Por Mariano Aldao.-

Todavía no hemos terminado de metabolizar la manera en que ha calado en nuestro ser la conquista de la tercera copa del mundo, en Qatar (con una actuación histórica de nuestro seleccionado), cuando aparece, de la nada la ex presidenta para sembrar un punto de discordia entre dos selecciones campeonas, la del 86 con Maradona y esta del 2022 con Messi.

¿A beneficio de qué tuvo que inaugurar un gimnasio que tiene en cada cancha el nombre de uno de los ídolos de México 86 y ninguna con el de Qatar 2022?

Todo parecería orquestado para restarle luz, “rating” a este último, que marcó un punto de inflexión entre las formas antiguas de ver y practicar el fútbol y éste que nos llenó de orgullo y felicidad el alma, por su entrega, por su espíritu solidario, por su unión inquebrantable ante las adversidades que los distintos momentos de un campeonato ecuménico genera y por sobre todas las cosas, los merecimientos. Fue un indiscutido campeón.

Es por estas razones que mucha gente piensa que CFK es lo peor que le pudo ocurrir al deseo de reencuentro que anida en nosotros, como ciudadanos de un país en crisis.

Ella fue la iniciadora de la grieta que divide a los argentinos. Ella es la versión moderna de la disyuntiva “amigo-enemigo” que Perón instauró en los cincuenta.

Al parecer todo parece haber tenido su origen en que la selección de Messi no quiso festejar con la política sino con “la gente”, a quien le dedicó el triunfo, y haberse negado a obsequiarle la foto que tanto deseaba su gobierno (aunque dentro de él, también supo generar diferencias insalvables).

Esta actitud de los campeones, hicieron aflorar lo peor de CFK, el rencor, tan característico de su personalidad, motivo por el cual “la de Messi” pasó a ser invisible para sus ojos.

No permitamos que nadie nos robe la alegría más grande experimentada desde hace mucho tiempo en nuestras almas. Porque fue “la Scaloneta” la que despertó el sentimiento más puro, para muchos, desde su nacimiento.

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