Por Hernán Andrés Kruse.-
En su edición del 22 de marzo, Página/12 publicó un artículo de Irina Hauser titulado “La violencia represiva no tiene quien la juzgue”. A diez días de la jornada aciaga para la democracia, ningún juzgado, acusa la autora, se ha dignado investigar las responsabilidades por el disparo de un cartucho de gas lacrimógeno que casi mata a un reportero gráfico ni por el golpe que recibió en al cabeza Beatriz Blanco, una jubilada de 81 años, de parte de un uniformado.
Paula Litvachky, abogada y directora ejecutiva del CELS, enfatizó: “Es muy importante que la causa salga de este limbo judicial para que se hagan las primeras medidas. Tiene que haber responsabilidad no solo de la persona que disparó sino quienes estaban dando órdenes en el operativo que fue brutal”. Explicó que en la presentación judicial está perfectamente detallado la forma cómo se llega a atribuir el disparo al cabo primero de Gendarmería, cuya indagatoria solicitó por homicidio agravado por abuso funcional en grado de tentativa, abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público.
Once días después de la publicación del artículo de Hauser en Página/12, el limbo judicial lejos está de haber desaparecido. Todo parece indicar que continuará vigente por tiempo indeterminado ya que desde las más altas esferas del poder el mensaje de apoyo a los represores es cristalino. El presidente afirmó recientemente que los buenos son los policías y los hijos de puta son los encapuchados. Ello significa que para Milei el reportero gráfico y la jubilada agredidos por la policía son unos hijos de puta, merecedores, por ende, del castigo recibido.
Emerge en toda su magnitud la gravedad de la cuestión. Porque si hay una característica central de la democracia liberal es el imperio de la ley, es decir, la salvaguardia de los derechos humanos. Si la defensa contra la arbitrariedad gubernamental es una quimera, todos quedamos a la intemperie, a merced del capricho de quien detenta el poder. Buceando en Google, me encontré con un ensayo de Patricio Alejandro Maraniello (Profesor de Posgrado-Facultad de Derecho-UBA-2008) titulado “El activismo judicial, una herramienta de protección constitucional”. Pues bien, la agresión al fotógrafo y a la jubilada pone dramáticamente en evidencia la total ausencia del activismo judicial como herramienta de protección constitucional.
Dada la extensión del paper paso a transcribir únicamente las partes que, me parece, hacen a la esencia del tema.
GÉNESIS
“Activismo es toda actitud activa, frontal y directa frente a diferentes obstáculos que se pueden presentar en el camino hacia un determinado objetivo. La palabra “activa” deriva del latín activus, que significa facultad de obrar con diligencia, eficacia y prontitud, sin dilación. Aquí encontramos la característica general y los elementos esenciales del activismo. Dentro de la primera tenemos la facultad de obrar sin dilación, mientras que sus componentes esenciales son: a) diligencia, b) eficacia, y c) prontitud.
La locución “activismo judicial” fue, posiblemente, usada por vez primera por la Suprema Corte de EE.UU. alrededor de 1954 cuando se autoproclamó “activista”, muy especialmente bajo la presidencia del Juez Earl Warren, con el célebre caso “Brown vs. Borrad of Education” del 17/5/1954, en el que se declaró, por unanimidad, la inconstitucionalidad de la segregación racial en las escuelas norteamericanas. Lo curioso de este caso, de ahí la posición activista, es que nada se dijo sobre la forma de ejecución de dicha sentencia, ni incorporaba a los cinco chicos demandantes, ni obligaba a las cinco mil escuelas a dejar de lado la norma inconstitucional que beneficiaría a tres millones de estudiantes de color.
Los jueces, en este caso, tuvieron dos caminos, obligaban a acatar la sentencia de cumplimiento imposible o tomaban un rol protagónico político cuya decisión se basaría en tan sólo colocar en la sentencia a la gente que el sistema excluía, demostrando que chocaba con los derechos constitucionales y que estaban en vías de extinción. La Corte optó por esto último y, al año, es decir, en 1955, las grandes ciudades y los centros marginales habían cumplido la sentencia; los Estados sureños fueron los que más se resistieron al cambio, y recién a los siete años las escuelas lo cumplieron en su totalidad. Dicha modificación comenzó en el año 1958 con el fallo “Cooper vs. Aaron” en el que la Corte reafirmó su posición, estableciendo su obligatoriedad para la Legislatura y los Tribunales de Justicia de dicho Estado. Esta decisión con ribetes políticos no altera la división de poderes que, como sostiene Alberto Bianchi, es la reafirmación dinámica del Estado de Derecho.
Si bien como se ha señalado la palabra activismo tuvo sus comienzos en los fallos de la Corte de EE.UU., el instituto tuvo sus antecedentes hace más de setecientos años en las Siete Partidas del Rey Alfonso el Sabio, donde en la Partida Tercera, Ley 11, Título IV, se le imponía al juez “saber la verdad del pleito por cuantas maneras pudiese” otorgándole un poder muy amplio (activismo), siempre que lo sea en aras de esclarecer la verdad del litigio. Ello fue sostenido por Estévez Seguí –uno de nuestros primeros procesalistas argentinos– que había rescatado esta facultad proveniente de las partidas, antes de que la Ley de Enjuiciamiento Civil Española señalara en su tratado que el juez podía buscar la verdad en cualquier tiempo hasta la sentencia. Es por ello que aquél no sólo fue el primer procesalista, sino también el primer activista judicial.
Resumiendo, un juez activista es un magistrado que desprovisto de toda formalidad brega por el cumplimiento de sus propósitos en búsqueda de la verdad jurídica objetiva con respeto de los derechos constitucionales”.
CARACTERÍSTICAS ESPECIALES
“Morello da como características esenciales del activismo los siguientes elementos: 1) El poder judicial como verdadero poder del Estado, fijando políticas judiciales. 2) Respeto de la Constitución por sobre todas las normas y fundamentaciones jurídicas de las partes. 3) Búsqueda primordial de la justa solución del caso. 4) Creatividad de las sentencias. 5) Protagonismo del tribunal. 6) Aggiornamento del servicio de justicia. Según Peyrano, el activismo judicial es creativo y ha aportado numerosos institutos procesales como: a) las medidas autosatisfactivas, b) el recurso indiferente, c) la reposición in extremis, d) la llamada tutela anticipatoria, y f) el recurso infinitum (esto se relaciona con la pretermisión de trámites, es decir, “dejar de lado” u omitir), entre muchos otros. A ello habrá que adunarle la inconstitucionalidad de oficio y por omisión, herramientas éstas que resultan de vital importancia en el fiel resguardo de los preceptos constitucionales.
Si bien muchos del ideario activista permanecen en el plano pretoriano, debe consignarse que parte de su repertorio ya se ha plasmado legislativamente. Así ha acontecido, por ejemplo, con las medidas autosatisfactivas, las cargas probatorias dinámicas, la reposición in extremis, la denuncia de daño temido (art. 623 bis, CPCCN), la oposición a la ejecución de reparaciones urgentes (art. 623 ter, CPCCN), los procesos monitorios y las medidas cautelares innovativas. El activismo se preocupa, ante todo, por la justa solución del caso y por el respeto de los principios y derechos constitucionales, y no tanto por no contradecir o erosionar el sistema”.
EL ROL DEL JUEZ EN EL ACTIVISMO JUDICIAL
“Existen muchos interrogantes sobre esta cuestión; quizás haya sido la figura institucional que más cambio ha tenido a lo largo de la historia social y política de los Estados. Pero ¿cuál es el verdadero rol del juez en un sistema republicano, democrático y federal?, ¿qué límites ostenta la magistratura en su función específica? La crisis político institucional en toda Europa y en especial en Alemania (1919), posibilitó la elaboración de cambios en las reglas institucionales. Carl Schmitt, en su libro La defensa de la Constitución, escrito en 1931, fijó algunos conceptos al tema en cuestión, donde el Poder Judicial no puede ser protector de la Constitución. El presidente del Reich es su único defensor. El parlamento es curador del derecho. Control concentrado y difuso.
Por otro lado, Hans Kelsen, en su libro escrito en 1932 llamado ¿Quién debe ser el defensor de la Constitución?, propone que el juez es el único guardián de la Constitución por ser un poder no influenciable políticamente y técnico en la materia. Diseña un control de constitucionalidad concentrado a través de un Tribunal Constitucional independiente. En este contexto, el juez puede declarar la inconstitucionalidad de oficio o a pedido del Gobierno. La declaración es principal, autónoma y tiene fuerza en el caso concreto. Por lo tanto, el Poder Judicial es: a) Miembro de un Poder del Estado. b) Busca y protege los derechos y el equilibrio de justicia. c) Es el guardián de la Constitución Nacional y de los tratados internacionales de derechos humanos”.
01/04/2025 a las 9:54 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Hacia un escenario de pánico electoral
Fernando Laborda
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
30/3/025
Definidas las fuerzas políticas y las principales candidaturas, es probable que los comicios del 18 de mayo para elegir legisladores porteños se transformen en una de las elecciones más atractivas de la historia reciente en la ciudad de Buenos Aires. No tan solo por lo impredecible de su resultado ante la atomización del sistema de partidos, sino también por la particular relevancia que tendrá saber cuál de las alternativas políticas de mayor relevancia concluye en el tercer puesto.
El dramatismo capaz de derivar en pánico electoral lo brinda la posibilidad de que la lista del peronismo que encabezará Leandro Santoro, la de La Libertad Avanza que liderará el vocero presidencial, Manuel Adorni, o la de Pro que llevará a Silvia Lospennato a la cabeza terminen en el último lugar del podio. Salir tercero implicaría una peligrosa derrota para cualquiera de esos espacios políticos. Si ese lugar lo ocupase el peronismo kirchnerista, podría quedar demostrado que se encuentra muy lejos de estar en condiciones competitivas como para darle pelea al gobierno de Javier Milei en los comicios nacionales del 26 de octubre. También sería muy riesgoso para La Libertad Avanza, ya que significaría un duro traspié para Karina Milei y su plan separatista respecto de su principal aliado. Y ni qué hablar de lo que implicaría para Pro terminar tercero en el distrito que gobierna; quedaría condenado a la irrelevancia política.
El escenario electoral para los comicios locales porteños se caracteriza por una peculiar balcanización de la oferta política, dado que distintos sectores que acostumbraban estar juntos concurrirán a las urnas separados. Uno de esos casos se advierte en el propio mileísmo, donde a la lista inspirada por la hermana del presidente de la Nación se suma la que encabezará Ramiro Marra, joven dirigente que acompañó a Milei en la fundación de La Libertad Avanza pero que fue desterrado por decisión de Karina Milei. No menor es la dispersión en el macrismo, con la irrupción del exjefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta al frente de una nómina de candidatos diferenciada de la que liderará la diputada Lospennato.
La otra característica de estas elecciones capitalinas estará signada por la determinación del gobierno nacional de construir un proyecto de poder propio, en busca de lograr una nueva hegemonía, que podría alcanzar si vence al Pro de Mauricio Macri en el territorio donde desde 2007 gobierna de manera ininterrumpida esta fuerza política, y si doblega a Cristina Kirchner en su último gran bastión: la provincia de Buenos Aires.
Curiosamente, Milei ha desistido de buscar una solución coalicional para resolver su dilema político como fuerza gobernante que enfrenta un problema económico mayúsculo en franca minoría parlamentaria, como puntualiza el analista de opinión pública Lucas Romero, para quien “tenemos a un presidente como Milei optando por el camino más largo, más complicado y riesgoso, aconsejado por Karina Milei y Santiago Caputo”. Se trata de la alternativa más peligrosa, puesto que si La Libertad Avanza termina siendo derrotada por el cristinismo en el distrito bonaerense y por el macrismo en la Capital Federal, la consolidación de esos dos liderazgos puede achicarle al jefe del Estado su margen de acción, según el citado director de la consultora Synopsis.
Entre La Libertad Avanza y Pro hay una feroz disputa por un segmento de la ciudadanía, que conformaría alrededor de la cuarta parte del electorado. Se trata de alrededor de un 25% de los votantes, que en la primera vuelta de las elecciones presidenciales se inclinaron por Patricia Bullrich, por entonces postulante presidencial de Pro, pero que en el balotaje definitorio entre Sergio Massa y Milei, se volcaron en favor del líder libertario. De ahí que Mauricio Macri expresara en las últimas horas que “la mejor manera de apoyar al Gobierno es votando a Pro”, al tiempo que destacó el papel de Silvia Lospennato en la Cámara de Diputados de la Nación, “impulsando las leyes correctas”, en referencia elíptica al proyecto de ley de ficha limpia. A esa apreciación del expresidente de la Nación, hay que añadir el énfasis que pusieron otros dirigentes macristas, entre ellos María Eugenia Vidal, para puntualizar que el gobierno no es su enemigo y que su verdadero enemigo es el kirchnerismo.
Desde el mileísmo se contrarrestará esa sugerencia del macrismo instando a quienes votaron en las últimas elecciones por Milei a “votar por la marca original y no por una supuesta copia”. Habrá que ver cómo juega en esa porción del electorado el mensaje diferenciador que procura instalar Macri vinculado con la defensa de los mecanismos institucionales de la República de los que, a su juicio, reniega el actual presidente de la Nación, a quien acusó de haber pasado “de un proyecto de país a un proyecto de poder”.
Lo cierto es que las elecciones porteñas serán una suerte de experimento para los comicios nacionales de medio término. Y su resultado podría inducir a los actores -básicamente Milei y Macri- a consolidar rupturas o a buscar acercamientos.
Es cierto que hoy el distanciamiento entre los líderes de La Libertad Avanza y de Pro es pronunciado y que las milanesas que llegaron a juntarlos en la quinta presidencial de Olivos son ya un dato anecdótico. Pocas veces se vio a Macri tan molesto con el Presidente como ayer, cuando se quejó de que “nunca trabajamos juntos”, a excepción de las veces en que Pro debió acudir en auxilio del oficialismo en el Congreso “para rescatarlo del abismo” cuando peligraba una ley o un decreto presidencial. Macri no oculta que se ha sentido usado por Milei. Y este último da todas las señales de querer vaciar de electores a Pro y absorberlos.
¿Significa eso que está completamente cerrada la posibilidad de un acuerdo electoral entre La Libertad Avanza y Pro de cara a las elecciones legislativas nacionales del 26 de octubre? Tal vez no. Especialmente si después de los comicios porteños del 18 de mayo ambos sectores advierten que el kirchnerismo está vivo y que puede ser competitivo electoralmente.
01/04/2025 a las 9:57 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
La aguda crisis del gobierno y las perspectivas del campo popular
Edgardo Mocca
El Destape
30/3/025
El ascenso de Milei a la presidencia es mucho más un episodio del marketing político que un punto en el desarrollo de la crisis argentina. No tienen ninguna importancia las apelaciones a tradiciones gloriosas del liberalismo argentino ni la defensa ultramontana de la “libertad económica”: la construcción artística del personaje es, claro, un asunto de mucha importancia: tanto como que fue factor decisivo del voto que lo llevó a la presidencia de la nación. A lo que estamos asistiendo es al viejo tema del choque entre los dogmas y las situaciones reales de la política. ¿Es el mismo Milei el que dijo que el Papa era un enviado del “maligno” y el que rindió pleitesía a Francisco en el encuentro protocolar?
La política necesita agentes que -más allá de su ideología-, hablen con autoridad al alma de sus pueblos. Pero ahí interfiere un problema: el de la verdad. La verdad es el gran problema de la política. Porque el político, más allá de las demandas del pragmatismo extremo, está obligado a llevar su ser político a las exigencias más intensas. En otras palabras, qué tiene que hacer un político cuando sus convicciones morales más intensas y sinceras se encuentran con la dura realidad de los hechos (cambiantes y contradictorios como son) y cuando hay que elegir entre dos caminos contradictorios y de riesgosas consecuencias. Milei emergió en la política argentina enunciando una complicada mezcolanza entre principios éticos o ético-religiosos (como tales supuestamente inconmovibles por las circunstancias concretas en el tiempo y el espacio). “O sea, yo soy un liberal extremo y para llevar al mundo al liberalismo extremo tengo, al mismo tiempo que dialogar con quienes reniegan del neoliberalismo, porque necesito su apoyo, su acompañamiento…sus votos.
El presidente trata de ascender hacia la cumbre por un camino que, como todos, es extraño, zigzagueante y cuya suerte no depende de los sabios de la tribu sino de la tribu en su conjunto. Este problema del cruce entre los ideales y la historia viva ha sido muy crítico para las izquierdas y las fuerzas populares. Perón fue, acaso, el líder político-práctico que dejó una herencia reflexiva más rica sobre la cuestión; decía «prefiero al malo antes que el bruto, porque el malo puede llegar a hacerse bueno, pero el bruto nunca llegará a ser bueno». El tono pícaro es el recurso de Perón para hablar de uno de los problemas centrales de la historia política: la de la relación entre la política y la moral.
¿Tiene todo esto algo que ver con nuestra realidad actual? Maquiavelo meditó sobre este problema más que ningún pensador a través de los tiempos. Y fue quien pudo ensayar un modo de encararlo que más allá de pretensiones teóricas pueda aportar a la reflexión. La moral de la política, sugería, no está en la moral individual de quien la practica, está en la subordinación de cualquier objetivo individual del político a la grandeza de su propio estado. La patria primero, después el “movimiento”, al final los hombres (y, claro está, también las mujeres).
El tiempo actual de nuestra historia es el posterior, el que sigue al declive de la principal experiencia nacional-popular posterior al peronismo inaugural. Desde 2001-2003 hasta acá la vena nacional-popular recuperó prestigio, atractivo…recuperó pasión. El peronismo volvió a ocupar el lugar simbólico del nacionalismo popular, enriquecido, como lo fue, por la confluencia de culturas de izquierda, igualmente indispensables a la hora de pensar el horizonte político- ideológico popular.
Entramos en tiempos electorales, de modo que es poco aconsejable hablar de estos temas haciendo abstracción de la disputa, de la lucha -que es, en el fondo, el contenido de la política. De lo que habrá que conversar es sobre el modo de derrotar -del modo más contundente posible- a la oleada neoliberal que, dicho sea de paso, atraviesa una etapa crítica. Fracasó en la satisfacción de demandas socioeconómicas, tanto como en la creación de un clima de convivencia política civilizada. Construyó una mirada retrospectiva de nuestra historia que consagra a los terroristas de estado y estigmatiza a los luchadores sociales. Una mirada absolutamente esclava de la mirada del gobierno de los Estados Unidos. Una mirada que renuncia a nuestra identidad nacional y reniega de nuestra pertenencia a la patria chica latinoamericana.
Es desde esta perspectiva latinoamericana y desde esta convicción democrática y popular que podemos impulsar la más amplia unidad. Una unidad capaz de superar legítimas diferencias, en la conciencia de que es el camino para abrir camino a mejores tiempos.
01/04/2025 a las 10:01 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Degenerados de la deuda
Claudio Scaletta
El Destape
30/3/025
A veces es necesario barajar y dar de nuevo. Empezar el análisis desde cero, desde lo más obvio. Uno de los problemas centrales de la economía local es que no tiene moneda. Es decir, existe una moneda transaccional, pero que no es reserva de valor y se le complica su función como unidad de cuenta. Ello obliga a utilizar una tercera moneda para cumplir las funciones ausentes, abrumadoramente el dólar, una imposición de hecho que agrava el problema estructural de la escasez de divisas, comerciales y financieras. Reformulando, la economía local no tiene moneda, su productividad es baja, sus exportaciones no alcanzan y, para completar, necesita transformar una parte de su valor agregado en dólares como reserva de valor.
Si estas características no se subsanan se está frente a una economía insustentable, cualquiera sea el signo del gobierno. Y la insustentabilidad se expresa, continua o cíclicamente, en dos agregados macroeconómicos relevantes, la inflación y el crecimiento. Así lo atestiguan los recurrentes shocks inflacionarios, el continuo aumento del endeudamiento externo y, como calculó el economista Juan Manuel Telechea, trece años ininterrumpidos de caída tendencial del PIB per cápita, el que a fines de 2024 se encontraba 14 por ciento por debajo del pico de 2011. Deténgase un momento en el número, lector: en promedio los argentinos son hoy 14 por ciento más pobres que hace tres lustros. Y no hubo ninguna guerra.
Acerquémonos al problema. La pregunta de fondo es por qué la moneda propia no cumple sus funciones. La respuesta obvia es “por los largos y persistentes períodos de alta inflación” desde hace medio siglo, lo que traslada la pregunta a las causas de la inflación, cuya respuesta demanda romper la lógica binaria, en tanto existen dos abordajes para el problema que no deberían oponerse.
Desde una mirada ortodoxa la respuesta es que existió un Estado que gastaba más de lo que recaudaba, lo que significaba incurrir en un déficit fiscal que se financiaba con la creación de dinero. Dicho de otra manera, el déficit se monetizaba y ello daba lugar a la suba generalizada de precios. Desde una perspectiva heterodoxa, o menos ortodoxa, la respuesta es que el verdadero problema no era el déficit interno, sino el externo. Cuando la economía crece, las importaciones crecen más rápido que las exportaciones, aparece el estrangulamiento externo, los dólares no alcanzan, aumenta su precio en pesos y ello se derrama al conjunto de la economía.
Las dos posturas suelen combatirse mutuamente en una suerte de River – Boca teórico con contendientes que se ponen las camisetas. La tendencia de la heterodoxia es a minimizar el déficit interno y la de la ortodoxia es a minimizar el externo. El debate entre ambas posturas fue abordado en este espacio muchas veces y ya aburre un poco.
No se persigue aquí encontrar un punto de equilibrio entre ambas posturas, sino entender que ambas visiones no son excluyentes. Ambos déficits, el interno y el externo, son sumamente problemáticos. El problema del déficit interno, el fiscal, suele ser abordado por la heterodoxia local como si la economía vernácula fuese igual a la de un país normal, es decir a la de un país que tiene moneda y mercado de crédito en moneda propia y, en consecuencia, puede financiar el déficit fiscal en su propio mercado.
Pero el déficit presupuestario no funciona igual en un país sin moneda que en uno con moneda. Y tampoco funciona igual en un país con restricción externa y sin reservas internacionales. La presentación de gráficos comparativos entre el déficit local y el de los países más desarrollados con el objetivo de mostrar que el déficit fiscal no es problemático simplemente denota incomprensión sobre el funcionamiento de la economía local. Sí, CFK en sus clases magistrales y en sus cartas estuvo horriblemente asesorada.
El problema de los déficits fiscales en una economía que no tiene moneda, mal caracterizada como “bimonetaria”, no es que el déficit se monetiza, sino que se dolariza, lo que consecuentemente impacta sobre el déficit externo. Es por ello que los gobiernos ortodoxos dicen que toman deuda externa para financiar el déficit interno, algo que desde el punto de vista de la teoría está mal, en tanto no se necesitan dólares para pagar deudas en pesos. Pero de nuevo, son todos mecanismos que funcionan en economías que tienen moneda.
Lo que sucede en una economía sin moneda es que el déficit termina siempre, antes o después, en aumento de la demanda de divisas y, como al mismo tiempo ello profundiza el déficit externo, el resultado es que se producen devaluaciones permanentes y procesos inflacionarios más o menos intensos. No solamente porque aumentó la cantidad de dinero, sino porque al mismo tiempo no aumentó la provisión de dólares. La primera conclusión provisoria no es en absoluto novedosa. No hay salida para la economía local si no se reconstruye la moneda al mismo tiempo que se aumenta la provisión de divisas genuinas, lo que corre para cualquier tipo de gobierno.
Ahora bien, si en una economía sin moneda el déficit fiscal se dolariza, parece evidente que el equilibrio fiscal, combatir el déficit interno, es una condición necesaria indispensable como mínimo hasta que se recupere la función de reserva de valor de la moneda. Esta afirmación debería ser un axioma grabado a fuego para cualquiera que aspire a conducir la economía local. Pero este equilibrio fiscal no es una condición suficiente, en paralelo se debe evitar también el déficit externo. O se aumenta la provisión de divisas o se reducen las importaciones. La combinación de equilibrio fiscal y déficit externo también es inflacionaria y también es insostenible. Es lo que sucede en el presente.
Aquí vamos a repetir algo que fue escrito muchas veces. Cualquier gobierno tiene la posibilidad de decidir en qué nivel quiere mantener el tipo de cambio, el precio del dólar, pero para ello tiene que tener con qué. La administración de Javier Milei logró a rajatabla equilibrio fiscal por la vía de una potente reducción del gasto que recayó fundamentalmente sobre las espaldas de los jubilados y de la obra pública, es decir sobre el progresivo deterioro de la infraestructura, con lo cual consiguió la condición necesaria de que el déficit interno no se transforme en demanda de divisas, pero al mismo tiempo insiste en mantener un tipo de cambio atrasado como ancla inflacionaria, lo que se traduce en aumento de las importaciones y desaliento a las exportaciones, y lo que profundiza el déficit de la cuenta corriente del balance de pagos.
Como la economía, si alguna vez lo logra vía el desarrollo de la explotación de los recursos naturales, tardará muchos años en generar los dólares necesarios para financiar el desbalance implícito en el actual nivel del tipo de cambio, la única alternativa es encontrar fuentes alternativas para la provisión de divisas. El gobierno intentó primero generar un shock de ingreso de capitales con el RIGI, no funcionó, luego el mago del endeudamiento, Luis Caputo, sacó de la galera el exitoso blanqueo de capitales que ingresó 23 mil millones de dólares, lo que le permitió al modelo libertario seguir respirando unos meses más. Desde fines de 2024 y comienzos de este año, todas las expectativas pasaron al pulmotor de tomar más deuda externa. Como la sobretasa de riesgo de la economía local impide endeudarse en los mercados voluntarios, la única opción es recurrir a los organismos multilaterales.
El FMI está empernado con la Argentina, que representa alrededor de un tercio de su cartera de deudores, lo que de alguna manera lo compele a refinanciarle vencimientos. El problema es que, por esta misma razón, es altamente probable que no vuelva a facilitarle decenas de miles de millones de dólares con el único objetivo de sostener un nivel de tipo de cambio ficticio. Es probable que la reciente experiencia de 2018 y el acumulado de deuda pesen más que la potencial buena voluntad que se espera de Donald Trump. Lo que se transparentó esta semana fueron números que ya habían sido adelantados por El Destape. Si todo sale como espera el gobierno el FMI aportará, además de la refinanciación de vencimientos, entre 6 y 8 mil millones de dólares adicionales que, aun en el caso de que sean de “libre disponibilidad”, resultan exiguos para sostener el actual esquema cambiario.
El resultado a la vista es el inicio de un proceso devaluatorio y el cambio de tendencia del ciclo de baja relativa de la inflación. Pero la cuestión de fondo es que seguir tomando deuda extra dejará como saldo principal el agravamiento de la situación externa de largo plazo. En adelante el improbable Nobel de economía y experto en crecimiento no tendrá prácticamente nada para mostrar y seducir a sus votantes. Los mandriles estarán en otra parte.
La segunda conclusión preliminar y la lección para cualquier futuro plan económico es que no alcanza solamente con no ser degenerados fiscales, tampoco hay que ser degenerados externos, es decir degenerados tomadores de deuda en divisas.
01/04/2025 a las 10:04 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Una nueva geografía política con amenazas para todos
Claudio Jacquelin
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
31/3/025
Si la demanda moldea la oferta electoral, como indicaba la máxima vigente hasta las últimas elecciones, habría que concluir que hay demasiadas demandas dispersas en la sociedad, tan difíciles de articular como de resolver. Es lo que se desprende del cierre de listas para las elecciones legislativas porteñas.
Podría ser una conclusión apresurada y fruto de la foto inicial de atomización absoluta que, naturalmente, dejó la suspensión de las PASO. Una institución que tendía a concentrar la oferta y, por ende, incentivaba la conformación de alianzas. El bicoalicionismo que estalló en 2023 y del que Javier Milei fue tanto causa como efecto se reduce a esquirlas en estas elecciones legislativas. Un paraíso para cuentapropistas y emprendedores de proyectos personales más que para las construcciones colectivas.
Si este panorama se reprodujera en las elecciones nacionales, con el aporte adicional de provincialismos, localismos y territorialismos, el último bienio del gobierno libertario podría ser más desafiante de lo que se suponía. Pero no hay que apurarse. Todavía la administración mileísta conserva un caudal de apoyo único y suficientes herramientas para evitarlo, si sabe usarlas. Aunque la sucesión de fotos ajadas de los últimos 45 días abrió fugas en el tren violeta y envalentonó a opositores. Especialmente a kirchneristas con exceso de autoestima y carencia de realismo y autocrítica.
La primera pregunta que despierta ese panorama es si el resultado reflejará esa oferta múltiple y, en consecuencia, se volverá a la época de cuerpos legislativos hiperatomizados que han complicado planes de poderes ejecutivos, obligado a negociar (y pagar caro) hasta lo que nunca se había discutido (y negociado), como pasó en el período previo al debut de las PASO en 2011. El mal uso de este instrumento y la incapacidad de la dirigencia política para demostrar su utilidad, que la hizo ver como un dispendio de tiempo y dinero, llevó a estos lodos.
En la Legislatura porteña, donde ya estaban funcionando a pleno los aceleradores de partículas, todo indica que ese será el horizonte que le espera a Jorge Macri a partir del (ahora lejanísimo) 10 de diciembre.
Por eso abundan los que preguntan, sin encontrar respuestas convincentes, por las razones de la suspensión de las primarias y del adelantamiento in extremis de las elecciones locales decidida por los primos Jorge y Mauricio Macri (en ese orden), cuando esta es la gestión macrista que goza de más críticas y de menos éxitos para mostrar. Parece existir un exceso de confianza en la actual oleada de arreglo de veredas y repavimentaciones electorales para un electorado acostumbrado a demandarle a sus gobernantes más y mejores prestaciones.
“Jorge buscó terminar lo más rápido posible con esta situación de disputa en la que se jugaban cosas que lo excedían, como la discusión por el armado bonaerense entre Pro y La Libertad Avanza, mientras Karina Milei no dejaba un minuto de cada día sin petardearlo. Así fue y así va: a todo o nada”, explica una fuente que conoce al jefe de Gobierno desde que empezó a tener responsabilidades políticas.
Suena muy verosímil, aunque los colaboradores de Jorge Macri, que deben defender la decisión, dicen que él confía en la fidelidad de los electores macristas, que valorarán la historia y, también, la gestión, contra la opinión mayoritaria de analistas y dirigentes no oficialistas, y no se verán en conflicto con el apoyo que la mayoría de ellos le da al gobierno nacional. Coincide con el discurso que el primo expresidente estrenó en el debut de su perfil antimileísta, acotado al plano político institucional.
Las contorsiones del macrismo para competir y criticar sin terminar de romper, mientras los libertarios los tupacamarizan, podría apuntar a romper algún récord de flexibilidad de materiales (o convicciones). Se entiende la elección de Silvia Lospennato para encabezar la lista de Pro. Nadie parece estar más en forma que ella para esos ejercicios, tanto que, a pesar de su resistencia aceptó el mandato de cambiar de domicilio y abandonar antes de tiempo su banca de diputada nacional para descender a la legislatura distrital. Aunque dejará un vacío importante en el Congreso, donde se destacaba por encima de la media y era una de las más eficientes a la hora de reunir voluntades para sesionar y votar.
Tanto a ella como a su jefa de campaña, la también reacia a postularse María Eugenia Vidal, no les resulta cómodo tener que disputar electores con Horacio Rodríguez Larreta, quien en su vida política ha sido mucho más que un correligionario.
De todas maneras, el macrismo se desgañita por vender su hipótesis de que Larreta no le sacará votos a ellos sino a la lista perokirchnerista de Leandro Santoro. Deberá probarlo en las urnas y ver si sabe amargo o dulce cuando ya no haya retorno.
La superpoblada góndola electoral se ve, además, como la consecuencia ineludible de la actual crisis de representación política, en un tiempo de dependencia extrema de las demandas de las audiencias (en este caso electores) a las que todos les temen y pocos se animan a liderar, y son aún menos los que consiguen conducir durante mucho tiempo. Renta inmediata y alto costo a futuro. Síntesis perfecta del populismo. Por eso se extreman los mensajes y los jueguitos para la tribuna propia, sobre todo en el mundo digital. Es el imperio de lo que se conoce como democracia de audiencias masivas, en desmedro de la democracia de mayorías y minorías.
Esa primera singularidad que se advierte con el cierre de las listas de candidatos porteños no es la única. Se agrega, después de la obvia cantidad de nombres rutilantes presentados, la novedad de que dos de las tres principales fuerzas (LLA y Pro) llevan de primer candidato a personas que no querían serlo (Manuel Adorni y Lospennato) y que a las tres fuerzas principales (se incluye el peronismo) les han surgido desprendimientos que competirán por votantes similares. A cada casa matriz se le independizó una sucursal.
Por último, pocos tienen claro cuánta dedicación a los problemas de los vecinos de la ciudad tendrán los estelares integrantes de esa iluminada vidriera de postulantes. Tanto que los responsables del edificio de la Legislatura se preguntan si no hará falta una ampliación para que, además de los legisladores, tengan lugar también sus egos.
Por ahora esta es la foto de la oferta porteña, pero hay indicios de que el pronosticado reparto de las preferencias en tres tercios, entre libertarios, perokirchneristas y macristas, está en cuestión. Algo similar podría ocurrir en la composición real de otras legislaturas provinciales.
Por ahora, la excepción se daría en la elección bonaerense. Lo que ha llevado a la consultora Shila Vilker, especializada en opinión pública, a decir que “en la capital hay una hiperfragmentación, mientras que en la provincia de Buenos Aires hay una hiperpolarización”. Aunque el escenario bonaerense en el que hoy predomina la antinomia kirchnerismo-antikirchnerismo y mileísmo-antimileísmo todavía tiene mucha película por rodar.
El desdoblamiento de las elecciones que impulsa el kicillofismo, con más retórica que decisión, contra la voluntad del cristicamporismo podría atentar contra esa hiperpolarización y profundizar la atomización que ya reina en la Legislatura bonaerense, donde el gobernador tiene tantas o más dificultades que Milei para sacar una ley, designar jueces y aprobar el presupuesto.
Las sombras en las que se mueve ese cuerpo colegiado no solo favorecen a legisladores que nunca quieren ascender y pasar a la política nacional por la pérdida de beneficios y la exposición que eso implicaría. También los sucesivos gobernadores bonaerenses han evitado quedar expuestos en su debilidad y su exposición a la política transaccional.
De todas maneras, algunos insisten con que en esa provincia se reforzará la lógica binaria después de la elección porteña, ya que esta operaría como una primaria de hecho. Pero mucho dependerá de lo que ocurra con la marcha de la economía y la disputa interna del kirchnerismo. Y son días de extrema inestabilidad en muchos terrenos.
Aunque a Milei y a los suyos no le gusten metáforas de las que suele abusar Cristina Kirchner, como expresiones de sus deseos, lo cierto es que el reloj se le ha acelerado el Presidente para las malas noticias y se le ha ralentizado en la llegada de soluciones.
El monumental esfuerzo comunicacional y hasta el estrés en el que puso la relación con las autoridades del FMI durante la semana pasada no evitaron que el mercado, votante que a Milei más parecía importarle y al que mejor creía interpretar, siguiera jugándole en contra. Las teorías conspirativas no suelen aportar las mejores respuestas.
Como contrapartida, lo que resulta evidente es que la figura de la expresidenta se mantiene en el centro del ring por su indoblegable voluntad, por la adhesión (aunque menguante en número) de sus fanáticos y por la gracia de Javier Milei, que nunca deja de instalarla como su contraparte dialéctica y política, privilegiando la táctica electoral y arriesgando consecuencias económicas.
Esa centralidad recobrada no impide advertir que el regreso de Cristina Kirchner al peronismo y su entronización al frente del PJ no han logrado consolidar su liderazgo, sino que, por el contrario, exponen el creciente cuestionamiento y debilitamiento que padece, sin contar con los avatares de la Justicia.
El justicialismo se parece hoy cada vez más al radicalismo, aunque su voracidad para retener el poder siga haciendo una diferencia abismal entre una y otra fuerza política. En las siete provincias en las que ya se resolvió adelantar elecciones el PJ irá dividido.
Inclusive, el distrito porteño, donde el peronismo tiene la ilusión de volver a ganar 32 años después de su última victoria, es una muestra cabal de ese proceso. También habrá acá dos listas que se dicen peronistas, la encabezada por el exradical (todo un detalle) Leandro Santoro y otra no oficial liderada por el politólogo Juan Manuel Abal Medina, cuya prueba de ADN arroja un 99,99% de peronismo. Datos, no opiniones.
El asalto al palacio de otoño macrista con el que también se ilusionan por anticipado los hermanos Milei, tendrá que sortear la fragmentación que propició Karina con la asistencia permanente de su amiga personal y representante en la Legislatura Pilar Ramírez, que alguna vez fue funcionaria de Aerolíneas Argentinas cuando la malmanejaba el camporismo, según repite el canon mileísta más cantado. El réprobo Ramiro Marra también dice pretender ayudar a su amigo Javier Milei enfrentando a la lista que armó la hermanísima. Un coincidencia (¿otra’?) con el macrismo.
Así las cosas y más allá del resultado final, es inocultable que se está ante la conformación de una nueva geografía en la que hay tantos accidentes, que algunos dicen que podría quedar muy poco si no se consolidan algunos planes del gobierno nacional. Ya, obviamente, no es PASO a PASO, sino día a día. Y la ingeniería electoral es rica en historias en las que muchos magos de la política terminaron convirtiéndose en aprendices de brujo.