Por Guillermo Cherashny.-

En todos los gobiernos de Occidente siempre hay debate entre el presidente de la entidad monetaria y el ministro de economía o finanzas. Pero en esos países, el 90% de la población está bancarizada, por lo cual una tasa de interés superior a la inflación la contiene. Pero en un país donde la bancarización es baja, como en la Argentina, y donde la tasa de Lebacs está muy por debajo de la inflación al mismo tiempo se genera una recesión importante en la economía, y más cuando el gobierno de Cambiemos, en vez de bajar el déficit fiscal, lo aumenta. Entonces, no hay política anti-inflacionaria seria, porque con política monetaria restrictiva y déficit fiscal, el resultado es la estanflación. Y si el año que viene la economía se reactiva por el campo y algo de obra pública, será un mero rebote que la gente no lo sentirá y que se agotará el año 2017, para que en el 2018 vuelva el estancamiento, opinión que no comparte Sturzenegger, quien cree que bajando la inflación la economía crecerá vigorosamente. Y el presidente cree lo mismo. Pero Prat Gay es un heterodoxo y lo que quiere es que baje la tasa y mayores dosis de keynesianismo en al economía. Pero está solo y quizás termine en la cancillería.

Para el establishment el gobierno de Macri no es un punto de inflexión del atraso que vive nuestro país. Es más: su gestión causa desazón entre los grandes empresarios y banqueros y para los sectores populares el gobierno está haciendo un ajuste salvaje en favor de los ricos. Y si la situación sigue así, a lo máximo que puede aspirar cambiemos es a obtener el año que viene a lo sumo el 34% de los votos que hubo en la primera vuelta. Pero ese es el techo, ya que el piso está muy abajo en estos momentos. De ahí la discusión de fondo entre Prat Gay y el Central, Lopetegui y Quintana. Es decir, no se discute si la tasa está muy alta sino el futuro de un gobierno que tenía el mejor equipo y hasta ahora no tiene soluciones de largo plazo.

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