Por Alfredo Nobre Leite.-

Señor Director:

Es evidente que el presidente Mauricio Macri y su equipo económico, encabezado por el ministro de Hacienda, Nicolás Dujvone, están desorientados, al dar la razón a éste, pues el esfuerzo que hacía el presidente del Banco Central (BCRA), Federico Sturzenegger de mantener las tasas de interés altas para bajar la inflación era incompatible con una política fiscal laxa, manteniendo el exorbitante gasto público, los déficits fiscales crónicos que ahora se financian con endeudamiento externo, pero todo tiene un límite so pena de caer en un futuro default; y en la conferencia de prensa del día 28 (de los Santos Inocentes), con el jefe de Gabinete, Marcos Peña, de modificar las pautas inflacionarias, es evidente que las inversiones que todos deseamos se alejarán, hasta que se tomen medidas en serio para acotar el gasto público, eliminando todo gasto suntuario y superfluo, los favoritismos como las jubilaciones de privilegio, amén de la frondosa burocracia «ñoquis» en los poderes Ejecutivo y Legislativo, la Argentina no saldrá del pozo, de sus déficits fiscales crónicos (repito) y del comercio exterior deficitario por el tipo de cambio «bajo», porque el presidente Macri careció de determinación para tomar medidas de shock, frente a la blandura del gradualismo, manteniendo una política fiscal blanda, en vez de buscar el justo equilibrio entre ambos sistemas, y en seguir jugando con la inflación que no admite blandura sino determinación para acotarla de cuajo (tenemos toda la experiencia desde la hiperinflación del gobierno de Alfonsín), y por el ingreso de dólares para cubrir el déficit que apreció el peso, que se cotizaba por debajo de los 18 pesos, que perjudicó nuestras exportaciones, causando déficits comerciales, en estos dos años, con los principales países que comerciamos: Brasil, China, Estados Unidos, versus los superávits anteriores.

Lo sucedido se interpreta como una derrota para el BCRA, que es pésimo, pues Sturzenegger hizo todo para normalizar la alta tasa inflacionaria, quién debería presentar su renuncia.

El sincericidio fue criticado por economistas, como Germán Fermo: «Hoy perdió reputación el equipo de este gobierno, el del Banco Central. Dos años armando bien merecida reputación, para que tres o cuatro políticos la saquen en una conferencia de prensa. Vergüenza amarilla, no sabemos cuidar lo mejor que tenemos».

José Luis Espert, a su vez: «Después de errarle por aproximadamente el 70% la meta de inflación en los dos primeros años de gobierno, Cambiemos decidió curarse en salud y subir la meta casi lo mismo, 67%, para 2018 y 2019 pasando de 15% a 25% en el bienio. Hasta parece calculado».

Y, por otro lado, Carlos Rodríguez, rector del CEMA, expresa: «Recalibraron las metas… Calibrar es una metodología desde los 80’s para seguir aceptando… que se ajustan a predecir ex post lo que pasó, pero que no tienen ni idea de lo que está pasando ni de lo que pasará. Una excusa para no pensar…» (el resaltado es mío).

Hay que tener en cuenta que la condición sine qua non es bajar la inflación tomando todas las medidas con determinación para reducir el gasto y los déficits para bajar la inflación, ya que nadie invierte en un país con alta inflación, como la Argentina. Eso lo debería saber Macri y Dujvone, que no le veo sus méritos para ser ministro de Hacienda, por lo que lleva hecho en dos años. Y la pobreza de los 12 millones de personas desafortunadas, heredadas del inicuo gobierno anterior, no se sale con inflación, sino con inversiones que crean nuevas fuentes de trabajo, mejoren el salario real de la economía, incrementen nuestras exportaciones, reduciendo pobreza, desocupación, al tiempo que las medidas tomadas promuevan el crecimiento y desarrollo del país, pero nada de eso se consigue sin inversiones.

Con cordiales saludos.

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