué lo atribuís al glifosato, descartando además a priori a cualquiera de los otros HERBICIDAS, y no al efecto de los INSECTICIDAS que eliminan el alimento de las aves?
29/05/2016 a las 6:12 PM
EN RIO CUARTO HAY MAS TEROS Y LECHUZAS QUE HACE 20 AÑOS .
29/05/2016 a las 7:27 PM
JAJA aqui en el sur de Cordoba hay mas teros lechuzas y comadrejas que en el 80 cuando llegue. La siembra directa y el glifosato mejoraron la ecologia, el monocultivo de soja la arruina pero eso es causa economica y no ecologica (no por eso amo el glifosato que debe usarse con precaucion en rotacion con gramineas)
29/05/2016 a las 7:30 PM
En San Miguel no veo teros ni lechuzas.
Veo muy pocas abejas, también.
29/05/2016 a las 8:29 PM
En los campos de Pergamino hace mas de diez anios que no veo un tero, vivo en el campo, a 30 Km del centro de Pergamino, tengo una Fraccion de 180 Hectareas alquilada, donde una Empresa de Pergamino siembra soja hasta en el camino, y usan el Glifosfato.
No tengo perros porque se me murieron cuatro de cancer y la unica que sobrevive es la Gata de la Cocinera. Tuve que techar la Pileta de natacion para evitar la contaminacion, pero aun bajo techo, el analisis de un laboratorio de Rojas dio alto contenido de glifosfato y otros venenos quimicos.
Solamente vamos al campo algunos fines de semana, porque ya ni hay flores en el jardin, y el Huerto est’a seco.
29/05/2016 a las 9:33 PM
Que contamina , contamina.
Hasta un pelotudo lo sabe.
Ahora en que grado , en que medida. Y … tal vez sea cuestión de un tiempo mas para darnos cuenta.
Los paises industrializados tienen otro tipo de contaminación, pero igual la tienen.
El celular , la compu , el GPS, y los cientos , miles de etc., que uno usa .
También su fabricación contamina.
El mundo es una suerte de esfera , no mucho mas que eso.Orbitando en el espacio infinito.
Y a nuestro «habitat» , nuestra «nave espacial», cada vez le sumamos mas «tripulantes». Y cada vez mas demandantes de bienes y servicios.
¿Que parte es la que no se entiende ? Que la necesidad de satisfacer esas demandas creciente contamina.
Y no sólo es el glifosato. Hay otros productos que prohibido su uso en otras partes , aquí aún se usan.
30/05/2016 a las 8:45 AM
Yo, lo único que sé, es que esas porquerías van a parar a algún lado. Y ese lado, generalmente, somos nosotros.
30/05/2016 a las 2:21 PM
Contaminantes hay muchos, es verdad.
¿Por dónde empezamos?