Por Paul Battistón.-
China se enfoca hacia un mercado más eficiente que no pueda ser superado, la mejora en la calidad de su producción debería sostenerse en el tiempo, la certeza de que esto ocurrirá esta afirmada por el desarrollo tecnológico sin frenos (éticos ni morales) que serán introducidos en todo tipo de producción de bienes o servicios.
Ochocientos millones de chinos salieron de la pobreza eterna en una salida que se podría medir como repentina teniendo en cuenta las extensiones temporales del imperio (nunca dejó de serlo, solo cambió la forma de elegir sus emperadores) y su intento republicano fue solo un traspié efímero.
Comprender que la importancia del gato era la de cazar ratones y no su color (según sus palabras) fue lo que al pequeño gran emperador de la etapa comunista “Deng” aun en la firmeza de la política del régimen le permitió tomar el rumbo en el que construiría autopistas de 12 carriles en un país de pobres sin autos bajo la certeza de que se llenarían.
A la espera del primer chino en la Luna, la nación entera se prepara para darle forma al futuro global y en esa forma desde su parte no está previsto más libertad que la que se siente cuando no se la ejerce por una sobresatisfacción agobiante de bienestar surgido de la libertad de haber satisfecho en forma repentina (apenas 30 años) la necesidad del incentivo como logro propio.
El sabio de “Deng” en el trono de “Mao” supo dar a los chinos lo que la negativa de Mao convirtió en pobreza mortal tras la euforia rápidamente apagada por la intrascendencia colectiva.
El liderazgo del partido comunista ha sido reafirmado en el primer lugar de las prioridades y en su continuidad la prioridad del pueblo y su bienestar. Eso no se cambia aun cuando el bienestar haya tardado 80 millones de muertes en llegar, los resultados de “Deng” proyectados en este cuarto de siglo auguran el retorno del imperio al primer plano de desarrollo de la historia por venir.
Ya no es necesario cerrar fronteras cuando nadie huye ¿Qué les puede dar occidente que China no tenga? Ni siquiera seguridad, el estado policial chino abarca todo el planeta.
Tardar 7 minutos en ubicar una persona entre 1300 millones, es lo implacable del terror que causaba la STACI pero sin tiempo para la desesperación. La persecución analógica convertida en el dominio de la eficiencia informática cuántica no deja lugar a disidencias posibles. La estabilidad social saturada de bienestar es la base de la seguridad nacional y para dicha seguridad la perfección y la eficacia también debe estar dentro del gobierno. La corrupción (incluye disentir) es inaceptable a nivel pena de muerte y la libertad de producir y multiplicar la eficiencia una obligación.
De este lado del mundo Sam Altman promete un dispositivo revolucionario (nuestro cerebro extraíble). La suspicacia siempre está presente pero la diferencia está en la oferta de la individualidad por sobre intereses colectivos.
En los rumbos recientes expuestos como metas por China reaparece el colectivismo (a través de la hiperconectividad regulada y sumamente vigilada), ese mismo detalle que “Deng” debió corregir para lograr la aparición del incentivo que desatascó a China de la pobreza. Los antagonismos nuevamente son control colectivo y libertad individual bajo algún nuevo nombre que adornará los libros de historia.
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