Por Carlos Tórtora.-

Una comedia de enredos con olor a trampa de desencadenó en torno a la validez o invalidez de la sesión del Senado en la que fue expulsado Edgardo Kueider. La validez de la misma está cuestionada porque Victoria Villarruel la presidió siendo ya presidente interina dado que Javier Milei ya había iniciado su viaje a Italia. Ocurrió entonces lo que nunca en los 18 viajes al exterior que realizó el presidente. Villarruel dice que no fue notificada por Presidencia acerca del viaje. Y Milei sostiene que la sesión es inválida y que la vice fue notificada dos días antes. Lo cierto es que Villarruel no estaba presidiendo la sesión cuando se trató la expulsión de Kueider y se sentó en la presidencia antes de la votación.

Aunque no es fácil que se concrete, la invalidez de la sesión sería un cable que el presidente le arroja a Kueider para intentar postergar su destitución.

Una sospecha está en el aire: que Milei, ante la magnitud del escándalo, les terminó ordenando a sus senadores que votaran la destitución. Luego apareció Villarruel y se sentó en la presidencia generando la posibilidad de invalidez de la sesión. O sea que, en esta hipótesis, el presidente y la vice se habrían confabulado para abrir la posibilidad de la invalidez y contentar a Kueider para que no hable de más. Luego, por supuesto, la maniobra se encubriría con la polémica entre ambos por la notificación anticipada del viaje. Conspiración propia de paranoicos o realidad, la posibilidad de una tramoya de estas características no puede descartarse.

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